lunes, 15 de septiembre de 2025

La llegada de Hidalgo a Aculco en las Actas de Cabildo del municipio

Casi quince años despues de la llegada del cura Miguel Hidalgo a Aculco, el 5 de noviembre de 1810, las autoridades muinicipales consignaron en las Actas de Cabildo el primer (y creo que único) testimonio local de este importante episodio de nuestra historia. No es propiamente un acta, sino una carta inserta en el libro de actas. Dirigida a las autoridades superiores del Estado de México, tenía el propósito de solicitar la exención de la contribución directa para los habitantes de Aculco, justificando la petición por el papel destacado que la población desempeñó durante la Guerra de Independencia y por las dificultades económicas que ésta les había acarreado. Esta contribución directa era un nuevo impuesto de carácter personal que gravaba el capital individual de los contribuyentes. No sabemos si la petición tuvo algún efecto, pero el Ayuntamitno volvería a usar argumentos parecidos en otros momentos de su historia, como cuando evitó que Arroyozarco pasara a formar parte del municipio de Polotitlán en la década de 1870.

La narración abarca en realidad tres momentos de la Guerra de Independencia: primero, la llegada de Hidalgo a Aculco, el festejo que la siguió, la batalla del 7 de noviembre y el saqueo del pueblo tras la derrota insurgente; segundo, la etapa en que el coronel independentista José Rafael Polo se enseñoreó de la región, imponiendo exacciones al pueblo que, con un punto de vista ajustado a los nuevos tiempos, se presentan como contribuciones en beneficio de la patria independiente; y tercero, los cupos de dinero exigidos por el capitán realista Manuel Linares para sostener el combate contra los independentistas, estos sí presentados como crueles y excesivos, también de acuerdo a la situación del momento.

La redacción del documento corresponde casi sin duda alguna al secretario de la corporación municipal, don Luis Ronquillo. Se trata de un detalle importante, pues él fue uno de los primeros insurgentes de Aculco ya que se hallaba en armas en noviembre de 1810, bajo el mando del comandante rebelde Villagrán. Más difícil es averiguar si el resto de los integrantes del Ayuntamiento habían favorecido o combatido la insurgencia en aquellos tiempos. Acaso a Pedro Antonio Polo, pariente del coronel Polo, podemos suponerle simpatías por la insurgencia.

En mayo pasado este escrito cumplió ya 200 años. Por eso me ha parecido oportuno mostrarles aquí no sólo su transcripción (cosa que ya había hecho anteriormente), sino también las imágenes del propio documento, aprovechando las fiestas patrias de este 2025.

 

TRANSCRIPCIÓN

(Se respeta la ortografía y puntuación originales)

El Ayuntamto. Constitucional del Pueblo de San Geronimo Aculco, en unión del Cindico Procurador del mismo, ante la integridad de V. S. y con el mas profundo respeto dice: Que el dia cinco de Nove. del año de ochocientos diez, se acampó en este pueblo el numeroso Exercito Americano del Exmo. Señor Dn. Miguel Hidalgo y Costilla, a qn. se recivió con el mayor jubilo y alegria de estos abitantes, no Cesando Repiques generales a buelo y salba de Coetes por el Espacio de diez horas.

A los tres dias se abistaron en este pueblo las Tropas del Antiguo Govierno, y por nuestra suma desgracia, en el ataque que tubieron, triunfaron estas, quedandose aposecionadas de este suelo, quienes sin ninguna caridad ni consideracion, berificaron un Saqueó general, barriendo con alajas, ropa de uso y todo genero de muebles, quedando este Vecindario en la mas deplorable indigencia y miseria.

Subsecivamente, por el Señor Coronel Don José Rafael Polo, Comandante de Tropas Nacionales que fué de este Departamento, fue apencionada esta Jurisdicion con una contribucion mensual mui considerable; y a pesar de la inhavilidad que habia para cumplir esta orden por las circunstancias referidas, se puso el mayor afan exactitud y empeño por contribuir con las cantidades que se impusieron, por emplearse estas, en beneficio de nuestra amada Patria; a que se agregan los Prestamos continuos y exsecivos que excijian los Comandantes Nacionales que trancitaban por este lugar.

Por estos servicios y por estar acampadas estas Tropas, ya en este pueblo, ya en sus inmediaciones y campo de Ñadó, tubo que este Vecindario por el Gobierno opresor, unos Exsecivos prestamos y contribuciones, pues estrechados por la fuerza, nesecitaban estos Vecinos de Endrogarse, para excibir con prontitud, estas insorbitantes gabelas, tolerando con gran rigor y crueldad, los mallores vituperios y priciones por no adoptar su partido.

En los años de 16 y 17 fué rigorosamente compelido este Pueblo y su Jurisdicion por el Capn. Linarz. que se hallaba de Destacamto. en la Hazienda de Arroyco. para que cada uno diese la cantidad qe. se le habia acignado hasta el completo de novecientos pesos, con los que se traerian armas para el Destacamento de este Pueblo, que no se berificó, para lo que fué nesesario sacrificar el honor y los mui cortos intereses que les habian quedado hasta integrar la citada cantidad, temerosos que executara dicho Linarez las amenazas que habia prometido de pasar por las Armas al que no excibiera el cupo que vajo su firma estaba mandado.

