miércoles, 24 de septiembre de 2008

¿La cruz atrial de Aculco?

Las cruces atriales de la región de Jilotepec - Huichapan son verdaderamente imponentes. Precisamente las de estas dos cabeceras destacan entre todas, tanto por su antigûedad como por su estética y monumentalidad, pero a lo ancho de toda la geografía de lo que hoy es el noroeste del estado de México, el suroeste de Hidalgo y el sur de Querétaro abundan los ejemplos de cruces atriales notables.

En el municipio de Aculco, las cruces atriales más importantes son, din duda, las de Nenthé, probablemente del siglo XVI y con labrados que representan los símbolos de la pasión, la de pedestal muy elaborado de Santa María Nativitas, de 1678, y la de San Lucas Totolmaloya, con relieves de carácter vegetal de fuerte sabor indígena.

La parroquia, por supuesto, contó con su propia cruz atrial. Consta en antiguos documentos del Archivo Parroquial que hacia 1708, al mismo tiempo que se construía el claustro del convento, se puso "la cruz del cementerio", es decir su cruz atrial. Pero seguramente se trataba de la segunda, ya que desde el siglo XVI debió existir una.

Desafortunadamente la cruz atrial de la parroquia de Aculco no llegó a nuestros días. O más bien eso parece, pues dos cruces que aún existen podrían haber ocupado ese lugar en el pasado y más tarde habrían sido colocadas en su emplazamiento actual.

Una de ellas es la ya reseñada cruz atrial de Nenthé, aunque por sus características pensamos que no puede tratarse de la cruz colocada en 1708 ya que parecer ser más antigua. Acaso, se trataría de la primera cruz atrial de la parroquia, colocada en el siglo XVI.

La segunda "candidata" es la cruz que actualmente luce empotrada en la torre de la parroquia, a la que antes no había prestado atención por estar colocada sobre una lápida del año 1900, pero que al observarla con detenimiento se advierte no tiene mayor relación con ella.


Como puede verse en la fotografía, el estilo de esta cruz, apegado al barroco entablerado, parece coincidir mejor con la fecha de 1708 para su elaboración. Se puede suponer que la placa de 1900 y la cruz fueron empotradas al mismo tiempo en este lugar, dado que existe continuidad en el material de aplanado que las rodea. Sin embargo, es notorio que el tipo de piedra es muy distinto, de un tono café claro para la cruz y rosa intenso para la placa. Si se observa con cuidado, sobre todo en la parte del travesaño, se advertirá que la cruz no está labrada como relieve, sino que se trata de un elemento exento. Esto se ve confirmado en la parte baja de la cruz, donde aparece un cambio en la pátina de parte de la espiga que se introducía en un pedestal.

Por estas razones y por sus grandes dimensiones - cerca de dos metros y medio, calculo - creo muy posible que ésta haya sido la verdadera cruz atrial del siglo XVIII de la parroquia de Aculco.


Fachada de la parroquia de Aculco. La cruz aparece empotrada en la base del campanario.

El antiguo monumento a Miguel Hidalgo

El cambio de imagen urbana de Aculco bajo el "Programa Echeverría de Remodelación de Pueblos" (1974) tuvo resultados ambivalentes. Por un lado, puso en valor las fachadas de casi todos los edificios antiguos del pueblo y dio a sus habitantes cierto sentido de conservación de su patrimonio edificado que permitió que el pueblo se mantuviera en relativo buen estado por cerca de 25 años. Pero, por otra parte, uniformó las fachadas de las casas de Aculco, no sólo a través del color blanco (que no corresponde a la tradición de los pueblos mexicanos), sino aún en sus cornisas, poyos, columnas exteriores, etc., borrando con ello muchos detalles característicos de cada construcción.

Quizá lo más dañino fue el discutible afán de recuperar una imagen colonial del pueblo a costa de destruir elementos valiosos (y aún edificios enteros, como la Casa del Quisquémel) pertenecientes a otras épocas, los que a juicio de los arquitectos encargados no respondían a la apariencia que querían darle a Aculco.

Entre las destrucciones más lamentables de 1974, estuvo la del viejo monumento a Miguel Hidalgo, ubicado al centro de la antigua Plaza del 7 de noviembre (mejor conocida como Plaza del 5 de mayo y en la actualidad como Plazuela Hidalgo). En otra ocasión habremos de hablar de toda esta plaza, la mejor conservada y posiblemente la más hermosa de Aculco, pero ahora queremos concentrarnos solamente en este monumento, construido probablemente a principios del siglo XX.


En esta fotografía de los años treinta es posible observar el monumento a detalle. Se trataba de una gran pirámide trunca levantada sobre cuadro gradas y dividida en dos cuerpos por una gruesa moldura.


Como remate, el monumento llevaba un busto de Miguel Hidalgo. Por alguna razón, la escultura aparece mal colocada en esta fotografía, como proyectada hacia el frente. Aparentemente está hecha de bronce. Sin embargo, por la pobreza de las administraciones municipales que la erigieron sospechamos que se trata más bien de barro fino pulido y que su carácter fue temporal dada su fragilidad.


En esta mala fotografía de los años sesenta, se observa el monumento ya un poco deteriorado y con una nueva escultura de Miguel Hidalgo (de menor calidad), realizada en mármol.


En un extremo de la plaza, muy cerca del monumento a Miguel Hidalgo, fue colocada en 1960 la escultura "El águila tendida", de Chávez Morado, que señala los puntos de la ruta del padre de la patria.


Como ya dijimos arriba, en 1974 se llevó a cabo la "remodelación" de Aculco y una de las pérdidas fue el monumento a Hidalgo. Se construyó uno nuevo, mucho más sencillo y pequeño, en forma de pilastra rematada con un busto en cantera rosa de nueva factura.

El busto nuevo de Miguel Hidalgo.

Sin duda, el monumento antiguo lucía desproporcionado al tamaño de la plaza y el nuevo se integra a ella mejor, pues de hecho casi no se le alcanza a ver desde las calles aledañas. Pero, como tantas veces ha sucedido en Aculco, en busca de un resultado estético se perdió lo verdaderamente histórico y original.


No sabemos dónde habrá quedado el busto de mármol; en cuanto al "Águila tendida", estuvo tirada hasta los años ochenta en las canchas de la escuela primaria Isidro Fabela. Aquí, la parte posterior del nuevo monumento.


Intencionalmente o no, cuando a principios de los años noventa se construyó el monumento a Benito Juárez en la plaza de su nombre, se reprodujo el perfil del viejo monumento a Miguel Hidalgo. Ciertamente con menos gracia.