El gran poeta y dramaturgo español Federico García Lorca escribió la obra teatral en tres actos La casa de Bernarda Alba -considerada por muchos críticos el mejor de sus trabajos- en 1936, el mismo año de su injusta muerte, fusilado en plena Guerra Civil Española. En La casa de Bernarda Alba, Lorca intentó retratar la "España profunda" de la época: una mujer de 60 años, Bernarda, que acaba de enviudar y ejerce dooe matriarca de una familia formada enteramente por mujeres (incluso las criadas), decide que todas deben guardar luto por el marido muerto durante ocho años. La única libre del luto es la hija mayor, Angustias, cercana ya a los 40 años pero próxima a casarse con un personaje que nunca aparece en escena, Pepe El Romano, y que además es la heredera de la mayor parte del patrimonio dejado por el padre. Todas las mujeres de la casa sufren el encierro impuesto por Bernarda, la ausencia de futuro y al mismo tiempo fantasean con Pepe El Romano. A quien por cierto, no le atrae tanto la madurez y bienes de Angustias sino la juventud de la hija menor, Adela.
Sólo hasta 1945 este drama fue publicado y estrenada en los escenarios teatrales por Margarita Xirgu.
El director de cine Luis Buñuel, gran amigo de Lorca desde sus años en la Residencia de Estudiantes de Madrid (donde también trabó amistad con Salvador Dalí, Rafael Alberti y Juan Ramón Jiménez), emigró en 1925 a Francia y realizó allá sus primeras películas. Filmó allí su famoso cortometraje surrealista Un perro andaluz (1928), título con el que Lorca se sintió ofendido y llegó a decir "Buñuel ha hecho una mierdecita así de pequeñita que se llama Un perro andaluz; y ese perro andaluz soy yo". Buñuel siempre negó la alusión a su amigo.
Después de un largo periplo por Francia, España y Estados Unidos a la caza de proyectos de cine que muchas veces se frustraron, en un momento en que se encontraba sin dinero y sin proyectos, Buñuel se encontró en 1946 en una cena en Los Ángeles, California, con Denise, viuda del protagonista de Un perro andaluz, que se había vuelto a casar con el productor Ronald Tual. Por entonces proyectaban casualmente rodar una versión fílmica de La casa de Bernarda Alba e invitó a Buñuel a dirigirla. Al principio Buñuel se negó, pero no tenía en realidad tantas opciones como para persistir en su negativa. Así que acompañó a Denise a México, desde donde volarían de regreso a París. Pero al llegar a nuestro país se enteraron de que los derechos de la obra habían sido vendidos ya a otra productora que había ofrecido más dinero que ellos.
Si al principio debió sentir una enorme frustración por hallarse nuevamente sin proyectos y en un país extraño, lo cierto es que México acogió rápidamente a Buñuel y nuestro país acabaría por convertirse en su segunda patria, hasta el punto de naturalizarse mexicano. Entre México y Francia realizaría prácticamente todas las películas que le dieron fama. Pero afirman que siempre le quedó la desilusión de no haber logrado filmar aquella película basada en la obra de su amigo Lorca que, inesperadamente, lo había traído a tierras mexicanas.
Gustavo Alatriste, amigo de Buñuel y productor de algunas de sus mejores películas -como Viridiana (1961), El ángel exterminador (1962) y Simón del desierto (1965)- decidió en 1980 convertir aquel sueño de Buñuel en realidad. Así, produjo y dirigió una versión cinematográfica de La Casa de Bernarda Alba que dedicó al propio director español ("a don Luis Buñuel, por las horas muertas en las que me platicaba de Federico") y aderezó con algunos guiños surrealistas siguiendo el estilo del director aragonés. Apegada en su mayor parte a la obra teatral de Lorca, no deja sin embargo detalles a la imaginación del espectador, sino que casi cada diálogo que se refiere a sucesos vistos u oídos por los protagonistas, pero que no aparecen representados, se transforma en la película en una escena real. Incluso la presencia de Pepe El Romano, que en el drama es continua pero tácita, Alatriste la convirtió en un repetido rondar del actor que lo encarna, Manuel Capetillo Jr., junto a los muros y rejas de la casa.
Y es aquí donde entra a escena -literalmente- Aculco, pues todos los exteriores de la película fueron rodados en nuestro pueblo, aprovechando ese aire extremeño-andaluz de su arquitectura. La Casa de don Juan Lara Alva -extraña coincidencia de apellidos- fue elegida para aparecer como la propia morada de Bernarda Alba, sobre todo en su fachada pero también en alguna toma interior. Incluso el diseño de la escenografía en foro para los interiores parece basarse en la casa aculquense, aunque adaptado a la obra, reducido en dimensiones y estilizado en sus detalles para crear mejor el ambiente de una casa andaluza. Otras locaciones aprovechadas por el director fueron el atrio de la parroquia, la bajadilla que va del mismo atrio hacia la Plazuela Hidalgo, el corral de la Casa de la familia Lara Mondragón, la calzada llamada La Ceja y la calle Juárez.
Lo mejor, sin duda, de la película La casa de Bernarda Alba fue el reparto, encabezado por la reconocida actriz española Amparo Rivelles, fallecida hace apenas unos días, en el papel de Bernarda Alba. Magda Guzmán representaba a Poncia, la criada más vieja de la casa, Rosenda Monteros aparecía como Martirio y Laura Cepeda como la hija menor, Adela. Pepe El Romano, ya lo hemos dicho, lo encarnó un jovencísimo Manuel Capetillo Jr. En la página de internet de IMDB es posible ver la ficha completa con otros detalles de este filme.
La Casa de Bernarda Alba de Alatriste fue estrenada en 1982, pero yo no pude verla completa hasta hace unos pocos meses. Probablemente muchos aculquenses tampoco llegaron a verla en el cine, pero aquellos que presenciaron la filmación, o que incluso participaron como extras, seguramente conservan aún buenas memorias de aquellos momentos, fotografías o tal vez alguna anécdota. Yo recuerdo, sobre todo, aquel hermoso caballo retinto de Capetillo que me quedaba literalmente al alcance de la mano, pues durante varios días guardaron en la caballeriza de la casa de mis abuelos.
En este enlace de Youtube puedes ver completa la película La Casa de Bernarda Alba.
Pero ya sabemos que de Aculco hay mucho que fue y ya no es. Al ver la película, admire el espectador el arbolado de la calle Juárez y compárelo con su aspecto actual, en el que muchos árboles han muerto, otros tantos han sido talados y el resto luce como muñones después de las podas a las que los sometió la Comisión Federal de Electricidad para evitar que las ramas dañaran los cables de energía eléctrica.