El cambio de imagen urbana de Aculco bajo el "Programa Echeverría de Remodelación de Pueblos" (1974) tuvo resultados ambivalentes. Por un lado, puso en valor las fachadas de casi todos los edificios antiguos del pueblo y dio a sus habitantes cierto sentido de conservación de su patrimonio edificado que permitió que el pueblo se mantuviera en relativo buen estado por cerca de 25 años. Pero, por otra parte, uniformó las fachadas de las casas de Aculco, no sólo a través del color blanco (que no corresponde a la tradición de los pueblos mexicanos), sino aún en sus cornisas, poyos, columnas exteriores, etc., borrando con ello muchos detalles característicos de cada construcción.
Quizá lo más dañino fue el discutible afán de recuperar una imagen colonial del pueblo a costa de destruir elementos valiosos (y aún edificios enteros, como la Casa del Quisquémel) pertenecientes a otras épocas, los que a juicio de los arquitectos encargados no respondían a la apariencia que querían darle a Aculco.
Entre las destrucciones más lamentables de 1974, estuvo la del viejo monumento a Miguel Hidalgo, ubicado al centro de la antigua Plaza del 7 de noviembre (mejor conocida como Plaza del 5 de mayo y en la actualidad como Plazuela Hidalgo). En otra ocasión habremos de hablar de toda esta plaza, la mejor conservada y posiblemente la más hermosa de Aculco, pero ahora queremos concentrarnos solamente en este monumento, construido probablemente a principios del siglo XX.
En esta fotografía de los años treinta es posible observar el monumento a detalle. Se trataba de una gran pirámide trunca levantada sobre cuadro gradas y dividida en dos cuerpos por una gruesa moldura.
Como remate, el monumento llevaba un busto de Miguel Hidalgo. Por alguna razón, la escultura aparece mal colocada en esta fotografía, como proyectada hacia el frente. Aparentemente está hecha de bronce. Sin embargo, por la pobreza de las administraciones municipales que la erigieron sospechamos que se trata más bien de barro fino pulido y que su carácter fue temporal dada su fragilidad.
En esta mala fotografía de los años sesenta, se observa el monumento ya un poco deteriorado y con una nueva escultura de Miguel Hidalgo (de menor calidad), realizada en mármol.
En un extremo de la plaza, muy cerca del monumento a Miguel Hidalgo, fue colocada en 1960 la escultura "El águila tendida", de Chávez Morado, que señala los puntos de la ruta del padre de la patria.
Como ya dijimos arriba, en 1974 se llevó a cabo la "remodelación" de Aculco y una de las pérdidas fue el monumento a Hidalgo. Se construyó uno nuevo, mucho más sencillo y pequeño, en forma de pilastra rematada con un busto en cantera rosa de nueva factura.
El busto nuevo de Miguel Hidalgo.
Sin duda, el monumento antiguo lucía desproporcionado al tamaño de la plaza y el nuevo se integra a ella mejor, pues de hecho casi no se le alcanza a ver desde las calles aledañas. Pero, como tantas veces ha sucedido en Aculco, en busca de un resultado estético se perdió lo verdaderamente histórico y original.
No sabemos dónde habrá quedado el busto de mármol; en cuanto al "Águila tendida", estuvo tirada hasta los años ochenta en las canchas de la escuela primaria Isidro Fabela. Aquí, la parte posterior del nuevo monumento.
Intencionalmente o no, cuando a principios de los años noventa se construyó el monumento a Benito Juárez en la plaza de su nombre, se reprodujo el perfil del viejo monumento a Miguel Hidalgo. Ciertamente con menos gracia.
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