miércoles, 3 de agosto de 2016

"Nosotros, soldados de Francia, vendimos a Maximiliano"

El antiguo edificio conocido a principios del siglo XX como El Despacho y anteriormente como Casa del Mayordomo, de la hacienda de Arroyozarco (del que ya he escrito ampliamente en este blog como puedes leer aquí), es una construcción de evidente carácter defensivo: sus altos muros apenas tienen algunas ventanas, están coronados por almenas aisladas y en sus cuatro ángulos se levantan sendos garitones para su vigilancia y resguardo. Este aspecto le viene desde su origen, ya que en él se encontraban las bodegas en las que en tiempos de los jesuitas se almacenaban los bienes procedentes de ésta y otras haciendas de su propiedad, así como los bienes que eran enviados a las misiones de California. Sin embargo, su aire militar debió subrayarse aún más a mediados del siglo XIX, cuando sirvió como cuartel de las tropas del ejército francés enviado al país por Napoleón III para apoyar al emperador Maximiliano en su trono.

Hace apenas unos años me enteré de que el interior de este inmueble guardaba justamente un singular testimonio de su uso como albergue de aquellos soldados entre los años de 1864 y 1867: una serie de extraños grafitis en el muro que da al patio de la gran troje que forma su crujía norte. Y es ahora, gracias a las fotografías que amablemente me proporcionaron Alejandro Molina Osornio, Lázaro Frutis e Isis Isidoro, tras su visita al lugar el pasado 20 de julio, que he podido analizarlos con más detalle, aunque por su estado de conservación y lagunas estoy muy lejos todavía de comprender totalmente su sentido.

El texto central de estos grafitis parece ser uno escrito en francés sobre el que posteriormente se pintó con pintura roja el fierro de marcar ganado de la hacienda (que combina una A con una Z). En su parte legible este texto dice así:

Nous soldats de la France vendu a Maximillien

On nous prends pour des indiens de la France

La [...] de no[tr]e Liberté vien [...] et on dira [que] [...]

El texto prosigue, pero únicamente es posible leer algunas palabras aisladas y de sentido dudoso. La parte que pude transcribir arriba significaría algo cercano a:

Nosotros, soldados de Francia, vendimos a Maximiliano.

Nos consideramos indios de Francia.

La [...] de nuestra Libertad acaba de [...] y se diría que [...]

Pese a lo poco que se puede leer, podemos suponer que se trata de una especie de manifiesto que muestra el pesar y remordimiento cuando los soldados franceses recibieron, a principios de 1867, la orden de abandonar México y embarcarse de regreso a Francia, dejando aquí al emperador en manos de sus enemigos, ya que su propio comandante, el mariscal Aquiles Bazaine, había obstaculizado la formación de un ejército imperial mexicano que habría podido sostenerlo.

Es posible que este texto haya estado firmado en la parte inferior, pues los restos que quedan ahí parecen indicarlo. Sin embargo, sobre esas firmas se fueron escribiendo a lo largo de los años cuentas, rayones sin sentido, rúbricas, textos completos casi borrados, etcétera, que ahora hacen imposible su interpretación. Es ésta quizá la zona más repleta de grafitis, pero en toda la pared alrededor del texto central se pueden encontrar otras palabras y dibujos que aquí les muestro, como ejemplo de lo mucho que todavía queda por investigar en esos raros trazos de Arroyozarco, que esperan todavía a un buen y dedicado intérprete: