Con el nombre de "El Faro" -por la tienda que albergaba en sus accesorias- pero también como la casa de don Domitilio Alcántara o más recientemente de don Gonzalo Ruiz (en cuya descendencia aún se conserva), se conoce a la casa que se encuentra el la esquina de la Plaza de la Constitución y Plazuela José María Sánchez y Sánchez. Se trata de un inmueble formado por construcciones de diversas épocas que se fueron yuxtaponiendo, si bien su aspecto exterior, bastante homogéneo, quedó definido a principios del siglo XX. Su parte más antigua, empero, se remonta al siglo XVIII y debió ser en ese entonces una casa de importancia, ya que conserva vestigios como la hermosa portada barroca del cuarto esquinero.
Según parece deducirse de diversos documentos del archivo municipal, esta casa era originalmente más reducida, pero las autoridades le permitieron ocupar un espacio de la plaza José María Sánchez y Sánchez, frente a la Casa del Puente, en el que existía un socavón utilizado sólo como basurero. Ello redujo naturalmente las dimensiones de la plaza y dio al portal de la Casa del Puente el carácter de pasadizo hacia la Calle de Iturbide que originalmente no tenía. La casa de El Faro ganó así regularidad en sus tres fachadas. Al interior del inmueble, en cambio, la articulación de espacios se hizo todavía más extraña, aunque en términos generales sus principales habitaciones se distribuían alrededor de dos espacios abiertos: un pequeño patio irregular al sur y un pequeño patio porticado más antiguo al norte.

El cuerpo principal del edificio lo forma el área de accesorias, como corresponde a un edificio con vocación comercial. Los vanos de estas accesorias están exornados con portadas de cantera rosa con jambas y dintel dentado, ligeramente curvo este último, y clave resaltada. Por el lado de la plazuela José María Sánchez existe un acceso para carros que, aunque comparte el reslte en la clave, está hecho de otro tipo de cantera. Por el lado de la Plaza de la Constitución existe una pequeña portada de piedra muy sencilla en el mismo plano de las otras, y la portada barroca que ya mencionamos arriba en el pequeño cuarto que se prolonga unos metros hacia el oriente. En este costado existe un portal con cuatro columnas de mampostería de cantera blanca a las que en 1974 se les agregaron las lamentables molduras de ladrillo para uniformarlos con los portales de la Casa de los Lara Mondragón y de El Triunfo. En esta época también, se modificaron las cubiertas de las accesorias, de modo que se formó una techumbre de teja de dos aguas donde antiguamente era de sólo un agua.
Al interior de la accesoria principal existe el único mueble de tienda antiguo que se conserva en la Plaza de la Constitución de Aculco y posiblemente el último en uso en todo el pueblo. De una gran senzillez, su principal adorno es la balaustrada que lo corona.

Si bien el exterior de la casa de El Faro luce impecable y la instalación de nuevos comercios ha respetado los antiguos vanos en sus dimensiones e integridad, el interior del edificio (con excepción de las propias accesorias) se halla en un estado próximo a la ruina. Algunas zonas, como el segundo patio, se encuentran totalmente invadidas por la maleza mientras una buena parte de las habitaciones han perdido sus techos de teja. Grandes hoyos se advierten en las cubiertas aquí y allá, sin que se perciba la mínima intención de repararlos o, por lo menos, detener el deterioro. Si esta situación se prolonga durante más tiempo, seguramente en pocos años restará de esta casa poco más que su fachada.
