El dibujo acuarelado de 1838
Uno de los hallazgos más afortunados en la búsqueda de imágenes históricas de Aculco ha sido el de un dibujo acuarelado de 1838 que se conserva en Texas. De él nos hemos servido ya para ilustrar varios posts recientes del blog "Aculco, lo que fue y lo que es" y también para enriquecer varias entradas viejas, como la de la Capilla de la Tercera Orden o la de la Casa de Hidalgo. Pero nunca hasta ahora he querido mostrarlo completo, en buena medida debido a que hay mucha gente por ahí que se aprovecha de las imágenes obtenidas, coleccionadas o recuperadas por un servidor sin colocar siquiera una referencia a este blog, más aún tratándose esta vez de una imagen inédita que pienso utilizar en una publicación futura. Por ello disculparán los lectores que, aunque presente ahora el dibujo completo, lo haga con una desagradable marca de agua.
La obra es un dibujo a pluma realizado sobre papel y coloreado con acuarela, firmado con las iniciales J.C.F. Aunque de estilo ingenuo -más cercano a obras similares del siglo XVIII que a las del XIX- es notable la intención del autor de mostrar con todo detalle los edificios de la mitad oriente de la Plaza de la Constitución del pueblo, a los que identifica con letras en la parte inferior. Este afán por el detalle se revela hasta en el título del dibujo: "Vista de la plaza llamada principal del pueblo de Sn. Gerónimo Aculco, copiada entre las dos y tres de la tarde del día 14 de Enero de 1838".
La primera impresión que produce la obra es el reconocimiento: el Aculco de hace 174 años es ya plenamente identificable en el actual. Enseguida, comenzamos notar las diferencias más grandes, como la ausencia de los portales de La Primavera y de Las Carnicerías, o la torre del reloj, adosados al muro atrial muchos años más tarde. Luego viene ya el conteo de las pérdidas: la capilla de la Tercera Orden de San Francisco, los arcos invertidos del muro poniente del atrio y su acceso, el chapitel (del que desconocíamos completamente su existencia hasta la aparición de este dibujo). Finalmente y sólo al revisar el dibujo con mucho detalle, se nos muestran las diferencias más sutiles: la falta de la cúpula y la bóveda de la parroquia, que serían construidas sólo unos años después, entre 1843 y 1845, el pretil almenado que coronaba los muros de la nave del templo, las columnitas que flanqueaban el nicho de San Francisco en la capilla de la Tercera Orden, el remate barroco desaparecido de la casa de los Alcántara Terreros, el dintel recto y no curvo como ahora de la Casa de Hidalgo y su desaparecida decoración de argamasa, la veleta en la torre parroquial, la falta inexplicable del nicho de la Inmaculada en la fachada de la parroquia o de las capillas posas del atrio, que ya debieron haber estado allí...
La importancia de este dibujo reside naturalmente en el detalle y en su antiguedad, pues es cuando menos unos cincuenta años anterior a las fotografías más viejas que existen de Aculco. Es un documento único que nos permite conocer el aspecto de aquel pueblo auténticamente colonial, que a 17 años de la consumación de la Independencia guardaba seguramente la imagen que alcanzó en los últimos años del virreinato y que fue la misma que tuvo ante sus ojos el cura Miguel Hidalgo cuando llegó a él a principios de 1810. Este dibujo permite desechar errores, como aquel de Elisa Vargas Lugo en su texto "La Vicaría de Aculco", que suponía que la fachada de la parroquia tenía su origen en una mala reconstrucción después del terremoto de 1912; abre también interrogantes, como la del ya mencionado chapitel, o el de la ubicación del Juzgado o Casas de Cabildo; finalmente, aclara puntos, como el de la cromática del pueblo, pues es de destacarse que todas las construcciones civiles aparecen completamente blanqueadas y con sus detalles de cantería a la vista, lo mismo que la capilla de la Tercera Orden y el muro atrial (éste protegido por un guardapolvos rojo). Sólo la fachada de la parroquia muestra sus paramentos pintados en un rojo deslavado.
En suma, gracias a este dibujo se abre ante nosotros una ventana, la mejor hasta ahora, a la originalidad de un Aculco que sólo pudieron ver así nuestros tatarabuelos y choznos. Un Aculco perdido ya en buena medida que, aunque fue y ya no será, por lo menos queda fijo aquí como era en aquella tarde del 14 de enero de 1838.
lunes, 5 de marzo de 2012
lunes, 27 de febrero de 2012
La escuela "Venustiano Carranza" (hoy Casa de la Cultura)
La escuela Venustiano Carranza en la década de 1960, cuando era ya secundaria.
Hace algún tiempo, escribí en este blog sobre el antiguo palacio municipal de Aculco y los restos que sobreviven (seguramente ya por poco tiempo) en la calle Juárez y su esquina con Pípila. Hoy toca el turno de hablar del edificio que se erigió ocupando la mayor parte del solar de aquella construcción, el de la Escuela Venustiano Carranza, actualmente Casa de la Cultura de Aculco.
El edificio en nuestros días.
Como recordarán los lectores de Aculco, lo que fue y lo que es, la vivienda que existió en este sitio era conocida como la "Casa de Ejercicios" y perteneció al padre Nicolás Basurto, quien la entregó en préstamo a la corporación municipal desde mediados del siglo XIX. En 1875, su hijo y heredero el licenciado Nicolás Basurto, permitió que el préstamo continuara y fue hasta enero de 1884 que el Ayuntamiento adquirió formalmente esta propiedad en 400 pesos. La descripción que entonces se hizo de este inmueble nos habla de sus grandes dimensiones, pues incluía "trece piezas (cuartos), dos cocinas, patio y corral", sus linderos eran "al norte con la señora Trinidad Montes de Oca" (las casas de los Alcántara Terreros y Ñadó), al sur "con el callejón que va hacia la hacienda de Ñadó" (Pípila), "al este con la Calle del Águila" (Juárez), al oeste con la "calle del Calvario" (Manuel del Mazo).
Escolares aculquenses hacia 1917.
Por lo menos desde 1875, este edificio albergaba la "escuela nacional", al parecer sólo para niños varones ya que años después el Ayuntamiento cedió otra sección para que fuera ocupada por la "academia de niñas de la cabecera", bajo la dirección de la profesora Micaela Canal. Así reunidas en el mismo inmueble que ocupaba la presidencia y sus oficinas, continuaron funcionando las escuelas públicas de Aculco por cerca de medio siglo más, aunque su carácter de escuelas elementales (con sólo tres o cuatro grados) obligó a algunos padres de familia a organizarse para establecer un par de escuelas privadas -cuya historia detallada desconozco-, en las que los niños podían terminar la primaria completa sin salir del pueblo.
Don Napoleón Lara Rodríguez, director de la escuela primaria de Aculco entre 1945 y 1952.
Hacia 1945, fue nombrado director de la Escuela Primaria Elemental de Aculco el profesor Napoleón Lara Rodríguez. Casi de inmediato, Lara inició las gestiones para que su escuela incluyera también la primaria superior hasta el 6o. grado, lo que se alcanzaría sólo en 1948. También, y en estrecha colaboración con el Ayuntamiento, elevó una petición al gobernador Alfredo del Mazo para que la institución pudiera contar con un edificio "nuevo y funcional". Aceptada la idea por el Gobierno del Estado, las autoridades aculquenses, quizá con exceso de entusiasmo, decidieron donar para el proyecto no sólo el área ocupada de tiempo atrás por las escuelas sino prácticamente todo el edificio municipal, quedando así el Ayuntamiento sin sede fija por varios años, hasta que le fue cedida la Casa del Quisquémel en la década de 1950. El antiguo edificio municipal, datado por una inscripción en 1787 y que se encontraba algo dañado desde el terremoto de 1912, fue demolido entonces y en su lugar se levantó la nueva escuela denominada "Venustiano Carranza".
Plano del edificio, con la distribución que corresponde a su transformación en Casa de la Cultura en 1996.
Acceso principal al inmueble.
