viernes, 9 de octubre de 2009

El arco de entrada a Aculco



¿Qué puedo decir del nuevo arco de entrada que, desde hace pocos meses, recibe al visitante en el entronque del camino que lleva de Aculco a la carretera Panamericana? En primer lugar, que sinceramente esperaba algo peor. Y no simplemente por el pesimismo que habitualmente rezuma este blog (pesimismo no gratuito, sino apoyado en experiencias anteriores), sino por los comentarios que habíamos recibido sobre él antes de conocerlo.

Personalmente no me gusta que se edifiquen arcos en los accesos a un poblado. Me parecen una mala imitación de los arcos auténticos que existieron en algunas (pocas) ciudades mexicanas, pero realizados casi siempre con pobreza compositiva, de materiales y de ideas. Parecen en su mayoría inspirados más en las garitas de acceso que tienen algunos fraccionamientos que en verdaderas puertas urbanas. Además, dadas las condiciones de desorden urbano que prevalecen en el país, ocurre con demasiada frecuencia que estos arcos se ven en pocos años rodeados de construcciones nuevas perdiéndose su sentido de puerta de acceso a un poblado, e incluso transformándose en estorbo, como sucedió por ejemplo con los de Tequisquiapan. Y en muchas ocasiones terminan en adorno de una glorieta, cuando las condiciones de tránsito obligan a ensanchar las vías en las que se construyen. Pero, repito, esta es sólo mi opinión personal, forjada, eso sí, después de ver decenas de arcos lamentables en todo el país.

Al arco de Aculco sin duda lo clasificaría entre los mejores que he visto, entre los de factura reciente. No se observa en él la triste pobreza material -concreto mal armado, ladrillo aparente, pintura abundante con letreros inmensos, varillas asomando- que tantos otros arcos muestran. Por el contrario, chapeado en cantera y con letras metálicas parece que no se escatimó en gastos para construirlo.

Su composición recuerda la de un arco triunfal romano, con un paso central para vehículos y dos pasos laterales para peatones. Incluso, eleva dos tarjas rehundidas sobre estos últimos, como para recibir inscripciones o relieves, que refuerzan la semejanza. Mientras que los arcos laterales son de medio punto, el central, del doble de altura, es un arco elíptico que lamentablemente muestra deficiencias en su trazo. El remate consiste en una moldura que se curva repetidamente y forma una serie de róleos de carácter barroco.

Sobre el arco, en su parte central, se observa una moldura circular que encierra el glifo de Aculco que, como explicaremos algún día, no debería ser usado como escudo municipal ya que no se trata del glifo que efectivamente fue utilizado para designar a nuestro pueblo en los códices y en la escultura prehispánica. A los lados del relieve, sendas leyendas en letras metálicas informan que fue la obra fue edificada por el "H. Ayuntamiento Constitucional 2006-2009" e informan "Aculco, Pueblo con Encanto del Bicentenario 1810-2010".

Superior, pues, a otras realizaciones de dicho Ayuntamiento, no podemos decir que carezca de defectos. Y esto resulta todavía más triste dado que, con un poco, muy poco más de cuidado, la obra habría resultado mucho más armónica. Por ejemplo, obsérvese la extremada delgadez a que se reducen los muros que soportan los pilones laterales debido a los vanos que permiten el paso de peatones. Nótese también que no se ha dejado casi un acotamiento entre las bases del arco y la carretera, exponiendo así a los automovilistas a sufrir un accidente. Véase también, como ya lo hemos apuntado antes, lo deficiente del trazo del arco, que parece compuesto además por secciones rectas debido al chapeado con lámina de cantera. Considérese también la poca fuerza expresiva de las demasiado delgadas molduras que adornan la obra. Apréciese además que el diseño no responde en realidad a la tradición aculquense, en la que sería inútil buscar referentes. Y, finalmente, obsérvese cómo, a pesar del caro recubrimiento de piedra, el efecto de falsedad es evidente ya que los arcos no están formados por dovelas, como sería natural.

Como remate, las deficiencias en la ejecución de la obra se muestran ya en forma de humedad en la parte superior.

Pese a todo, el conjunto resulta agradable a la vista. Como reclamo turístico -que es el fin para el que se construyó- el Arco de Aculco será seguramente efectivo. Cabe quizá sólo preguntarse si este tipo de obras son más necesarias que la inversión en conservación o restauración de otras edificaciones del pueblo que son parte ireemplazable de lo que realmente le da a Aculco valor turístico, histórico y artístico (el Puente Colorado, el Puente Blanco, la Cruz Verde), y que están abandonadas por el Ayuntamiento. O quizá si esta obra podría haber sido construida con un fin complementario, por ejemplo, como garita de vigilancia, brindando así un servicio adicional muy importante para la población.