En esta atencion, y en virtud á los ningunos arbitrios que hay en este Pueblo por su suma indigencia, suplican á V. Sría., se sirba tener la vondad de Elebar este, al Superior conosimiento del Exmo. Señor Governador del Estado, á fin de impetrar la gracia de que se exsonere este Vecindario de la contribución Directa, la que es imposible se berifique su cobro por la notoria escazes y miseria, sin embargo de manifestar sus buenos deseos; O que sea libre este pueblo, del cobro de la Alcabala, por el tiempo que V.E. tenga a bien, pues este es el mejor medio de que el comercio facilite arbitrios á sus avitantes para su restablecimiento; pues de lo contrario se verá en terminos presicisimos de desolación; Por lo que se suplica a V. Sía., en obsequio de la humanidad, darle el jiro correspondte. a esta peticion, segn. lo excige su eficacia.

Dios y Livertad, su Juzgado Nacional de Aculco- mayo 25 de 1825.

Miguel de la Cueba – Visente Zamudio

Salbador Garcia Requejo – Pedro Anto. Polo

Trinidad Osornio – Viviano Garcia

Jose Cayetano Chaves – Nicolás López

Cornelio Cruz

Luis Ronquillo

Srio.

lunes, 8 de septiembre de 2025

La epidemia de 1824-1825

En diciembre de 1824, una grave epidemia de "matlazáhuatl" -muy probablemente tifus- azotó al Estado de México, especialmente a los partidos de Azcapotzalco, Taxco, Tulancingo, Tula, Acapulco y Huichapan (recordemos que entonces la entidad era todavía enorme y comprendía los actuales estados de Guerrero, Morelos e Hidalgo, además de gran parte del Distrito Federal) (1). Fue una de las primeras veces en que las autoridades estatales bajo el régimen republicano y federal tuvieron que enfrentar una situación de este tipo, y para ello comenzaron por levantar una estadística de la extensión de la enfermedad, la población afectada, así como de los síntomas que se observaban en los enfermos y los remedios que se empleaban para tratarlos. De esta manera, afirmaban, el gobierno podría disponer de "los auxilios precisos". (2)

Aunque Aculco se hallaba cerca de uno de los puntos más afectados -la villa de Huichapan- parece ser que no tuvo gran impacto y en los últimos días de aquel mes la enfermedad se había "calmado". De cualquier manera, el Ayuntamiento respondió puntualmente a la solicitud de las autoridades superiores con un informe que aporta datos muy interesantes acerca de esta "enfermedad epidémica". Con el fin de recabar estos datos, las autoridades municipales encabezadas por el alcalde José Felipe de la Vega y en compañía del cura encargado de la parroquia, don Luis Hurtado, y otros particulares, hicieron personalmente un recorrido por "la orilla" del pueblo, donde al parecer sabían que había algunos casos. Hallaron en efecto tres personas afectadas por esa "enfermedad contagiosa", aunque uno de ellos, al ver la comitiva, "huyó ... con precipitación a esconderse a unas barranquilla inmediata". Las razones de este escape no eran sino una profunda desconfianza, que los funcionarios interpretaban casi como irracionalidad: "son tan contrarios a su felicidad los infelices indios ha quienes ha caído tácito este contagio, que todo bien que se les procura les parece un agravio horroroso". Del examen e interrogatorio de los infectados, además de otros que ya no lo estaban, las autoridades de Aculco recopilaron una serie de síntomas y etapas de la enfermedad:

Comienzan con escalofrío o cernimiento, después se encienden en calentura, sienten muchos dolores en los huesos de todo el cuerpo, especialmente en la cabeza y pies, se les pone el semblante pálido, la lengua en la punta el color es demasiado encendido y la lista del medio muy sarrosa, les brota una especie de sarna o sarpullido, a los tres o cuatro días sienten muchos ardores, cuando les brota, comienzan con dolor de garganta muy vehemente.

Sobre los remedios que se aplicaban a estos enfermos, continuaba el informe, los únicos eran los baños y sangrías.

Los libros sacramentales de defunciones de la parroquia podrían habernos dado algún indicio de cuál fue el efecto real de la epidemia en la población aculquense, dado que entonces no existía aún el Registro Civil. Desafortunadamente, en ese periodo no se registró en ellos la causa de la muerte de cada persona, de manera que sólo un estudio más amplio, que examine el número de defunciones mensuales y anuales por varios años, podría quizá ayudarnos a resolver ese misterio.

 

NOTAS

1. Elvia Montes de Oca Navas. La organización política del Estado de México en 1824: un año difícil, México, El Colegio Mexiquense, 2024, p.21.

2. El resto de la información y las citas directas corresponden al documento que se halla en: Archivo Histórico Municipal de Aculco, Estado de México. Fondo: Ayuntamiento. Actas de Cabildo, Volumen 1, Expediente 1, páginas 56-58.

lunes, 1 de septiembre de 2025

José Carbajal García, el sindicalista de Chalco que nació en Aculco

Hace unos días les contaba acerca de un personaje nacido en Aculco, pero prácticamente desconocido aquí: el general piloto aviador Manuel Bravo Ruiz. Hoy les traigo una historia parecida en ese sentido, la de un campesino que se volvió sindicalista muy lejos de su tierra natal y que alcanzó cierta relevancia, hasta el punto de que existen escuelas y auditorios que llevan su nombre, e incluso existe una fundación que lo recuerda, pero en Aculco nadie tiene memoria de él: José Carbajal García.

