domingo, 3 de mayo de 2015

El relieve mutilado de san Jerónimo y su eco en una imagen procesional

Durante los trabajos de restauración de la fachada de la parroquia de Aculco, que concluyeron hace apenas unos meses, se decidió retirar la lápida conmemorativa de la reparación del templo en 1914, realizada con motivo del sismo del 19 de noviembre de 1912. Esta lápida había sido colocada en una época en que todos los nichos de la fachada del edificio se encontraban tapiados (seguramente debido a algún cambio en las modas artísticas o bien para ocultar su deterioro), y lamentablemente destruyó en parte un relieve del siglo XVII en el que aparecía el santo titular de la iglesia, san Jerónimo, en la etapa que vivió como penitente en una cueva cercana a Belén.

La mutilación sólo quedó a la vista en la década de 1950, cuando se liberaron los nichos y muchas de las figuras que albergan aparecieron sin sus atributos y algunas sin manos, brazos y cabezas. En el caso de san Jerónimo, faltaban evidentemente los hombros, la cabeza y el cuello; la mano derecha estaba rota y de la extremidad izquierda había desaparecido el antebrazo. Por las dimensiones del nicho se podía suponer incluso que había otras figuras por encima de la del santo arrodillado, quizá el ángel del Apocalipsis que suele acompañar sus representaciones.

Aunque en términos generales podíamos imaginar cómo pudo ser aquel san Jerónimo antes de su mutilación, gracias a las numerosas representaciones del santo en el arte de todas las épocas, lamentablemente el detalle de aquella figura sólo podía suponerse pues no conocíamos testimonios directos del relieve aculquense, ni pinturas ni mucho menos fotografías. Algunas preguntas parecían condenadas a quedar sin respuesta: ¿miraba san Jerónimo hacia el frente, hacia la izquierda o la derecha? ¿Dirigía su vista hacia una cruz o una calavera, como a veces se le representa, o hacia el león que está a su lado o tal vez hacia el ángel que quizá desplegaba sus alas sobre él? ¿Llevaba en la mano izquierda una cruz, sostenía un cráneo o llevaba una pluma de escribir? Todo ello parecía imposible de precisar... hasta ahora.

Lo que sucede es que sí existe un testimonio directo del relieve: se trata de una pequeña imagen procesional de san Jerónimo que se conserva en el Barrio de La Soledad, aledaño a la cabecera municipal de Aculco. Ésta, según todos los indicios, parece ser una reproducción del san Jéronimo de la fachada de la parroquia. Dicha escultura, aunque en sus formas y proporciones hace evidente su antigüedad, ha sido malamente repintada, sin que esto haya alterado por fortuna su carácter general. Como advertirán los lectores de este blog en las fotografías que incluyo (tomadas en la fiesta del Señor de Nenthé, el pasado 3 de mayo), la postura del santo es idéntica al del relieve parroquial, con el cuerpo de frente y arrodillado. La mano derecha en similar actitud lleva una piedra con la que golpea el pecho sangrante. El brazo izquierdo es, hasta el codo, igual al de piedra, pero en la parte que éste perdió lleva unas disciplinas como atributo del penitente. El manto se despliega exactamente en la misma posición en ambas figuras, y sobre él la escultura de madera muestra la cabeza que aquél perdió, con un rostro barbado de grandes ojos tristes y extensas entradas en su cabellera.

Estamos, creo yo sin pizca de duda -y seguramente muchos de ustedes estarán de acuerdo-, ante una imagen que se basó directamente en el relieve mutilado de la parroquia y, por tanto, ante un modelo excepcional que podría servir en un futuro para reponer sus faltantes. Cosa que, nunca es excesivo señalarlo, debería hacerse en todo caso siguiendo las normas comúnmente aceptadas en la restauración.

Un detalle más, pequeño pero también importante: en el relieve de san Jerónimo, sobre la cueva donde se observa el león, es posible percibir todavía el contorno de una cruz perdida. La existencia de esta cruz se confirma en el dibujo de 1838 que en este blog tantas veces hemos mencionado, en el cual este es el único elemento distinguible de dicho relieve.