Desde fines del siglo XVIII, varios miembros de una familia de origen criollo, los Mondragón, comenzaron a adquirir extensas propiedades al sur de la hacienda de Ñadó que, sin embargo, nunca llegaron a conformar una hacienda en el sentido estricto de la palabra. De hecho, tras alcanzar su mayor extensión en tiempos de don Eduardo Mondragón (cerca del último cuarto del siglo XIX), estas tierras fueron fraccionadas entre sus descendientes a lo largo de las siguientes generaciones, antes incluso de que la reforma agraria llevara a la desaparición de las grandes propiedades en el campo mexicano. Conforme se iba dando esta disgregación, las fracciones adquirían algún nombre particular, a veces distinto de aquél con que eran conocidas en tiempos anteriores, lo que dificulta mucho rastrear su origen e historia. Es el caso de la fracción conocida como rancho El Bosque.
Retrato de don Germán Mondragón en su vejez, fines del siglo XIX.
En el plano de la hacienda de Ñadó de la década de 1880, el límite con estas posesiones se refiere a ellas como "Tierras de don Eduardo Mondragón / Rancho de las Trojitas". Es posible que su hijo, Germán Mondragón, haya sido quien segregó esta herencia del resto de las propiedades a fines del siglo XIX o principios del XX. Para las primeras décadas de éste último, formaba ya parte del patrimonio de la rama familiar que encabezaba don David Mondragón.
Detalle de la Reducción del Plano de la hacienda de Ñadó de 1920, en el que aparece su límite con las tierras del rancho de don Eduardo Mondragón.
La carretera Panamericana en las inmediaciones de El Bosque. Al fondo, la peña de Ñadó. Fotografía de Google Streetview.
Dedicado a la cría de ganado mayor y a la explotación de carbón, sin mayor pena ni gloria, opacado por su carácter de pequeña propiedad por los grandes latifundios de Ñadó, Cofradía, Totó y Arroyozarco, que marcaron la historia de esta región, El Bosque languideció lentamente en los años que siguieron a la Revolución. Sus tierras fueron fraccionadas entre los descendientes de don David, algunas vendidas por ellos a extraños e incluso los ejidatarios del pueblo de Santiago Toxhié obtuvieron alguna tajada de sus potreros. Hasta la casa principal del rancho, de la que hablaremos enseguida, tiene actualmente varios propietarios, todos ellos parte de la familia, sin que esto último garantice que habrá de conservarse íntegra e indivisa en el futuro.
Fotografía satelital de la casa del rancho El Bosque. En la parte inferior, la carretera Panamericana.
Esta casa se sitúa en un altozano que forma parte de las estribaciones del cerro de Ñadó, a unos 200 metros de la Carretera Panamericana y a tres kilómetros al suroeste de la hacienda de Ñadó. Los restos de vegetación en las cañadas aledañas permiten ver claramente las razones por las que recibió su nombre, pues antiguamente se formaba aquí un bosque cerrado en el que predominaban los ocotes, más que los encinos habituales en los montes de la región. En el edificio parecen identificarse varias etapas constructivas, la última de fines del siglo XIX que fue la que le dio su aspecto actual, con elegantes y a la vez sencillos detalles neoclásicos en sus áreas más importantes.
Fachada principal de la casa.
Como otros ranchos de esta zona de Aculco, el edificio y sus anexos forman un conjunto compacto y se distribuyen alrededor de un patio o jardín central rodeado por corredores en los costados sur y oriente, cuya cubierta de teja está soportada por hermosas columnas octogonales de piedra encalada con capiteles cuadrangulares que seguramente pertenecen al siglo XVIII. El resto del patio está formado por construcciones nada homogéneas, con aire rústico y aspecto encantador, entre ellas dos corredores con techumbre soportada por pilares de mampostería y una curiosa construcción de dos plantas a cuyo primer piso se accede a través de una escalera doble con pasamanos de madera.
Vista del patio de la casa, hacia el noreste.
Pórticos del patio sostenidos por columnas octogonales.
Tres vistas de los lienzos norte y oeste del patio. Adviértase la interesante "torrecilla", con la escalera de madera adosada para acceder a la planta alta.
La cruijía principal del edificio, que mira convenientemente hacia el sur (lo óptimo debido al frío clima de la zona), es de construcción más reciente (fines del siglo XIX) y muestra una fachada tan digna como austera, con detalles ornamentales labrados en cantería, en la que destaca el acceso principal con portón de madera original, cerramiento curvo y moldura en la parte superior sostenida por ménsulas. Las tres pequeñas ventanas que se distribuyen a los lados de este acceso muestran parecida composición, aunque su moldura es de menor vuelo y sus ménsulas exageradamente sencillas, casi como esbozadas. Esta fachada presenta algunos restos de pintura mural, entre ellos una cenefa con rombos en color amarillo inmediatamente por debajo del tejado que sobresale ligeramente del plano, y la leyenda el "El Bosque" en amarillo y castaño en el espacio que se halla entre el arco de la entrada y la moldura que la remata.
Frente a esta fachada existe un espacio rectangular que bien pudo haber sido un patio de trabajo o simple jardín, como lo es ahora, y que forma parte del mismo terraplén sobre el que se desplanta la casa entera. A él se accedía a través de una escalinata en el ángulo sureste, la que ahora se halla flanqueada por un cuerpo de construcción reciente en el que se reutilizaron sillares antiguos de piedra blanca, material con el que está edificada la casa entera con excepción de ciertos muros levantados con adobe. Otras dependencias menores y muros rodean limitan también este supuesto patio de trabajo.
Construcción que limita el costado oeste del patio de trabajo.
Construcción moderna en que se han reutilizado sillares antiguos. Cierra el patio de trabajo por su costado sur.
El rancho El Bosque, uno de los edificios antiguos menos conocidos del municipio de Aculco, conserva su arquitectura, como se puede apreciar por las fotografías, en un estado en buena medida prístino. Algunas de sus cubiertas comienzan ya a requerir una intervención para evitar su desplome y sería de admirarse que esos trabajos se realicen pronto, pero conservando esa apariencia original que presta a esta casa un especial encanto, ya perdido en la mayoría de los edificios históricos de nuestra región.
Dos vistas de la fachada de la casa.
Vista general del rancho
Las fotografías de la casa del rancho El Bosque pertenecen a la señora MTMM.
 
ACTUALIZACIÓN, 20 de abril de 2014:
 
Aunque no contamos con planos del rancho El Bosque, sí existen mapas de las haciendas de Ñadó y El Jazmín que muestran claramente cómo esta propiedad se introducía como una cuña entre los terrenos de estas haciendas. Aquí, un montaje de estos mapas, con la zona correspondiente al rancho de don Eduardo Mondragón dentro del cuadro rojo.
ACTUALIZACIÓN, 3 de septiembre de 2020:
Unas fotografías recientes del rancho, tomadas de la cuenta de Twitter de @lau_huerta: