Baluarte, garitón y muralla sur del edificio de "El Despacho" de Arroyozarco.
Garitón sureste del edificio.
Comentábamos hace unos meses que el casco de la hacienda de Arroyozarco no conformaba un conjunto compacto, sino que sus principales edificios se encontraban separados y aún relativamente distantes unos de otros. De entre ellos, nos hemos referido ya a la capilla, al molino y al mesón u hotel de diligencias. Esta vez hablaremos de un inmueble arroyozarqueño más, el que a principios del siglo XX llevaba el nombre de "El Despacho".
Plano del edificio de 1768, trazado a raíz de la expulsión de los jesuitas el año anterior.
En esta fotografía, obtenida a través de Google Streetview, es posible observar las fachadas sur y oriente del edificio. Adviértase el aire de fortaleza resaltado por los garitones de las esquinas, los muros ciegos y las almenas aisladas.
Fachada poniente, semioculta por construcciones más recientes. A la derecha, el baluarte poligonal.
Acceso tapiado en la fachada oriente. La cartela de la parte superior no tiene inscripción.
Lavamanos mutilado situado al lado derecho del acceso tapiado.
Como su nombre indica, este inmueble concentraban en aquella época las labores administrativas de la finca. Sin embargo, cumplía simultáneamente otras dos funciones sumamente importantes para ella: la defensiva y la de almacenamiento. En efecto, desde los planos mismos dibujados en 1768 se advierte que se trata de un gran edificio fortificado cuyos cuerpos principales están formados por bodegas y trojes. Adviértase, por ejemplo, esa especie de baluarte poligonal que lo jalonaba en su esquina suroeste y los pocos vanos de sus muros exteriores (ventanas a gran altura con barrotes de madera casi todos ellos). Su situación, en la cumbre de una loma que domina los edificios de la casa vieja", el corral de las mulas y el mesón subrayan esta condición protectora, lo mismo que las almenas y garitones que coronan sus altos muros, agregadas según parece con posterioridad.
Portada del edificio que daba hacia la hera. Se advierte todavía el enlosado de ésta.
Detalle de la fachada, con una ventana con repisón y ménsulas. Nótese la sustitución de la cubierta original por lámina metálica.
Cruz sobre el acceso que daba hacia la hera. Existió una cruz semejante al otro extremo de la fachada, de la que sólo quedan unos pocos vestigios.
La parte principal del edificio estaba formada por un gran cuadrángulo, cuyos lados norte y poniente correspondían a dos grandes trojes, mientras que el costado poniente y el sur estaban ocupados por cuartos de apero, cocina, recámaras y sala. En el vacío patio sólo existía una cocina. Hacia el exterior, el edificio contaba con una hera y aventadero, así como un espiguero de dos naves donde se almacenaba el grano antes de ser trillado. Un par de "trojes de madera con sus portales de teja" cerca de su fachada oriente completaban el conjunto. Según los planos de 1768 se le denominaba entonces a este inmueble "fábrica donde vive el mayordomo y su ayudante".
Fachada interna de la troje que ocupa casi toda el ala norte del edificio.
La puerta de madera claveteada de esta troje.
Troje de dos naves que forma el costado poniente del edificio. Al fondo, el espacio destechado de la cabecera poligonal o baluarte.
En su mayor parte, esta troje está divida por un tapanco.
Pilar en el que se apoyaba la techumbre del baluarte y garitón en uno de sus ángulos.
Escalera de madera de acceso al tapanco.
Aquel edificio representado en los planos se conserva hoy en día en sus partes esenciales. Las excepciones son las trojes exteriores de madera (que quizá fueron parecidas a la troje contemporánea también construida por los jesuitas que subsiste en la igualmente mexiquense hacienda La Gavia), el espiguero de dos naves anexo a la hera (de ésta se conservan los enlosados del piso más no sus muretes), y las habitaciones que se encontraban a los lados del zaguán, de las que sólo quedan algunas paredes.
A cambio, en épocas posteriores se le agregaron elementos muy importantes como el hermoso portal de arcos de cantera de la fachada norte, una segunda planta para oficinas en su esquina noreste, una troje apoyada en columnas de madera sobre la que ya forma su ala norte, un tapanco que dividió la gran altura de la troje del lado poniente, una pequeña muralla de piedra hacia el sur y en fin, los garitones, almenas aisladas y remates neoclásicos que intentaron dulcificar sus adustos muros. Los restos de basas poligonales de tezontle que existen tiradas aquí y allá, así como las columnas de madera también poligonales que encajaban en ellas, no se comprenden fácilmente: puede tratarse de los vestigios de un gran corredor interno ya desaparecido que no fue dibujado en los planos del siglo XVIII, o acaso formaron parte de aquellas trojes de madera perdidas de las que hablábamos arriba.
Pila de ladrillo en el patio.
Grupo de basas de tezontle que sirvieron de apoyo a sendas columnas de madera.
Una de las basas de tezontle monolíticas conservada en su integridad. Su altura es superior a un metro.
Columnas ochavadas de madera. Nótese la espiga que encajaba en las basas de tezontle.
Otra de las basas de tezontle, mutilada en la parte inferior.
El edificio, aunque con ciertas amenazas hacia algunos de sus elementos, se encuentra en relativo buen estado de conservación; por lo menos no parece caminar hacia la ruina como la casa vieja o el decadente mesón. Algunas de sus techumbres, que parecen haber sido todas de viguería y terrado, ya no existen o han sido reemplazadas por lámina metálica. El portal de su fachada es quizá lo más dañado del inmueble, debido a la humedad acumulada y la podredumbre de algunas vigas, pero se advierte una intención de remediarlo en las viguetas de hierro que refuerzan la cubierta. Las construcciones parásitas del interior y exterior, aunque ocultan algunos de sus valores arquitectónicos, también contribuyen en cierta medida a su protección.
Troje con columnas de madera en la segunda planta.
Escalones en la escalinata de acceso a la troje superior.
Columnas de madera y cantera que apoyan la escalinata.
Leñera ubicada bajo la escalera.
De pocos edificios coloniales en México que se conserven en un estado tal que permita su restauración, se conservan planos y otros testimonios tan completos como en el caso de "El Despacho". Aunque en su estado actual el edificio puede conservarse sin deterioro mayor indefinidamente, sería verdaderamente afortunado verlo recuperar algún día todo su esplendor y admirarlo, libre de las construcciones que hoy en día lo impiden, coronando la loma desde la que protegía al resto de los edificios de la hacienda de Arroyozarco.
Área de oficinas del edificio de "El Despacho".
Vista desde la planta alta del área de oficinas hacia la plaza y el mesón.
Puertas internas del área de ofcinas.
Ventana del siglo XIX.
Portal que ocupa la mitad izquierda de la fachada norte del edificio.
Acceso hacia el portal. Esta portada lleva la cifra del año 1925 en la clave.
Remate neoclásico
Un verdadero castillito del siglo 18. Lástima que por todas las construcciones que hay junto a el no pueda ser apreciado como se debe. Valdria la pena liberarlo de estas construcciones y dejarlo a la vista. Ojalá con esto del camino de tierradentro el gobierno del estado se intereses por rescatarlo.
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