Cuando encontré esta serie de fotografías antiguas de una calle aculquense en el Fondo Castillo Ledón de la Fototeca Nacional del INAH, sentí al mismo tiempo una profunda tristeza y una enorme curiosidad. Tristeza, porque definitivamente ya no existía lo que retrató en ellas el fotógrafo Gustavo F. Solís en 1909 para documentar visualmente la ruta insurgente de Miguel Hidalgo, viajando en compañía del historiador Luis Castillo Ledón; curiosidad, porque no me recordaba ninguna de las calles de nuestro pueblo, pese a que la inconfundible silueta del Cerro del Comal (que se recorta al fondo) demostraba que esas casas perdidas habían estado alguna vez aquí.
Tardé algunos meses en resolver el enigma. La primera pista para lograrlo era, naturalmente, la orientación de la calle, de este a oeste, indicada por la posición el Cerro del Comal. La segunda, que las casas se hallaban en el lienzo norte de esa calle. La tercera, la cerca de piedras al fondo señalaba que se encontraba a orillas del pueblo hacia el poniente. La cuarta, la pendiente de la calle mostraba que debía estar en la parte alta del pueblo, hacia el sur de la parroquia.
Las únicas dos calles de la traza antigua de Aculco que cumplían con estas características eran la calle José Canal y Pípila, aunque aún me resistía a descartar todavía la calle de Morelos, pese a que no está realmente en la parte alta del poblado. Eliminé entonces José Canal ya que el lienzo norte de sus dos tramos está ocupado por las bardas del antiguo convento y un terreno en el que se edificó sólo en tiempos relativamente recientes. Entonces recordé que sobre la calle del Pípila, en el tramo que corre entre la calle Juárez y la de Matamoros, justo en la casa señalada con el número 2, existe todavía una antigua portada de cantera que tiene un perfil semejante a la que destaca en las fotografía y una cruz labrada en su clave que correspondía al que muestran las imágenes antiguas.
Tenía fotografías de esa portada y al compararlas me sentí más cerca de haber llegado a la solución del problema. Como se puede ver en las fotografías, se trata de una bonita portada con su dintel en forma de arco rebajado, adornada con una cruz entre dos floreros o palmas. A su izquierda, una inscripción dice "año de 1813", mientras al otro lado se lee "año de 1968". La primera fecha la ubicaba temporalmente en el contexto de la Guerra de Independencia (1810-1821), lo que -sin coincidir plenamente- establecía una relación con el título con el que están registradas las tomas de Solís en la fototeca: "casa en donde se alojaron las tropas de Hidalgo en Aculco". Lo que definitivamente no encajaba era la altura de la portada, mucho mayor en altura en las antiguas imágenes.
Tuve que esperar todavía algunas semanas para poder explorar el sitio y tratar de comprobar mi suposición. Como todos los lectores de este blog saben, el tramo de Pípila al que me he referido es actualmente un caos visual gracias a las construcciones modernas que le han dado diferentes alineamientos, un portalillo raquítico, alturas y texturas variadas, etc. Sin embargo, sobreviven también unos cuantos vestigios antiguos: la portada a la que nos hemos referido, una casita de teja y un tramo de barda, suficientes para intentar su interpretación.

La bella portada de cantera es el elemento central. La rebaja de su altura se puede explicar con la transformación que (posiblemente en 1968 como reza la inscripción) agregó ademas el par de castillos de concreto que la flanquean así como la marquesina que se extiende sobre ella. De hecho, si observamos la parte baja advertimos que la piedra se desplanta directamente sobre una trabe de concreto lo que demuestra que fue desmontada y vuelta a armar. Las marcas de un tejado desaparecido en el muro izquierdo confirman que en el pasado esta pared tuvo mayor altura y coinciden con lo que aparece en las fotografías de 1909.
Fotografiado el lienzo de norte de esta calle con un ángulo parecido al que captó Solís, otras coincidencias afloran, pese a lo esperado por las grandes transformaciones que ha sufrido el sitio. De hecho, a la izquierda de la portada de cantera todo lo antiguo ha desaparecido. Pero el muro a la derecha es el mismo, si bien disminuido en altura, y con el vano central tapiado y el derecho ampliado. La casita de teja que sigue hacia el poniente no existía todavía en 1909. La larga barda que aparece como remate de la calle se ha fragmentado, en parte para dar lugar a esta casita de teja y a otra más moderna, pero sobrevive la esquina. Al fondo, en lugar de las cercas de piedra asoman las casas que se han levantado en los terrenos que anteriormente pertenecían al Hospital Concepción Martínez y que tuvieron que venderse para saldar las deudas de su antigua administración.
Las fotografías de Solís de 1909 mostraban una serie de casas con vestigios arquitectónicos de valor, pero en un estado de deterioro evidente en las ventanas tapiadas, las bardas dañadas y los tejados destartalados, todo lo cual debió haber contribuido para que desaparecieran o fueran modificadas en los cien años que han corrido desde entonces. Lamentablemente el estado actual de esta calle, aunque sea más sólido, no es en modo alguno más hermoso. Su valor histórico, por el que fue fotografiado a principios del siglo XX, está casi perdido, no sólo físicamente sino aún en el recuerdo de los aculquenses. Pípila es hoy sólo una calle más. La típica calle en la que el turista advierte que ha ido un poco más allá de la zona atractiva del pueblo y vuelve sobre sus pasos hacia un ambiente urbano más amable.
ACTUALIZACIÓN: 23 de noviembre de 2011
Gracias a un mensaje que nos envía Francisco Alcántara Peralta, hijo de los propietarios de la casa, puedo hacer algunas correcciones y precisiones sobre los escrito arriba:
1. La portada de cantera, en efecto, fue recortada, pero también reubicada más a la izquierda (de lo que yo no me había dado cuenta). De tal manera, el par de fotografías que pongo a continuación reflejan mejor el paralelo que existe entre la vista de 1909 y la actual del extremo este de la calle del Pípila:
2. Asimismo, la casa que sigue a la derecha del viejo zaguán sí se puede identificar con la casa que lleva el número 4, que por lo tanto sí existía ya a principios del siglo XX:
¡Gracias, Francisco! Si tienes alguna foto de la casa antes de las modificaciones o del interior, puedes enviárnosla para enriquecer este texto.