Esta semana darán inicio los trabajos, largamente postergados, de restauración de la fachada principal de la parroquia de Aculco, que este año cumple 313 años de su conclusión. La obra será dirigida por mi buen amigo, el arquitecto Lázaro Frutis, quien tiene en su currículum trabajos tan importantes como la restauración de uno de los más destacados conventos del siglo XVI en México, el de Calpan Puebla. En Aculco, él fue el encargado de restaurar los altos del portal de peregrinos del convento hace poco más de tres años. Las obras de restauración de la fachada se efectuarán con rapidez, en un lapso de tres meses; consistirán básicamente en la limpieza de la piedra, la eliminación de flora parásita, la protección del extraordinario relieve de los Desposorios Místicos de Santa Rosa de Lima para evitar el desgaste que está experimentando, la consolidación de los vestigios de policromía, la actuación sobre molduras y cornisas para recuperar su función y evitar escurrimientos de agua de lluvia, la sustitución de la cantera en la base de la fachada, que se encuentra muy deteriorada y su daño amenaza las partes más altas, así como el tratamiento de las junturas de los paramentos y la eliminación de buena cantidad de chapuzas realizadas con cemento a lo largo de los años.
Todos nosotros, tanto quien escribe este blog como aquellos que semanalmente lo leen amamos a nuestro Aculco de distintas maneras (algunos lo que es y otros, como yo, más lo que fue). Creo que todos apreciamos que sea uno de los pocos pueblos en México que puede presumir todavía de una belleza urbana heredada de su larga historia, y reconocida tanto localmente como "Pueblo con Encanto" como a nivel internacional como parte del itinerario cultural del Camino Real de Tierra Adentro, un bien incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Pero no creo equivocarme al asegurar que son escasos los aculquenses se interesan verdaderamente en que esa singularidad de Aculco se conserve.
Aculco es el único conjunto urbano del Estado de México que goza del reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad. La entidad tiene por supuesto otros bienes culturales en la lista de la UNESCO, pero se trata de sitios arqueológicos (Teotihuacan), sitios naturales (como la reserva de la mariposa monarca que comparte con Michoacán), o monumentos aislados (como el Colegio Jesuita de Tepotzotlán). Aculco, pues, es la única población habitada que tiene dicho estatus en una superficie apreciable de su casco histórico. Por eso extraña -y molesta- que ni el INAH, ni el Gobierno del Estado de México a través de la Secretaría Turismo (que ha llevado el proyecto del Camino Real de Tierra Adentro en la entidad), ni el Ayuntamiento se preocupen realmente por el mantenimiento y conservación de lo que ha hecho valioso a Aculco: su urbanismo, su arquitectura. Buena parte de los recursos que el municipio ha recibido por su carácter de Pueblo con Encanto -sobre todo en las pasadas administraciones municipales- han sido verdaderamente dilapidados (es mi opinión) en obras nuevas, de relumbrón, como la glorieta de Hidalgo, el portal que ocultó la fachada de la Casa de Hidalgo o los arcos de entrada al pueblo, mientras, por ejemplo, la propia parroquia y en particular su convento anexo han sufrido en los últimos años gran cantidad de reformas, que además de ilegales, son dañinas a su integridad arquitectónica, sin que las autoridades muevan un dedo ya no digamos para restaurarlo, ni siquiera para detener su grotesca transformación.
El conjunto de la parroquia de San Jerónimo, su atrio, viacrucis y capillas posas, el antiguo convento con su claustro y sus anexos, con el monumento histórico y arquitectónico más importante de este pueblo que es Patrimonio de la Humanidad. Es, además, el único conjunto conventual (aparte del de Jilotepec que está muy modificado ya) que se conserva en todo el norte del estado. Único, además, en su estilo y con detalles imposibles de encontrar en otras partes, como sus magníficas gárgolas en forma de león y pez. Y sin embargo, hasta ahora sólo ha recibido "migajas" para su restauración. Simplemente ahora, que será restaurada con un presupuesto mínimo su fachada (gracias a la aportación del Ayuntamiento y de FOREMOBA/Conaculta), los recursos no alcanzan para colocar la malla protectora que la protegería de palomas, lechuzas y otras aves que con sus excrementos dañan la cantera con que está construida. Los recursos tampoco alcanzaron para restaurar el hermoso portón y ni siquiera se tocará la torre. Mientras tanto, al interior del convento hemos visto que el patio ha sido lamentablemente cubierto, se han colocado pisos de ínfima calidad, han proliferado las construcciones bastardas adosadas a los viejos muros... y lo peor es que no parece que estos cambios vayan a detenerse. Todo esto me duele cada vez que paso bajo alguno de los ostentosos arcos de entrada al pueblo. Con la mitad de los recursos que se emplearon en ellos, el máximo monumento de nuestro Aculco podría haber avanzado más etapas en el proyecto de su restauración.
Este post, aparte de informar del inicio de esta obra de restauración y tratar de concientizar a los lectores sobre la importancia de que esta obra no se detenga ahí sino que continúe hasta recuperar integralmente nuestro mayor tesoro arquitectónico en Aculco, es también una llamada a la aportación de ideas. ¿De qué manera obtener recursos para la continuidad de las obras de restauración la parroquia y ex convento de Aculco? ¿Cómo hacer que las autoridades federales, estatales, municipales cobren conciencia de lo importante que resulta, no sólo con un fin cultural, sino también turístico, su participación y aportación en estos trabajos? ¿Cómo lograr que también los habitantes de Aculco se involucren en la conservación de esos sitios emblemáticos en los que ellos, sus padres y abuelos vieron transcurrir sus vidas? ¿Cómo interesar también a empresas y empresarios a que contribuyan a este esfuerzo? ¿Creen que iniciativas novedosas, como el crowdfunding podrían funcionar para estos fines?
Ojalá muchos de ustedes nos puedan comentar sus ideas al respecto y a partir de ellas lograr, con la participación de todos, que con orgullo podamos conservar para nosotros y para las futuras generaciones este edificio emblemático de nuestro Aculco.