Además del portal, obra de los años 50, esta fachada tiene pocos destalles notables. Uno de ellos es la portada de acceso, en cantera, con un antiguo portón de madera que perteneció originalmente a la casa de don Juan Lara Alva. Otro detalle es la portada del siglo XVIII en una de sus accesorias, la más occidental.
En el interior, la casa es un excelente ejemplo de vivienda media de Aculco con restos del siglo XVIII, pero predominantemente del XIX. En su gran patio, destaca un hermoso pozo recientemente restaurado. Alrededor, se despliegan los dos corredores en forma de L, a la manera tradicional del pueblo. Los corredores conservan sus pisos originales de ladrillo -lo mismo que todas las habitaciones- y se cubren con un tejado, apoyado en columnas de piedra con capiteles de ladrillo, todo enlucido.
Las habitaciones conservan sus techos de viguería y terrado. La única incorporación moderna es el comedor, construido sobre las antiguas cocinas, en el extremo norte del patio, que desentona un poco del conjunto. Sus corrales, a pesar de las modificaciones recientes, son quizá los más típicos de los que sobreviven en Aculco.
Lamentablemente, esta casa está ya en proceso de segregación, provocada por sus mismos dueños. Seis eran los herederos de esta propiedad y, desatinadamente, decidieron que a cada uno correspondía una angostísima franja de poco más de cuatro metros de una fachada a la otra; es decir, el espacio que hay entre pilar y pilar del portal de la fachada.
Naturalmente, esto no sólo va contra el sentido común -que habría propuesto en todo caso como mejor solución una copropiedad del tipo de condominio horizontal, que permitiría conservar en su disposición como áreas comunes el acceso y el patio, con terrenos con unas dimensiones más aprovechables- sino que va contra la propia ley: el Plan de Desarrollo Urbano Municipal no permite en esta zona del pueblo subdivisiones de terreno menores a ocho metros de frente.
Pero, ¿la ley? Si hemos visto al propio presidente municipal de Aculco violarla impunemente, si es algo que vemos en México entero todos los días, ¿podría impedir la ley esta sinrazón?
Por lo pronto, algunos de los dueños ya han colocado malla ciclónica marcando sus terrenos. Es así como la ambición llevará seguramente en poco tiempo a la destrucción de esta antigua casa.
El portal de la casa, como quedó tras la remodelación de 1974.
El corral es una de las partes más interesantes de esta casa. En esta fotografía, de 1996, ya acusaba cierto deterioro. Nótese la gran pila de piedra y, al fondo, la escalera que sube al troje.
Otra vista del corral. En 1980, cuando se encontraba en perfecto estado de conservación, sirvió de locación a la película "La Casa de Bernarda Alba", basada en la obra de Federico García Lorca y dirigida por Gustavo Alatriste.
Fachada posterior de la casa, hacia la calle Corregidora. ¿Cuánto tiempo más conservará esta casa su originalidad, antes de verla partida en pedazos?

Así lucían hasta hace algunos meses las banquetas de la Calle Morelos, con una anchura adecuada para el tránsito peatonal.
Así lucen ahora las renovadas banquetas. Obsérvese la disminución de anchura, la colocación de arbustos que más parecen trampas para el peatón y el extraño borde, totalmente inadecuado para un sitio con las acaracterísticas urbanas de Aculco.
Esta portada de piedra, con dintel curvo un poco irregular, es la más cercana a la esquina de las dos que sobreviven. Hoy en día tapiada, antaño tuvo una hermosa puerta claveteada.
A diferencia de la anterior, esta portada aún sirve de entrada a una bodega. Sus jambas, demasiado gruesas para un vano de sus dimensiones, así como la falta del dintel original -reemplazado por una trabe de concreto- hacen suponer que pudo tratarse de una portada más grande que fue reducida al cambiar de uso.
Al fondo, la Casa del Puente a principios de la década de 1970.
Este era el aspecto interior del portal de la Casa del Puente a principios de la década de 1960. El arco del fondo se abre hacia la calle Iturbide, que tiene como remate el Ojo de Agua. Nótense a la izquierda las vigas que sostenían el balcón del mirador de esta casa.
En esta fotografía de 1959, la casa muestra ya algún deterioro, pero se conserva íntegra. Obsérvese la segunda planta que asoma sobre el portal y, a la derecha, a un nivel ligeramente más bajo, parte del mirador con columnas de madera.
La remodelación de 1974 dio este limpio aspecto a lo que sobrevivía entonces de la Casa del Puente. A la derecha, la casa de don Loreto Alcántara, que al extenderse en la década de 1920 hacia la Plaza José María Sánchez y Sánchez la dejó prácticamente convertida en una calle.
Esta fotografía muestra lo que en 1974 se conservaba de la fachada principal de la casa: el portal y la portada principal en la primera de las fracciones en que se divisió la casa y dos cuartos hacia la calle de Iturbide, a los que corresponden los tres vanos de la derecha.
