Una espadaña no es otra cosa más que la versión más simple de un campanario: un muro o arco que se eleva sobre el cuerpo de un edificio y tiene en él uno o más vanos para colocar campanas. Con excepciones notables, las espadañas solían ser un recurso arquitectónico menos caro y ostentoso que la construcción de torres en los templos novohispanos. Pero también en muchos casos, junto con las torres-campanario de las iglesias, se levantaban pequeñas espadañas con uso diverso, como las que se colocaban hacia el claustro del convento para regular con el tañido de sus campanas la vida de los frailes o monjas. En los antiguos edificios de carácter civil (como haciendas, casas de cabildo, fuertes, postas y mesones) las espadañas resultaban casi sin excepción la forma natural de colocar campanas en ellos.
La parroquia de Aculco tuvo desde el inicio del siglo XVIII como campanario principal el de su torre, actualmente en restauración. Pero también contó con un par de sencillas espadañas, una ubicada sobre el muro sur del presbiterio de la iglesia, mirando hacia el convento, y otra más localizada sobre la "torrecilla" que se levanta en el ángulo noroeste del claustro, viendo hacia el atrio.
La antigüedad de la primera de ellas (más en ubicación que en sus materiales, pues parece haber sido reconstruida tardíamente), es casi segura: si bien no aparece en el famoso dibujo de 1838, esto se debe quizá sólo a la perspectiva, pero en cambio es visible en fotografías de entre 1901 y 1903. Además, su ubicación coincide con la espadañas en muchos otros conventos mexicanos, con lo que su uso se puede relacionar con las llamadas al rezo de las horas canónicas cuando los franciscanos habitaban aún este lugar. La segunda espadaña tampoco se puede observar en el dibujo de 1838, pero en su caso no podría haberse encontrado entonces ahí ya que los faldones del tejado de la "torrecilla" cubrían el pretil sobre el que más tarde se levantó. Sólo las fotografías de la década de 1950 en adelante nos lo muestran con mayor claridad y su vida no fue muy larga, pues se demolió hacia 1974.
La antigua capilla de Nenthé tuvo asimismo un par de espadañas mixtilíneas coronando los extremos de su fachada. Por la composición de ésta y la forma en la que siguió el modelo de la parroquia, me parece que tales espadañas eran un agregado posterior a la construcción original de 1702, pero formaban con ella un conjunto muy agradable lamentablemente ya perdido.
Del siglo XVIII aunque con modificaciones decimonónicas parece ser la gran espadaña de dos vanos que ocupa todo el ancho en la fachada de la capilla (ahora parroquia) de la hacienda de Arroyozarco. Muy probablemente ya existía en 1768, según se deduce de algunos documentos de la finca relacionados con los inventarios de los bienes de los jesuitas, sin embargo su frontón triangular y los remates neoclásicos indican una remodelación realizada acaso en la segunda mitad del siglo XIX.
Excepcional en Aculco por haberse encontrado en una construcción de tipo civil fue la pequeña espadaña barroca de la llamada "Casa de Hidalgo", que se levantaba sobre el pretil de la segunda planta de esta casa. Seguramente desapareció después de 1912, cuando los terremotos de noviembre de ese año dañaron esta área del inmueble y obligaron a su demolición.
Muy posterior, aunque formando parte todavía de lo que podemos considerar la arquitectura tradicional antigua de Aculco, la capilla del rancho de San José edificada en 1922 muestra su fachada con dos espadañas que muy probablemente se inspiraron en las de la vieja capilla de Nenthé, no tanto en el detalle como en su disposición general. Enmarcadas en cantera, las coronan sendos pináculos de barro muy parecidos a los que adornan el reloj público del pueblo.
Cronológicamente le sigue la espadaña de la capilla de la hacienda de Cofradía, obra de las décadas de 1940 o 1950. Aunque es por tanto bastante tardía, se debe destacar la intención de su constructor por armonizarla no sólo con el casco de la finca, sino con la arquitectura aculquense en general: combina los aplanados encalados, los detalles en cantera y las cornisas de ladrillo, mientras su perfil curvo evoca lejanamente el de Arroyozarco y los remates neoclásicos a sus extremos son casi idénticos a los de la capilla de aquella hacienda.
La capilla del Perpetuo Socorro que se ubica en la avenida Manuel del Mazo tuvo asimismo un par de pequeñas espadañas, obra menor de la década de 1970 que sin embargo no quiero dejar de mencionar, especialmente porque ese detalle del edificio desapareció hará unos veinte años, cuando se edificó su torre.
Sólo después de publicada la primera versión de este texto recordé otra espadaña que fotografié hace siete años al hacer algunas tomas desde una casa de la Plaza de la Constitución en dirección poniente. No he podido identificar la casa en que se encuentra esta sencilla espadaña, pero debe tratarse de alguna de las que tienen fachada hacia la avenida Hidalgo, antes del cruce con la calle de Nicolás Bravo. No sé si es moderna o antigua, ni se pueden observar bien sus características en esta fotografía.
Esta bonita espadaña de perfil mixtilíneo construida en piedra blanca como la arquería que la soporta, se encuentra. creo, en Santa María Nativitas. La fotografía es de @ogan70 y fue tomada de Instagram. El conjunto, de construcción reciente, resulta muy armonioso.
Muy reciente es una espadaña de ladrillo visto y sencillo estilo neoclásico de una casa particular que se puede observar desde la Plaza del Ojo de Agua. Tiene un solo vano, se remata en un frontón triangular y sobre éste lleva una veleta de hierro. La flanquean dos remates de barro cocido que recuerdan los adornos de algunas de las espadañas antiguas que hemos reseñado. Aunque no tiene naturalmente la pátina que sólo dan los años, ni es todavía un elemento tradicional de Aculco, quiero creer que algún día esta hermosa espadaña logrará alcanzar ambas cosas.
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