lunes, 16 de diciembre de 2019

De las columnas de madera

Hace unos días les hablaba de las columnas de madera que se colocaron en el portalillo superior de la casa Arciniega Basurto y en una entrada anterior del blog también me referí a los soportes del mismo material del Portal de los Terreros. Decía entonces que las columnas de madera fueron abundantes antiguamente en Aculco, pero que han sobrevivido muy pocos ejemplos de ese uso. Hoy quiero mostrarles algunas fotografías de columnas de este tipo en nuestro municipio, tanto de las que existen todavía como de las que han desaparecido, así como algunos ejemplos nuevos, que también los hay.

Las columnas de madera se usaron mucho en las regiones del país en que la presencia de árboles permitía que fuera un material abundante, barato y fácilmente reemplazable. Cuando, además de todo, escaseaba la piedra de construcción, se volvían casi indispensables, pues mientras que los muros de las casas podían edificarse fácilmente con adobe, las columnas de los corredores de las casas o de los portales resultaban mucho más sólidas y resistentes -pero sobre todo más económicas- si se fabricaban con postes. Además, como en muchos otros usos arquitectónicos de México, no se puede soslayar tanto la influencia prehispánica como la española, especialmente del centro y sur de la Península Ibérica. Así, podemos encontrar que las columnas de madera fueron características en la arquitectura vernácula del Valle de Toluca, la Meseta Tarasca y los Altos de Chiapas, entre otros sitios.

En Aculco, la madera abundó hasta el primer cuarto del siglo XX, cuando concluyó la explotación intensiva del Cerro de Ñadó para producir durmientes de ferrocarril y carbón. En tiempos del Virreinato, incluso el templo de san Jerónimo estuvo techado con grandes vigas de madera que sobrevivieron hasta 1843. Por otra parte, la piedra también era abundante, de manera que ambos materiales debieron ser usados para construir columnas sin que predominara marcadamente alguno de ellos.

Los dos mejores ejemplos de columnatas de madera antiguas que sobreviven en Aculco son la de la loggia superior de la portería (o portal de peregrinos) del antiguo convento franciscano y el Portal de los Terreros. Ambos pertenecen muy probablemente al siglo XVIII, aunque naturalmente han sufrido a lo largo del tiempo reconstrucciones, restauraciones y modificaciones. Pese a ello se mantienen en muy buen estado, como obras notables de la arquitectura virreinal de nuestro pueblo.

En Arroyozarco existe otra valiosa columnata de madera, mucho menos conocida pues además no fue concebida como ornamental ni para ser contemplada desde el exterior: Se trata de los soportes cuadrangulares que dividen una troje en la planta alta del edificio conocido como El Despacho. Arrinconadas en el patio del mismo edificio, se encuentran los grandes pilares octogonales de madera que alguna vez engalanaron su patio, y que se apoyaban en grandes pedestales de tezontle rojo. El plano de 1768 del mismo edificio nos muestra la existencia aledaña de un gavillero con soportes de madera, ya desaparecido.

De los ejemplos perdidos, quedan en muchos casos apenas algunas malas fotografías. Por ejemplo, la de la balconada de la Casa del Puente que tenía soportes cuadrangulares muy esbeltos. O el que se ve al fondo del retrato de don Lucino Mondragón Buenavista, en una casa no identificada. O los del corredor interior de la Casa de los Terreros, tan parecidos a los del portal y con pedestales de cantera más interesantes todavía, destruidos en la década de 1990.

Un uso al parecer común fue el de soportes alternados de madera y piedra. Así los tenía, por ejemplo, el corredor de la Casa de la Cruz del Ojo de Agua, pero fueron poco a poco reemplazados y hoy solo queda ya uno solo de madera. Viejas fotografías permiten ver que era también el caso del portal interior de la alberca e incluso del portal de la Casa del Quisquémel, antes de que en la década de 1940 su portal fuera reemplazado por los arcos que tuvo hasta su demolición en 1974.

Quedan también, ya sin uso, algunos pedestales sueltos en varias casas de Aculco que casi con toda certeza sirvieron para sostener columnas de madera. De la antigua Casa de los Alcántara Terreros desconozco si sus altas columnas de madera seguirán existiendo, pero la remodelación que sufrió esa casa para agregarle una planta alta hace suponer que se perdieron.

¿Y los ejemplos modernos? Son pocos, pero interesantes. Está el portalillo del acceso al casino de la Plaza de Toros Garrido-Varela, del que se me ha dicho que son las columnas originales del Portal de los Terreros, opinión que no comparto. También la Quinta los Ciruelos, en Santa María Nativitas, tiene un corredor con pilarcillos de ese material. En la casa Arciniega-Basurto se colocó un par de columnas nuevas en la reciente rehabilitación, como ya reseñamos, pero en su patio interior tiene también otro par de columnas de madera modernas apoyadas en basas de cantera antiguas que provienen de otro sitio.

