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Capilla posa
Se le denomina capilla posa a la solución arquitectónica empleada en los conjuntos-monasterio de la Nueva España en el siglo XVI consistente en cuatro edificios cuadrangulares abovedados ubicados en los extremos del atrio al exterior de los mismos. Al igual que la capilla abierta, es una solución única y una aportación del arte novohispano al arte universal dada su originalidad y los recursos plásticos y estilísticos empleados en su ornamentación. Como ejemplos paradigmaticos se conservan las de Huejotzingo y Calpan en Puebla, México, que cuentan con un programa ornamental hecho con técnica tequitqui y basada en cánones estéticos medievales y renacentistas.
Existen varias teorías acerca de su función. Se ha propuesto que, siguiendo el camino procesional, las capillas posas servían para posar o descansar el Santísimo Sacramento cuando este era sacado en procesión por el atrio; el investigador Carlos Chanfón ha sugerido una función didáctica para alojar grupos de educandos que eran catequizados ya que una función del atrio en estos conjuntos era la enseñanza no solo de la religión sino de las normas y oficios de la vida occidental. También se ha propuesto su uso y relación con los cuatro barrios que se acostumbraba asentar en los pueblos y ciudades siguiendo la traza española típica y del que cada uno de ellos estaba encargado en su limpieza y manutención. Según Antonio Rubial pudieron servir como túmulos de gobernantes indígenas. y Margarita Martinez del Sobral ha propuesto su uso como ermitas para el aislamiento temporal de los frailes.
Su origen igualmente se ha propuesto de formas diversas. Carlos Chanfón ha propuesto su inspiración en los templos y ermitas primitivos.
A esta definición, tan clara y completa poco habría que agregar, sobre todo tratándose de un blog, excepto que su construcción no se limitó al siglo XVI (aunque de esa centuria datan las más importantes desde el punto de vista histórico y artístico), sino que llegó hasta el siglo XVIII con ejemplos tan notables como los de las misiones de la Sierra Gorda de Querétaro.
En el caso del convento franciscano de Aculco, que pese a haber sido una fundación de segundo nivel pareceh haber contado con todas las dependencias usuales en los monasterios mexicanos del siglo XVI, no podían faltas estas "capillas posas" o "capillas procesionales". Según la historiadora de arte Elisa Vargas Lugo, la estructura de las posas de Aculco procedería de aquella centuria, aún cuando su decoración sólo sería ejecutada posteriormente. No sabemos si la primera parte de esa suposición es correcta, pero sí consta en documentos del archivo parroquial que las "ermitas" (como se les llamaba entonces y se les siguió llamando hasta nuestros días) fueron construidas o reconstruidas entre el 15 de febrero de 1707 y el 18 de abril de 1708, siendo fiscal (es decir, administrador de los fondos) el indígena otomí don Nicolás de los Ángeles.
Para entonces ya se había concluido la fachada principal del actual templo parroquial (terminada en 1701), y parece ser que los canteros que ejecutaron las capillas posas intentaron reproducir en ellas el barroco popular (yo prefiero llamarlo barroco tequitqui) que ostenta aquella. Sin embargo, dotados aparentemente con menores recursos técnicos y económicos, el resultado fue de una rusticidad que hoy nos parece encantadora.
De las cuatro capillas originales que debieron existir, una por cada ángulo del atrio, sobreviven tres, mientras que la cuarta es una bien realizada reconstrucción de la década de 1950. Todas ellas comparten rasgos como su estructura, formada por tres gruesos muros de piedra cubiertos por una bóveda de cañón, un arco de ingreso de cantera que coincide con el arco de la bóveda, una imposta que se prolonga hacia el interior de la capilla y un par de cortas columnas también de cantera que sostienen el arco. Al fondo, todas tienen un altar de mampostería. Las remataban antiguamente bendas cruces de piedra, de las que en 1954 quedaba solamente el pedestal y el mástil de una de ellas.
A pesar de sus semejanzas de composición y de estructura, en realidad cada una de estas capillas posas es distinta en su ornamentación. Los fustes de sus columnas, aunque de recuerdo salomónico, muestran superficies alternativamente cubiertas de relieves vegetales o de escamas. Los capiteles son distintos unos de otros, como sucedía en las arquitectura visigótica y románica. Precisamente con los estilos más primitivos del medioevo europeo podemos encontrar evidentes semejanzas con los relieves de estas capillas, pero no se trata de una relación directa, sino de una similitud de circunstancias: el bárbaro de la alta edad media que intentaba imitar la arquitectura romana obtuvo un resultado parecido al del indígena otomí que trataba de copiar los modelos renacentistas y barrocos españoles. Este fenómeno ha sido estudiado sobre todo en relación con la arquitectura mexicana del siglo XVI, denominada "tequitqui", pero estas capillas muestran que existió también un "tequitqui barroco" por lo menos hasta principios del siglo XVIII.






