jueves, 31 de marzo de 2011

La (casi) desaparecida Casa del Diezmo


La esquina de la Casa del Diezmo en la actualidad, en Google Street View.


La construcción que se ubica en la esquina noreste del cruce de las calles de Morelos y Matamoros, desde que recuerdo, nunca llamó la atención. Sus fachadas de piedra blanca de Aculco y un solo nivel de altura mostraban unos cuantos vanos angostos -varios de ellos tapiados- y sus planos se continuaban con los inmuebles vecinos sin interrupción, por lo que resultaba difícil precisar dónde empezaba y dónde acababa su solar. Ni siquiera la mampostería de de estos muros aparentaba ser demasiado antigua, quizá a causa del rajueleado aplicado en épocas recientes. Y si por fuera por lo menos mantenía en pie sus paredes, por dentro parece ser que casi nada antiguo subsistía ya.

Pese a esta sencíllísima apariencia, al pasar junto a ella no podía evitar el detener la mirada un momento, tratando de interrogar a sus piedras y hallar, siempre sin lograrlo, algo que la relacionara con su hermoso y tradicional nombre de "Casa del Diezmo".


La apertura de esta accesoria significó el ensanchamiento de un vano antiguo y la colocación de una trabe de concreto como dintel.


En efecto, en este sitio se encontraban los almacenes en que la Iglesia colectaba y guardaba las semillas que los vecinos de la jurisdicción parroquial de Aculco entregaban como diezmo, un impuesto que consistía en la décima parte de los frutos de la agricultura o de la ganadería obtenidos cada año, que servía para el mantenimiento del convento, el templo, los frailes y los ministros de cada población. Sin embargo, en la Nueva España el diezmo era cobrado directamente por los funcionarios civiles de la Corona, pues era ésta la encargada directamente de erigir, dotar y mantener las iglesias y parroquias.


Uno de los vanos antiguos que subsisten en el muro de la calle de Morelos.


Como siempre ocurre, más que para los pobres, este impuesto era molesto para los grandes propietarios, por lo que a partir de la independencia se esforzaron por erradicarlo, lo que finalmente lograron al derogar su obligatoriedad con las Leyes de Reforma. Permanece sin embargo hasta la fecha como uno de los mandamientos de la Iglesia, el quinto: "Ayudar a la Iglesia en sus necesidades, ofreciendo el diezmo anual", aunque naturalmente no es ya de un 10%, sino lo equivalente a un día de trabajo.


Campana mayor de la parroquia de Aculco.


Cuenta la tradición que la aculquense Casa del Diezmo sirvió, a fines del siglo XVIII, para fundir la campana mayor del templo, bautizada como "Nuestra Señora de los Dolores", en 1788.


También junto a la calle de Morelos, junto al Hotel Chávez, sobrevive un vano tapiado de la antigua Casa del Diezmo.


Por lo menos hasta 1918 la Casa del Diezmo (que por obvias razones también era conocida como la Troje del Diezmo) permaneció en manos de la parroquia de Aculco, pero debe haberse convertido en propiedad particular pocos años después, quizá a consecuencia de la persecución de 1926-1929. Los inventarios levantados en aquel año señalan un magro ajuar y ninguna existencia de semillas u otros productos:

TROJE DEL DIEZMO.
1 Saranda para cernir maíz.
Varias tablas.
1 Mesa, rinconera.
1 Crucifijo, tamaño de una vara.
2 Percheros madera.


El antiguo inmueble debe haber decaído después ya que, como mencioné líneas arriba, mostraba ya desde hace casi cuatro décadas muy pocas huellas de su antigüedad y función original. Pero aún esos pocos restos han ido desapareciendo en los últimos años, al construirse accesorias con grandes entradas que mutilaron sus vanos originales, y una planta alta que abre sus ventanas a la calle de Morelos. Con ello, lo mejor que restaba de la Casa del Diezmo, sus gruesos muros de piedra blanca, han perdido ya mucho de su original dignidad.


En los últimos años, la Casa del Diezmo no ha dejado de transformarse. Obsérvese la nueva planta alta y el vano tapiado que existe entre las accesorias, sobre el que se empotró la placa con el número "14B".

martes, 22 de marzo de 2011

Las estaciones del Viacrucis


Una de las estaciones del muro norte del atrio.