La misma vista, en la actualidad. Los restos de la segunda fracción de la Casa del Puente han sido demolidos y en su lugar se ha levantado una casa nueva que reutiliza algunas piedras antiguas (como las jambas y dinteles de los vanos de la planta baja). Aunque la volumetría de la casa se acerca a la original, los acabdos rústicos difieren mucho.
Vista desde el portal de la Casa del Puente en nuestros días. El espacio abierto a espaldas de la Presidencia Municipal, en el que originalmente debíó haberse construido una segunda ala de ésta, le ha dado sentido nuevamente al nombre de Plazuela José María Sánchez y Sánchez.
Así lucía el Portal del 5 de Mayo en septiembre de 1925, cuando sirvió de marco para la foto que retrata a los premiados en las carreras de cintas realizadeas con motivo de las fiestas patrias de aquel año. Se puede observar el letrero de la tienda, así como una serie de carteles como programas de las propias fiestas patrias, manifiestos políticos del gobernador del Estado de México, etcétera. Apenas asoma en la parte superior el bajo pretil de la planta alta.
En esta fotografía, contemporánea de la anterior pero lamentablemente muy mala, se aprecia una vista mucho más completa del portal. Lo más notable aquí es la vista de la planta alta, que como se ve tenía un corto pretil -adornado con macetas- apoyado sobre las vigas caladas de la cubierta de la planta baja, sobre el que se desplantaba la base de mampostería de tres columnitas de madera que coronadas por sencillas zapatas sostenían la viguería calada del terrado, desaguado por una serie de tubos de barro o más probablemente de metal. Sobre todo el conjunto, asoma un extraño remate de ladrillo que parece inconcluso.
Hacia 1960, así lucía el extremo del Portal del 5 de Mayo. Las bases de los pilares de la planta baja se han desgastado. La planta alta ha sido reconstruida casi por completo: obsérvese como el pretil se ha remetido algunos centímetros y ya no se apoya en el extremo de las vigas de la cubierta de la planta baja, quedando éstas expuestas a la intemperie. Además, no se le ha vuelto a cubrir con aplanados. Ya no aparecen las alegres macetas y las columnas de madera han sido reemplazadas pr sencillos pilares cuadrados de piedra blanca. El techo plano de viguería y terrado, con sus tubos y remate, ha desaparecido y en su lugar se observa un tejado.
Durante la remodelación de 1974, se construyó una banqueta de piedra de recinto y adoquines que sustituyó la rampa empedrada que daba acceso al portal. El pretil de la planta alta fue aplanado y el conjunto fue pintado de blanco como todo Aculco. Los pilares de piedra de esta segunda planta fueron cubiertos con aplanados hasta lograr la anchura de los de la planta baja y se les construyó un capitel de ladrillo aplanado pintado de rosa que intentaba parecerse a los que de aquéllos.
Aspecto actual del Portal del 5 de mayo. Hará unos diez años, las basas de cantera rosa de sus pilares fueron restauradas con mucho acierto, recuperándose su forma original ya casi totalmente desgastada. Pocos años después, el portal de la planta alta sufrió un colapso y los propietarios de la casa aprovecharon para devolverle un poco de su apariencia original, colocando en lugar de los pilares falseados los pilares de madera que aquí se observan, mucho más cercanos a su apariencia original.
Más allá del bello portal, la casa que lo acoge se ha conservado también en notable buen estado. Aquí se observa la presencia que tiene hacia la Plazuela Hidalgo, lugar que en tiempos pasados recibió el nombre de "Plaza del 5 de Mayo" a causa de la tienda en el portal. La casa abarca desde el portal en el extremo izquierdo hasta la puerta de la cerrajería, a la derecha del monumento a Miguel Hidalgo. A su derecha, la Casa de la Panadería de don Félix.
En esta foto actual se observa el ángulo que forman las dos fachadas de la casa del Portal del 5 de mayo hacia la Plazuela Hidalgo. La composición es sencillísima: dos accesos en la planta baja y un balcón en la planta alta del lienzo que mira hacia el sur, y un pequeño acceso - que es la entrada principal de la casa - en el lienzo que mira hacia el poniente.
En esta vista de los años 40 se ve lo poco que ha cambiado el lienzo que mira al sur reseñado en la fotografía anterior y que aquí se observa al fondo, visto desde la subida al atrio de la parroquia. Como diferencias más notables, se aprecia que sólo hay un vano en la planta baja y que el balcón lleva una reja de madera.
La fachada hacia la calle de Morelos de la Casa del Portal del 5 de Mayo, no se ha conservado tan bien como el resto del inmueble. A la extrema derecha, asoma un balcón antiguo que pertenece al inmueble descrito. Enseguida, tres accesorias construidas en su corral que aún se encuentran dentro del predio principal. Despúes, una casa nueva construida también en los corrales que afortunadamente se inserta adecuadamente al conjuntto urbano de Aculco y que en su patio ha preservado el pozo original de esta casa. A continuación de esta, otra casa nueva también levantada en los corrales, que afortunadamente se asoma con sencillez a la calle.

