sábado, 29 de abril de 2023

La muy mala "restauración" de una casa: Plaza de la Constitución no. 7

Hace algunas semanas critiqué en estas mismas páginas el inicio de ciertas obras en la casa de la esquina de la avenida Manuel del Mazo y Plaza de la Constitución, conocida antiguamente como Casa del Volcán, por el nombre de la tienda que existió en sus accesorias, "El Volcán de Orizaba". Las obras, realizadas en la segunda planta de este inmueble catalogado como monumento histórico por el INAH, afectaban la segunda planta del edificio, así como la fachada posterior que da hacia el sur, a la calle de Allende. Esta intervención se advertía desde el comienzo como impropia: en las fotografías que me enviaron en aquellos días, se observaba, tras el retiro de toda la cubierta de viga y teja, la colocación sobre el muro de una pesada cadena de varilla y concreto, así como la completa destrucción de la fachada sur.

El INAH realizó una visita de inspección el jueves 23 de febrero. No conozco con detalle los resultados de ella, pero fue evidente que se intentó rectificar algunos de estos entuertos: la cadena de cemento y varilla fue retirada y se reemplazó con un recrecimiento más adecuado de piedra blanca, y la fachada demolida se reconstruyó en con sillares de piedra blanca, aunque con técnica moderna, confinada con castillos y trabes de concreto y aplanada con cemento. Ahora mismo se han colocado ya la nuevas vigas de madera de la cubierta y seguramente en los próximos días se procedará a restituir el tejado, esperemos que con las tejas antiguas.

Sin embargo, el resultado de las modificaciones llevadas a cabo en esta casa dista mucho de ser correcto desde el punto de vista de la restauración arquitectónica. Más aún, tratándose de un edificio histórico catalogado. Para empezar, nada a mi parecer justificaba la demolición de su fachada sur. Me dicen que el propietario argumentó que existía algún daño en la estructura, pero para mí no había evidencias de tal problema, por lo menos al exterior. Fue más bien el deseo de ampliar los accesos de la planta baja y extender la planta alta, creo yo, los que llevaron a que se destruyera esta parte original del edificio. Además, el balcón que existió en este sitio fue reconstruido con dimensiones y ubicación distintas al original. Vaya, que ni siquiera su repisón de cantera antiguo se intentó recuperar y el que luce ahora es completamente nuevo.

Por otra parte, el recrecimiento de los muros de la planta alta, que seguramente se realizó para que este espacio fuera más aprovechable, extrañamente se hizo alterando la geometría de la cubierta a dos aguas, de manera que ahora el tejado en su falda oriente tiene menor pendiente que en su fachada opuesta, cuando antes tenían la misma. Así, el muro que antes formaba un hastial simétrico hacia la Plaza de la Constitución, es ahora asimétrico. En el lado opuesto, hacia la calle de Allende, el hastial de hecho perdió prácticamente su forma triangular.

Pero todavía may más: adosado al costado poniente de esta segunda planta, en lo que fue el patio y ahora es un apretado y caótico conjunto de construcciones modernas, se construyó una estructura de concreto quizá con el fin de una nueva escalera para acceder a la segunda planta. Se trata de un agregado desproporcionado que asoma hacia la plaza y altera definitivamente los niveles de construcción. Sospecho que pronto lo veremos además coronado con un tinaco, para mayor daño estético al propio inmueble y al entorno.