El edificio escolar, al que ya difícilmente podemos llamar nuevo pues acaba de cumplir 65 años, se levantó sobre un área de 1,760 metros cuadrados. El autor de diseño, al mismo tiempo que creó un edificio moderno, soleado, ventilado y funcional (de hecho, el primero en Aculco que hizo uso extenso del concreto armado en sus cubiertas) asumió con gran sensibilidad la tradición constructiva local en sus materiales, proporciones y elementos ornamentales. El acceso principal sobre la calle Manuel del Mazo (que siempre he creído que se inspiró en algún detalle del antiguo edificio, o que incluso tal vez reutilizó un marco de cantera procedente de él), resulta así una elaboración discretamente neobarroca, con un marco en forma de H a la manera del siglo XVIII, cornisa mixtilínea, un par de almenas flanqueando el remate adornado con róleos, labrado como para albergar un escudo. En sus ventanas de cerramiento curvo, la piedra blanca presta un toque identificable inmediatamente como propiamente aculquense en construcciones adyacentes, como las Casas de la Palma, que utilizan profusamente este material.
Fachada del auditorio anexo a la antigua escuela.
Al fondo del patio y con su fachada principal hacia la calle Pípila, se levantó el auditorio escolar anexo, que también hizo las veces por muchos años de teatro y cine del pueblo. En su elaborada cornisa, también de piedra blanca y perfil mixtilíneo con arcos invertidos, es posible ver la influencia del muro atrial de la parroquia, pero también la de una construcción civil ya desaparecida, la Casa de los Mondragón Buenavista, que se encontraba casi frente a la escuela y tenía un remate similar. (Si quieres ver unas fotos del interior de este auditorio puedes pinchar aquí).
El auditorio con su coronamiento en forma de arcos invertidos destaca en esta vista de Aculco desde la torre de la parroquia.
La escuela Venustiano Carranza fue inaugurada con un gran festejo por el presidente de la República, Miguel Alemán Valdés, y el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo Vélez, el día 6 de enero de 1947. Fue en esa misma fecha cuando la antigua Calle del Calvario, después llamada asimismo Calle de don Francisco Morales, fue bautizada con el nombre de Manuel del Mazo, en honor al padre del "señor gobernador"; un ejemplo de la abyección a la que llegaban las autoridades municipales en los tiempos más "gloriosos" del PRI y de la que no ha podido desprenderse todavía nuestro país.
En septiembre de 1959, nuevamente por gestiones de don Napoleón Lara, se creó la Escuela Secundaria "Venustiano Carranza" por Cooperación en el mismo inmueble de Manuel del Mazo y Pípila. La escuela primaria, ahora con el nombre de "Isidro Fabela", fue trasladada a unas instalaciones mucho más amplias ubicadas justo donde termina el pueblo de Aculco y comienza el Barrio de la Soledad. La secundaria se mantendría ahí hasta septiembre de 1986, cuando se le mudó a un nuevo plantel en el Barrio de San Jerónimo, a espaldas del Mercado Municipal, mientras que en el viejo edificio se instalaba esta vez la Escuela Preparatoria.
Folleto repartido en la inauguración de la Casa de la Cultura en 1996.
En 1996, finalmente, se concluyó un nuevo edificio para la Preparatoria en lo que había sido el rancho de Las Conchitas y así, la escuela que vio pasar generaciones de niños y jóvenes aculquenses en distintos niveles educativos fue atinadamente destinada a Casa de la Cultura, albergando también el Archivo Histórico Municipal y alguna otra dependencia oficial. Ya con esa nueva vocación, se reinauguró el 10 de diciembre de 1996, por el gobernador César Camacho Quiroz, Jorge Guadarrama, director del Instituto Mexiquense de Cultura, Efrén Reyes Hernández, presidente municipal, y la maestra Eloisa Uribe Morales, primera directora de la Casa de la Cultura.
Escudo de la Casa de la Cultura de Aculco al fondo del patio.
Hace algún tiempo, escribí en este blog sobre el antiguo palacio municipal de Aculco y los restos que sobreviven (seguramente ya por poco tiempo) en la calle Juárez y su esquina con Pípila. Hoy toca el turno de hablar del edificio que se erigió ocupando la mayor parte del solar de aquella construcción, el de la Escuela Venustiano Carranza, actualmente Casa de la Cultura de Aculco.
El edificio en nuestros días.
Como recordarán los lectores de Aculco, lo que fue y lo que es, la vivienda que existió en este sitio era conocida como la "Casa de Ejercicios" y perteneció al padre Nicolás Basurto, quien la entregó en préstamo a la corporación municipal desde mediados del siglo XIX. En 1875, su hijo y heredero el licenciado Nicolás Basurto, permitió que el préstamo continuara y fue hasta enero de 1884 que el Ayuntamiento adquirió formalmente esta propiedad en 400 pesos. La descripción que entonces se hizo de este inmueble nos habla de sus grandes dimensiones, pues incluía "trece piezas (cuartos), dos cocinas, patio y corral", sus linderos eran "al norte con la señora Trinidad Montes de Oca" (las casas de los Alcántara Terreros y Ñadó), al sur "con el callejón que va hacia la hacienda de Ñadó" (Pípila), "al este con la Calle del Águila" (Juárez), al oeste con la "calle del Calvario" (Manuel del Mazo).
Escolares aculquenses hacia 1917.
Por lo menos desde 1875, este edificio albergaba la "escuela nacional", al parecer sólo para niños varones ya que años después el Ayuntamiento cedió otra sección para que fuera ocupada por la "academia de niñas de la cabecera", bajo la dirección de la profesora Micaela Canal. Así reunidas en el mismo inmueble que ocupaba la presidencia y sus oficinas, continuaron funcionando las escuelas públicas de Aculco por cerca de medio siglo más, aunque su carácter de escuelas elementales (con sólo tres o cuatro grados) obligó a algunos padres de familia a organizarse para establecer un par de escuelas privadas -cuya historia detallada desconozco-, en las que los niños podían terminar la primaria completa sin salir del pueblo.
Don Napoleón Lara Rodríguez, director de la escuela primaria de Aculco entre 1945 y 1952.
Hacia 1945, fue nombrado director de la Escuela Primaria Elemental de Aculco el profesor Napoleón Lara Rodríguez. Casi de inmediato, Lara inició las gestiones para que su escuela incluyera también la primaria superior hasta el 6o. grado, lo que se alcanzaría sólo en 1948. También, y en estrecha colaboración con el Ayuntamiento, elevó una petición al gobernador Alfredo del Mazo para que la institución pudiera contar con un edificio "nuevo y funcional". Aceptada la idea por el Gobierno del Estado, las autoridades aculquenses, quizá con exceso de entusiasmo, decidieron donar para el proyecto no sólo el área ocupada de tiempo atrás por las escuelas sino prácticamente todo el edificio municipal, quedando así el Ayuntamiento sin sede fija por varios años, hasta que le fue cedida la Casa del Quisquémel en la década de 1950. El antiguo edificio municipal, datado por una inscripción en 1787 y que se encontraba algo dañado desde el terremoto de 1912, fue demolido entonces y en su lugar se levantó la nueva escuela denominada "Venustiano Carranza".
Plano del edificio, con la distribución que corresponde a su transformación en Casa de la Cultura en 1996.
Acceso principal al inmueble.
El edificio escolar, al que ya difícilmente podemos llamar nuevo pues acaba de cumplir 65 años, se levantó sobre un área de 1,760 metros cuadrados. El autor de diseño, al mismo tiempo que creó un edificio moderno, soleado, ventilado y funcional (de hecho, el primero en Aculco que hizo uso extenso del concreto armado en sus cubiertas) asumió con gran sensibilidad la tradición constructiva local en sus materiales, proporciones y elementos ornamentales. El acceso principal sobre la calle Manuel del Mazo (que siempre he creído que se inspiró en algún detalle del antiguo edificio, o que incluso tal vez reutilizó un marco de cantera procedente de él), resulta así una elaboración discretamente neobarroca, con un marco en forma de H a la manera del siglo XVIII, cornisa mixtilínea, un par de almenas flanqueando el remate adornado con róleos, labrado como para albergar un escudo. En sus ventanas de cerramiento curvo, la piedra blanca presta un toque identificable inmediatamente como propiamente aculquense en construcciones adyacentes, como las Casas de la Palma, que utilizan profusamente este material.
