En diciembre del año pasado critiqué en este blog el lamentable estado en que se encontraba el Puente Colorado: cubierto de grafiti, con daños en la mampostería de sus pretiles y, en general, con un aspecto descuidado y decadente. Algo en verdad lamentable pues este puente histórico es uno de los elementos patrimoniales de más valor en nuestro pueblo, que lo liga además directamente con su carácter de sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO como parte del Camino Real de Tierra Adentro.
Por fortuna, las autoridades municipales se ocuparon pronto de reparar los daños y dignificar el Puente Colorado. No había tenido oportunidad de ir antes al lugar, pero aproveché estos días patrios para darme una vuelta por ahí y tomar algunas fotografías que hoy quiero compartirles. Debo decir también que me animó a constatar estas reparaciones el comentario al respecto que me hizo la presidenta municipal Aurora González Ledezma en una breve conversación el pasado 8 de septiembre; porque, si a veces soy muy rápido para la crítica, lo justo es también reconocer cuando nuestras autoridades demuestran su interés por conservar estos vestigios de nuestro pasado. Vestigios que, como lo he dicho otras veces aquí, son el principal atractivo de Aculco y lo que lo hacen realmente "mágico".
Pues bien, veamos las fotografías:
Como se puede observar, el remozamiento del puente se hizo bajo un criterio de mínima intervención, lo que considero sumamente adecuado ya que no se trata de una restauración propiamente dicha. Es decir: se borró completamente, por ejemplo, el grafiti, se limparon los muros y se completaron los faltantes de mampostería de piedra blanca con los mismos materiales originales, se retiraron las yerbas que crecían en la calzada y se reparó totalmente el empedrado, incluso se repintó el lomo de toro de los pretiles. Pero todo esto sin intentar llevar las reparaciones más allá de lo sensato, sin tratar de borrar la huella de la historia en sus muros, sin querer dejarlo "como nuevo", sin tratar de jugar al restaurador cuando no se es, ni se conoce su trabajo. Simplemente, hacer lo necesario para asegurar su conservación. Algo totalmente opuesto, por ejemplo, a la desafortunada remodelación de los Lavaderos Públicos que se hizo en 2007, que prácticamente les arrebató su valor histórico.
En fin, este remozamiento del Puente Colorado, con todo lo sencillo que pueda parecer, merece un elogio. Ojalá todas las pequeñas reparaciones que necesita cada vez más nuestro pueblo, tanto en sus edificios públicos como en los particulares que forman parte de su patrimonio arquitectónico, se llevaran a cabo siguiendo criterios parecidos. Salvo en sitios específicos (como la parroquia y el convento), más que necesitarse en realidad grandes obras de restauración, lo necesario es sólo buen sentido al acometer obras, interés por conservar lo que forma la personalidad de Aculco y algo de buen gusto. Tal como lo hicieron nuestros padres, abuelos y bisabuelos y que, extrañamente, muchas veces no somos capaces de hacer nosotros hoy.