Además del portal, obra de los años 50, esta fachada tiene pocos destalles notables. Uno de ellos es la portada de acceso, en cantera, con un antiguo portón de madera que perteneció originalmente a la casa de don Juan Lara Alva. Otro detalle es la portada del siglo XVIII en una de sus accesorias, la más occidental.
En el interior, la casa es un excelente ejemplo de vivienda media de Aculco con restos del siglo XVIII, pero predominantemente del XIX. En su gran patio, destaca un hermoso pozo recientemente restaurado. Alrededor, se despliegan los dos corredores en forma de L, a la manera tradicional del pueblo. Los corredores conservan sus pisos originales de ladrillo -lo mismo que todas las habitaciones- y se cubren con un tejado, apoyado en columnas de piedra con capiteles de ladrillo, todo enlucido.
Las habitaciones conservan sus techos de viguería y terrado. La única incorporación moderna es el comedor, construido sobre las antiguas cocinas, en el extremo norte del patio, que desentona un poco del conjunto. Sus corrales, a pesar de las modificaciones recientes, son quizá los más típicos de los que sobreviven en Aculco.
Lamentablemente, esta casa está ya en proceso de segregación, provocada por sus mismos dueños. Seis eran los herederos de esta propiedad y, desatinadamente, decidieron que a cada uno correspondía una angostísima franja de poco más de cuatro metros de una fachada a la otra; es decir, el espacio que hay entre pilar y pilar del portal de la fachada.
Naturalmente, esto no sólo va contra el sentido común -que habría propuesto en todo caso como mejor solución una copropiedad del tipo de condominio horizontal, que permitiría conservar en su disposición como áreas comunes el acceso y el patio, con terrenos con unas dimensiones más aprovechables- sino que va contra la propia ley: el Plan de Desarrollo Urbano Municipal no permite en esta zona del pueblo subdivisiones de terreno menores a ocho metros de frente.
Pero, ¿la ley? Si hemos visto al propio presidente municipal de Aculco violarla impunemente, si es algo que vemos en México entero todos los días, ¿podría impedir la ley esta sinrazón?
Por lo pronto, algunos de los dueños ya han colocado malla ciclónica marcando sus terrenos. Es así como la ambición llevará seguramente en poco tiempo a la destrucción de esta antigua casa.



