Revisando viejos periódicos encontré hace poco algunos datos muy interesantes sobre la capilla de la comunidad de Encinillas, sitio limítrofe entre los municipios de Aculco y Polotitlán que fue un importante punto de remuda del Camino Real de Tierra Adentro. Aunque el lugar en que se levanta aquel edificio no pertenece a nuestro municipio -aclaran siempre los vecinos que el pueblo de Encinillas es de Polotitlán, mientras que el ejido de Encinillas sí se encuentra dentro de los límites de Aculco- su historia está profundamente ligada con la historia aculquense y por eso quiero compartirles esta nota publicada hace casi 109 años:
 
BENDICIÓN DE UN TEMPLO
Nos dicen de Aculco, Estado de México, que las fiestas verificadas en la ranchería de Encinillas (Polotitlán) de aquel estado, con motivo de la dedicación del templo erigido en dicho lugar, en honor del Sagrado Corazón de Jesús, resultaron espléndidas.
La misa solemne fue celebrada por el Pbro. Don Benjamín Manuel Romero. La cátedra sagrada fue ocupada por el Pbro. Francisco Cervantes, párroco de San Juan del Río, quien con fácil y persuasiva palabra exhortó a los fieles a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Una banda de Aculco y una orquesta de San Juan del Río, contribuyeron al esplendor de las fiestas.
La nueva capilla ostenta en el frontispicio un buen reloj de grande utilidad para aquel vecindario.
Los iniciadores de la obra fueron la señora Doña Dolores Rozas viuda de Verdugo, quien cooperó con la mayor parte de los gastos y la señora Doña Jesús S. viuda de Romero, que cedió el terreno para la capilla. Colocó la primera piedra el finado jurisconsulto, Lic. Agustín Verdugo.
La voz de México, 19 de septiembre de 1907.
 
Como sabemos, doña Dolores Rozas era la propietaria de la hacienda de Arroyozarco y el Lic. Agustín Verdugo era su esposo. La construcción de la capilla católica en Encinillas fue sin duda un hecho de especial significación, ya que en ese sitio habían comenzado las prédicas protestantes en la zona en la década de 1870 y en apenas 15 años la mayoría de sus vecinos había abrazado el credo metodista-episcopal. Resulta así plausible creer que se trataba de un esfuerzo específicamente dirigido a recuperar terreno para el catolicismo, lo que se consiguió sin duda pues ya para 1930 los protestantes representaban sólo el 18% de la población de Encinillas. También es notorio el espíritu de cooperación entre la familia Romero, donante del terreno, y los propietarios de Arroyozarco, constructores de la capilla, después de los fuertes enfrentamientos que tuvieron aquellos con el administrador de la finca, Macario Pérez, a fines del siglo XIX.
Si quieres saber más sobre los temas que sirven de contexto a esta nota puedes leer en este mismo blog los textos La llegada del protestantismo a Aculco en el siglo XIX y La gavilla de Encinillas, ¿bandidaje o simple venganza?