Fachada del auditorio anexo a la antigua escuela.
Al fondo del patio y con su fachada principal hacia la calle Pípila, se levantó el auditorio escolar anexo, que también hizo las veces por muchos años de teatro y cine del pueblo. En su elaborada cornisa, también de piedra blanca y perfil mixtilíneo con arcos invertidos, es posible ver la influencia del muro atrial de la parroquia, pero también la de una construcción civil ya desaparecida, la Casa de los Mondragón Buenavista, que se encontraba casi frente a la escuela y tenía un remate similar. (Si quieres ver unas fotos del interior de este auditorio puedes pinchar aquí).
El auditorio con su coronamiento en forma de arcos invertidos destaca en esta vista de Aculco desde la torre de la parroquia.
La escuela Venustiano Carranza fue inaugurada con un gran festejo por el presidente de la República, Miguel Alemán Valdés, y el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo Vélez, el día 6 de enero de 1947. Fue en esa misma fecha cuando la antigua Calle del Calvario, después llamada asimismo Calle de don Francisco Morales, fue bautizada con el nombre de Manuel del Mazo, en honor al padre del "señor gobernador"; un ejemplo de la abyección a la que llegaban las autoridades municipales en los tiempos más "gloriosos" del PRI y de la que no ha podido desprenderse todavía nuestro país.
En septiembre de 1959, nuevamente por gestiones de don Napoleón Lara, se creó la Escuela Secundaria "Venustiano Carranza" por Cooperación en el mismo inmueble de Manuel del Mazo y Pípila. La escuela primaria, ahora con el nombre de "Isidro Fabela", fue trasladada a unas instalaciones mucho más amplias ubicadas justo donde termina el pueblo de Aculco y comienza el Barrio de la Soledad. La secundaria se mantendría ahí hasta septiembre de 1986, cuando se le mudó a un nuevo plantel en el Barrio de San Jerónimo, a espaldas del Mercado Municipal, mientras que en el viejo edificio se instalaba esta vez la Escuela Preparatoria.
Folleto repartido en la inauguración de la Casa de la Cultura en 1996.
En 1996, finalmente, se concluyó un nuevo edificio para la Preparatoria en lo que había sido el rancho de Las Conchitas y así, la escuela que vio pasar generaciones de niños y jóvenes aculquenses en distintos niveles educativos fue atinadamente destinada a Casa de la Cultura, albergando también el Archivo Histórico Municipal y alguna otra dependencia oficial. Ya con esa nueva vocación, se reinauguró el 10 de diciembre de 1996, por el gobernador César Camacho Quiroz, Jorge Guadarrama, director del Instituto Mexiquense de Cultura, Efrén Reyes Hernández, presidente municipal, y la maestra Eloisa Uribe Morales, primera directora de la Casa de la Cultura.
Escudo de la Casa de la Cultura de Aculco al fondo del patio.
lunes, 20 de febrero de 2012
El reloj de sol de Arroyozarco
El reloj de sol del Hotel de Diligencias de Arroyozarco
El municipio de Aculco tiene el privilegio de contar no sólo con uno, sino con dos de los relojes de sol histórica y artísticamente más importantes que sobreviven en el Estado de México. Un tercer cuadrante, que se encontraba hasta hace no muchos años mal colocado sobre el acceso al atrio de la capilla de Santiago Toxhié, resultaba también muy interesante, pero no tenía la buena factura ni alcanzaba las dimensiones de los otros dos.
De uno de aquellos dos grandes relojes solares, el de la parroquia, hemos hablado ya ampliamente en un post anterior. Esta vez nos referiremos al instrumento que se encuentra rematando uno de los machones esquineros del antiguo Hotel de Diligencias de Arroyozarco.
El reloj de sol de Arroyozarco se ubica coronando el vértice del cuerpo lateral derecho de la fachada principal del edificio, mirando en dirección al sur. De tal manera, su uso está restringido a los meses de agosto a abril, como corresponde a todos los relojes solares que dan hacia ese punto cardinal en la región intertropical. Tiene aproximadamente 1.38 metros de altura. Su pedestal tiene forma semipiramidal y en su cara principal muestra la fecha de su construcción: 1845 (es decir, es unas cinco décadas más "joven" que el de la parroquia), junto con la leyenda "EL SOL MARCA LA HORA". El cuadrante, con una cavidad de menos de un cuarto de esfera, lleva al centro de la parte superior su gnomon y en el borde incisas las horas en números romanos. En los bordes exteriores del cuadrante ostenta dos pares de florones y en su pedestal un par más. En su cúspide, el reloj lleva un remate neoclásico, al parecer trunco.
Levantamiento arquitectónico del reloj. Tomado de la tesis del Arq. Joel Lara Mondragón titulada Propuesta de restauración del antiguo ex-hotel de diligencias de Arroyo Zarco... (2008).
Por la fecha de su construcción, este reloj corresponde a los tiempos en que fue propietario de Arroyozarco don Francisco Marañón (1844-1849), es decir, resulta anterior a las obras de mediados del siglo XIX que transformaron el viejo mesón virreinal en elegante Hotel de Diligencias en tiempos de su siguiente dueño, don Anselmo Zurutuza.
Ahora que el Hotel de Arroyozarco se encuentra en franco proceso de destrucción y los responsables de este edificio de propiedad federal, en lugar de reparar o por lo menos apuntalar sus destartaladas azoteas, sólo atinan a clausurar el ácceso principal para evitar que el viejo inmueble se le venga encima a alguien cualquiera de estos días, vale la pena hacer notar detalles como el de este reloj. Porque puede ser que en una fecha no muy lejana de él sólo queden los pedazos entre el escombro.
El reloj, coronando la esquina del cuerpo lateral derecho de la fachada principal.
El municipio de Aculco tiene el privilegio de contar no sólo con uno, sino con dos de los relojes de sol histórica y artísticamente más importantes que sobreviven en el Estado de México. Un tercer cuadrante, que se encontraba hasta hace no muchos años mal colocado sobre el acceso al atrio de la capilla de Santiago Toxhié, resultaba también muy interesante, pero no tenía la buena factura ni alcanzaba las dimensiones de los otros dos.
De uno de aquellos dos grandes relojes solares, el de la parroquia, hemos hablado ya ampliamente en un post anterior. Esta vez nos referiremos al instrumento que se encuentra rematando uno de los machones esquineros del antiguo Hotel de Diligencias de Arroyozarco.
El reloj de sol de Arroyozarco se ubica coronando el vértice del cuerpo lateral derecho de la fachada principal del edificio, mirando en dirección al sur. De tal manera, su uso está restringido a los meses de agosto a abril, como corresponde a todos los relojes solares que dan hacia ese punto cardinal en la región intertropical. Tiene aproximadamente 1.38 metros de altura. Su pedestal tiene forma semipiramidal y en su cara principal muestra la fecha de su construcción: 1845 (es decir, es unas cinco décadas más "joven" que el de la parroquia), junto con la leyenda "EL SOL MARCA LA HORA". El cuadrante, con una cavidad de menos de un cuarto de esfera, lleva al centro de la parte superior su gnomon y en el borde incisas las horas en números romanos. En los bordes exteriores del cuadrante ostenta dos pares de florones y en su pedestal un par más. En su cúspide, el reloj lleva un remate neoclásico, al parecer trunco.
Levantamiento arquitectónico del reloj. Tomado de la tesis del Arq. Joel Lara Mondragón titulada Propuesta de restauración del antiguo ex-hotel de diligencias de Arroyo Zarco... (2008).
Por la fecha de su construcción, este reloj corresponde a los tiempos en que fue propietario de Arroyozarco don Francisco Marañón (1844-1849), es decir, resulta anterior a las obras de mediados del siglo XIX que transformaron el viejo mesón virreinal en elegante Hotel de Diligencias en tiempos de su siguiente dueño, don Anselmo Zurutuza.
