viernes, 22 de febrero de 2019

Una casa, un patio

La casa de la esquina de Corregidora y Comonfort

Probablemente la mayoría de los lectores de este blog han puestopoca atención a la casa que se encuentra en la esquina de sureste del cruce de las calles de Corregidora y Comonfort. Es natural, pues en su exterior esta casa muestra sólo una digna y agradecible sobriedad que encaja muy bien en este lugar del pueblo, pero que no llama la atención. Con sus aleros de teja, ventanas pequeñas en la planta baja y balcones en el piso alto sin molduras ni ornatos más allá de sus sencillas rejas, la casa pasa en general desapercibida salvo para quienes nos gusta recordar cada rincón de Aculco.

Según entiendo, esta casa perteneció a don Félix Herrera (quien fue dueño también de la muy cercana casa de la panadería, en la Plazuela Hidalgo) y sigue siendo propiedad de sus descendientes. Me han dicho que la propiedad fue dividida en dos fracciones, pero desde el exterior parece matener su unidad arquitectónica. En la tienda que existió en su accesoria de la planta baja estuvo un tiempo el teléfono público, cuando dejó de ofrecerse este servicio en la tienda de El cinco de mayo. Con la proliferación de los teléfonos celulares, hoy nos suena casi a cuento que hasta hace unos 20 años todavía existiera necesidad de un teléfono público con larga distancia.

En fin, poco más que lo que ya he escrito tendría que platicarles sobre esta casa, si no hubiera visto una bella foto de su interior publicada en el marco del Festival Internacional del Camino Real de Tierra Adentro (FICTA) el año pasado. Aquí se las muestro con sus características originales, pues después la manipularé un poco para mayor claridad.

La barda y tejados más altos del lado izquierdo de la fotografía corresponden a la vieja casa de don Hesiquio Morales, de la que ya he escrito antes. El patio con corredores a más bajo nivel es el de la casa a la que me he estado refiriendo.

Pocas eran las casas aculquenses antiguas con arcos en sus corredores (poco más de media docena, incluyendo el claustro del convento), lo que la vuelve especialmente interesante. Estos arcos, de medio punto, poca altura, apoyados en gruesos pilares con un sencillo capitel, parecen ubicarse sólo en uno de los lados del patio, aunque no se puede descartar que existan otros formando un ángulo recto con estos. Un pretil bajo para poner macetas une los intercolumnios, dejando libres algunos espacios para el paso. Al fondo de uno de ellos se observa una portada de cantera que quizá perteneció a la sala de la casa.

Por los canales de piedra que desaguan su azotea (algo desalineados y a distinto nivel), se advierte que originalmente sólo existió el corredor de la planta baja. Con todo, la ampliación construida sobre él se resolvió con la sencillez y gracia habitual de la antigua arquitectura popular: una serie de pilares simples que sostienen un pequeño tejado. Si bien todos los muros de lo descrito están blanqueados, por encima del tejado asoma en hermoso contraste la mampostería de piedra blanca y tezontle al natural.

Como este encantador patio, Aculco guarda todavía muchos pequeños sitios casi desconocidos. Descubrirlos y mostrarlos es una invitación a apreciar su valor y procurar su conservación.

ACTUALIZACIÓN: Tres fotografías recientes de la casa.