sábado, 21 de diciembre de 2013

"Venció en Aculco, Guanajuato y Calderón"

Después de la completa derrota del ejército insurgente de Miguel Hidalgo en la Batalla de Puente de Calderón, el 17 de enero de 1811, el virrey de Nueva España Francisco Xavier Venegas concedio -cuenta el historiador Lucas Alamán- "a todos los individuos de él [ejército realista], que hubiesen merecido la aprobacion del general y de sus jefes particulares, un escudo de distinción que llevasen al lado izquierdo del pecho, en el que estaba esculpida la cifra de Fernando VII, en una tarjeta que sostenian un león y un perro, símbolos del valor y de la fidelidad, y en el contorno el lema, Venció en Aculco, Guanajuato y Calderon".

Sobre esta misma medalla el también historiador Carlos María de Bustamante agregó algunos datos interesantes: "[el virrey] mandó grabar en la casa del valenciano D. Vicente Felpeyto más de seis mil escudos para soldados y trescientos para oficiales, que se remitieron luego al ejército. Eran una cascarilla de cobre plateado en que se veían dos leones [sic] sosteniendo una lápida o tarjeta, y en la que estaba escrito en abreviatura el odioso nombre de Fernando VII".

Las palabras "esculpida" que usa Alamán y los detalles que da Bustamante hacen pensar que este escudo era ciertamente alguna clase de medalla. Sin embargo, el numismático chileno José Toribio Medina la echó en falta en las colecciones examinadas por él para su valioso libro Medallas coloniales hispano-americanas cuando se preguntó, "¿el escudo fue bordado o acuñado? Damos pues la noticia como la encontramos, ya que no hemos visto ese escudo".(1)

En realidad, los hubo tanto bordados como acuñados. Un ejemplar bordado es el que se muestra aquí, en exhibición en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec. Sobre los escudos acuñados, Carlos Pérez Maldonado en su libro Condecoraciones mexicanas y su historia proporciona, además, el dato de que los hubo en dos versiones (seguramente una para soldados y otra para oficiales, siguiendo el comentario de Bustamante), ambas de forma ovalada y sin reverso: la primera de 70 mm. por 54 mm., y la segunda de 60 mm. por 48 mm. La mayor llevaba, dentro de la cartela la cifra de Fernando VII, "F. 7" con una corona de laurel encima, mientras la segunda tiene una cartela de distinta forma adornada por una palma, el busto del Rey a la derecha y abajo la inscripción "FER VII". Arriba de todo ello, un cetro dentro de una corona de laurel.(2)

Sin embargo, Alamán mismo, más adelante en su Historia de Méjico, complica las cosas y asegura que existió en tres versiones: "escudo de oro a los jefes, de plata a los oficiales y de plaqué a la tropa" y que no se distribuyó sino al regreso del ejército realista después de la toma de Zitácuaro, en febrero de 1812.

NOTAS

(1) José Toribio Medina. Medallas coloniales hispano-americanas, Santiago de Chile, 1900, impreso en casa del autor, p. 86.

(2) Carlos Pérez Maldonado. Condecoraciones mexicanas y su historia, México, 1942, edición del autor, p. 13.