Ahora que el Hotel de Arroyozarco se encuentra en franco proceso de destrucción y los responsables de este edificio de propiedad federal, en lugar de reparar o por lo menos apuntalar sus destartaladas azoteas, sólo atinan a clausurar el ácceso principal para evitar que el viejo inmueble se le venga encima a alguien cualquiera de estos días, vale la pena hacer notar detalles como el de este reloj. Porque puede ser que en una fecha no muy lejana de él sólo queden los pedazos entre el escombro.
El reloj, coronando la esquina del cuerpo lateral derecho de la fachada principal.
miércoles, 15 de febrero de 2012
Cástulo Arciniega, tres veces presidente municipal
Don Cástulo Arciniega
Hace ya bastantes años comenzó a formarse en la presidencia municipal de Aculco una galería de retratos de presidentes municipales que adornan las paredes del salón de cabildos. Se trató de una iniciativa loable de recuperación de la memoria gracias a la cual podemos conocer el rostro de quienes gobernaron Aculco en el último siglo y un poco más allá.
Por supuesto, la secuencia de presidentes municipales tiene lagunas, generalmente muy difíciles de llenar, ya por tratarse de personajes pertenecientes a familias que han desaparecido del pueblo o simplemente por la falta de fotografías conocidas aún entre sus descendientes. La antigüedad señala también, claro, un límite, ya que resulta muy difícil encontrar fotografías aculquenses anteriores a la década de 1890; de ahí que algunos presidentes se nos muestren en esta colección ya en su vejez, aún cuando hayan ocupado el cargo en su juventud.
Entre los presidentes municipales ausentes en dicha galería está don Cástulo Arciniega, de quien presentamos este retrato inédito. Él presidió la corporación municipal en tres ocasiones en la segunda mitad del siglo XIX. Debemos recordar que en aquellos años este cargo se ocupaba por un período de tan sólo un año y en no pocas ocasiones se ejercía sin goce alguno de sueldo. Por ello no existían políticos profesionales locales: el puesto recaía normalmente en personas respetadas de la comunidad, que no tenían la menor intención de enriquecerse en cargos de gobierno (cosa por otra parte imposible dado el exiguo presupuesto que podían ejercer) y su servicio como presidentes municipales, bueno o malo, tenía por lo menos el sello de la buena voluntad.
¡Qué enorme diferencia con nuestros tiempos!
Cástulo Arciniega nació en Aculco el 26 de marzo de 1828, aunque también se ha mencionado a Polotitlán como su lugar de origen. Esto resulta dudoso al considerar que en aquel entonces no existía aún ese pueblo (sólo su antecesor, la venta o ranchería de La Soledad) y que su territorio municipal actual era todavía por aquellos años parte de la jurisdicción de nuestro municipio. Era hijo de José Arciniega quien, al parecer, es el mismo personaje que se menciona como asistente del general insurgente Miguel Mondragón, que fue capturado con él al pie el cerro de Ñadó en mayo de 1814 y liberado por el gobierno virreinal en 1815. Cástulo contrajo matrimonio con doña María de Jesús Basurto y tuvo una numerosa descendencia, pese a lo cual -y aunque conserva descendientes entre los que me cuento- su apellido prácticamente se perdió ya en Aculco.
Cástulo Arciniega fue presidente municipal en 1862, 1879 y 1875. Se desempeñó también como síndico municipal bajo la presidencia de Salvador Ramírez en 1869 y nuevamente bajo la de Francisco Ramírez en 1887. Su filiación conservadora queda más que clara al conocer que bautizó a uno de sus hijos, nacido precisamente en el emblemático año de 1867, como Maximiliano Miguel Tomás, los nombres de los tres fusilados en el Cerro de las Campanas de Querétaro. Arciniega murió en Aculco y fue sepultado el en el panteón municipal el 25 de mayo de 1896.
Ojalá que, así como las autoridades del Ayuntamiento actual de Aculco han descargado diligentemente numerosas imágenes de mi colección mostradas en este blog para utilizarlas sin mi autorización en publicaciones, páginas de internet, folletos, etc., descarguen también ésta -ahora sí con mi anuencia- para hacer un poco más completa la galería de presidentes municipales de Aculco.
Lápida del sepulcro de don Cástulo Arciniega, que guarda también los restos de su su esposa, algunos de sus hijos y una de sus nueras.
El sepulcro de don Cástulo en el panteón municipal de Aculco.
Hace ya bastantes años comenzó a formarse en la presidencia municipal de Aculco una galería de retratos de presidentes municipales que adornan las paredes del salón de cabildos. Se trató de una iniciativa loable de recuperación de la memoria gracias a la cual podemos conocer el rostro de quienes gobernaron Aculco en el último siglo y un poco más allá.
Por supuesto, la secuencia de presidentes municipales tiene lagunas, generalmente muy difíciles de llenar, ya por tratarse de personajes pertenecientes a familias que han desaparecido del pueblo o simplemente por la falta de fotografías conocidas aún entre sus descendientes. La antigüedad señala también, claro, un límite, ya que resulta muy difícil encontrar fotografías aculquenses anteriores a la década de 1890; de ahí que algunos presidentes se nos muestren en esta colección ya en su vejez, aún cuando hayan ocupado el cargo en su juventud.
Entre los presidentes municipales ausentes en dicha galería está don Cástulo Arciniega, de quien presentamos este retrato inédito. Él presidió la corporación municipal en tres ocasiones en la segunda mitad del siglo XIX. Debemos recordar que en aquellos años este cargo se ocupaba por un período de tan sólo un año y en no pocas ocasiones se ejercía sin goce alguno de sueldo. Por ello no existían políticos profesionales locales: el puesto recaía normalmente en personas respetadas de la comunidad, que no tenían la menor intención de enriquecerse en cargos de gobierno (cosa por otra parte imposible dado el exiguo presupuesto que podían ejercer) y su servicio como presidentes municipales, bueno o malo, tenía por lo menos el sello de la buena voluntad.
¡Qué enorme diferencia con nuestros tiempos!
Cástulo Arciniega nació en Aculco el 26 de marzo de 1828, aunque también se ha mencionado a Polotitlán como su lugar de origen. Esto resulta dudoso al considerar que en aquel entonces no existía aún ese pueblo (sólo su antecesor, la venta o ranchería de La Soledad) y que su territorio municipal actual era todavía por aquellos años parte de la jurisdicción de nuestro municipio. Era hijo de José Arciniega quien, al parecer, es el mismo personaje que se menciona como asistente del general insurgente Miguel Mondragón, que fue capturado con él al pie el cerro de Ñadó en mayo de 1814 y liberado por el gobierno virreinal en 1815. Cástulo contrajo matrimonio con doña María de Jesús Basurto y tuvo una numerosa descendencia, pese a lo cual -y aunque conserva descendientes entre los que me cuento- su apellido prácticamente se perdió ya en Aculco.
Cástulo Arciniega fue presidente municipal en 1862, 1879 y 1875. Se desempeñó también como síndico municipal bajo la presidencia de Salvador Ramírez en 1869 y nuevamente bajo la de Francisco Ramírez en 1887. Su filiación conservadora queda más que clara al conocer que bautizó a uno de sus hijos, nacido precisamente en el emblemático año de 1867, como Maximiliano Miguel Tomás, los nombres de los tres fusilados en el Cerro de las Campanas de Querétaro. Arciniega murió en Aculco y fue sepultado el en el panteón municipal el 25 de mayo de 1896.
Ojalá que, así como las autoridades del Ayuntamiento actual de Aculco han descargado diligentemente numerosas imágenes de mi colección mostradas en este blog para utilizarlas sin mi autorización en publicaciones, páginas de internet, folletos, etc., descarguen también ésta -ahora sí con mi anuencia- para hacer un poco más completa la galería de presidentes municipales de Aculco.
Lápida del sepulcro de don Cástulo Arciniega, que guarda también los restos de su su esposa, algunos de sus hijos y una de sus nueras.