Las semblanzas de Carbajal que se pueden encontrar en internet señalan que nació el 4 de julio de 1913 en Aculco y que sus padres fueron Emilio Carbajal y Eufemia García. Sin embargo, una rápida búsqueda en los libros del Registro Civil permite asegurar que nació un mes antes, el 4 de junio, probablemente en la ranchería de Gunyó (donde residían sus padres, de 29 y 30 años respectivamente, quizá originarios de Timilpan) y que fue registrado con el nombre de Doroteo. El "José" pudo haber sido su nombre de bautismo, pero no podemos asegurarlo pues ya no existe el libro sacramental correspondiente a esa fecha en la parroquia de Aculco.

Parece sin embargo seguro que usó el nombre de José toda su vida. El Censo de 1930 lo ubica justamente con ese nombre, viviendo todavía en Gunyó con sus padres y un hermano dos años mayor, llamado Manuel. No mucho tiempo después se habría ido del municipio de Aculco, de manera "precipitada", como narró su hijo José Luis al historiador Jaime Noyola Rocha:

Mi papá se salió de su casa, de su pueblo que es Aculco, Estado de México. A los 13 años llegó a lo que es. Llegó primero a Coapa y ya de ahí se vino para Chalco. Las fechas, el tiempo no lo tengo presente. Pero él llegó aquí a Chalco, me imagino que debe de haber sido como de 14 o 15 años y aquí ya hizo su vida sindical.

Mi padre se sale de su pueblo porque le contestó mal a un caporal. En Aculco, Estado de México, estaba la hacienda Cofradía. Se sale de su pueblo porque salió de problemas con un capataz y el castigo de eso era que el capataz le daba la queja al papá, y el papá le tenía que meter una soberana joda delante del capataz. Y tenía que disculparse con él. Mi papá, como consecuencia, pues ya se caracterizaba como rebelde, en ese aspecto, y prefirió huir.

Dice que él decidió abandonar su casa, su pueblo. En ese entonces entraban muchos carboneros al Distrito y se pegó a uno. Y ahí se vino, se vino como arreador de los burros, manadas grandes de animales y todos venían cargados de carbón. Ya llegó aquí al Distrito, y de ahí empezó a buscar a dónde se empleaba y llegó a Coapa y allí entró como becerrero.

Él llegó trabajando de becerrero aquí a... no era El Escudo, era Casco Viejo [...]. Y como todos, en todos los trabajos, su aspiración de él entonces fue llegar a ser vaquero, les pagaban más, ya había mejores condiciones de trabajo, pues todo lo que conlleva a aspirar a un puesto superior. Y sobre todo el salario que era lo que todo mundo busca, ¿no?, ganar más. De ahí, pues, yo creo que la inquietud, ¿no?, que se tiene dentro de uno, el hecho de seguir superándose.

Decía mi papá: “Yo me acuerdo cuando ya gané para comprarme unos botines como antes, porque antes se estilaba que el botín al caminar y dar el paso rechinaba y ése era buen botín. Ya mi paliacate de lado, mis botines rechinantes. Y luego me metí de boxeador. También en una pelea gané para comprarme unos botines. Yo dije: ‘De aquí soy’. Que le sigo, y un día me pusieron con uno del Distrito; me ha puesto una soberana friega que dije: ‘hasta aquí llego’”

En 1935, con 22 años, trabajaba como vaquero en el Rancho de Santa María en la jurisdicción de Coyoacán. El 16 de diciembre de ese año contrajo matrimonio con la señorita Concepción Castorena y Hernández, de 17 años (su hijara Sara contaría más tarde que tenía sólo 14) y con domicilio en la Hacienda de Coapa. Las semblanzas de Carbajal vuelven a ser erróneas en este punto, al indicar que casó con María Concepción Hernández Romero. La explicación es, posiblemente, que Concepción era hija natural y en algún momento dejó de usar el apellido del padre, José Castorena, ya entonces finado. Por cierto, la madre de Concepción, de nombre Ysidra Hernández, soltera y originaria de Huichapan, declaró en ese acto que era "herbolaria". La pareja tuvo una numerosa familia de nueve hijos.

Fue por la época de su matrimonio, el 15 de febrero de 1935, cuando se fundó Sindicato de Vaqueros, Trabajadores de Establos y Campesinos del Distrito de Chalco, lugar que por entonces era una verdadera "cuenca lechera". Al parecer, José Carbajal García fue uno de los fundadores de esta agrupación y se convirtió en su secretario general en 1945. Cuenta Jaime Noyola:

El Sindicato de Vaqueros al igual que la industria lechera vivió un auge de los años treinta a los sesenta, cuando las oficinas sindicales cada día se encontraban pletóricas de personas que querían un empleo en los ranchos lecheros... Una de las labores frecuentes del sindicato era la intercesión ante los patrones para que dispensara a los vaqueros por alguna falta; por ejemplo: que volvieran a recibir al trabajador y que éste enmendaría su conducta, en otras ocasiones, cuando las cosas habían ido demasiado lejos, que se le liquidara para conseguirle trabajo en otro rancho. El sindicato también defendía al vaquero que había sido despedido sin razón... A diferencia de otros sindicatos de empresas asentadas en la región de Ixtapaluca, Chalco y Tlalmanalco, que tuvieron serios conflictos con los patrones y que ejercieron en varias ocasiones el derecho de huelga, el Sindicato de Vaqueros mantuvo una relación tersa con los rancheros, en gran medida por la actitud conciliadora de don Pedro Trueba, presidente de la Asociación Ganadera Local de Chalco, y de don José Carbajal, por parte del Sindicato de Vaqueros.