El visitante atento seguramente habrá advertido que, adosados a los muros interiores del atrio de la parroquia de Aculco, existe una serie de nichos que albergan una cruz en su interior. Aunque no falta quien los haya creído vestigios del cementerio que existió en este lugar hasta la década de 1950, se trata en realidad de las estaciones del Via crucis, es decir, representan los catorce momentos significativos que la tradición cristiana señala en el camino de Jesús desde su aprehensión hasta que fue sepultado:


Dos estaciones y el muro atrial en esta fotografía tomada desde la torre del templo en la década de 1940.


Primera Estación: Jesús es condenado a muerte.
Segunda Estación: Jesús carga con la cruz.
Tercera Estación: Jesús cae por primera vez.
Cuarta Estación: Jesús encuentra a su madre.
Quinta Estación: Jesús es ayudado por Simón el Cirineo a llevar la cruz.
Sexta Estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús.
Séptima Estación: Jesús cae por segunda vez.
Octava Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
Novena Estación: Jesús cae por tercera vez.
Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras.
Undécima Estación: Jesús es clavado en la cruz.
Duodécima Estación: Jesús muere en la cruz.
Decimotercera Estación: Jesús es bajado de la cruz y puesto en brazos de María, su madre.
Decimocuarta Estación: Jesús es sepultado.



Una de las estaciones originales.


Los monumentos que señalan las estaciones en el atrio aculquense son sumamente sencillos: están formados por un nicho practicado en el muro, reforzado por un enmarcamiento de madera, que alberga una cruz de cantera rosa apoyada en una larga peana del mismo material, en la que destaca por su tamaño y mayor ornamentación la "tablilla" del INRI. Sobrepuesto al muro y más amplio que el nicho, un marco de cantera blanca aplanada con cierre curvo, que se prolonga hasta el piso a través de una especie de pedestal-guardamalleta, produce un efecto de abocinamiento. Por su falta de ornamentación siempre he creído que son posteriores a la etapa barroca y que datan del siglo XIX, si bien la traza de los mencionados pedestales mixtilíneos podría indicar, quizá, una fecha anterior.


Estación de reciente factura, una de las construidas para completar las catorce.


Actualmente son visibles doce estaciones del Via crucis. Dos más, que se encontraban junto al muro de la antigua capilla de la Tercera Orden, quizá subsisten aún, ocultas por las buganvilias que fueron plantadas en 1974 junto a ese muro. De la docena que se puede contemplar no todas son originales, pues hace ya varios años se quiso completar su número y fueron construidas varias nuevas estaciones siguiendo con detalle el modelo de las antiguas. Se puede distinguir unas de otras por la calidad de los acabados y por la ausencia del enmarcamiento de madera en las más recientes.


Estaciones que se encontraban adosadas a lo que fue la fachada de la capilla de la Tercera Orden, actualmente perdidas.


ACTUALIZACIÓN 24 de octubre de 2011: Las mismas estaciones que estuvieron adosadas a la capilla de la Tercera Orden, en un dibujo de 1838.

Es de advertirse que en los sitios en que fueron construidas las nuevas estaciones no existían vestigios de la existencia de otras anteriores, lo que muestra cierta irregularidad en la disposición de las originales y que su número posiblemente, era de diez y no de catorce, como cabría esperar. Se puede aventurar una hipótesis para explicar ambas situaciones: quizá las capillas posas que se encuentran en los cuatro ángulos del atrio servían también como estaciones (con lo que quedaría completa la catorcena) y el mayor o menor número de monumentos colocados entre las posas respondería a la intención de adjudicar, a cada una, cierta estación de especial importancia o significado. Las estaciones se distribuían de acuerdo con el carácter procesional del atrio, de manera contraria a las manecillas del reloj; de tal manera, siguiendo nuestra idea, la estación de la capilla posa noreste pudo estar dedicada a la primera caída, la noroeste a la segunda caída, la suroeste a la tercera caída y la cuarta a la muerte de Jesús en la cruz. Es sólo una hipótesis que deberá demostrarse al analizar viejas fotografías y determinar cuál era en realidad el número original y disposición de las estaciones del atrio parroquial de San Jerónimo Aculco.


Esta fotografía muestra las dos últimas estaciones del Via crucis, que son las que muestran una disposición más irregular -se hallan casi contiguas- y sus características constructivas difieren ligeramente del resto, lo que parece explicarse por las remodelaciones y variaciones del nivel del piso.


ACTUALIZACIÓN 24 de octubre de 2011: La misma estación de la fotografía anterior, en este detalle de un dibujo de 1838.