El sepulcro de don Cástulo en el panteón municipal de Aculco.
miércoles, 8 de febrero de 2012
La consagración del nuevo siglo
Lápida de consagración del siglo XX a Jesucristo Redentor en la parroquia de Aculco. La frase latina ANNO 1900 - JESVS CHRISTVS - DEVS HOMO - VIVIT - REGNAT -IMPERAT significa "Año 1900. Jesucristo, Dios hecho hombre, vive, reina y manda"
Seguramente los lectores de este blog han observado la cruz que se encuentra en la base de la torre de la parroquia, en la cara que da hacia el atrio. De hecho, me referí a ella en un post anterior, en el que me preguntaba si podría tratarse acaso de la desaparecida cruz atrial, pues al observarla con cuidado resulta evidente que se trata de una escultura exenta, hecha para erguirse sobre una peana que dejó su huella en la parte inferior de la cruz, y que fue empotrada en el muro muy posteriormente.
En realidad, la cruz mantiene el misterio de su ubicación original. Pero sobre la lápida que la acompaña he encontrado alguna información que revela su origen, así como las razones de su ubicacíón actual en conjunto con la cruz.
Invitación de la comisión internacional publicada en la Gaceta Eclesiástica Mexicana el 1o de julio de 1898.
Hacia el año de 1898, el papa León XIII determinó solemnizar especialmente el jubileo del Año Santo de 1900 -por tratarse del cambio de centuria- consagrando el nuevo siglo a Jesucristo Redentor. Esta conmemoración debía ser, además, una expiación "a fin de ofrecer alguna satisfacción a Dios, tan ultrajado y negado por los descreídos de este siglo diecinueve" (1). Para tal efecto, el papa creó una junta o comisión internacional presidida por el cardenal Jacobini, que entre otras cosas determinó
Como puede verse, la feligresía aculquense siguió las recomendaciones de la comisión al pie de la letra, dejándonos así la cruz y lápida para memoria de aquel ya lejano cambio de siglo. Un recuerdo cuyo sentido se perdió por muchos años, pero que ahora podemos devolverle con una simple mirada entendida.
La cruz "incrustada" y la lápida conmemorativa.
NOTAS
(1) Kenelm Vaughan. Viajes en España y Sud-América. Christian Press Association, New York, 1904, pág. 65.
(2) "Invitación de la Comisión Internacional para el solemne homenaje a Jesucristo Redentor", Gaceta Eclesiástica Mexicana, 1o. de julio de 1898, pág. 42.
Seguramente los lectores de este blog han observado la cruz que se encuentra en la base de la torre de la parroquia, en la cara que da hacia el atrio. De hecho, me referí a ella en un post anterior, en el que me preguntaba si podría tratarse acaso de la desaparecida cruz atrial, pues al observarla con cuidado resulta evidente que se trata de una escultura exenta, hecha para erguirse sobre una peana que dejó su huella en la parte inferior de la cruz, y que fue empotrada en el muro muy posteriormente.
En realidad, la cruz mantiene el misterio de su ubicación original. Pero sobre la lápida que la acompaña he encontrado alguna información que revela su origen, así como las razones de su ubicacíón actual en conjunto con la cruz.
Invitación de la comisión internacional publicada en la Gaceta Eclesiástica Mexicana el 1o de julio de 1898.
Hacia el año de 1898, el papa León XIII determinó solemnizar especialmente el jubileo del Año Santo de 1900 -por tratarse del cambio de centuria- consagrando el nuevo siglo a Jesucristo Redentor. Esta conmemoración debía ser, además, una expiación "a fin de ofrecer alguna satisfacción a Dios, tan ultrajado y negado por los descreídos de este siglo diecinueve" (1). Para tal efecto, el papa creó una junta o comisión internacional presidida por el cardenal Jacobini, que entre otras cosas determinó
Que en todas partes se procure perpetuar de manera especial la memoria de la solemne profesión de fe, hecha al acabar nuestro siglo, para lo cual, en misiones y ejercicios que se hagan, se podrán erigir cruces conmemorativas que lleven el siguiente epígrafe:
___________
ANNO 1900
JESVUS CHRISTVS
DEVS HOMO
VIVIT REGNAT IMPERAT
___________
En todas las catedrales e iglesias matrices, se podría incrustar en la pared una de las cruces conmemorativas y descubrirse en la última noche del siglo XIX (2).
Como puede verse, la feligresía aculquense siguió las recomendaciones de la comisión al pie de la letra, dejándonos así la cruz y lápida para memoria de aquel ya lejano cambio de siglo. Un recuerdo cuyo sentido se perdió por muchos años, pero que ahora podemos devolverle con una simple mirada entendida.
La cruz "incrustada" y la lápida conmemorativa.
NOTAS
(1) Kenelm Vaughan. Viajes en España y Sud-América. Christian Press Association, New York, 1904, pág. 65.
(2) "Invitación de la Comisión Internacional para el solemne homenaje a Jesucristo Redentor", Gaceta Eclesiástica Mexicana, 1o. de julio de 1898, pág. 42.
miércoles, 1 de febrero de 2012
La casa de don Hesiquio Morales
Relieve con el anagrama de Jesús en la casa de don Hesiquio Morales.
Las calles de Morelos y de Comonfort, al encontrarse, forman una sola esquina debido a la particular configuración de la plazuela Hidalgo y a que ambas calles nacen precisamente en este punto. En esa esquina se encuentra una casa antigua e interesantísima, que normalmente pasa desapercibida para el visitante e incluso para muchos de los habitantes de Aculco.
Portada de la accesoria principal de la casa.
Es una casa sencilla en su ornamentación, pero con varios siglos de edad. De ello da fe su mayor gala, que es la portada de cantera de la accesoria principal, formada por un dintel monolítico con un relieve del anagrama de Jesús (IHS) y dos jambas también de una sola pieza que se desplantan sobre bases casetonadas, posiblemente del siglo XVI. Al lado de esta portada se abre otra mucho más sencilla y cronológicamente posterior que sirve de entrada a la casa.
Detalle de una fotografía de 1901 en la que se observa parcialmente la casa de don Hesiquio. Nótese que asoma un muro interior con la huella de un tejado caído y que la planta alta no existía.
Registro del censo de 1930, donde aparecen don Hesiquio Morales y su familia como residentes de esta casa.
Según se observa en una fotografía de 1909, el inmueble constaba entonces sólo de la planta baja y se encontraba por lo menos parcialmente en ruinas. Años después pasaría a ser propiedad de don Hesiquio Morales, quien instaló ahí su tienda (que recuerdan todavía algunas personas mayores) y seguramente fue quien le agregó el segundo nivel que, curiosamente, se fue adaptando a las diferentes alturas de las diversas secciones de la casa y que, justamente sobre la accesoria, quedó inconcluso.
Fachada de la casa hacia la calle de Morelos y la plazuela Hidalgo.
En sus fachadas, sus distintas etapas constructivas se observan claramente en la variación de alturas y características de sus vanos, hasta el punto que parece tratarse de dos o tres casas separadas. En la planta baja de la fachada principal, hacia la calle Morelos, se abren tres accesos: el de la la antigua tienda, la entrada a la casa y un tercero con su enmarcamiento cubierto con aplanados. Coincidiendo con estas entradas, se encuentran en la parte superior tres balcones totalmente distintos: el primero, sobre la tienda, a mayor altura que los otros, tiene marco y repisón moldurado de cantera y da hacia el área inconclusa; el segundo, que arranca a mucho menor altura, se encuentra sobre la entrada a la casa y se adorna sólo con un delgado repisón moldurado y una media reja con plomos (quizá del siglo XIX); el tercer balcón, con su marco y repisón labrados en piedra blanca, tiene también una media reja antigua, aunque mucho más elaborada que la del balcón anterior.
Balcón lateral derecho de la fachada principal.