Como puede verse, las columnas de madera fueron un elemento presente en la arquitectura tradicional de Aculco que poco a poco se ha perdido, en parte por voluntad y en parte por la propia fragilidad del material ante la lluvia, la polilla y el abandono. Ojalá los ejemplos que subsisten sean conservados con mayor cuidado, antes de que desaparezcan por completo.

martes, 10 de diciembre de 2019

La rehabilitación del portal Arciniega Basurto: deje aquí su opinión

Al mismo tiempo que se emprendió en los últimos meses la rehabilitación del Portal de los Terreros de la que les platiqué hace algunos días, al lado opuesto de la Plaza de la Constitución se realizaba también la reconstrucción del mucho más humilde portal edificado por el Ayuntamiento 2006-2009 (que no duró en buenas condiciones ni diez años), frente a la casa que perteneció a la familia Arciniega Basurto. Antes y después de esta reconstrucción se llevaron también algunos cambios a la fachada de la propia casa con la intención de darle un aspecto más tradicional, pues siendo obra de la década de 1960 muchos de sus detalles eran más bien modernos. Como en dichos cambios tuve que ver directamente, por esta ocasión procuraré solamente presentarles el caso sin hacer una crítica ni histórica ni arquitectónica, cosa que les dejo a ustedes como lectores de mi blog.

La fachada original de esta casa era sumamente austera. Las pocas fotos que existen de ella nos muestran que tenía una sola planta con escasos y pequeños vanos. Desapareció casi por completo a principios de la década de 1960, cuando la señora Trinidad Arciniega Basurto remetió una gran sección del muro para formar una terracita, que quedó cerrada con rejas, mientras que en lo alto edificó un portalillo de teja con un pretil de tabique en aparejo palomero. Así, de la antigua fachada colonial sólo sobrevivió entonces la portadilla de piedra blanca de su acceso principal y una cruz de doble travesaño del mismo material sobre la azotea, como se puede ver en la siguiente fotografía.

En los últimos meses del 2018, con autorización del INAH, fueron retiradas las rejas de la terracita y las dos ventanas que daban hacia ella, ambas de construcción moderna, fueron modificadas. La del lado derecho se convirtió en un acceso adornado con portada de cantera con una cornisilla y puerta entablerada de madera. La del lado izquierdo conservó sus jambas de piedra blanca (antes ocultas por el aplanado), mientras que su cerramiento de concreto fue reemplazado por un dintel monolítico también de piedra, dotándola además de su cornisilla y repisón de cantera, así como de una reja con nudos de fierro colado que evoca los modelos del siglo XIX.

Casi por seis meses, la fachada permaneció así, con estos primeros cambios, en espera del inicio de las obras de reconstrucción del portal, planeadas desde la administración municipal pasada, pero que sólo en ésta fueron concretadas.

Finalmente, en julio de 2019 comenzaron los preparativos para la reconstrucción del portal. A diferencia de lo hecho en 2008, esta vez el portal sí se apoyó en la fachada de la casa, lo que le da mayor estabilidad y evitó tener que levantar pilares independientes para soportarlo. Debido a ello resultó necesario recortar el entrepiso que se proyectaba algunos centímetros hacia el frente y retirar el pretil del portalillo superior de la casa. El entrepiso fue reforzado con nuevas vigas, colocándose además, apoyada en los pilares, una gran viga de madera para sostener toda la viguería del portal.

Hecho todo lo anterior, la reconstrucción del portal propiamente dicho fue sencilla y rápida. En ella se utilizaron materiales completamente nuevos, tanto para la viguería como en las tejas de barro. En la siguiente imagen se puede ver la obra cuando se encontraba ya en proceso de acabado con la aplicación de pintura blanca.

Pero, como puede advertirse en las fotografías previas, el portalillo superior de la casa se encontraba algo dañado, con sus vigas cargadoras ya vencidas y las transversales con sus cabezas podridas, lo que había llevado a repararlas provisionalmente con ménsulas de madera clavadas en el muro. La terminación de la obra del portal ya permitió emprender también su arreglo, con un cambio significativo: los toscos pilares construidos en la década de 1960 fueron reemplazados por columnas de madera cilíndricas apoyadas en basas de cantera. Las razones de esta modificación fueron estéticas, pero también influyó el deseo de recuperar este uso de apoyos de madera que en el pasado de Aculco fue muy frecuente (como se puede ver en el portal de peregrinos de la parroquia o en el propio Portal de los Terreros), pero que casi ha desaparecido.

Y así, volvemos a las fotografías con las que inició esta entrada del blog: la fachada actual contra la fachada como estaba a mediados de 2018. ¿Qué opinan los lectores de estos cambios?

jueves, 5 de diciembre de 2019

El Portal de los Terreros rehabilitado: lo bueno y lo no tan bueno

Después de varios meses desvencijado y apuntalado debido a los daños acumulados que amenazaban su estructura, el Portal de los Terreros -muy probablemente el más antiguo de los portales que dan hacia la Plaza de la Constitución de Aculco- fue rehabilitado entre julio y septiembre de este año para devolverle su función, justo a tiempo para la celebración de las fiestas patrias. Así se ha conjurado la amenaza que pendía sobre esta construcción tan característica de nuestro pueblo, que estuvo en riesgo de caer.

