martes, 10 de febrero de 2009

Pinturas murales de Ernesto Icaza I

Como ofrecimos en nuestro anterior post, comenzamos ahora una pequeña serie dedicada a las pinturas murales de Ernesto Icaza en la hacienda de Cofradía. Para comenzar, debemos remitir a nuestros lectores a los dos estudios que se han hecho sobre estas obras: Pinturas murales de Ernesto Icaza, de Xavier Moyssén, publicado en el número 34 de los Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas y disponible para su consulta en línea, así como Ernesto Icaza, el charro pintor, de Luis Ortiz Macedo, editado en la colección "circulo de arte" del CONACULTA. Lamentablemente, el libro de Ortiz Macedo presenta las obras en un formato muy pequeño, mientras el texto de Moyssén las incluye en blanco y negro y, en el caso de ambas, se reproducen incompletas.

Mural 1

Este mural es quizá el más importante e interesante de todos, no sólo por sus dimensiones y por la cantidad de personajes montados que aparecen retratados en él (14), sino por la calidad y detalle con los que Icaza lo pintó la escena. En realidad, se trata de cinco escenas de distintos momentos relacionados con la faena del herradero, ubicadas en distintos planos dentro de un mismo corral. De izquierda a derecha, se observa en primer lugar a un jinete coleando un toro, auxiliado por otros dos vaqueros, enseguida, parecen dos vaqueros arreando un toro, uno de ellos al galope, y uno más intentando azuzarlo con su sombrero, mientras un cuarto hombre a pie corre a protegerse tras un burladero. En primer plano, la tercera escena muestra el momento en el que los vaqueros derriban un toro, mientras, a la derecha y un poco retrasada, la cuarta escena presenta el momento justo en el que un vaquero impone el fierro de marcar en la paleta del animal. En el extremo de la obra, un jinete sobre una mula lanza su lazo hacia un toro que aparentemente escapa libre, tras ejecutarse la faena.



Este mural aparece completo en el libro de Ortiz Macedo, como se puede advertir en la foto superior. No así en el de Moyssén, en el que sólo aparecen completas las escenas 2, 3 y 4, como se observa en la siguiente foto.



Es difícil apreciar verdaderamente la escena en su conjunto en estas malas fotografías. Por ello, resultará interesante concentrarnos en algunos de los detalles capturados en las siguientes fotografías, cortesía del Dr. Jorge Girault.

El personaje más cercano al observador este vaquero, jinete en un caballo tordillo de hermosa estampa. Aparece montado con aplomo, llevando correctamente en su mano izquierda la rienda y la reata, mientras en la derecha lleva la lazada. La silla es de esqueleto, de fuste buchón con enreatados blancos (que tanto le gustaban a Icaza). El charro no porta chaparreras, sino un traje azul-grisáceo de tapabalazo de gamuza, sin aletón. El bigote gris indica que es un hombre ya entrado en años, posiblemente el caporal que dirige toda la faena.

En este detalle, dos charros estiran con sus reatas a cabeza de silla a un toro lazado por la cabeza y las manos, mientras un tercero a pie lo hierra con la marca de la hacienda. Los jinetes montan sendos caballos colorados, el primero con una silla de cantinas, fuste "Zaldívar" (cuya invención se atribuye al propio Ernesto Icaza) Y enreatados blancos. Este charro porta chaparreras y un sombrero de fieltro. El orto jinete, que se ve de espaldas, lleva también chaparreras, sombrero de palma y chaqueta de gamuza.


Este detalle es un complemento de la escena anterior, y muestra al charro que estira a cabeza de silla al toro lazado por las patas. Monta un caballo alazán, lucero, unalbo bajo trasero de la mala, ensillado con una silla de esqueleto sin sudaderas y con fuste de cabeza de bola.

Según la tradición oral, al ejecutar estos murales Icaza retrató a la gente que en efecto trabajaba en la hacienda de Cofradía por aquellos años. Ciertamente, algunos de los personajes muestran rasgos característicos que podrían identificarlos con personas reales. Uno de estos personajes, el más enigmático, es la mujer que asoma a puerta de corral. Vestida con falda de montar de gamuza, rebozo azul en bandolera y sombrero femenino, monta un caballo ya de color indeterminado por lo desvaído, extrañamente adornado con moños en la cabezada, el pechopretal y aún en el fuete que lleva la mujer en la enguantada diestra, mano con la que también sostiene la rienda. ¿Quién es ella? ¿Qué hace tan cercana a una faena peligrosa? Preguntas quizá imposibles de responder.