En su fachada hacia la calle de Comonfort, la bajada que conduce hacia la calle Corregidora propicia que las cuatro ventanas que iluminan la planta baja (dos de ellas más estrechas y antiguas, las otras perceptiblemente modernas pero con alféizares que copian a las primeras), se abran a bastante altura sobre el nivel descendente de la banqueta. Sólo sobre una de estas ventanas, la situada más al norte, existe una planta alta con un poético balconcillo de piedra blanca con una media reja antigua.
Fachada de la casa hacia la calle Comonfort. Se observan las dos ventanas antiguas de la planta baja y el balconcillo sobre la situada más al norte.
En esta otra sección de la fachada hacia la calle Comonfort se observan las dos ventanas modernas y, arriba, los muros de la segunda planta inconclusa.
El balconcillo.
Varias veces entré a esta casa siendo niño, pero no son muy claros mis recuerdos de sus interiores. De cualquier manera trataré de dar una idea general: al traspasar la puerta de entrada, hay una especie de saloncito con techo de poca altura que se abre directamente con un arco al corredor. Éste, por el contrario, tiene techos muy elevados apoyados en pilares sencillos, sin adorno alguno, que dan al pequeño patio. Una escalera situada junto al saloncito de entrada permite pasar a las habitaciones supeiores de la parte frontal de la casa. En la habitación situada más al fondo, existe una escalera de madera para subir a la planta alta de aquella sección.
La casa vista desde la plazuela Hidalgo.
Vista posterior de la casa. Nótense los distintos niveles de sus cubiertas, así como las etapas constructivas distinguibles en sus muros.
Detalle de la fachada hacia la calle Comonfort.
Las calles de Morelos y de Comonfort, al encontrarse, forman una sola esquina debido a la particular configuración de la plazuela Hidalgo y a que ambas calles nacen precisamente en este punto. En esa esquina se encuentra una casa antigua e interesantísima, que normalmente pasa desapercibida para el visitante e incluso para muchos de los habitantes de Aculco.
Portada de la accesoria principal de la casa.
Es una casa sencilla en su ornamentación, pero con varios siglos de edad. De ello da fe su mayor gala, que es la portada de cantera de la accesoria principal, formada por un dintel monolítico con un relieve del anagrama de Jesús (IHS) y dos jambas también de una sola pieza que se desplantan sobre bases casetonadas, posiblemente del siglo XVI. Al lado de esta portada se abre otra mucho más sencilla y cronológicamente posterior que sirve de entrada a la casa.
Detalle de una fotografía de 1901 en la que se observa parcialmente la casa de don Hesiquio. Nótese que asoma un muro interior con la huella de un tejado caído y que la planta alta no existía.
Registro del censo de 1930, donde aparecen don Hesiquio Morales y su familia como residentes de esta casa.
Según se observa en una fotografía de 1909, el inmueble constaba entonces sólo de la planta baja y se encontraba por lo menos parcialmente en ruinas. Años después pasaría a ser propiedad de don Hesiquio Morales, quien instaló ahí su tienda (que recuerdan todavía algunas personas mayores) y seguramente fue quien le agregó el segundo nivel que, curiosamente, se fue adaptando a las diferentes alturas de las diversas secciones de la casa y que, justamente sobre la accesoria, quedó inconcluso.
Fachada de la casa hacia la calle de Morelos y la plazuela Hidalgo.
En sus fachadas, sus distintas etapas constructivas se observan claramente en la variación de alturas y características de sus vanos, hasta el punto que parece tratarse de dos o tres casas separadas. En la planta baja de la fachada principal, hacia la calle Morelos, se abren tres accesos: el de la la antigua tienda, la entrada a la casa y un tercero con su enmarcamiento cubierto con aplanados. Coincidiendo con estas entradas, se encuentran en la parte superior tres balcones totalmente distintos: el primero, sobre la tienda, a mayor altura que los otros, tiene marco y repisón moldurado de cantera y da hacia el área inconclusa; el segundo, que arranca a mucho menor altura, se encuentra sobre la entrada a la casa y se adorna sólo con un delgado repisón moldurado y una media reja con plomos (quizá del siglo XIX); el tercer balcón, con su marco y repisón labrados en piedra blanca, tiene también una media reja antigua, aunque mucho más elaborada que la del balcón anterior.
Balcón lateral derecho de la fachada principal.
En su fachada hacia la calle de Comonfort, la bajada que conduce hacia la calle Corregidora propicia que las cuatro ventanas que iluminan la planta baja (dos de ellas más estrechas y antiguas, las otras perceptiblemente modernas pero con alféizares que copian a las primeras), se abran a bastante altura sobre el nivel descendente de la banqueta. Sólo sobre una de estas ventanas, la situada más al norte, existe una planta alta con un poético balconcillo de piedra blanca con una media reja antigua.
Fachada de la casa hacia la calle Comonfort. Se observan las dos ventanas antiguas de la planta baja y el balconcillo sobre la situada más al norte.
En esta otra sección de la fachada hacia la calle Comonfort se observan las dos ventanas modernas y, arriba, los muros de la segunda planta inconclusa.
El balconcillo.
Varias veces entré a esta casa siendo niño, pero no son muy claros mis recuerdos de sus interiores. De cualquier manera trataré de dar una idea general: al traspasar la puerta de entrada, hay una especie de saloncito con techo de poca altura que se abre directamente con un arco al corredor. Éste, por el contrario, tiene techos muy elevados apoyados en pilares sencillos, sin adorno alguno, que dan al pequeño patio. Una escalera situada junto al saloncito de entrada permite pasar a las habitaciones supeiores de la parte frontal de la casa. En la habitación situada más al fondo, existe una escalera de madera para subir a la planta alta de aquella sección.
La casa vista desde la plazuela Hidalgo.
Vista posterior de la casa. Nótense los distintos niveles de sus cubiertas, así como las etapas constructivas distinguibles en sus muros.
Detalle de la fachada hacia la calle Comonfort.
miércoles, 25 de enero de 2012
El portal de "Los Arcos"
El Portal de "Los Arcos", en ese entonces "Casa tienda de Cuevas", en este detalle de un dibujo acuarelado de 1838.
Ocupando la parte central del costado sur de la Plaza de la Constitución de Aculco, se encuentra un antiguo portal que, hasta hace no muchos años todavía, era conocido por todos como "Los Arcos". Sin duda recibió ese nombre por tratarse del primer portal formado precisamente por arcos que se levantó en dicha plaza, ya que los demás que existen hoy en día fueron construidos con mucha posterioridad. El inmueble al que se haya adosado este portal es una antigua casa del siglo XVIII que conserva un par de portadas de cantera de la época, una de ellas con su puerta original de madera claveteada, así como una hornacina que alberga una cruz.
El Portal de "Los Arcos" en la actualidad.
Una portada antigua y la hornacina con su cruz.
El portal fue claramente un añadido posterior, así lo demuestran las columnas adosadas a la fachada de la casa que portan las vigas cargadoras en las que se apoya el techo del portal. Sin embargo, resulta más difícil especular qué tan posterior fue ese añadido, ya que las proporciones masivas de su arquería, baja y apoyada en gruesos pilares (prácticamente machones), le dan un aire arcaico. Lo cierto es que este portal, formado por cuatro arcos al frente y dos perpendiculares, sentados en una plataforma a mayor altura que la calle, tuvo una interesante decoración neoclásica -ya desaparecida- que seguramente se remontaba sólo a los primeros años del siglo XIX.
El portal a principios de la década de 1960, cuando servía como hotel. Obsérvese que las dovelas de piedra que forman los arcos no estaban a la vista. Había desaparecido el pretil neoclásico, pero subsistían las canales.
Como muestra el dibujo acuarelado de la plaza de Aculco en 1838 (que tanto nos ha servido para conocer el aspecto que tuvieron varios de inmuebles del pueblo) dicha decoración neoclásica daba a este portal un aspecto bastante distinto del actual. Por principio, las dovelas de piedra blanca que forman sus arcos estaban cubiertas de aplanados. En cada uno de sus machones sobresalía una canal para desaguar la azotea. Sobre la cornisa se levantaba un pretil calado que seguramente tenía la intención de reproducir el aspecto que daría una balaustrada. A trechos, limitaban esta "balaustrada" pequeños pedestales rematos por pebeteros.
