miércoles, 19 de febrero de 2025

Doscientos años de vida municipal

Escribí este pequeño texto conmemorativo de los 200 años de la erección del municipio de Aculco para el festejo organizado en la Plaza Juárez por el H. Ayuntamiento. En mi ausencia lo leyó José Luis Navarro Mondragón, a quien le agradezco su atención. Este discurso es un adelanto de una historia más detallada sobre la conformación municipal de Aculco que espero publicar próximamente en este blog, una vez que retome su actividad tras la pausa en la que ha estado desde septiembre pasado.

   

Doscientos años de vida municipal

Agradezco mucho la invitación que me han hecho a escribir estas palabras en conmemoración de los 200 años de la erección de nuestro municipio. Al mismo tiempo, me disculpo por no estar presente hoy para pronunciarlas. Pero créanme que, a lo largo de este día, incluso en medio de mis ocupaciones lejos de Aculco, mi pensamiento estará con ustedes, celebrando la fecha y lo que representa para nuestra comunidad.

Quiero dedicar esta intervención a hablarles muy brevemente de la historia municipal de Aculco. Es una historia que se remonta a tiempos ancestrales, pero que solo hace dos siglos se consolidó en la forma en que hoy entendemos a nuestro municipio de Aculco: un municipio libre, bajo una Constitución republicana y federal.

Para empezar, creo necesario hacer una aclaración, pues la cercanía de dos importantes conmemoraciones puede generar alguna confusión. Recordemos que hace casi dos años y medio festejamos los 500 años de Aculco y hoy celebramos sus 200 años. Son cosas distintas. Lo que recordamos en aquella ocasión fue la fundación del pueblo. Lo que celebramos hoy es la constitución del municipio, es decir, su formalización como unidad administrativa y territorial con autonomía de gobierno.

Esta aclaración nos lleva a una pregunta: ¿qué era entonces Aculco antes de ser un municipio?

La respuesta no es tan sencilla. Desde tiempos prehispánicos, el territorio de Aculco formaba parte de una provincia tributaria dentro del Imperio Mexica, el altépetl de Jilotepec. Es posible que Aculco fuera un tlaxilacalli o “casa señorial”, es decir, una división menor del altépetl con autoridades propias. Tras la conquista española en 1521, el altépetl de Jilotepec se convirtió en la Provincia de Jilotepec, conservando una estructura territorial y administrativa semejante a la prehispánica, con un gobierno indígena que coexistía con el gobierno español encabezado por un alcalde mayor. Durante más de 200 años, Aculco permaneció dentro de esa estructura como sujeto de Jilotepec.

A pesar de depender de aquella cabecera, Aculco contaba con autoridades indígenas propias, elegidas por los propios vecinos anualmente. En 1698, por ejemplo, tenía tres alcaldes, dos regidores, dos mandones, dos alguaciles, un juez de sementeras (es decir, de milpas), un juez de repartimiento, un juez de montes y un escribano. Sin embargo, no tenía un gobernador propio; el único gobernador estaba en Jilotepec. Y él era la más alta autoridad. Aunque Aculco poseía sus propias Casas Reales, equivalentes a un Palacio Municipal, y su arca de tres llaves para guardar los fondos y documentos de la comunidad, el suyo no era aún un cabildo indígena con carácter plenamente municipal.

Conforme pasó el tiempo, Aculco adquirió mayor importancia y creció su población, lo que despertó en sus vecinos y autoridades el deseo de separarse de Jilotepec, especialmente por la lejanía pues se encontraban a 35 kilómetros de su cabecera. Fue así que, en 1736, los aculquenses solicitaron por primera vez esa separación. Aunque el virrey no les concedió lo que pedían, la cohesión con Jilotepec comenzó a debilitarse y dio lugar a múltiples desacuerdos en los años siguientes, especialmente por la elección de autoridades.

En 1765, Aculco insistió en su separación y esta vez la respuesta fue favorable, con lo que sus habitantes obtuvieron licencia para elegir su propio cabildo. Sin embargo, la oposición del gobierno de Jilotepec, que argumentaba que algunos pueblos como San Pedro Denxhi le pertenecían y debían seguir bajo su control, retrasó la consolidación de la autonomía de Aculco.

En tal situación pasaron más de tres décadas y se llegó al final del siglo, pues hasta 1800 se reactivó el pleito a instancias de Aculco. Finalmente, en 1803, el virrey José de Iturrigaray reiteró el permiso para que Aculco tuviera su propio gobierno, marcando así de cierta manera su nacimiento como entidad municipal. Sin embargo, Aculco aún no era un municipio libre ni constitucional, ni siquiera formaba parte entonces de un país independiente.

Curiosamente, antes que el resto de esos adjetivos, le llegó el de Constitucional. No sabemos si sucedió en 1812, cuando la Constitución española de Cádiz -que rigió también a la Nueva España- entró por primera vez en vigor, pero sí sucedió cuando esa ley suprema se restableció en el verano de 1820. Así, en agosto de ese año, el Ayuntamiento de Aculco se firmaba ya “Constitucional” en las primeras Actas de Cabildo que se conservan.

En 1821 llegó la independencia de México, y en 1824, tras el breve intermedio del Imperio Mexicano, se instauró la República Federal. En tanto se creaba todo el entramado legal republicano que el país requería, Aculco continuó siendo reconocido como municipio bajo los términos de la Constitución de Cádiz.

El 9 de febrero de 1825, en plena construcción de ese entramado legal al que me he referido, el Congreso del Estado de México publicó el decreto número 36, titulado "Para la organización de los ayuntamientos del estado", estableciendo las bases bajo las que se conformaron los municipios de la entidad federativa, incluido nuestro Aculco. Aculco quedo erigido entonces como municipio constitucional, bajo un gobierno republicano y federal en un México libre y soberano.

Las autoridades municipales de Aculco decidieron en algún momento conmemorar este hecho con la fecha del 19 de febrero. No sabemos desde cuándo, pero hace más de 50 años, en 1973, se tenía ya como una tradición firme y lo sigue siendo.

A lo largo de los 200 años que han transcurrido desde su erección municipal, Aculco ha enfrentado cambios y desafíos. Durante los periodos en que México abandonó el sistema federal, dejó de ser municipio y se convirtió en un simple Juzgado de Paz. En el Porfiriato, la creación de las jefaturas políticas como autoridad intermedia restringió su autonomía. Fue gobernado bajo distintas constituciones: la de 1824, la de 1857 y la de 1917. También sufrió pérdidas territoriales, como la separación del municipio de Polotitlán en 1852, cuando perdió una cuarta parte de su extensión, y la cesión de más tierras a ese mismo municipio en 1875. Pero también adquirió mayores derechos, como cuando en 1914, con la ley promulgada por Venustiano Carranza (refrendada después en la Constitución de 1917), Aculco obtuvo el título de municipio libre.

Hoy, al conmemorar 200 años de nuestra historia municipal, recordamos el esfuerzo y la perseverancia de generaciones de aculquenses que han construido y defendido nuestra identidad. Que esta celebración nos motive a continuar fortaleciendo nuestro municipio y a honrar el legado de quienes nos antecedieron.

Muchas gracias.

Aculco, 19 de febrero de 2025.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.