José Carbajal García tuvo una extensa e importante carrera en el sindicalismo corporativista de la época, ligado íntimamente al PRI y al Gobierno. Fue secretario general de su sindicato durante 38 años, de 1945 a 1983. También lo fue de la Federación Proletaria del Distrito de Chalco (que agrupaba al Sindicato de Vaqueros con otros cuatro), afiliada a la Confederación revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), de 1954 a 1984. Su cercanía a la Confederación Nacional Campesina (la CNC) le permitió convertirse en diputado local en 1972. Pero mucho antes había dado ya el salto a la política, primero como regidor y síndico del Ayuntamiento de Chalco, y después como presidente municipal del lugar (1961-1963). Una vida dedicada al servicio público y a la representación de los trabajadores de la que se pueden conocer algunos detalles, junto con algunas pinceladas personales y familiares, en el libro Pedro Trueba Ruiz, una experiencia de vida. (Surgimiento, bonanza y decadencia de la cuenca lechera de Chalco, de Jaime Noyola Rocha, disponible en línea y que les invito a hojear.

Carbajal no rompió por completo su relación con Aculco. Durante varios años solía viajaba a visitar a sus padres, como recordaban sus hijos:

Nos llevaban de paseo hasta 15 días, que no cabíamos en el cochecito, pero ahí nos íbamos a su tierra, donde él nació, porque él no es de aquí de Chalco, es de Aculco, Estado de México. Y le digo, cómo nos gustaba ir porque no hacíamos quehacer, o nos los hacían porque llegábamos de visita. Le digo, lo que no nos gustaba es que nos bañaban en el río. Nos llevaban, llevaba mi mamá su ropa y todo a lavar en el río y ya nos pasaban y nos bañaban, estábamos chiquillas... “Vamos a ir a ver a tu abuelita”, nos decía, “vayan preparando sus cosas porque nos vamos a ver a su abuelita”. Con tal de no hacer quehacer nos íbamos. ¡Ja, ja, ja! ¡Era un contraste! No hacíamos una cosa, pero nos tocaba hacer otra, ajá. Sí, nos íbamos. En una ocasión nos fuimos por Guadalajara, Guanajuato, su tierra y por ahí. Cuando éramos cuatro o cinco ya.

Pero no nos engañemos: para Carbajal, Chalco era su verdadera tierra, donde estaba la familia que había formado y sus intereses laborales, económicos y políticos. Por eso les decía a sus amigos: “Uno es de donde come uno; no de donde nace uno, de ahí es uno”. Una frase que era "una divisa vital" -escribe Noyola Rocha- con la que resumía "con humor sus difíciles orígenes y las dificultades que tuvo que sortear para labrarse un porvenir".

Sindicalista hasta el final, sin hipérbole, José Carbajal García falleció el 11 de febrero de 1984 en un acto de la CROC en Aguascalientes. Al terminar de hablar ante los asistentes, tomó asiento y un infarto lo fulminó. Tenía 70 años.

 

FUENTES:

"México censo nacional, 1930", FamilySearch (https://www.familysearch.org/ark:/61903/1:1:M275-9DF : Sat Aug 02 11:16:26 UTC 2025), Entry for Emilio Carbajal and Eufemia Garcia, 1930.

"México, Distrito Federal, Registro Civil, 1832-2006", FamilySearch (https://www.familysearch.org/ark:/61903/1:1:QGHW-CWSN : Wed Mar 12 00:28:38 UTC 2025), Entry for José Carbajal Garcia and Emilio Carbajal, 16 de diciembre de 1935.

"México, México, Registro Civil, 1861-1941," database with images, FamilySearch (https://familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9P16-PW4?cc=1916244&wc=MDPH-KZ9%3A205545901%2C206039501 : 13 March 2018), Aculco > Nacimientos 1910-1916 > image 351 of 676; Direccion del Registro Civil y Notarias de Estado de Mexico (State of Mexico Civil Registry State Archives).

"México censo nacional, 1930", FamilySearch (https://www.familysearch.org/ark:/61903/1:1:M275-9DF : Sat Aug 02 11:16:26 UTC 2025), Entry for Emilio Carbajal and Eufemia Garcia, 1930.

Jaime Noyola Rocha. Pedro Trueba Ruiz, una experiencia de vida. (Surgimiento, bonanza y decadencia de la cuenca lechera de Chalco. Toluca, Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de México, 2017.

martes, 26 de agosto de 2025

Un aviador aculquense: el Gral. Manuel Bravo Ruiz

Hace quizá unos dos años, encontré en un ejemplar de la Revista del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana el obituario de un personaje nacido en nuestro municipio del que nunca antes había oído hablar: el general Manuel Bravo Ruiz, matrícula 224119:

El General de Ala Manuel Bravo R., dejó de existir el día 24 del presente mes, en esta plaza, a la edad de 81 años. Tan distinguido militar, nació en Aculco, Estado de México, el 24 de octubre de 1908, causando alta en el Ejército Mexicano el 7 de enero de 1929 como cadete del Heroico Colegio Militar, a la edad de 21 años, prestando sus servicios entre otros en los siguientes cuerpos y dependencias: 40/o. Regimiento de Caballería.- Comisión de Estudios Militares. Oficial en Instrucción en la Escuela Militar de Aviación. 1/o. y 2/o. regimientos aéreos. Escuadrones aéreos, 101, 201, 204, у 206. Segundo Comandante del Primer Grupo Aéreo. Jefatura de la Fuerza Aérea Mexicana. Comandante del 2/o. Grupo Aéreo. Comandante de la Base Aérea Militar Número 4. Comandante de la Base Aérea Militar Número 2, de donde causa baja del activo en el año de 1972. Le fueron concedidas las condecoraciones de Perseverancia de 5/a . y 4/a Clase.

