sábado, 30 de junio de 2018

La capilla de la hacienda de Cofradía

Hasta mediados del siglo XX, la hacienda de Cofradía no contó con una capilla propia. Fue hasta los tiempos en que el banquero don Armando Hernández fue su propietario cuando decidió levantar una, a un lado de la calzadita arbolada por la que se accede a la casa principal de la propiedad. Muy probablemente aprovechó para ello parte de los muros de piedra blanca una construcción anterior, quizá una troje de medianas dimensiones.

El edificio tiene planta rectangular de una sola nave, con la cabecera hacia el oriente y la fachada hacia el poniente, disposición tradicional de las iglesias antiguas. El tejado a dos aguas se sostiene en una sencilla armadura de madera que semeja un artesonado de par-hilera con tirantes. La decoración de la nave es sencilla, pero a la vez muy digna: sobre el piso de ladrillos de barro colocados a "espina de pescado" corre un par de hileras de bancos de madera; a las paredes se adosa un guardapolvo de madera casetonada; hay varios cuadros antiguos y modernos de calidad desigual colocados con cierto desorden, así como unas cuantas lámparas más bien anodinas. De algunos de esos cuadros ya he hablado antes y del resto trataré en otra ocasión.

El altar se levanta al fondo de la nave, sin gradas, al mismo nivel que ésta. Lo forma una mesa de madera entablerada, un sagrario dorado, un Cristo de tamaño mediano que resalta a contraluz de un vano con cristal translúcido y unos vasos con flores artificiales.

A los lados del altar se abre un par de puertas también entableradas que dan acceso a la sacristía, que ocupa toda la cabecera del templo. Ahí se pueden ver dos armarios y una cómoda de madera casetonada. También se encuentran varias imágenes religiosas de poca importancia.

La fachada de la capilla está formada por una gran portada de cantera con cerramiento ligeramente curvo. Al lado derecho de ella se encuentra la lápida de piedra con los símbolos de la pasión de Cristo que se ha relacionado con la Batalla de Aculco y de la que ya he hablado antes en este blog. Sobre el muro se yergue una espadaña mixtilínea con una sola campana, adornada con perillones de cantera de aire neoclásico y una cruz en el remate. A la fachada se adosa un pequeño pórtico de teja que semeja una continuación de la cubierta del interior -a nivel un poco más bajo- y se apoya en su extremo en un par de pilarcitos de cantera con basa y capitel, colocados sobre sendos muretes perpendiculares a ella.

Pese a que se trata de una construcción relativamente moderna, en esta capilla se advierte la intención de su constructor por integrarla a la arquitectura de Aculco, lo mismo a través de sus materiales -piedra blanca, cantera rosa, ladrillo, madera y teja- que en sus formas -cubierta a dos aguas, espadaña semejante a la de la capilla de la hacienda de Arroyozarco, puertas casetonadas. Resulta así un bello ejemplo de sencilla arquitectura regionalista del que se pueden derivar muchas buenas lecciones para quienes buscan contribuir a la conservación dela imagen tradicional de Aculco.

lunes, 11 de junio de 2018

El refectorio del convento

En los antiguos conventos el refectorio tenía especial importancia, no sólo por su carácter de comedor de la comunidad religiosa, sino como espacio en que los frailes "alimentaban" también el alma con lecturas edificantes que uno de los religiosos hacía desde una tribuna, especie de púlpito adosado al muro. Arquitectónicamente se trataba de un salón que rivalizaba en tamaño con la sala de profundis y en los conventos novohispanos se localizaba casi invariablemente en la galería del claustro opuesta a donde se levantaba la iglesia.

Justo en ese lugar se encuentra el salón que debió ser el refectorio del convento franciscano de Aculco, es decir, ocupando casi todo el costado sur de la planta baja del claustro. Es un salón alargado, relativamente grande y de poca altura (pues, como todos sabemos, el convento de Aculco se caracteriza por lo pequeño en comparación con otros edificios similares de la misma ápoca), con una entrada y tres ventanas altas y pequeñas por el lado del claustro, dos ventanas con las mismas características y dos puertas en el lado opuesto, y una puertecilla al oriente que por medio de unos peldaños comunica con la escalinata principal del inmueble. El tamaño y ubicación de las puertas y ventanas se explica en buena medida por su uso, ya que los bancos en que se sentaban los frailes se colocaban junto a los muros a todo lo largo del refectorio, como puede apreciarse en esta pintura correspondiente a un convento de monjas carmelitas.