Por todo lo anterior -y por más que las obras se hallan realizado bajo permisos municipales y con licencia del INAH, como seguramente se hicieron-, considero que han sido mucho más dañinas que benéficas para el inmueble. Éste ha perdido parte de su originalidad, se ha alterado su perfil original y con ello ha disminuido su valor histórico. Esta obra es así una mancha más al ya muy manchado patrimonio arquitectónico de Aculco y un muy mal ejemplo de intervención en una casa antigua

Por cierto, un detalle que yo ya daba por perdido, pero que afortunadamente fue recolocado en su sitio, es la placa antigua con el nombre de la calle de Allende. Esta señalética en cantera data del siglo XIX y es parte del patrimonio de Aculco, pero en muchos casos no ha sido respetado. Así ocurrió, por ejemplo, cuando hace unos años se demolió la barda de la esquina de la calle de Riva Palacio con Abasolo.

martes, 4 de abril de 2023

Aculco en el "Atlas de los quesos mexicanos genuinos"

En 2014, el Colegio de Postgraduados de la Universidad Autónoma de Chapingo publicó el Atlas de los quesos mexicanos genuinos. Se trata de una obra colectiva de Abraham Villegas de Gante, Fernando Cervantes Escoto, Alfredo Cesín Vargas, Angélica Espinosa Ortega, Arturo Hernández Montes, Armando Santos Moreno y Ángel Roberto Martínez Campos realizada con enfoque científico (de hecho fue arbitrada por pares académicos), pero su edición fue más allá al darle un diseño atractivo e incluir fotografías que ilustran la producción de los quesos mexicanos y el medio del que proviene cada variedad. Dada la fama que tiene nuestro pueblo en la producción quesera, naturalmente no podía quedar fuera de un libro de este tipo.

Pero, para empezar, ¿a qué se refieren los autores con el término "queso genuino"? Lo responden en las primeras páginas de la obra: Un queso genuino artesanal incorpora elementos vinculados a diferentes recursos que se pueden encontrar en el territorio donde se produce, como los siguientes:

• Un saber-hacer tradicional, patrimonializado en el sentido de que se transmite dentro de una comunidad “localizada”. Este saber-hacer puede generar propiedades organolépticas (es decir, percepctibles por los sentidos) específicas.

• Una reputación vinculada a una región reconocida como productora de un queso particular, con determinada calidad (sensorial y/o identitaria), la cual torna intransferible al saber-hacer, territorializándolo.

• Una calidad de leche y de microflora láctica vinculada con los recursos naturales y con un saber-hacer ganadero. En conjunto con esas prácticas se origina una serie de otros bienes que tienen características patrimoniales: paisajes, cultura, organización social, etcétera.

• Una cultura de producción y uso del queso. Saberes relacionales que permiten el buen funcionamiento de la cadena productiva.

Dos fueron los quesos de Aculco elegidos por los autores para incluirlos como quesos genuinos en el atlas: el queso tipo oaxaca y el queso molido. Aunque incluyeron también el queso ranchero, lo hicieron con la variedad que se produce en Jilotepec. Les comparto aquí las páginas que hablan de estos productos.

 

QUESO TIPO OAXACA DE ACULCO, ESTADO DE MÉXICO

Como vemos aquí, la conclusión sobre el queso tipo Oaxaca de Aculco no es muy halagadora: "Este producto no es completamente artesanal y sí muy heterogéneo en su elaboración. Entre queserías y al interior de cada una existe variabilidad en el proceso, como por ejemplo en lo que respecta a la materia prima, al no exigir las características adecuadas de la leche, la cual generalmente presenta adulteraciones, lo que provoca que haya variación en la concentración de los sólidos útiles (proteína y grasa). Esto contribuye también a obtener características diferentes en cada proceso".

Vayamos ahora al queso molido de Aculco.

 

QUESO MOLIDO DE ACULCO, ESTADO DE MÉXICO

Las conclusiones aquí son mucho mejores: "El queso molido es un producto artesanal por su proceso; se elabora en una zona específica, es decir, es típico de la comunidad de Aculco. Se produce en baja escala, lo que contrasta con otros de mayor demanda. No obstante lo anterior, el queso molido es un producto reconocido y valorado por su proceso, vínculo con el territorio, y características fisicoquímicas y sensoriales; esto lo convierten en un producto con potencial de diferenciación y con ciertas ventajas en el mercado".

Para quien quiera conocer completo el Atlas de los quesos mexicanos genuinos, lo puede descargar desde esta liga.<>