Se trataba sin duda de una carrera importante dentro de la aviación militar mexicana, trayectoria desconocida además para sus propios paisanos. Me intrigaba especialmente su pertenencia al legendario Escuadrón 201, que como todos ustedes saben combatió en la Segunda Guerra Mundial contra Japón. ¿Habría participado Bravo Ruiz en ese conflicto?

Decidí investigarlo un poco más a fondo. Desafortunadamente hasta ahora mis esfuerzos han sido en gran medida infructuosos, principalmente porque no he podido consultar los archivos militares. Pero sí he reunido algunos pocos datos interesantes sobre el general que quiero compartirles hoy, especialmente uno: la verdad sobre su origen aculquense.

Tomando como punto de partida la fecha que proporciona el mencionado obituario, busqué su partida en los libros del registro civil de Aculco. Ahí, en efecto, el 24 de octubre se encuentra un registro cuya imagen copio aquí:

Como habrán observado los lectores, este niño no nació precisamente en esa fecha, sino como explica el texto, unos días antes, el 18 de octubre, en Ñadó. Fue registrado como José Manuel y al tratarse de un hijo natural de Cruz Ruiz, soltera, vecina del mismo lugar, llevó sólo su apellido: Juan Manuel Ruiz. Podía tratarse del aviador, ciertamente. La coincidencia de nombre y apellido materno era clara. ¿Pero de dónde habría sacado el apellido Bravo con el que más tarde se le conoció?

Una búsqueda más amplia me llevó a un registro en la ciudad de San Luis Potosí, donde cierto Manuel Bravo Ruiz, entonces ya "capitán segundo piloto aviador de la Fuerza Aérea Mexicana" contrajo matrimonio con la texana Graciela Bonney Soto el 26 de abril de 1939. Este sí era sin duda el aviador que buscaba. Pero en sus antecedentes se leía algo que contradecía su origen: "de treinta años de edad, originario de Uruapan, Michoacán".Poco duró mi desconcierto al leer esto, porque enseguida el papel hablaba de sus padres: "hijo del señor Manuel Bravo Rivera... originario de Celaya, Guanajuato y vecino de Uruapan, Michoacán y de la señora María Cruz Ruiz, originaria de Aculco, México". Aquí un detalle de esa partida:

Claramente era el mismo Juan Manuel nacido en Aculco, hijo de la señora Cruz Ruiz, pero ahora ya tenía un padre. Es difícil saber si ese padre, el comerciante Manuel Bravo Rivera lo había reconocido como hijo o sólo lo adoptó, pero lo cierto es que Manuel Bravo Ruiz tomó su apellido y lo usó como propio. Pero, ¿qué lo llevó además a negar entonces su origen aculquense? Me atrevo a suponer que fue lo irregular de su nacimiento como hijo ilegítimo. Quizá prefería olvidar sus primeros años en este lugar y crearse un origen algo distinto, en Uruapan, donde se asentó su familia y donde murió la madre todavía joven, a los 34 años.

En el momento de su matrimonio, con treinta años cumplidos, seguramente Manuel estaba en un punto importante de su carrera. Como testigos de su enlace presentó precisamente a varios de sus compañeros de la Fuerza Aérea Mexicana: Francisco Rivas Rivera, teniente piloto aviador, Manuel Noble Morales, mecánico piloto aviador, Guillermo Repp, capitán piloto aviador, y Miguel Castillo Torres, sargento segundo mecánico. Por lo menos dos de ellos pasaron por diversos motivos a la historia de la aviación mexicana: en enero de 1945, Manuel Noble, que viajaba com o ingeniero de vuelo, fue uno de los dos sobrevivientes al accidente en el que falleció el embajador de la URSS en México, Constantino Oumansky; por su parte, Miguel Castillo Torres formó parte de la fuerza expedicionaria mexicana, es decir, del mencionado Escuadrón 201 que se incoporó con los aliados al frente del Pacífico al final de la Segunda Guerra Mundial.

Manuel Bravo Ruiz no aparece sin embargo entre los 300 aviadores que formaron ese contingente, creado el 27 de diciembre de 1944. Su pertenencia al Escuadrón 201 que señala su hoja de servicios debió ocurrir así antes o después de la guerra. No participó, pues, en combate contra los japoneses, pero sabemos que estaba en servicio activo. ¿Cuál fue entonces su labor durante los años de la guerra?

En 1941 formó parte de las patrullas de la Fuerza Aérea que vigilaban el Canal de Yucatán, una zona amenazada por los submarinos alemanes. Luego, en noviembre de 1943, lo encontramos con el mismo grado de capitán segundo piloto aviador como parte del Escuadrón A24, conformado provisionalmente para operar los treinta aviones de bombardeo de picada Douglas A-24B Banshee que México recibió de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, bajo el mando del hermano de su amigo Manuel Noble, el mayor piloto aviador Salvador Noble Morales. Aunque varios de estos hombres y sus naves pasaron más tarde al Escuadrón 201 (como Graco Ramírez Garrido, Carlos Cervantes Pérez, Julio Cal y Mayor Sauz, Crisóforo Salido Grijalva y Jacobo Estrada Luna), pero como ya dije no fue el caso de Bravo.

