No se sabe nada de la infancia del insurgente José María Cristalinas. Un documento de noviembre de 1810 lo ubica entre los 24 aculquenses que acompañaban al caudillo rebelde Julián Villagrán, quien a finales de octubre se había levantado en armas en Huichapan.(1) Los libros de bautismos de la parroquia de la Santa Veracruz de la Ciudad de México, sin embargo, incluyen el registro de un tal Juan José María Cristalinas -hijo del cabo del primer batallón del Regimiento de milicias Dionisio Cristalinas y de María Gertrudis Castro, nacido en junio de 1795- que bien podría ser el mismo personaje.(2) Eso supondría que contaba apenas 15 años al unirse a la insurgencia.
Aculquense o no, pero bien arraigado en la zona, hacia 1812 Cristalinas era ya uno de los capitanes que bajo el mando del coronel José Rafael Polo tenían como centro de operaciones el Fuerte de Ñadó, construido en las alturas del cerro del mismo nombre en la jurisdicción de Aculco. Después de la destrucción del fuerte por el realista Vicente Filisola el 18 de mayo de 1813 se pierde por un tiempo su rastro, aunque es seguro que persistiera en la insurgencia.(3) Nuestro personaje vuelve a aparecer en la historia hasta 1816, cuando en la situación de decadencia que vivía el movimiento independentista se acercó con otros ocho hombres al destacamento de soldados del rey instalado en la hacienda de Arroyozarco para acogerse al indulto, es decir, al perdón sujeto al compromiso de dejar las armas. El comandante del lugar, capitán José de Bulnes y Mier, informó así aquel hecho a su superior el coronel Cristóbal Ordóñez:
Participo a Vuestra Señoría que el 5 del presente [mes de marzo de 1816] se me presentaron a indulto los individuos siguientes: D. José María Cristalinas que se decía capitán, teniente Ignacio Perez, alférez Francisco Montalvo, soldados Francisco Gómez, Cayetano Cisneros, José Luna, José Torales, José Lugo y José Sánchez. Me han entregado armas de fuego y 5 blancas que pongo á la disposición de V. S. Ellos mismos han elegido el lugar que apetecen para residencia y se repartirán a establecerse en ellos.(4)
Sin embargo, Cristalinas se mantuvo apenas un mes en paz y tornó nuevamente a unirse a los rebeldes que operaban en esta región, según refiere el historiador Lucas Alamán:
Algunos de los indultados no eran fieles al partido que de nuevo habian abrazado, no obstante el juramento de fidelidad que se les hacia prestar, y fuese por inconstancia, o porque acostumbrados al desorden y al pillaje, estaban fuera de sn elemento entrando en sujeción, y consumido en sus vicios, de que no se separaban por el indulto, el fruto de las anteriores rapiñas, tenían necesidad de cometer otras nuevas, volvían a poco tiempo a tomar las armas [...]. De estos fué el capitán José María Cristalinas.(5)
Las acciones de estas guerrillas insurgentes motivaron al nuevo comandante de Arroyozarco, don Manuel Lavanes y Linares, a emprender una expedición para capturarlo en diciembre de 1816:
Los repetidos asesinatos que infería diariamente a los indefensos el malvado cabecilla de rebeldes José Maria Cristalinas, me hacia desear con vehemencia su ejemplar castigo; y con este objeto me trasladé el 20 del corriente al pueblo de Acambay, donde puse en movimiento a aquellos realistas y los de S. Andres Timilpa en combinacion con la tropa de este punto; y en la noche del mismo dia emprendí una marcha retrógrada de veinte horas, y logré aprehenderlo el 21 con otros 2 de sus secuaces; y previas las disposiciones cristianas pagarán con él sus horribles maldades, habiéndole tomado 2 carabinas , 3 espadas cortas, 2 caballos malos y 2 yeguas, 5 mulas y 7 burros, que habia robado el día antes, los que se entregarán a sus dueños luego que ocurran por ellos, y 1 barril de aguardiente, cuyo valor he dispuesto prorratear entre los realistas.(6)
El teniente coronel Rafael Ramiro, comandante de Tula, celebró aquella captura, más cuando se trataba de un hobre al que ya se le había perdonado su participación inicial en la insurgencia:
Este cabecilla, acostumbrado al robo, al asesinato y a los abominables delitos que son consiguientes al infame partido revolucionario, volvió a abrazarlo con el interés que tiene acreditado en la continuación de sus crímenes, que cada día fue eslabonando después de haber obtenido por el paternal amor de esa superioridad la real gracia del indulto a que antes se acogió, y que directamente ha despreciado; más la Divina Providencia que siempre vela por la felicidad de los fieles habitantes de este reyno, ha protegido con evidencia las disposiciones de Linares, para que como instrumento de la justicia castigue ejemplarmente los atroces crímenes de tres enemigos de Dios, del Rey y de la patria, libertando a los infelices viandantes y rancherias que transitan y existen en parajes solos, de los continuos perjuicios que sufrian de estos hombres sin religión.(7)
El castigo impuesto al capitán José María Cristalinas fue ciertamente terrible. Relata Alamán que fue fusilado el 24 de diciembre en Arroyozarco y más tarde desmembrado, "poniendo su cabeza y cuartos en los caminos que conducen a aquel punto, que habian sido el teatro de sus atrocidades". (8)
Apenas diez días antes de la destrucción del fuerte de Ñadó, el 8 de mayo de 1813, nació en Aculco una hija de José María Cristalinas y de María Antonia Sánchez, que fue bautizada el día 12 con los nombres de María Antonia Dominga de Jesús. Apenas cumplidos los 15 años (aunque ella decía tener 16) se casó con José Paulino Molina, vecino de Ruano (9).
NOTAS:
1. Archivo General de la Nación (AGN), Operaciones de guerra, vol. 141, exp. 1.
2. Parroquia de la Santa Veracruz, Bautismos de Castas, vol. 34 (1795-1804), registro del 26 de junio de 1795.
3. Prontuario de los insurgentes. Introd. y notas de Virginia Guedea. México: Centro de Estudios sobre la Universidad/Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1995, p. 287-289.
4. Gazeta del Gobierno de México del martes 2 de abril de 1816, tomo VII, no. 883, pp. 330-331.
5. Lucas Alamán. Historia de México, tomo IV, Imprenta de Victoriano Agüeros, 1884, p. 328.
6. Gaceta del Gobierno de México del martes 7 de enero de 1817, tomo VIII, no. 1007, p. 21.
7. Ibíd., pp. 20-21.
8. Lucas Alamán, op. cit., p. 328.
9. "México, México, registros parroquiales, 1567-1970," database with images, FamilySearch (https://familysearch.org/ark:/61903/3:1:939X-DBC4-B?cc=1837908&wc=MGVW-N38%3A164300601%2C164305102%2C164669202 : 23 September 2022), Aculco de Espinosa > San Jerónimo > Bautismos de hijos legítimos 1806-1820 > image 327 of 475; parroquias Católicas, Estado de Mexico (Catholic Church parishes, Estado de Mexico). y "México, México, registros parroquiales, 1567-1970", database with images, FamilySearch (https://www.familysearch.org/ark:/61903/1:1:6J3B-21DN : Thu Oct 05 09:51:00 UTC 2023), Entry for Jose Paulino Molina and Franco Molina, 12 Nov 1828.
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