El título de este post es un poco engañoso: si bien José Riverón Mondragón participó en la Revolución Mexicana y fue el único revolucionario aculquense que llegó a ser general del Ejército mexicano, no fue en el curso de aquel conflicto en el que alcanzó dicho grado, sino algunos años después, en 1924. Debo mencionar también aquí que Riverón es mi pariente pues descendemos de un mismo antepasado, Eduardo Mondragón: él era su nieto y yo soy su tataranieto; sin embargo, la cercanía entre su rama familiar y la mía se perdió desde principios del siglo XX, prácticamente desde que se lanzó a la Revolución, de tal manera que lo que aquí relato es lo que he podido conocer de su historia a través de libros, documentos, testimonios de sus descendientes y algunas deducciones personales.
Según su partida de bautismo, José Albino Timoteo, hijo de Francisco Riverón (1853-1906) y Estéfana Mondragón (1862-1886), nació en el rancho de su abuelo Eduardo Mondragón en las inmediaciones de El Zethe, municipio de Aculco, el 16 de diciembre de 1878. Fue bautizado nueve días después en la parroquia de Aculco, siendo sus padrinos Sabino Peña y Ponciana Ríos (1). El acta de Registro Civil, sin embargo, omitió los nombres de Albino y Timoteo, y señaló como fecha de nacimiento las tres y media del día 10 de diciembre, apuntando como lugar de nacimiento la ranchería del Jazmín, inmediata al Zethe (1b). Poco tiempo después la familia se trasladó al pueblo de Aculco, donde habitó la casa en el actual número 10 de la calle de Morelos, hogar de su pariente don Alberto Riverón. Realizó sus estudios de primaria en la escuela oficial de este lugar (2). Con poco más de veinte años contrajo matrimonio civil y eclesiástico con la sanjuanense Josefa Almaraz y parece que muy pronto emigró al vecino pueblo de Acambay (de ahí provenía su familia paterna), donde nació su hija María de la Luz en 1903. Tuvo también un hijo, Francisco Riverón Almaraz, que se graduó en el Colegio Militar en 1932 y alcanzó asimismo el grado de general brigadier (3).
Según ciertas versiones, José Riverón Mondragón, "hijo y sobrino de soldados republicanos" (es decir, de combatientes contra el Imperio de Maximiliano), y dedicado al comercio de carbón en la ciudad de México, fue maderista desde 1910 y no dudó en levantarse en armas siguiendo el llamado del Plan de San Luis con la división del general Guillermo García Aragón, con el grado de capitán segundo y ejerciendo funciones de ayudante dentro de su Estado Mayor (4). Se habla incluso de un desastroso combate que habría sostenido entonces en el rancho de El Tejocote (muy cercano a las tierras familiares de los Mondragón, al sur de la hacienda de Ñadó, ya en territorio municipal de Acambay) contra un cuerpo de rurales del distrito de El Oro, cuyo auxilio solicitó el presidente municipal de Acambay, Honorato Serrano. José Riverón, relata el historiador Román García Plata, "salió vencido y apenas tuvo tiempo de huir vestido de mujer" (5).
Lo más probable, sin embargo, es que la participación de Riverón en el conflicto armado se diera sólo hasta 1913, tras el derrocamiento y asesinato del presidente Francisco I. Madero por el traidor Victoriano Huerta en febrero de ese año. José Ángel Aguilar, autor del libro La Revolución en el Estado de México, narra así la forma en que Riverón se unió a quienes pelearon contra Huerta, comenzando por una incursión de revolucionarios en Acambay -en la que probablemente ya estuvo aquél, pero sin que pueda asegurarse-, y continuando justamente con una acción militar en el rancho de El Tejocote que puede ser la misma a la que se refieren otros autores:
A los pocos días [después del 26 de abril de 1913] cinco hombres armados entran a Acambay, exigiendo armas, caballos y dinero, hasta diez mil pesos y amenazando con un próximo saqueo de la gente "que nos está esperando". Emeterio López [enviado en persecución de los sublevados] vuelve a salir de El Oro hacia Acambay y esta vez alcanza a un grupo armado. El subteniente informa telegráficamente que la víspera a las 12 del día dio alcance a los bandoleros, que decían ser carrancistas, en la hacienda de El Tejocote, logrando capturar a seis de ellos así como pudo quitarles caballos, monturas, armas, etcétera.