Longitudinalmente el salón está dividido en dos tramos -el mayor al poniente y el menor al oriente- por un arco de piedra muy rebajado que puede o no ser original (hay que recordar que todos los espacios del convento han sido muy alterados a lo largo del tiempo, espcialmente durante los años en que los Agustinos lo acondicionaron como seminario). Con todo, muchos refectorios cuentan con dicha característica y basta ver de nuevo la pintura mostrada arriba para comprobarlo. Al espacio menor se le llamaba anterefectorio, servía de transición entre el claustro y el refectorio, solía contar con un lavamanos y en él se reunía la comunidad antes de pasar al comedor propiamente dicho.

La cubierta del refectorio ya no es la original, que debió ser de terrado, pero tiene un techo de viguería y ladrillo bastante digno que le confiere carácter. No así el piso, formado por deplorables losetas hidráulicas marmoleadas amarillas. Del mobiliario original subsistía hasta hace pocos años una banca que todavía pude fotografiar y que aquí les muestro. Como curiosidad, hay que señalar el fragmento de lápida sepulcral de la década de 1870 que se encuentra en el umbral de la puerta que da al claustro, vestigio del desaparecido cementerio del atrio.

viernes, 8 de junio de 2018

Sin andamios

Desde hace unas cuantas semanas podemos disfrutar, por fin, de la fachada de la parroquia de Aculco ya sin los andamios que estorbaban la vista de la torre durante los trabajos de restauración que se acometieron a lo largo de nueve meses. Esos trabajos constituyeron la cuarta etapa de restauraciones a este edificio religioso iniciadas hace ocho años en conjunto por el FOREMOBA y el Ayuntamiento, que han abarcado antes la planta alta del portal de peregrinos (2010) las fachadas (2014) y la planta baja del portal de peregrinos (2015). Gracias a dichas obras ahora el antiguo conjunto conventual de Aculco luce en mucho mejor estado que a principios de la década, pero además los trabajos han contribuido a despertar consciencia entre muchos aculquenses acerca de la conservación de sus inmuebles patrimoniales.

En esta etapa se limpió la cantera de la torre, se arreglaron las juntas entre los sillares, se completaron cornisas, molduras y faltantes de cantera, se eliminó un murito que ocultaba una de las columnas esquineras del primer cuerpo, se repusieron los aplanados de las bóvedas y se completaron los del paramento de la base, se eliminaron grietas y flora parásita, se aceitaron los cabezales de las esquilas, etcétera. La torre luce ahora repuesta, cuidada, pero sin que haya perdido su apariencia antigua.

Quisiera poder anunciarles alguna nueva etapa de restauración en este edificio -el principal monumento religioso, histórico y arquitectónico de Aculco- ya que todavía faltan acciones para recuperar y poner en valor muchas de sus áreas: la fachada de lo que fue la capilla de la Tercera Orden, el claustro, el atrio, el interior del templo, la cúpula... Lamentablemente no se han propuesto nuevas etapas de restauración ante el FOREMOBA para este año o el próximo. Parece ser -aunque no he podido confirmarlo todavía- que hay algún conflicto por cuestiones de dinero entre la autoridad municipal y la empresa de restauración que se ha encargado de todas estas obras. No sé quién tendrá la razón, pero es una pena porque el arquitecto Frutis ha puesto mucho empeño en alentar a los Ayuntamientos a participar, en armar los proyectos y presentarlos al FOREMOBA, en obtener un fallo favorable en la asignación de recursos y finalmente en ejecutar muy adecuadamente las restauraciones.

En fin, sin duda en algún momento estas obras continuarán. Les dejo aquí algunas fotos de la torre, por fin, libre de andamios.