
Las calles de Morelos y de Comonfort, al encontrarse, forman una sola esquina debido a la particular configuración de la plazuela Hidalgo y a que ambas calles nacen precisamente en este punto. En esa esquina se encuentra una casa antigua e interesantísima, que normalmente pasa desapercibida para el visitante e incluso para muchos de los habitantes de Aculco.

Es una casa sencilla en su ornamentación, pero con varios siglos de edad. De ello da fe su mayor gala, que es la portada de cantera de la accesoria principal, formada por un dintel monolítico con un relieve del anagrama de Jesús (IHS) y dos jambas también de una sola pieza que se desplantan sobre bases casetonadas, posiblemente del siglo XVI. Al lado de esta portada se abre otra mucho más sencilla y cronológicamente posterior que sirve de entrada a la casa.

Según se observa en una fotografía de 1909, el inmueble constaba entonces sólo de la planta baja y se encontraba por lo menos parcialmente en ruinas. Años después pasaría a ser propiedad de don Hesiquio Morales, quien instaló ahí su tienda (que recuerdan todavía algunas personas mayores) y seguramente fue quien le agregó el segundo nivel que, curiosamente, se fue adaptando a las diferentes alturas de las diversas secciones de la casa y que, justamente sobre la accesoria, quedó inconcluso.
En sus fachadas, sus distintas etapas constructivas se observan claramente en la variación de alturas y características de sus vanos, hasta el punto que parece tratarse de dos o tres casas separadas. En la planta baja de la fachada principal, hacia la calle Morelos, se abren tres accesos: el de la la antigua tienda, la entrada a la casa y un tercero con su enmarcamiento cubierto con aplanados. Coincidiendo con estas entradas, se encuentran en la parte superior tres balcones totalmente distintos: el primero, sobre la tienda, a mayor altura que los otros, tiene marco y repisón moldurado de cantera y da hacia el área inconclusa; el segundo, que arranca a mucho menor altura, se encuentra sobre la entrada a la casa y se adorna sólo con un delgado repisón moldurado y una media reja con plomos (quizá del siglo XIX); el tercer balcón, con su marco y repisón labrados en piedra blanca, tiene también una media reja antigua, aunque mucho más elaborada que la del balcón anterior.
En su fachada hacia la calle de Comonfort, la bajada que conduce hacia la calle Corregidora propicia que las cuatro ventanas que iluminan la planta baja (dos de ellas más estrechas y antiguas, las otras perceptiblemente modernas pero con alféizares que copian a las primeras), se abran a bastante altura sobre el nivel descendente de la banqueta. Sólo sobre una de estas ventanas, la situada más al norte, existe una planta alta con un poético balconcillo de piedra blanca con una media reja antigua.



Varias veces entré a esta casa siendo niño, pero no son muy claros mis recuerdos de sus interiores. De cualquier manera trataré de dar una idea general: al traspasar la puerta de entrada, hay una especie de saloncito con techo de poca altura que se abre directamente con un arco al corredor. Éste, por el contrario, tiene techos muy elevados apoyados en pilares sencillos, sin adorno alguno, que dan al pequeño patio. Una escalera situada junto al saloncito de entrada permite pasar a las habitaciones supeiores de la parte frontal de la casa. En la habitación situada más al fondo, existe una escalera de madera para subir a la planta alta de aquella sección.