Si la derrota de los revolucionarios representa cierta alegría para quienes los persiguen, el combate tiene otras ventajas al ser capturados algunos de los sublevados. Más que el botín, que en realidad carece de importancia, lo valioso es que uno de los prisioneros hace sorprendentes revelaciones sobre la actividad sediciosa, incluso de cuatro diputados que se reunían en la ciudad de México en una casa de las calles del Chopo. De los diputados logran saberse dos nombres: Silvestre Raya e Isidro Saavedra; los cuatro legisladores se reunieron con José Riverón Mondragón, quien en efecto aparece como animador del grupo, poseedor además de un depósito de carbón vegetal en las calles de Vidal Alcocer de la propia ciudad capital, donde se puede encontrar a un señor de apellido Tejeda o Tejeira y otro que responde al nombre de José, cuyas señas particulares incluso se proporcionan. Claro que conspiraban contra el gobierno.
A pesar de la diligencia del entonces gobernador, doctor Antonio Vilchis, que proporciona todos estos datos a la Secretaría de Guerra y Marina, nada puede lograrse en lo que respecta a los conspiradores, pues Riverón produce su primer asalto ya sublevado.
Este ataque de Riverón, el primero plenamente documentado, se dio con la toma del pueblo de Aculco el 30 de junio de 1913, al frente de una partida de 16 hombres en la que se contaban Ezequiel Riverón, Camerino Arcos y Alfonso Navarrete:
En junio, el nombre del rebelde José Riverón Mondragón, ocupa la atención del jefe político [de Jilotepec,] Ezeta, porque llega a Aculco, que no ofrece resistencia y lo abandona a las pocas horas, para hacer rumbo a Acambay. Pero el gobierno posee algunos datos en relación con el sublevado; sabe que tiene un depósito de carbón en las calles de Vidal Alcocer en la ciudad de México, en compañía de sus hermanos Silviano y Manuel. Paralelamente, el destacamento de Jilotepec captura allí a Magdaleno Mondragón [primo de José Riverón], Ignacio E. Vizcarra y Leonardo Ocampo. Magdaleno tiene cierta responsabilidad, pues señala a Riverón cuáles son aquellas casas donde viven personas de cierta posibilidad económica, a quienes puede exigírseles dinero y donde pueden encontrarse caballos. Al entrar a Aculco, los rebeldes se llevan como rehén a Jesús Carrero, pidiéndose a su padre algún dinero a título de rescate, sin obtenerlo. Del interrogatorio de los detenidos, surgen mayores datos, en torno a la conjura en México, diciéndose que Riverón Mondragón tomó contacto con Rafael Cerón, dos gendarmes desertores y un agente de la policía reservada cuyo nombre se ignora. (6)
Los años siguientes fueron ya de plena inmersión en la lucha armada dentro del bando carrancista. Entre julio y septiembre de 1913, Riverón combatió en Michoacán y el Estado de México contra fuerzas federales comandadas por los generales Paliza y Cárdenas. Entre octubre siguiente y enero de 1914, ya muy lejos de sus lares, enfrentó en la Sierra Madre del Sur, en el estado de Guerrero, a las fuerzas huertistas. Volvió entonces al centro del país para proseguir su lucha en el Distrito Federal, Guanajuato e Hidalgo. Cinco años después de su rebelión, en julio de 1918, se le confió la formación del 51 y 1er regimientos de Caballería pertenecientes a la brigada José María Morelos, en la 1ª División de Oriente. Con el rango de Capitán primero se incorporó a las fuerzas del general Guillermino García Aragón. Riverón Mondragón se contó también entre los miembros del 31 Regimiento de la Brigada 11 de la división que estuvo bajo las órdenes del general Lucio Blanco y en la Brigada 17, al mando del general Gustavo A. Elizondo.
Al final de la etapa armada de la Revolución, entre el 11 de febrero de 1920 y hasta 1924, Riverón estuvo comisionado en el Consejo de Guerra Permanente de la plaza de Tampico, Tamps. En este último año -terminada la rebelión delahuertista que comprometió a muchos militares de alto rango-, José Riverón Mondragón fue nombrado General brigadier por méritos en campaña por acuerdo presidencial y ratificado por la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión, con fecha 1 de mayo. En diciembre del mismo año se le otorgó el Voto de Confianza y Simpatía concedido a todos los generales, jefes, oficiales y tropa que, a partir de 1923 y precisamente en el contexto de la rebelión de Adolfo de la Huerta, se habían mantenido leales al gobierno de Obregón.
Entre el 11 de marzo de 1926 y el 31 de agosto de 1928, José fue parte de la 36a. Jefatura de Operaciones Militares, con el objeto de levantar planos topográficos en Tamaulipas. Entre septiembre de 1928 y marzo de 1929, fungió como presidente propietario del Consejo de Guerra de la plaza de Guadalajara, Jal., y, en la misma ciudad, estuvo comisionado en la 18a Jefatura de Operaciones Militares. De marzo de 1929 a enero de 1933, tuvo a su mando el 3er Batallón Regional de Jalisco. Al parecer, al año siguiente se hallaba de nuevo en Tamaulipas, como comandante de la guarnición de la plaza.