Anuncio de la tienda mixta "Los Arcos", en 1901.
Anuncio del "Hotel los Arcos" en 1960.
Sabemos de cuatro propietarios de esta casa: el primero, de apellido Cuevas, que ya tenía una tienda en sus accesorias en 1838. Después, en 1901, lo era José J. Basurto, quien ya daba el nombre de "Los Arcos" al anunciar su "tienda mixta". Hacia 1920 el dueño era don Santiago Lozano, a quien ya hemos mencionado al hablar del rancho de San José. En 1960, su dueño era don Erasto Serrano.
El portal desde el kiosco, apenas concluidas las obras de remodelación de 1974.
Los cuatro arcos de la izquierda corresponden al antiguo portal. El resto, a la derecha, fue construido en 1974 frente a la casa de don Alfonso Díaz.
Las más antiguas fotografías de este portal muestran que la decoración neoclásica subsistió hasta principios del siglo XX. Pero décadas después había desaparecido el pretil y todo el portal lucía descuidado y falto de gracia. Fue en estas épocas en que el inmueble sirvió como hotel. La remodelación de 1974 significó una nueva transformación del portal, que a muchos les podrá parecer estéticamente más aceptable, pero que en realidad vino a trastocar su concepción original al dejar expuestas sus dovelas de piedra (que evidentemente no fueron labradas para quedar a la vista) y retirar sus canales. Aún más: una vez que se le dio este aspecto medio inventado, se le reprodujo con precisión para construir el portal vecino que cubrió la vista de la casa de don Alfonso Díaz, un inmueble moderno que desentonaba en la plaza y que gracias al portal ahora se integra un poco mejor a ella.
Vista interior del portal con sus accesorias.
Los arcos perpendiculares vistos desde los portales vecinos.
Fachada posterior de la casa en Google Street View. Hacia este lado, hasta hace no muchos años asomaba una cruz de cantera con doble travesaño.
miércoles, 18 de enero de 2012
"Resolución y obediencia heroica"
Soldados mexicanos, detalle de un grabado sobre la intervención francesa
Bajo el título "Resolución y obediencia heroica", más el subtítulo "histórico" para dejar claro que se trataba de hechos reales, apareció publicada en el Diario del Hogar del 26 de septiembre de 1907 una interesante historia ocurrida en Aculco en tiempos de la intervención francesa (1862-1867). Este texto, firmado por Luciano Pagaza -autor de quien no he podido encontrar información alguna- describe la difícil situación que vivían los pobladores de esta región frente a la entrada de tropas que, afiliadas a las guerrillas liberales o conservadoras, en realidad estaban formadas por simples bandidos, "azote de las poblaciones a las que sacrificaban con la mayor crueldad y cinismo".
Aunque el texto contiene algún error (como el asegurar que Aculco formaba parte del vecino estado de Querétaro), claramente está novelado y el tipo de tragedia de la que se ocupa podría hacer dudar a más de uno de su verosimilitud, me parece a mí que Pagaza narró en verdad sucesos de los que tuvo noticia cierta. Queda, por supuesto, averiguar plenamente si esto es así, ya sea en los archivos municipales, ya en los parroquiales, pues las víctimas, de haber existido, tuvieron que recibir sepultura y su muerte violenta debió haber quedado anotada en los registros civiles o eclesiásticos.
Bajo el título "Resolución y obediencia heroica", más el subtítulo "histórico" para dejar claro que se trataba de hechos reales, apareció publicada en el Diario del Hogar del 26 de septiembre de 1907 una interesante historia ocurrida en Aculco en tiempos de la intervención francesa (1862-1867). Este texto, firmado por Luciano Pagaza -autor de quien no he podido encontrar información alguna- describe la difícil situación que vivían los pobladores de esta región frente a la entrada de tropas que, afiliadas a las guerrillas liberales o conservadoras, en realidad estaban formadas por simples bandidos, "azote de las poblaciones a las que sacrificaban con la mayor crueldad y cinismo".
Aunque el texto contiene algún error (como el asegurar que Aculco formaba parte del vecino estado de Querétaro), claramente está novelado y el tipo de tragedia de la que se ocupa podría hacer dudar a más de uno de su verosimilitud, me parece a mí que Pagaza narró en verdad sucesos de los que tuvo noticia cierta. Queda, por supuesto, averiguar plenamente si esto es así, ya sea en los archivos municipales, ya en los parroquiales, pues las víctimas, de haber existido, tuvieron que recibir sepultura y su muerte violenta debió haber quedado anotada en los registros civiles o eclesiásticos.
Resolución y obediencia heroica
- Histórico -
Adela y Guadalupe eran dos jóvenes simpáticas, dos rosas en capullo que alegraban la obra retraída de su honrado y amado padre el señor X, el cual decepcionado por las veleidades de la esbelta diosa vendada y por la muerte de su inolvidable esposa, se había retirado pesaroso y triste en compañía de sus hermosas hijas a una propiedad rústica situada en las goteras del pueblo de S. Gerónimo Aculco, pertenenciente al Estado de Querétaro.
Damas mexicanas. Detalle de un grabado de Casimiro Castro.
En la cruenta época de la intervención francesa, muchos mexicanos inspirados en el amor patrio, más bien dicho, decididos a cooperar de buena fe al triunfo del atribulado y heroico gobierno liberal, tomaron las armas para ayudarle en la grandiosa empresa de defender con empeño y heroísmo los derechos nacionales ultrajados villanamente por un invasor y por traidores, a la vez que muchos mentecatos y canahlas tomaron también las armas, no para llevar a cabo un ideal noble como los anteriores, sino para ser el azote de las poblaciones a las que sacrificaban con la mayor crueldad y cinismo.
En general, las poblaciones de la república estuvieron entonces continuamente amagadas por beduinos que, a la sombra injustificada de la revolución, se constituyeron en verdugos de los habitantes, y cuyas guerrillas al presentarse en los pueblos de la manera en que lo hacían, los habitantes azorados abandonaban sus hogares y huían, otros se encerraban en sus habitaciones dispuestos a defenderlas de la rapiña y por último, todos llenos de zozobra, eran las vícitimas inocentes de un partido que sobre sí se atrajo la odiosidad eterna.
Obedeciendo el señor X a la precavida costumbre de sus vecinos durante las visitas de los bandidos y en obvio de dificultades que lo perjudicarían al fin, se encerró de una manera conveniente y esta precaución le valió de mucho, pues en!20los momentos que declinaban la tarde, cuando el sol parece que va hundiéndose entre un lecho de nubes, artística y primorosamente coloreadas, se presentó una fuerza de caballería, cuyo jefe dio unos toquidazos alarmantes en el zaguán, los cuales revelaban desde luego la bastarda e inicua procedencia.
En el acto el señor subió a la azotea y desde allí contestó a ese atrevido llamamiento con la energía que jamás le abandonó y cuya respuesta fue la siguiente: Si usted viene a mi casa como caballero y me ofrece respetar a mi familia y propiedades, desde luego tendrá franca la entrada, pero si no es así, le advertiré que sabré defenderme e una agresión violenta y sin razón, aún cuando para ello fuere necesario sacrificar mi vida.
Soldados del sur. Detalle de un grabado de Casimiro Castro.
El oficial compendió que se las había con un hombre enérgico capaz de cumplir con lo que decía. Esta consideración, o sus miras particulares que llevaba, le hicieron contestar al señor X de un modo más afable: que venía únicamente a descansar dos o tres días, asegurándole que no tenía la más mínima intención de ofenderlo, ni mucho menos causarle perjuicios.
Tres días estuvo alojada la fuerza en el caserón del señor X, y en obsequio de la verdad no cometió en lo ostensible ninguna falta, por lo que el dicho señor X quedó tranquilo al despedirse sus huéspedes, aún cuando la estancia de esa gente le había causado inquietud y necio malestar.
