El 23 de marzo de 1904, apareció en el periódico La Patria, de la capital del país, una inquietante noticia sobre la aparición en los límites entre Aculco y Acambay de cierta enfermedad desconocida. La nota, considerada de importancia, se reprodujo en el diario La Voz de México días después, el 9 de abril.
Aunque el texto era muy preciso sobre el sitio de aparición del mal y los síntomas que presentaban sus víctimas, omitía sin embargo lo que respecta a la procedencia de la información y otros detalles que nos permitirían ahora profundizar en el caso. Al revisar los registros de defunciones de Aculco y Acambay en el mes que precedió a la publicación tampoco es posible encontrar mayores datos: Hay ciertamente fallecimientos en el Jazmín y el Agostadero, lugares citados en el texto, pero ninguno parece responder a los síntomas descritos. Entre las numerosas muertes por otras enfermedades más comunes, como pulmonía, tisis, sarampión y tos ferina, quizá están perdidas aquellas cuatro persones a las que se refiere la nota. Lo cierto es que, de haberse tratado en efecto del brote de un mal "alarmante y desconocido" con características de "peste", es decir, de una enfermedad contagiosa y grave que causa gran mortandad, los registros de defunciones lo revelarían. Pero más bien debe haberse tratado sólo, por fortuna, de una falsa alarma.
Aquí les dejo la nota del diario y su transcripción:
UNA NUEVA PESTE
De Jazmín, Estado de México, se dice lo siguiente: "En la ranchería del Agostadero, municipalidad de Acambay, y en una hacienda de la municipalidad de Aculco, ha aparecido una enfermedad alarmante y desconocida, que hace sucumbir al paciente en el témino de dos a cuatro días.
En menos de ocho días han muerto tres individuos, en el primer punto, y uno de ésta.
He aquí los síntomas de la enfermedad: vértigos pasajeros sin dolencias ni calenturas, vómitos y deyecciones sanguíneas en abundancia, hasta que el enfermo muere por debilidad. El que murió aquí, salió ayer a su trabajo, a las seis de la mañana comenzó a deponer y murió.
Es de suponer que las autoridades del Estado de México habrán tenido ya noticia de la aparición de esa epidemia y que se habrán dictado ya las medidas conducentes para cortar el mal.