sábado, 30 de abril de 2016

La Casa del Volcán... y lo que le empieza a brotar

En una de las esquinas más significativas del centro de Aculco, en la que convergen la Plaza de la Constitución y la Plaza Juárez (antes Plaza Hidalgo), y en contraesquina del Portal de la Primavera, existe una antigua casa destinada al comercio desde hace más de un siglo. El nombre con el que se le conoce, la "Casa del Volcán", se lo dio justamente una de las tiendas que existieron ahí llamada El Volcán de Orizaba, propiedad hacia 1901 de don Loreto Alcántara, de conocida y respetada familia aculquense que poseyó varios comercios en Aculco entre fines del siglo XIX y principios del XX. Don Loreto, además, fue presidente municipal de Aculco en 1905, 1908, 1912 y 1916. Este inmueble se encuentra listado en el Catálogo de Monumento Históricos del INAH con el número de clave 1500300010006.

Gracias a su excelente ubicación, existen muchas imágenes de esta casa -que lleva el númnero 7 de la Plaza de la Constitución- por lo menos desde 1838. Al observar algunos de sus detalles del edificio, sin embargo, es posible apreciar que para aquel año debió ser ya una casa vieja, quizá con más de un siglo encima. Su gran portada principal, que mira hacia la Plaza de la Constitución y alberga hoy en día una papelería, parece datar de las primeras décadas del siglo XVIII, lo que se refleja en su clave adornada al gusto barroco, el curioso almohadillado del dintel y las jambas que se alargan hasta la cornisa, dándole esa forma de H tan peculiar de la arquitectura novohispana. En algunas otras de las accesorias que se abren hacia esta misma plaza, los capialzados de las puertas que dan hacia el interior tienen forma de concha, característica también de las construcciones de esa época.

La casa tiene tres frentes. Los que dan hacia las dos plazas tienen adosados sendos portales de teja apoyados en pilares de mampostería con basas y capiteles de piedra blanca (sólo los pilares que dan hacia la Plaza de la Constitución son originales, los otros fueron derribados por un camión hace pocos años). Los portales se alzan sobre un terraplén, casi un metro sobre la calle en el punto de mayor desnivel, y conservan uno de los enlosados de piedra más antiguos e interesantes de Aculco. El tercer frente de la casa da hacia la calle de Allende y es sumamente sencillo, con sólo algunas accesorias sin adorno alguno.

Toda la casa era originalmente de una sola planta, como lo muestra el dibujo de 1838. Fue en las primeras décadas del siglo XX que se construyó a lo largo sólo del costado oriente (el que da hacia la Plaza Juárez) una planta alta con techo de teja a dos aguas, en la que se abren dos balcones en los extremos y una serie de pequeñas ventanas en su lado mayor. El interior debió ser el habitual de las casas del pueblo (un patio ajardinado y dos crujías con corredores formando una escuadra), pero no contaba con corrales, lo que limitaba su uso pues éstos eran muy útiles no sólo para criar aves y algún ganado, sino también para disponer los excrementos humanos. De cualquier manera, el uso cada vez más intensivo como comercio determinó que el patio se fuera cubriendo desde tiempo atrás con tejados.

La Casa del Volcán permaneció largas décadas sin mayores cambios en su aspecto, salvo la ampliación (no muy bien realizada) de alguna de sus accesorias hacia la Plaza Juárez. Pero hace poco tiempo, como haciendo gala de su nombre, empezaron a "brotarle", a "hacerle erupción" construcciones sobre la azotea. El primer indicio fue un deleznable cuartucho con pilares y vigas de concreto visible desde la Plaza de la Constitución. Pero ahora ya es más notable, vista desde la calle de Allende, toda una nueva construcción que parece surgir desde el patio mismo de la casa y que aparentemente ocupa todo el espacio de éste. Es decir, una nueva casa de concreto y tabicón está siendo construida en medio de la antigua casa de piedra y madera. Estoy seguro de que obra tan lastimosa no debe contar con permisos de construcción del Ayuntamiento, ni tampoco con la autorización del INAH, necesaria para una construcción que es Monumento Histórico y más aún al estar situada en un Sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Pero más allá de esta parte administrativa, lo verdaderamente lamentable es que Aculco siga perdiéndose piedra a piedra, transformándose sin sentido, sin que a nadie le importe y sin que a las autoridades se les ocurra hacer uso de las herramientas legales que tienen para impedirlo. Se les llena la boca al decir "Aculco pueblo mágico", "Aculco Patrimonio de la Humanidad", y la magia y el patrimonio se les van, como arena entre las manos...