Que no haya entrado en acción no fue obstáculo, al parecer, para que se le reconocieran sus méritos, incluso de parte de otros países. Así, por ejemplo, aún antes de terminar la guerra, en 1945, el gobierno de Cuba le concedió la la condecoración de Servicios Distinguidos, seguramente por sus labores de patrullaje en la zona marítima entre México y Cuba.

En los años que siguieron a la guerra, el piloto se nos pierde casi de vista. El 31 de octubre de 1957, el Senado reconoció su nombramiento como Coronel de Aeronáutica Piloto Aviador (publicado en el Diario Oficial en febrero de 1958). Luego, en el 15 de octubre de 1965, le ratificó el grado de General Brigadier (puiblicado en el Diario Oficial en mayo de 1966). En 1966 estaba al mando de la Base Aérea Militar no. 4.en Cozumel, Quintana Roo. Y en 1972 comandaba la Base Aérea no. 2, de Ixtepec, Oaxaca, cuando se retiró del Ejército. Como escribí arriba, murió en 1989, cuando se acercaba a los 81 años de edad.

 

FUENTES:

Santiago A, Flores. Mexicans at War. Mexican military aviation in the Second World War, 1941-1945, Helion & Company LTD, Warwick, 2018.

Revista del ejército y fuerza aérea mexicanos, nos. 10-12, 1989.

Diario de los Debates de la Cámara de Diputados, Legislatura XLVI - Año I - Período Comisión Permanente - Fecha 19650311 - Número de Diario 65.

Diario de los Debates de la Cámara de Diputados, Legislatura XXXIX - Año II - Período Comisión Permanente - Fecha 19450613 - Número de Diario 42.

Diario Oficial de la Federación, viernes de 13 de mayo de 1966.

Hélice. Órgano de difusión de ASPA de México, año X, no. 109, diciembre de 1968.

"México, San Luis Potosí, Registro Civil, 1859-2000", FamilySearch (https://www.familysearch.org/ark:/61903/1:1:QGMY-GPVR : Tue Mar 11 15:56:44 UTC 2025), Entry for Manuel Bravo Ruíz and Manuel Bravo Rivera, 26 de abril de 1939.

"México, México, Registro Civil, 1861-1941," database with images, FamilySearch (https://familysearch.org/ark:/61903/3:1:33SQ-GP1Z-9WWZ?cc=1916244&wc=MDPH-XPD%3A205545901%2C205900501 : 13 March 2018), Aculco > Nacimientos 1906-1909 > image 487 of 675; Direccion del Registro Civil y Notarias de Estado de Mexico (State of Mexico Civil Registry State Archives).

Manuel González Oropeza. Las facultades exclusivas del Senado de la República, México, Senado de la República / Editora Laguna, 2008.

 

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Con este texto, el blog Aculco, lo que fue y lo que es reanuda sus publicaciones con la frecuencia habitual, después de casi un año en que sólo algunos temas urgentes merecieron mi atención en este espacio. Durante estos meses logré -como me propuse- terminar un libro que hace tiempo tenía inconcluso, y ahora estoy en búsqueda de editor. Espero pronto poder darles también aquí la noticia de su publicación. Gracias por su paciencia

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martes, 1 de abril de 2025

La nueva Bodega Aurrerá: ¿un bodrio o un edificio adaptado al entorno?

Salgo por un momento del retiro temporal en el que he puesto a mi blog en los últimos meses para hacer algunos comentarios acerca de la nueva Bodega Aurrerá que se está construyendo en lo que antes era un baldío junto a la carretera que une a Aculco con Santa María Nativitas, antes de llegar al libramiento. Esta construcción -una estructura de acero de tipo industrial- se ha levantado con gran rapidez y se dice que en poco tiempo abrirá sus puertas al público, pues la empresa se encuentra ya en el proceso de reclutamiento de personal. No es mi intención en este momento hablar de las ventajas económicas y laborales que pueda traer este establecimiento. O, por el contrario, de las afectaciones que puede sufrir el comercio en pequeño, o los pequeños supermercados que ya existen en el pueblo, como la tienda 3B que se levanta a unos 200 metros de distancia. Hablemos más bien de imagen urbana, que es uno de los temas centrales de este espacio.

Las grandes tiendas de autoservicio suelen ser elementos de gran impacto en el tejido urbano, debido a diversos motivos: ocupan una gran superficie, exigen un interior diáfano que sólo se logra con estructuras voluminosas, bajo el modelo habitual incluyen grandes zonas de estacionamiento, suelen tener grandes letreros publicitarios con colores llamativos y, finalmente, inducen una mayor carga vehicular tanto por parte de su clientela como la que causan los camiones que le proveen de mercancía. Muchas de estas situaciones le son inherentes al negocio y por eso las autoridades deben tener mucho cuidado al coneceder permisos para este tipo de comercios, cuidando en todo momento que su presencia sume a la oferta de bienes y servicios, y no se convierta en un factor de deterioro del sitio en otros aspectos, como resulta tantas veces.

