Quien haya visitado el Museo Nacional de Historia hace más de treinta años, quizá recordará que en una de sus vitrinas se encontraba un antigua espuela cuya cédula más o menos decía así: "espuela perteneciente a Hidalgo hallada en el campo de Aculco". De niño, volver a ver esa espuela era para mí una de las mejores razones para visitar el Castillo de Chapultepec, pero en algún momento dejó de estar a la vista y desde entonces no he sabido más de ella. Tal vez se halle en exhibición en algún otro lugar o quizá solamente reposa en las bodegas del edificio hasta que alguna renovación de la museografía la saque nuevamente a la luz.
¿Pero cómo es y cuál es la historia de esa supuesta espuela que el cura de Dolores habría abandonado en tierras aculquenses?
De lo primero no hay mucho que decir, pues no he podido hallar imágenes recientes y las fotografías viejas no permiten ver muchos detalles. De lo poco que se intuye de ellas y lo que puedo rescatar de mis recuerdos es que no es grande, está hecha de hierro forjado con alguna labor ornamental (no de plata como dicen algunas descripciones), la espiga forma un ligero ángulo al estilo de tiempos coloniales y la rodaja es más bien pequeña. No tiene correa ni pialera.
Acerca de su historia, hace tiempo me contaron que estuvo originalmente en posesión de los dueños de la hacienda de Arroyozarco. De sus manos habría pasado a las del general Vicente Riva Palacio, quien en 1894 la donó junto con otros muchos objetos históricos al Museo Nacional, instalado entonces en el edificio de la antigua Casa de Moneda. A las piezas que forman parte de esa donación se les conoce en conjunto como "Lote Riva Palacio" e incluye cosas de gran valor histórico, como son los objetos personales del general Vicente Guerrero (abuelo de Riva Palacio), pero también algunas otras de cuya pertenencia a personajes históricos se tiene menos certeza. Parece ser el caso de esta espuela, pues quienes la mencionaron en los catálogos del museo casi invariablemente expresan esa duda:
"Espuela que parece haber pertenecido al señor cura don Miguel Hidalgo" (Jesús Galindo y Villa, Guía para visitar los salones de historia de México del Museo Nacional, 1899).
"Espuela que, según la tradición, perteneció al señor cura don Miguel Hidalgo y Costilla. Objeto donado en 1894 por el Gral. D. Vicente Riva Palacio" (Museo Nacional de México, 1906).
Pero en esos viejos catálogos del museo falta además una información esencial: aquella que relaciona la espuela con Aculco. La verdad es que sólo he podido hallar textos muy tardíos que mencionan esa relación, como la nota "Reducto de la insurgencia", del reportero Ramón Morones, aparecida en el periódico Excélsior del 23 de enero de 1960, que habla sobre las pertenencias que los jefes rebeldes que se exhibían entonces en Chapultepec:
Entre las diversas reliquias del jefe de la insurgencia, existen ahí su relicario más preciado, una hermosa espuela de plata que le perteneció y que quedó abandonada en la batalla de Aculco.
¿Será verdadera su historia? ¡Quién puede saberlo! La espuela de Hidalgo o espuela de Aculco quizá no sea ni lo uno ni lo otro. Es muy difícil imaginar que alguien pueda haberse percatado de su pérdida en medio de la batalla o hasta en plena huída, que la haya logrado rescatar y resguardar, que pudiera transmitir a otros esa historia junto con el objeto.
Difícil, pero claro, no imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.