La casa que se ubica en la esquina de las calles de Hidalgo y Rivapalacio fue quizá la más importante (arquitectónicamente hablando) y extensa de Aculco. Ocupaba una superficie aproximada de diez mil metros cuadrados y en sus enormes corrales existió incluso una pequeña placita de toros. La estructura general era del siglo XVIII y en un muro se hallaba escrita la cifra de 1776, que seguramente correspondía a la fecha de su construcción.
Ya desde el siglo XIX, esta enorme propiedad fue dividida en dos secciones principales. Una, formada por el portal esquinero y el ala que daba hacia la calle de Hidalgo (conocida como Casa de los Terreros); la otra, con fachada sólo hacia la calle de Rivapalacio, que se conoció como Casa de don Abraham Ruiz, su propietario a principios del siglo XX.
La Casa de don Abraham Ruiz era notable por su arquería edificada hacia 1905, su pozo de cantera rosa y, sobre todo, su bella portada principal barroca, la más importante y hermosa de todas las que existieron en el pueblo.
Lamentablemente, su propietario demolió totalmente esta notable edificación a mediados de la década de 1980. Subsistieron por algún tiempo in situ los arcos de sus corredores, que más tarde fueron adquiridos por una persona interesada en su conservación y reconstruidos en su casa de la calle de Pomoca, por el rumbo de Nenthé. Otro aculquense adquirió también poco antes la mayor parte de las piedras de su bella portada y las guarda celosamente, esperando el momento y lugar para que vuelvan a lucir su belleza.
En el sitio de la casa de don Abraham Ruiz, dividido en por lo menos cuatro fracciones y con una calle - privada de Rivapalacio - partiéndolo por mitades, se encuentra ocupado actualmente por un aborreccible edificio de tres pisos con fachada forrada con adoquines de cantera rosa, una casa a medio construir edificada con sillares de tepetate, una quesería en la que se conservan unas pocas piedras antiguas restantes (entre ellas, las dos columnitas de cantera rosa de un mirador) y algunas casas particulares. En suma, nada que se compare con lo perdido.
Esta fotografía muestra la portada como se encontraba en 1960. Compárese con la fotografía inferior, de una casa situada en San Juan del Río, que parece haber compartido el mismo modelo aunque la aculquense era mucho más sobria y nunca tuvo su notable entablamento y el pequeño nicho que adornan a ésta.
Portada de la casa de don Abraham Ruiz en 1960.
Así de hermosa lucía la casa después de la remodelación de 1974.
De aquella limpia imagen de 1974, ésto es lo que queda. Tómese como punto de referencia el segundo balcón con reja de la derecha de la fotografía anterior, que es el que aparece aquí. Esta fotografía demuestra la gran estupidez que significó demoler la antigua casa para construir estos edificios sin valor.
Desde la Plaza de la Constitución, la Calle de Rivapalacio mostraba este atractivo rostro, que iba desde el Portal de los Terreros, pasanado por la imponente casa de don Abraham Ruiz y continuando hacia casas más sencillas ocpuadas por pulquerías.
Compárese la foto con la anterior. La Casa de don Abraham Ruiz ha desaparecido. En su lugar, construcciones mediocres.
Las dos columnas de cantera del mirador que se ve al fondo es lo único que resta de la casa de don Abraham Ruiz. A la derecha, el deplorable edificio construido en su sitio.
ACTUALIZACIÓN
En marzo de 2010 el vestigio arriba mencionado de la casa de don Abraham Ruiz fue echado por tierra, ésto en vísperas de que se discuta la inclusión de Aculco en la lista del Patrimonio Mundial como parte del Camino Real de Tierra Adentro. Esto demuestra que, en realidad, ni al INAH ni a las autoridades municipales les interesa la verdadera protección del patrimonio arquitectónico aculquense.
La demolición del último fragmento de la casa.
La portada de la casa de don Abraham Ruiz fue rescatada del escombro, pero permanece aún desarmada en otra casa del pueblo. Aquí, la clave de su dintel.
Casa en San Juan del Río, Querétaro, con una disposición semejante a la portada de la casa de don Abraham Ruiz.
La arquería de la casa, después de estar por años abandonada, fue rescatada por don Ángel López Rodríguez a principios de la década de 1990 y rearmada en su casa, cercana a la capilla de Nenthé. "Los arcos se alzan como desafiando la estupidez", comentó al ver una foto de ellos mi primo Octavio Lara.
Qué hermosa debió ser la casa, como hermosa es la foto, la que está en blanco y negro.
ResponderEliminarOjalá un día puedes poner una foto del burdel en que la convirtieron ahora.