En esta panorámica se observa el lugar que ocupa la Casa de la hacienda de La Loma entre el conjunto de casas de Aculco. Al fondo se observa el corredor cubierto de teja y la troje desaparecida.
Fachada de la casa de la hacienda de la Loma. Obsérvese la portada de piedra, el tejadillo, el remate de barro cocido y los cuernos para amarrar los caballos. Todo ello ha desaparecido en sucesivas modificaciones
En esta fotografía de 1901 es posible apreciar todavía la totalidad de los remates de la azotea del corredor principal.
En esta vieja fotografía pueden verse una de las antiguas bancas rojas de mampostería -conocidas localmente como "lunetas"- que rodeaban toda la plaza hasta 1974. Su piso estaba formado originalmente por un enlosado en forma de estrella que desapareció antes de ese año. Al fondo, una ventana y la hornacina de la Casa de don Juan Lara Alva.
La Plaza Juárez hacia 1960 (vista hacia el noreste). La parroquia y la barda del atrio dominan este costado de la plaza, mientras a la derecha destaca el fresno en el que fueron ahorcados algunos empleados de la hacienda de Ñadó durante la Revolución, Los restos de propaganda política en el muro atrial y los juegos infantiles forman parte de la deteriorada imagen de estos años.
Vista de la plaza hacia el noroeste, en la misma época. Al fondo, la Casa del Volcán (llamada así por la tienda "El Volcán de Orizaba" que existió en una de sus accesorias), la Casa del Portal de la Primavera, la torre del reloj y el muro del atrio.
Una escena ya irrepetible en la esquina sureste de la Plaza Juárez: el carbonero con sus burros entrega carbón en la Casa de don Juan Lara Alva. A la derecha, asoma un balcón de la Casa de los Alcántara Terreros. El aire antiguo de las casas y el empedrado nos dan una clara idea de la imagen original que debió presentar esta plaza en tiempos virreinales.
Esquina suroeste de la Plaza Juárez en 1972. La Casa de Ñadó, que ocupaba este ángulo, ha desaparecido y en su lugar se encuentra la casa de la "Superterraza", de intención colonial, bastante fallida. Al fondo, la Casa de la Tres Naciones, o de la Tortillería. Obsérvense las escalinatas con ñas que se salvava el desnivel de la calle con la plaza.
En esta forografía tomada desde la calle Manuel del Mazo, se observa el extremo oeste de la Plaza Juárez. Al fondo, el Portal de la Primavera y a la derecha, la Casa de Ñadó, sustituida por la Casa que aparece en la foto anterior. Aquí ya acusaba un serio deterioro. Sus ventanas se hallaban tapiadas y sus rejas habían desaparecido. En lugar de las bancas del extremo de la plaza que se muestran aquí, se construyó la fuente de la que hablamos líneas abajo.
Esta interesante fotografía, cortesía de Octavio Lara Chávez, permite conocer la cromática original de las "lunetas" en vísperas de la remodelación.
La remodelación de 1974 dio esta nueva imagen a la plaza. Las viejas lunetas han desaparecido y en su lugar se construyeron cuatro bancas con sendos pares de faroles enanos (que, como dicen acertadamente en el pueblo, no alumbran, encandilan). Todo el perímetro de la plaza ha sido rodeado por jardineras plantadas con azaleas y magnolias y luce un adoquinado nuevo en vez del cemento que reemplazó al empedrado original. La pulcritud es innegable, pero excesiva y escenográfica.
En la misma remodelación de 1974, se construyó en el extremo oeste de la plaza esta fuente. No es fea, aunque resulta totalmente ajena a la tradición constructiva aculquense. Lo verdaderamente desafortunado es que cierra la perspectiva de la plaza hacia el Portal del Volcán. Al fondo, resalta la inconclusa y horrenda torre del reloj del Padre Bernardo Contreras, construida en 1996.
Este es el aspecto actual del portal de la casa en la que hace años estuvo la tienda "El Volcán de Orizaba". Forma el costado poniente de la plaza, con la calle Manuel del Mazo de por medio. hace no más de tres años, las columnas originales fueron destruidas por un trailer y se reconstruyeron con cierta negligencia.
Otra vista reciente del extremo oeste de la plaza. Los muros blancos, el cielo azul, las palmeras (que ahora destacan en lugar del viejo fresno del atrio, caído casi totalmente en 1985), enfatizan el aire andaluz-extremeño que siempre tuvo Aculco, pero que la remodelación de 1974 exageró. Obsérvese que el reloj público aún mantenía su pretil antiguo, antes de la intervención estúpida de marzo de 2008.
En el costado sur de la plaza existe desde tiempo atrás un sitio de taxis. Antes, cuando la cantidad de automóviles y de pasajeros era pequeña, no significaba ningún estorbo, pero en la actualidad ha invadido este tramo y buena parte de la calle Juárez, que además utiliza indebida e ilegalmente como área de estacionamiento exclusivo.
La "Superterraza" en la actualidad.