lunes, 8 de septiembre de 2025

La epidemia de 1824-1825

En diciembre de 1824, una grave epidemia de "matlazáhuatl" -muy probablemente tifus- azotó al Estado de México, especialmente a los partidos de Azcapotzalco, Taxco, Tulancingo, Tula, Acapulco y Huichapan (recordemos que entonces la entidad era todavía enorme y comprendía los actuales estados de Guerrero, Morelos e Hidalgo, además de gran parte del Distrito Federal) (1). Fue una de las primeras veces en que las autoridades estatales bajo el régimen republicano y federal tuvieron que enfrentar una situación de este tipo, y para ello comenzaron por levantar una estadística de la extensión de la enfermedad, la población afectada, así como de los síntomas que se observaban en los enfermos y los remedios que se empleaban para tratarlos. De esta manera, afirmaban, el gobierno podría disponer de "los auxilios precisos". (2)

Aunque Aculco se hallaba cerca de uno de los puntos más afectados -la villa de Huichapan- parece ser que no tuvo gran impacto y en los últimos días de aquel mes la enfermedad se había "calmado". De cualquier manera, el Ayuntamiento respondió puntualmente a la solicitud de las autoridades superiores con un informe que aporta datos muy interesantes acerca de esta "enfermedad epidémica". Con el fin de recabar estos datos, las autoridades municipales encabezadas por el alcalde José Felipe de la Vega y en compañía del cura encargado de la parroquia, don Luis Hurtado, y otros particulares, hicieron personalmente un recorrido por "la orilla" del pueblo, donde al parecer sabían que había algunos casos. Hallaron en efecto tres personas afectadas por esa "enfermedad contagiosa", aunque uno de ellos, al ver la comitiva, "huyó ... con precipitación a esconderse a unas barranquilla inmediata". Las razones de este escape no eran sino una profunda desconfianza, que los funcionarios interpretaban casi como irracionalidad: "son tan contrarios a su felicidad los infelices indios ha quienes ha caído tácito este contagio, que todo bien que se les procura les parece un agravio horroroso". Del examen e interrogatorio de los infectados, además de otros que ya no lo estaban, las autoridades de Aculco recopilaron una serie de síntomas y etapas de la enfermedad:

Comienzan con escalofrío o cernimiento, después se encienden en calentura, sienten muchos dolores en los huesos de todo el cuerpo, especialmente en la cabeza y pies, se les pone el semblante pálido, la lengua en la punta el color es demasiado encendido y la lista del medio muy sarrosa, les brota una especie de sarna o sarpullido, a los tres o cuatro días sienten muchos ardores, cuando les brota, comienzan con dolor de garganta muy vehemente.

Sobre los remedios que se aplicaban a estos enfermos, continuaba el informe, los únicos eran los baños y sangrías.

Los libros sacramentales de defunciones de la parroquia podrían habernos dado algún indicio de cuál fue el efecto real de la epidemia en la población aculquense, dado que entonces no existía aún el Registro Civil. Desafortunadamente, en ese periodo no se registró en ellos la causa de la muerte de cada persona, de manera que sólo un estudio más amplio, que examine el número de defunciones mensuales y anuales por varios años, podría quizá ayudarnos a resolver ese misterio.

 

NOTAS

1. Elvia Montes de Oca Navas. La organización política del Estado de México en 1824: un año difícil, México, El Colegio Mexiquense, 2024, p.21.

2. El resto de la información y las citas directas corresponden al documento que se halla en: Archivo Histórico Municipal de Aculco, Estado de México. Fondo: Ayuntamiento. Actas de Cabildo, Volumen 1, Expediente 1, páginas 56-58.