Este viejo portal ya había sido intervenido varias veces (y en diversos grados) con anterioridad, por lo menos en unas cuatro ocasiones desde la década de 1960. Estas intervenciones, casi todas desafortunadas, significaron pérdidas de elementos, modificaciones a su estructura y sobre todo una falta de documentación que nos impide saber qué tanto de su estructura de madera -por ejemplo- era original de la época de su construcción en el siglo XVIII y qué otro tanto se debía a esas remodelaciones. Adicionalmente, la construcción de una segunda planta a la casa a espaldas suyas en la década de 1990 alteró las proporciones con las que se integraba a la plaza, restándole presencia.

La reciente rehabilitación del portal fue en términos justos, eso, una rehabilitación: una obra para devolverle uso y función. Habría sido conveniente aprovechar el momento para emprender su verdadera restauración bajo los criterios aceptados para recuperar edificios patrimoniales (como se hizo hace unos años con el portal de peregrinos de la parroquia o con la cubierta de la capilla de Santiago Oxthoc Toxhié) y regresarle así su valor histórico. Esto no significa que se hayan hecho mal las cosas, simplemente que se pudieron hacer algo mejor.

Entre las cosas destacables por buenas, hay que señalar que la calidad y dimensiones de la madera empleada en la obra resulta mucho mejor que la incorporada en remodelaciones anteriores. Si comparamos, por ejemplo, las nuevas vigas madrinas, notaremos en seguida que son más robustas que las que existían. La misma calidad se advierte en las nuevas zapatas, labradas exactamente como las viejas que estaban ya muy dañadas por los escurrimientos. En las vigas perpendiculares se tuvo el buen cuidado de labrar su canecillo al viejo estilo, señalar sus estrías longitudinales que en las viejas casas aculquenses eran señal de riqueza y colocar sobre ellas el tejamanil precisamente como se hacía en el siglo XVIII, de manera sesgada y alternada. Aunque con un criterio más purista toda la madera podría haberse dejado en su color natural, algo oscurecido (como en el portal de peregrinos de la parroquia), en lo personal creo que se hizo bien al conservar el negro con que ha estado pintado desde hace 45 años.

De los criterios discutibles aplicados en esta rehabilitación, quisiera subrayar sólo uno: los detalles del pretil que se alza sobre la viguería. Como se observa en las más antiguas fotografías, las zapatas de los extremos del portal originalmente se cortaban a ras de dicho pretil, pero las zapatas colocadas en la remodelación de 1974 sobresalían, quedando expuestas a la lluvia. Eso ocasionó un daño continuado y su reemplazo en varias ocasiones por zapatas nuevas igualmente sobredimensionadas. En la presente rehabilitación se buscó solucionar el problema ensanchando el pretil hasta alcanzar el extremo expuesto de las zapatas, lo que a su vez obligó a la colocación de una nueva viga que a espaldas del portal sobresale del plano de la construcción. Si bien el pretil ya no era el original, pues fue reconstruido en la década de 1990, siento que esta solución -además de alterar un poco las proporciones antiguas- es válida pero quizá innecesariamente complicada.

Por cierto, creo que se hizo muy bien al retirar la barandilla de fierro que se había añadido en lo alto.

Por cierto, en aquella reconstrucción de 1990, el chaflán del pretil fue ligeramente modificado, dejando en la parte cercana a las vigas una sección recta antes inexistente. En la reciente rehabilitación, esta parte recta se hizo aún más notoria.

También hubo en estas obras lo que yo llamaría "oportunidades perdidas", especialmente en dos aspectos. El primero, podrían haberse limpiado los pedestales de cantera para eliminar el muy lamentable barniz brillante que los cubre, que por acumulación de humedad que no puede escapar de ellos naturalmente puede llevar a su fractura. El segundo, como bien puede advertirse en las viejas fotografías, el portal contaba originalmente y hasta la década de 1990 con cinco gárgolas, de las que sólo quedan tres y que en esta ocasión podrían haberse completado de nuevo.

En ciertos detalles de la rehabilitación se pecó un poco por exceso. Es el caso de los "cinchos" de metal que en los extremos superior e inferior se agregaron a las columnas de madera. Probablemente sean necesarios para evitar la ruptura longitudinal de estos soportes y su uso en casos así está perfectamente aceptado, más lo que resultó excesiva fue la adición de chapetones metálicos como adorno a estos cinchos.

Lo que sí me produjo desagrado es un detalle del que probablemente muchos aculquenses ni se percataron, o que dándose cuenta consideraron conveniente: sobre el antiguo piso del portal, formado por centenarias losas de piedra que le daban un carácter histórico único, fue colocado un desafortunado piso de piedra labrada industrialmente. En un pueblo como Aculco, que forma parte de la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO gracias a la conservación de su patrimonio histórico, estas cosas no deben ocurrir. Ojalá el piso original continúe allí abajo sin grandes daños, para que algún día pueda ser recuperado.