Pero vayamos al punto que me preocupa más en este momento: su imagen urbana. Las Bodegas Aurrerá tienen normalmente una imagen en arquitectura, colores y publicidad que desentona completamente de lo que exige un sitio protegido en su arquitectura como es Aculco. Cualquiera de ustedes lo ha visto: grandes bodegas blancas con inmensos letreros de un verde llamativo con elementos rojos y amarillos que ofenderían hasta a un ciego. ¿Es eso lo que pronto veremos en Aculco?

Espero que no. Y lo espero sinceramente porque confío en que las autoridades municipales y la propia empresa hayan tomado medidas para mitigar ese impacto visual que sería tan nocivo para un sitio del Patrimono Mundial, Pueblo Mágico, Pueblo con Encanto y Pueblo Típico. Existen antecedentes de esa adapatación al entorno que las Bodegas Aurrerá han hecho en otros sitios que comparten características con nuestro pueblo: lo han hecho en Teotihuacan, en Celaya, en Atlixco, en Huichapan, en Xilitla, en Izamal, por ejemplo, y debería exigirse que se hiciera lo mismo para Aculco. Es cierto que el lugar se encuentra fuera del perímetro protegido por la declaratoria del Camino Real de Tierra Adentro, pero el Reglamento de Imagen Urbana del municipio impone reglas a todo su territorio que debemos exigir que se respeten, especialmente en una construcción con un alto impacto como será ésta. Hago un serio llamado a nuestras autoridades municipales para que procuren que sea así.

Aquí algunos ejemplos de Bodegas Aurrerá que respetan su entorno urbano y arquitectónico. Ojalá la de Aulco tenga una apariencia parecida:

ACTUALIZACIÓN: 24 DE ABRIL DE 2025

Pues las preocupaciones eran fundadas: la Bodega Aurrerá de Aculco no respetará la imagen urbana del municipio establecida en el Bando Municipal y el Reglamento de Imagen Urbana:

ARTÍCULO 81.- Queda prohibido en la Cabecera Municipal, Zona Conurbada y Vías de Acceso Principales:

I. Construir edificaciones mayores de dos plantas con estilo arquitectónico diferente al estilo típico de la Cabecera Municipal. Los muros deberán ser blancos con acabados en cantera y herrería negra, con un estilo arquitectónico colonial, de acuerdo a las características contenidas en el Reglamento de Imagen Urbana del Municipio de Aculco.

ARTÍCULO 83.- Como norma tendiente a la protección, conservación y mantenimiento de la Cabecera Municipal, Zona Conurbada y Vías de Acceso Principales, los anuncios, avisos, cableados telefónicos, aparatos sonoros, sitios de automóviles, kioscos, templetes, juegos, puestos y toda construcción permanente o provisional, que dañe la apariencia típica del lugar deberán ajustarse a las características y normas contenidas en el Reglamento de Imagen Urbana de Aculco.

ARTÍCULO 84.- A quien infrinja lo establecido en el presente capítulo y sin menoscabo de sus derechos, será sancionado de conformidad con lo establecido en este ordenamiento. Ojalá el Ayuntamiento tome las medidas correspondientes a esta franca violación de la ley.

ACTUALIZACIÓN: 26 DE JUNIO DE 2025

Afortunadamente, la Bodega Aurerá respondió a la preocupación que expresamos aquí y ajustó su cromática al Reglamento de Imagen Urbana del Municipio. Agradezco su atención a nuestra queja.

Habría sido muy bueno también que plantaran algunos árboles en su desolada banqueta:

miércoles, 19 de febrero de 2025

Doscientos años de vida municipal

Escribí este pequeño texto conmemorativo de los 200 años de la erección del municipio de Aculco para el festejo organizado en la Plaza Juárez por el H. Ayuntamiento. En mi ausencia lo leyó José Luis Navarro Mondragón, a quien le agradezco su atención. Este discurso es un adelanto de una historia más detallada sobre la conformación municipal de Aculco que espero publicar próximamente en este blog, una vez que retome su actividad tras la pausa en la que ha estado desde septiembre pasado.

   

Doscientos años de vida municipal

Agradezco mucho la invitación que me han hecho a escribir estas palabras en conmemoración de los 200 años de la erección de nuestro municipio. Al mismo tiempo, me disculpo por no estar presente hoy para pronunciarlas. Pero créanme que, a lo largo de este día, incluso en medio de mis ocupaciones lejos de Aculco, mi pensamiento estará con ustedes, celebrando la fecha y lo que representa para nuestra comunidad.

Quiero dedicar esta intervención a hablarles muy brevemente de la historia municipal de Aculco. Es una historia que se remonta a tiempos ancestrales, pero que solo hace dos siglos se consolidó en la forma en que hoy entendemos a nuestro municipio de Aculco: un municipio libre, bajo una Constitución republicana y federal.

Para empezar, creo necesario hacer una aclaración, pues la cercanía de dos importantes conmemoraciones puede generar alguna confusión. Recordemos que hace casi dos años y medio festejamos los 500 años de Aculco y hoy celebramos sus 200 años. Son cosas distintas. Lo que recordamos en aquella ocasión fue la fundación del pueblo. Lo que celebramos hoy es la constitución del municipio, es decir, su formalización como unidad administrativa y territorial con autonomía de gobierno.

Esta aclaración nos lleva a una pregunta: ¿qué era entonces Aculco antes de ser un municipio?

