viernes, 18 de marzo de 2016

Cuando había cine en Aculco...

¿Cuántos años hará que el viejo Teatro Municipal de la calle del Pípila dejó de ser usado como sala cinematográfica?¿cuarenta, quizá cincuenta? No sabría decirlo y sinceramente sólo ahora -que en el marco del Festival Cultural de Tierra Adentro se ha programado nuevamente la proyección de películas en ese sitio- me he dado cuenta de que nunca antes me había pasado por la cabeza escribir algo sobre aquello, de cuando había cine en Aculco.

Tengo entendido que la compañía itinerante que por los años de 1950 llevó el cine a Aculco llevaba el nombre de "Atlas" y pertenecía (o por lo menos era dirigida en esta zona) a don Benjamín Monroy, oriundo según me han referido del vecino pueblo de Amealco, pariente de don Vicente Mendoza, presidente de nuestro municipio en varias ocasiones por aquella misma época. El cinematógrafo -un aparato enorme que se colocaba a nivel de piso, no en lo alto- era operado por don Margarito Ruiz Martínez, originario de Atlacomulco que terminó por asentarse en Aculco (se casó con María de Jesús Herrera Garrido, hija de don Antonio Herrera).

La empresa proyectaba sus películas -muchas de Jorge Negrete y Pedro Infante- los lunes a las 8 de la noche, en una única función semanal. Cada asiento costaba 50 centavos. Los carteles de las películas se colocaban con anticipación en una tabla en la pared del Portal de la Primavera y la publicidad se complementaba con una camioneta que recorría el pueblo y sus cercanías con un altavoz anunciando la película en turno y anticipando, si era el caso, "¡habrá balazos!". Tras la camioneta le gustaba correr a Napo, el entrañable Pitajá.

El salón, no demasiado grande por cierto, se llenaba a reventar. Para todos era un momento de gran emoción. Algunos niños trepaban a la azotea de la vecina escuela Venustiano Carranza (a la que estába anexo el teatro y a la que servía como salón de actos) para poder ver las escenas a través de las ventanas. Como mi abuelo era director de este plantel, se le nombraba interventor municipal para vigilar el desarrollo de la función y fiscalizar la venta de boletos para el pago de impuestos locales. En retribución por esa labor recibía dos boletos, de los que a veces cedía uno a mi padre, entonces muy joven, quien así pudo ver desde su butaca privilegiada las películas más emblemáticas del cine mexicano de la Época de Oro. Aquello no era ciertamente Cinema Paradiso, pero algo se le parecía.

Tiempo después otra compañía itinerante, el "Cine México", empezó a hacer competencia al "Cine Atlas". Las funciones se duplicaron y entonces era posible ir al cine en Aculco los lunes y los jueves. Pero pocos años más tarde esta actividad comenzó a decaer irremisiblemente ante el avance de la televisión. Según parece, cuando las compañías se retiraron de nuestro pueblo, don Margarito siguió presentando funciones por cuenta propia. Tuvo que enfrentar incluso la incomprensión de las autoridades municipales que dejaron de permitirle utilizar el Teatro Municipal y se vio obligado a trasladarse a Arroyozarco, donde ocupaba como sala el antiguo edificio del Despacho. No tardarían mucho en cancelarse también las funciones allá.

Pero todavía a fines de la década de 1970, en la feria de septiembre, solían instalarse en la plaza de la Constitución carpas en las que se proyectaban películas. Tengo el lejano recuerdo de haberme colado de niño a una de esas funciones, en la que se exhibía un filme de terror. Naturalmente sólo permanecí unos pocos segundos ahí dentro antes de escapar corriendo, muy asustado.

En fin, ahora que muchos de ustedes tendrán la oportunidad de disfrutar de las películas que se proyecten en el viejo teatro, al momento en que las luces se apaguen, recuerden a aquellas generaciones de aculquenses que muchos años atrás estuvieron ahí viendo cine, sus padres, sus abuelos, sus bisabuelos. Por un momento, quizá, podrán compartir aquella misma emoción de antaño con la que ellos miraban la pantalla.

POST SCRIPTUM: Me comenta mi primo Octavio que todavía a fines de la década de 1990 siguió habiendo funciones de cine, aunque con películas mexicanas de poca calidad.