Hace ya muchos escribí en este blog Aculco, lo que fue y lo que es un texto acerca del Portal de las Carnicerías, que se extiende en el costado oriente de la Plaza de la Constitución con una arquería de cantera gemela a la de su vecino, el mucho más antiguo Portal de la Primavera. Creo que es un buen momento para hablar nuevamente de ese sitio para consignar alguna información novedosa, así como para presentar varias fotografías que no había mostrado antes en esta página.
Hay que señalar primero que el sitio donde se levanta este portal y las accesorias comerciales que se abren a él fue durante siglos un espacio libre construcciones que formaba parte de la misma plaza. Los altos muros del atrio de la parroquia daban directamente sobre ésta, mostrando su característico perfil de arcos invertidos. Mientras que al otro lado de la escalinata que sube al atrio del templo se construyó desde la década de 1870 el hermoso Portal de la Primavera, de este lado el sitio permaneció libre hasta los años de 1930, cuando se edificaron una serie de locales comerciales que constaban una planta baja y un tapanco, de aspecto ciertamente tradicional, pero más bien pobre. Posiblemente se pensó desde el principio construir frente a ellos un portal, pero lo cierto es que en sus primeros años tuvo apenas unos tejadillos construidos por algunos de sus propietarios que no alcanzaban a cubrir todo su frente. Ya en la década de 1940 el portal quedó completo, sin que eso diera realmente unidad al edificio debido al distinto tamaño de los vanos, las dimensiones distintas de los pilares que sostenían el tejado y las cubiertas desiguales de los locales, algunas de ellas planas y otras de teja.
Un detalle interesante es que el Ayuntamiento, al vender el terreno para la construcción de esta serie de accesorias, determinó que se utilizaran exclusivamente para el comercio de carne. De ahí le vino el nombre que conserva todavía hoy, a pesar de que ninguno de los actuales locales se dedica a ese giro: el Portal de las Carnicerías.
Precisamente en los años cuarenta del sigo XX, el doctor Enrique Rojas López -el primer médico en Aculco- consignó en su tesis profesional algunos detalles interesantes sobre la manera en que se llevaba el comercio de carne en el pueblo:
La carne la toman a principio de la semana, pues matan el sábado para vender la carne el domingo que es el día de plaza [...]. Los rastros no existen, sino que varias personas según su situación económica, matan sus animales para vender la carne. Generalmente son cuatro las personas que se dedican a la matanza cada ocho días. Los animales son sacrificados en los corrales o patios traseros de las casas donde los desollan y lavan. Las carnicerías anunciadas con una bandera roja son establecimientos de cuya higiene carecen, tanto éstos como los dependientes. Otra manera de vender la carne es en mesas de madera, algunas forradas con lámina, en las que se adapta un marco sobre el que pende la carne, completamente al aire libre y a merced de las moscas y contaminaciones (Dr. Enrique Rojas López, "Informe general sobre la exploración sanitaria del municipio de Aculco, Méx.", 1943).
Aunque al comentario crítico del Dr. Rojas no le falta razón, lo cierto es que el comercio de carne en esos tiempos se efectuaba en las mismas condiciones sanitarias deficientes en casi cualquier parte del país.
Originalmente existieron en el Portal de las Carnicerías seis locales que, de de norte a sur, pertenecían respectivamente a don Alfonso de la Cueva, don Hesiquio Morales, don Julián Espinosa, don Antonio Espinosa, don Modesto Uribe y don Marciano Alcántara. Don Alfonso, con su ayudante apodado "El Yaqui", solía vender carne de borrego y puerco. Don Marciano vendía carne de cerdo (que mataba en la casa número 4 de la calle Juárez) y vendía su manteca. Los sábados preparaba chicharrones y el domingo sus clientes colocaban platones en fila frente a su local para apartar este platillo. Don Modesto solía matar una res cada semana para vender en su local. Un empleado suyo, José "el Diablo", de Gunyó, preparaba chicharrones de res. Don Antonio comerciaba con carne de borrego, puerco y de vez en cuando también res.
En 1974, con la ejecución del programa Echeverría de Remodelación de Pueblos, el Portal de las Carnicerías resultó muy modificado: los locales se igualaron en su arquitectura y las dimensiones de sus vanos, se derribó el rodete con un fresno que levantaba al frente, se demolieron las dos accesorias que colindaban con la escalinata del atrio con el objetivo de ampliarla y, sobre todo, se construyó un nuevo portal de cuatro arcos de cantera que copió las formas del Portal de la Primavera.
Recuerdo muy remotamente haber visto todavía en uso como carnicerías los locales de los Espinosa, en la década de 1970. En 1978, con la construcción del nuevo Mercado Municipal, se desplazó hacia allá el comercio de carne y los locales fueron destinados a otros usos: queserías, pollos rostizados, una caja de crédito y más recientemente la Churrería Porfirio. Con todo, su nombre de Portal de las Carnicerías se mantuvo y se mantiene como recuerdo de su origen.
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