La respuesta no es tan sencilla. Desde tiempos prehispánicos, el territorio de Aculco formaba parte de una provincia tributaria dentro del Imperio Mexica, el altépetl de Jilotepec. Es posible que Aculco fuera un tlaxilacalli o “casa señorial”, es decir, una división menor del altépetl con autoridades propias. Tras la conquista española en 1521, el altépetl de Jilotepec se convirtió en la Provincia de Jilotepec, conservando una estructura territorial y administrativa semejante a la prehispánica, con un gobierno indígena que coexistía con el gobierno español encabezado por un alcalde mayor. Durante más de 200 años, Aculco permaneció dentro de esa estructura como sujeto de Jilotepec.

A pesar de depender de aquella cabecera, Aculco contaba con autoridades indígenas propias, elegidas por los propios vecinos anualmente. En 1698, por ejemplo, tenía tres alcaldes, dos regidores, dos mandones, dos alguaciles, un juez de sementeras (es decir, de milpas), un juez de repartimiento, un juez de montes y un escribano. Sin embargo, no tenía un gobernador propio; el único gobernador estaba en Jilotepec. Y él era la más alta autoridad. Aunque Aculco poseía sus propias Casas Reales, equivalentes a un Palacio Municipal, y su arca de tres llaves para guardar los fondos y documentos de la comunidad, el suyo no era aún un cabildo indígena con carácter plenamente municipal.

Conforme pasó el tiempo, Aculco adquirió mayor importancia y creció su población, lo que despertó en sus vecinos y autoridades el deseo de separarse de Jilotepec, especialmente por la lejanía pues se encontraban a 35 kilómetros de su cabecera. Fue así que, en 1736, los aculquenses solicitaron por primera vez esa separación. Aunque el virrey no les concedió lo que pedían, la cohesión con Jilotepec comenzó a debilitarse y dio lugar a múltiples desacuerdos en los años siguientes, especialmente por la elección de autoridades.

En 1765, Aculco insistió en su separación y esta vez la respuesta fue favorable, con lo que sus habitantes obtuvieron licencia para elegir su propio cabildo. Sin embargo, la oposición del gobierno de Jilotepec, que argumentaba que algunos pueblos como San Pedro Denxhi le pertenecían y debían seguir bajo su control, retrasó la consolidación de la autonomía de Aculco.

En tal situación pasaron más de tres décadas y se llegó al final del siglo, pues hasta 1800 se reactivó el pleito a instancias de Aculco. Finalmente, en 1803, el virrey José de Iturrigaray reiteró el permiso para que Aculco tuviera su propio gobierno, marcando así de cierta manera su nacimiento como entidad municipal. Sin embargo, Aculco aún no era un municipio libre ni constitucional, ni siquiera formaba parte entonces de un país independiente.

Curiosamente, antes que el resto de esos adjetivos, le llegó el de Constitucional. No sabemos si sucedió en 1812, cuando la Constitución española de Cádiz -que rigió también a la Nueva España- entró por primera vez en vigor, pero sí sucedió cuando esa ley suprema se restableció en el verano de 1820. Así, en agosto de ese año, el Ayuntamiento de Aculco se firmaba ya “Constitucional” en las primeras Actas de Cabildo que se conservan.

En 1821 llegó la independencia de México, y en 1824, tras el breve intermedio del Imperio Mexicano, se instauró la República Federal. En tanto se creaba todo el entramado legal republicano que el país requería, Aculco continuó siendo reconocido como municipio bajo los términos de la Constitución de Cádiz.

El 9 de febrero de 1825, en plena construcción de ese entramado legal al que me he referido, el Congreso del Estado de México publicó el decreto número 36, titulado "Para la organización de los ayuntamientos del estado", estableciendo las bases bajo las que se conformaron los municipios de la entidad federativa, incluido nuestro Aculco. Aculco quedo erigido entonces como municipio constitucional, bajo un gobierno republicano y federal en un México libre y soberano.

Las autoridades municipales de Aculco decidieron en algún momento conmemorar este hecho con la fecha del 19 de febrero. No sabemos desde cuándo, pero hace más de 50 años, en 1973, se tenía ya como una tradición firme y lo sigue siendo.

A lo largo de los 200 años que han transcurrido desde su erección municipal, Aculco ha enfrentado cambios y desafíos. Durante los periodos en que México abandonó el sistema federal, dejó de ser municipio y se convirtió en un simple Juzgado de Paz. En el Porfiriato, la creación de las jefaturas políticas como autoridad intermedia restringió su autonomía. Fue gobernado bajo distintas constituciones: la de 1824, la de 1857 y la de 1917. También sufrió pérdidas territoriales, como la separación del municipio de Polotitlán en 1852, cuando perdió una cuarta parte de su extensión, y la cesión de más tierras a ese mismo municipio en 1875. Pero también adquirió mayores derechos, como cuando en 1914, con la ley promulgada por Venustiano Carranza (refrendada después en la Constitución de 1917), Aculco obtuvo el título de municipio libre.

Hoy, al conmemorar 200 años de nuestra historia municipal, recordamos el esfuerzo y la perseverancia de generaciones de aculquenses que han construido y defendido nuestra identidad. Que esta celebración nos motive a continuar fortaleciendo nuestro municipio y a honrar el legado de quienes nos antecedieron.

Muchas gracias.

Aculco, 19 de febrero de 2025.