Aunque según el censo de 1930 que lo sitúa viviendo en Guadalajara (en la calle 17 no. 521, sector Hidalgo) se declaró abiertamente católico, lo cierto es que sus años desempeñando comisiones militares en Jalisco estuvieron marcadas por el combate a los rebeldes cristeros, quienes impulsados por las restricciones impuestas por el gobierno de Plutarco Elías Calles al culto católico se sublevaron espontáneamente en 1926 para defender la libertad religiosa y llegaron a representar una amenaza real para el Estado revolucionario, hasta la suscripción de los acuerdos de coexistencia con la Iglesia en 1929. Inclusive hay evidencia de que fue masón, pues las memorias del IV Congreso Masónico Nacional parecen mencionarlo: "la primera voz amiga que oímos fue la del H:. Riverón Mondragón" (1c). Un relato que no he podido confirmar se refiere incluso a la muerte a manos de Riverón de Cosme, un niño de doce años que repartía volantes del boycot que los católicos lanzaron contra los comerciantes que apoyaban al gobierno, y que es tenido por mártir de la Cristiada. En esta liga puedes leer el relato completo, que pinta a Riverón como odioso, despiadado y sanguinario. Además, este texto da un dato equivocado: que Riverón fue acribillado por los cristeros a las afueras de Guadalajara.
En 1933, Riverón Mondragón recibió la Condecoración de Perseverancia de 4ª clase por justificar 20 años de servicios. Entre mayo de ese año y junio de 1936, fue jefe de la guarnición de la plaza de Tampico, Tamps., y, de junio a octubre del último mismo año, asumió la comandancia de la guarnición de la plaza de Guadalajara. Posteriormente, desempeñó el cargo de Jefe del Estado Mayor de la 15ª Zona Militar, con cuartel general en Guadalajara (2).
Hacia 1937 continuaba viviendo en aquella ciudad. Poseía entonces una granja en la calle de Florida en el vecino municipio de San Pedro Tlaquepaque (7). Murió el 16 de noviembre de aquel año, según consta en un telegrama enviado a su hijo, entonces destacado en Zacatlán. Una historia familiar que me fue relatada por su descendiente Luis Jorge Ibarra afirma que pretendía ser candidato al gobierno del Estado de México o de la capital del país y murió envenenado. Casos como este ocurrirían en la política mexicana hasta la década de 1940.
 
NOTAS
(1) Partida de Bautismo de José Albino Timoteo Riverón Mondragón, no. 1068, 19 de diciembre de 1878. Archivo Parroquial de Aculco.
(1b) Partida de registro de José Riverón, Libro de nacimientos 1871-1887, no. 19, febrero de 1880, Aculco.
(1c) El IV Congreso Masónico Nacional, Ediciones Símbolo, México, 1928, p. 50.
(2) Diccionario de generales de la Revolución, México, SEP/SEDENA/INERM, 2014, tomo II, p. 880-881.
(3) Roderic Ai Camp, Generals in the Palacio: The Military in Modern Mexico, Oxford University Press, New York-Oxford, 1992, p. 238.
(4) Eliseo Lugo Plata, Antonio Ruiz Pérez, Édgar Serrano Pérez, Acambay 100 años después, 1912-2012, Gobierno del Estado de México / H. Ayuntamiento de Acambay, México, 2012, p. 80; Juan Ortiz Escamilla y David Carbajal López, General Lázaro Cárdenas, fundador de pueblos: La Ruana, Felipe Carrillo Puerto, Michoacán, 1955-2005, EL Colegio de Michoacán, Morelia, 2005; Álvaro Ochoa Serrano, Repertorio michoacano, 1889-1926, El Colegio de Michoacán, Zamora, 1995, p. 168.
(5) Citado por Edgar A. Serrano Pérez, Acambay. Monografía municipal, Gobierno del Estado de México, 1999, p. 83; Juan Montiel Flores, Alfredo del Mazo Vélez: síntesis de una vida luminosa, Gobierno del Estado de México, Secretaria de Educación, Cultura y Bienestar Social, 2002, p. 43.
(6) José ángel Aguilar, La Revolución en el Estado de México, Patronato del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, México, 1977, vol. 2, págs. 112 y 120.
(7) Diario El Informador, 7 de marzo de 1937. Citado por Bernardo Carlos Casas en sus Crónicas de San Pedro Tlaquepaque: "Este día se habla de una nueva línea de agua potable para Tlaquepaque. La verdad es que sólo es una tubería que partiendo de la calle Cruz Verde, lleva como destino la calle Florida donde el General José Riverón Mondragón posee una granja. Era un tubo de dos pulgadas que beneficiaba también a 53 casas de la zona".