Una o dos horas a los más habían transcurrido, cuando regresó la misma fuerza al citado pueblo y lugar de donde había salido, pero no en la forma!20que antes habían llegado, sino queriendo tirar a fuerza de golpe el zaguán.
El señor X, que comprendió que sus hermosas hijas eran el móvil principal de esa gentuza desarrapada y viciosa, violentamente las llamó y enseñándoles lo que hacían con el zaguán esa falange de bandidos, les dijo: Dentro de unos cuantos momentos esa gente villana y criminal, habrá traspasado el umbral sagrado de este lugar en que ha vivido encarnada la virtud. Esos foragidos vienen directamente a convertirlas a ustedes en sus mancebas para después despreciarlas como viles e inútiles despojos de sus hazañas; por lo tanto no hay más que dos recursos en estos momentos: la deshonra o la muerte, escojan pronto pues ya están dentro de esta casa. La muerte, padre mío, la muerte mil veces, dijeron ambas llorando, antes que llenar con el lodo y el remordimiento tu nombre inmaculado!
Tres tiros paulatinamente alternados, fueron la salva que escucharon los asaltantes en los momentos que forzaban la puerta de la azotea de la casa en cuyo lugar se desarrolló el drama, de que un padre matara a sus hijas primero y él al último se suicidara para no presenciar su ruina física y moral.
Un montón de humeantes cenizas fue el epílogo al aparecer la luz en el horizonte, despojos humanos carbonizados de seres que se sacrificaron para no llenar su nombre de lodo y de vergüenza!
Luciano Pagaza.
jueves, 12 de enero de 2012
El Portal de las Carnicerías
Al fondo, el Portal de las Carnicerías en la década de 1940.
Hace poco más de un año, al referirme al Portal de la Primavera en la Plaza de la Constitución, escribí en este mismo blog:
Hasta fines del siglo XIX el límite oriente de la Plaza Mayor de Aculco quedaba señalado únicamente por los muros con arcos invertidos del atrio parroquial, que precisamente ahí alcanzaban su mayor altura y se mostraban imponentes. Sin embargo, para los ayuntamientos de aquella época, utilitarios y mercantilistas, ese espacio vacio frente a la vieja pared colonial desperdiciaba su gran potencial, ya que siendo la corporación propietaria de la plaza podía vender ahí un solar sin que en ello pudiera haber queja de los vecinos y contribuir así a aliviar un poco las siempre vacías arcas municipales. Perdido entonces mucho del respeto hacia la Iglesia y sus propiedades por efecto de la Reforma, y recién estrenado un nuevo cementerio junto a la ermita del Calvario para reemplazar al que albergaba el atrio, seguramente no hubo gran oposición para ocultar aquella vista y privatizar un espacio de la plaza, que perdió así cerca de 500 metros cuadrados de superficie divididos en dos solares.
El solar en que se levantaría el Portal de las Carnicerías, adosándolo al muro atrial, en un detalle de un dibujo de 1838.
De aquellos dos solares, en el situado al sur de la entrada al atrio de la parroquia se construyó precisamente la casa y portal de La Primavera, mientras que el terreno ubicado al norte permaneció sin edificar todavía por algunas décadas. Fue sólo hasta los primeros años del siglo XX cuando se construyeron ahí una serie de accesorias unidas por un portal de teja que, vendidas a personas distintas, sirvieron para albergar el comercio de carne. De ahí que, sin oficializarse nunca su nombre ni llegar a ser habitual su uso, algunos se refirieran al inmueble como "las carnicerías" o el "Portal de las Carnicerías".
El Portal de las Carnicerías sirve de fondo a la curiosa escena de la reparación de un automóvil en plena calle, en la década de 1950.
Estra construcción fue, desde luego, mucho más humilde que el vecino Portal de la Primavera y seguía las líneas de la aqruitectura tradicional de Aculco en sus materiales, formas y proporciones. Constaba originalmente de seis accesorias -dos más que las actuales- con entrada por el portal y una planta alta con ventanas alargadas que daban hacia la plaza. Algunas de estas accesorias tenían una cubierta plana y otras tejados a un agua. Una serie de poyos entre los accesos prestaban asiento a los clientes de los comercios. Al frente se levantaba el portal de teja apoyado en pilares de mampostería sencillísimos y un poco más allá, hacia la plaza, un fresno de regular edad con un rodete rojo prestaba su nota de color al conjunto. Los grandes cazos en los que se preparaban chicharrones ocupaban también un lugar, ya en plena vía pública, marcando inconfundiblemente el tipo de comercio al que estaba dedicado el portal.
Esta fotografía, aunque bastante mala, permite apreciar la longitud original del inmueble antes de la ampliación del acceso atrial en 1974, así como las cubiertas en las que alternaban techos planos y tejados. A la derecha destaca el edificio del Portal de la Primavera.
Las carnicerías permanecieron prácticamente en el mismo estado hasta 1974, cuando bajo el Programa Echeverría de Remodelación de Pueblos se amplió la entrada principal al atrio de la parroquia, lo que significó demoler un par de accesorias. También se "adecentó" el portal, uniformando los accesos a las tiendas, eliminando los tejados de la planta alta de las tiendas que los tenían, recubriendo el inmueble de un nuevo aplanado, pero sobre todo con la construcción de un portal gemelo al de La Primavera.
El Portal de las Carnicerías hace pocos años. Nótense los toldos, el descuido de la pintura, la hierba creciendo en las azoteas y la capillita de metal. Afortunadamente su aspecto hoy es un poco más limpio.
Este nuevo portal consta de cuatro arcos elípticos al frente (La Primavera tiene cinco), reforzados por machones en las esquinas, y está edificado en cantera de un tono rosa más intenso que el habitual en las construcciones antiguas del pueblo. Reproduce bastante correctamente las formas del Portal de La Primavera, si bien carece de la cornisa de piedra de aquél, de su planta alta soportada por el portal, y el pronunciado desnivel provocó que los fustes de los pilares de orden toscano situados más al sur se alargaran desproporcionadamente para mantener la basa al mismo nivel respecto del piso en lugar de alargar el pedestal: un pequeño error arquitectónico.
En 1978, al construirse el Mercado Municipal y ser trasladadas a él las últimas carnicerías, desapareció de este portal el giro comercial que le dio nombre. Hoy alberga una Caja de Ahorros ("Cooperativa San Juan Bautista), una cremería, una tienda de pollos rostizados y otro negocio que no recuerdo.
Tres vistas recientes del Portal de la Primavera tomadas de Google Streetview. En la superior se observa el ventanal abierto donde antes estuvo un vano muy sencillo, así como el toldo que permanece ocultando uno de los arcos.
Si bien la modernidad no se ha ensañado de manera particular con el Portal de las Carnicerías después de 1974, sí ha ido quedando alguna huella en él de los malos tiempos que corren para el patrimonio aculquense. Por ejemplo, en la planta alta de una de las tiendas se amplió hace años la vieja ventana para formar un enorme vano acristalado. También, en el interior del portal se colocó un desafortunado nicho o capillita de fierro de color azul turquesa. Asimismo, se le colocaron en algún tiempo varios toldos de diversas formas, colores y tamaños que ocultaban los arcos y daban un feo aspecto, los que por fortuna han sido retirados en años recientes con excepción del que cubre uno de los arcos laterales.
Esta fotografía tomada de Google Streetview es casi un árbol genealógico de portales: en primer término, a la derecha, asoma el Portal de la Primavera, el más antiguo de todos; algo más atrás, bajando la calle, se observa el Portal de las Carnicerías, con su arcada copiada de aquél en 1974. Al fondo y perpendicular a ellos, el portal que ocultó la fachada de la Casa de Hidalgo e inmuebles vecinos en 2008, que tomó como modelo a los anteriores, pero con resultados muy deficientes.
ACTUALIZACIÓN, 14 de enero de 2012
Algunas imágenes de noviembre de 1974, cuando se estaba concluyendo la construcción del portal nuevo.
En estas fotografías se advierte, además, que las entradas a las accesorias estaban siendo ampliadas,
Una vista más del viejo portal, que sirve bien de comparación con las de 1974.
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