 

miércoles, 16 de marzo de 2011

El Molino de Arroyozarco como locación cinematográfica


Cartel de la película "Eva y Darío".


Hacia el año de 1973, el Molino de Arroyozarco -que albergó en las segunda mitad del siglo XIX la fábrica textil "El Progreso" productora de casimires y otros productos de lana- se hallaba en un lamentable estado de conservación, quizá en el momento de mayor abandono que ha llegado a tener este enorme inmueble. Por fortuna, fue entonces cuando lo adquirió su actual propietario, el Dr. Jorge Girault, quien a lo largo de los años ha venido restaurando algunas de sus secciones y deteniendo el deterioro en el resto, aún cuando la nave principal de la vieja fábrica continúa destechado hasta la fecha, como lo ha estado quizá ya por un siglo.


El área del Molino de Arroyozarco que sirvió como locación, en su estado actual.


No sabemos si antes o después de esa compraventa, pero precisamente en aquel año, el Molino sirvió como locación para una rara película titulada "Eva y Darío". El filme, totalmente prescindible, utiliza un lenguaje que va de lo realista a lo simbólico y se centra en las dificultades sexuales entre los jóvenes protagonistas. Las ruinas del Molino de Arroyozarco son el lugar de sus encuentros y el sitio en el que intentan, sin lograrlo, consumar su unión. Esta escena, que se puede ver en Youtube presionando aquí, se acerca al surrealismo al mostrar a un actor haciendo el papel de Dios, parado en el hueco de una de las ventanas, a una serpiente como símbolo del mal arrastrándose entre las piedras caídas y un par de maderos clavados en forma de cruz.








Cuatro imágenes de "Eva y Darío": la nave de la antigua fábrica, los protagonistas con el cerro de Jurica y el vaso de la presa del Molino perceptibles a través de la ventana, "Dios" en uno de los vanos y los actores en otro lugar del inmueble.


Para nosotros, el mayor valor de esta película es simplemente el documental, ya que retrata el edificio en estado prístino -antes de las restauraciones y adecuaciones del Dr. Girault- y nos permite apreciar el lamentable estado del que fue rescatado, pero también algunas pérdidas como los aplanados del interior, que quiza tuvieron decoraciones murales policromas como las que son perceptibles todavía en el exterior. Incluso, la parte inicial de la obra nos ofrece una vista general del inmueble visto desde el vaso seco de la presa que, sin duda alguna, debemos contar entre las imágenes más hermosas de lugares de nuestro municipio llevadas a la pantalla grande.


Vista general del Molino de Arroyozarco.




FICHA TÉCNICA DE "EVA Y DARÍO"
(Tomada del sitio del CONACULTA)

Tipo de producción/Type of Production
Largometraje/Feature

Año de producción/Production Year
1972

País/Country
México

Duración/Running Time
85 min.

Dirección/Director
Sergio Véjar

Guión/Screenplay
Eduardo Luján, Sergio Véjar

Fotografía/Cinematography
Rosalío Solano

Edición/Editing
Carlos Savage

Sonido/Sound
Francisco Alcayde, Ramón Moreno

Música/Music
Raúl Lavista

Dirección de arte/Art Direction
Raúl Serrano

Compañías productoras/Production Companies
Estudios Churubusco Azteca, Tucsa

Formato/Format
35 mm

Reparto/Cast
Vania Véjar, Héctor Ibarra, Joaquín Cordero, Ana Luisa Peluffo, Lilia Michel, Leticia Perdigón, Cecilia Leger, Arturo Beristáin, José Martí, Mel Vallari, Ángel Di Stefani, Norma Lazareno, Manuel Cepeda, Antonio Cordero, Rocío Palacios, Guadalupe Barrera, Lupita Vidal Pelusa, David Cordero

Locación/Location
San Juan del Río, Querétaro; Distrito Federal (Zona Rosa, Estación Insurgentes del Metro, Patinerama)


Los jóvenes Eva y Darío son novios. En unas ruinas él trata de poseer a Eva sin lograrlo por que se le aparece Dios. Ella lo rechaza y él va con una prostituta y con un médico sin resultados. Por fin encuentra a Silva. Una mujer madura que le enseña que hacer el amor es parte de la realización del ser humano. Tras esa elección busca a Eva y vuelve con ella a las ruinas. Ahora sí puede hacerle el amor.