El ferrocarril de Arroyozarco comenzó a construirse muy tardíamente, hasta la década de 1920. En este aspecto la hacienda se rezagó casi tres décadas respecto de otras propiedades de la zona -como la hacienda de Ñadó- que eran servidas por vías férreas desde finales del siglo XIX. La idea de construir un ferrocarril en Arroyozarco había sido, sin embargo, muy vieja: desde antes de 1885 existía un proyecto propuesto por Rudolph Fink para enlazar esa propiedad con Polotitlán o Cazadero pasando por Aculco, pero nunca llegó a realizarse.
Fue hasta después del fin de la Revolución cuando finalmente se decidió tender las vías de un nuevo ferrocarril en Arroyozarco. No lo hizo directamente la hacienda, sino la sociedad anónima Bucio Timber & Railway Co. LTD (a la que solían referirse por su traducción literal: Compañía Maderera y Ferrocarrilera de Bucio): una empresa con personalidad jurídica propia, formada por los herederos de Arroyozarco -las dos hijas de la dueña y sus respectivos esposos- para la explotación de madera y carbón en los montes boscosos que poseía la finca. Con este fin -y también con el de disminuir su enorme extensión ante la amenaza creciente de una expropiación de tierras- Arroyozarco vendió a la compañía 1,971 hectáreas en los montes de Timilpan (precisamente el rancho llamado de Bucio), así como el Cerro de la Virgen, el monte de San Nicolás, El Apeloteado y Madó. La estrategia de interponer tierras "vendidas" entre el núcleo de Arroyozarco y las comunidades agrarias que pedían ejidos quedó de manifiesto en los años siguientes:
El señor Enrique Landa B., representante, de la sucesión de la señora María Dolores Rozas de Verdugo, propietaria de la hacienda de Arroyozarco, expuso que dicha propiedad no es colindante con el pueblo, pues está de por medio el rancho de Xhinte, y que de resolverse favorablemente la petición de tierras se violarían el artículo 30. de la Ley de 6 de enero de 1915 y la fracción 1, del 27 de la Constitución Federal, cuyas disposiciones ordenan que las tierras para dotación se tomarán de las propiedades inmediatas que colinden con los pueblos interesados; que a las tierras más cercanas a San Bartolomé Morelos hay una distancia no menor de 10 kilómetros, siendo de montes, de las cuales el pueblo solicitante tiene una gran extensión; que los montes de la antigua hacienda de Arroyozarco pertenecen ahora a la Compañía Maderera y Ferrocarrilera de Bucio.
Las obras del ferrocarril iniciaron al parecer en 1923, aunque fue hasta 1924 que la Bucio Timber (constituida oficialmente el 29 de mayo de ese año) obtuvo del Gobierno el permiso para construir los 27 kilómetros de vía que unieron su explotación forestal con la estación de Dañú, estado de Hidalgo, del Ferrocarril Central Mexicano. Al frente de la empresa estaba el licenciado Enrique Landa Berriozábal, esposo de Guadalupe Verdugo Rozas, una de las dueñas de Arroyozarco tras la muerte en 1921 de su madre, doña Dolores Rozas de Verdugo. Actuaba como apoderado Enrique J. Unhik Manfred, esposo de Mercedes, hermana de Landa.
Por un bosquejo de la Baldwin Locomotive Works hecho a petición de la compañía de Bucio, sabemos cómo fue posiblemente una de las máquinas de este ferrocarril: se trata de una locomotora de diez ruedas ("ten-wheeler") de clase 10 30 D (diez ruedas, cilindro de 30 pulgadas y tres ejes de ruedas mostrices) y configuración 4-6-0, que utilizaría petróleo como combustible y circularía por una vía de 4 pies, 8 y media pulgadas.
En Arroyozarco se adaptó una gran troje en la parte más vieja del casco como taller y garaje de las locomotoras, y para ello se le abrieron dos enormes accesos con jambas de ladrillo y cerramientos curvos de cantera. Se construyeron por supuesto terraplenes, puentes y otras infraestructuras, de las que sólo quedan unos pocos restos, como los estribos y tajamares de un puente sobre el río, aguas abajo de donde se encuentra el Hotel de Diligencias. Las oficinas de la empresa del ferrocarril se organizaron en la vieja casa familiar de los Rozas, en la calle Tercera de Capuchinas 8, después Veustiano Carranza 65, en la Ciudad de México. En Bucio, aparte del aserradero, se estableció un vivero fotestal de 12 hectáreas, con casa habitación y manantial propio, para ir repoblando los montes conforme se fueran talando.
Desde el principio la empresa era arriesgada y apenas duró unos años. Su principal problema fue el de la tierra, pues las comunidades aledañas la reclamaban en vía de restitución o de dotación para conformar ejidos. Ya en marzo de 1916, los vecinos de San Miguel Acambay habían solicitado una dotación de ejidos en los terrenos que adquirió la Bucio Timber. Nuevas solicitudes de tierras se fueron agolpando en los años siguientes, como la que hicieron en 1927 los vecinos de San Marcos Tlazalpa. Aunque los dueños argumentaban que al tratarse de una unidad industrial en explotación quedaba amparada por la fracción 1V del artículo 14 del Reglamento Agrario, la defensa fue infructuosa: en 1935 el rancho de Bucio fue afectado definitivamente por el reparto agrario.
Muy rápido se desvaneció el recuerdo de este tren, en parte por su corta duración pero también por la desaparición casi completa de sus vestigios. Los archivos también son escasos en documentos que nos hablen de los diez años en que funcionó. Es, sin duda, una de esas historias de las que se sabe muy poco, pero de las que se puede estar seguro que con el tiempo y un poco de paciencia iremos sabiendo más.
ACTUALIZACIÓN, 26 DE JUNIO DE 2024:
Gracias a Joaquín Chávez Salabert tenemos más datos sobre las máquinas de este ferrocarril: Un par de locomotoras pertenecientes a Ferrocarriles Nacionales de México fueron vendidas a la maderera de Bucio. Se trata de la número 34 (Baldwin 5871, fabricada en octubre de 1881) y la 50 (Baldwin 6785, fabricada en junio de 1883), ambas originalmente de vía angosta de 914 mm, que habían sido reconstruidas en 1905 a vía ancha estándar y renumeradas como 218 y 220, respectivamente. La primera fue vendida en abril de 1922 y la segunda en agosto de 1925 a aquella compañía.
FUENTES
La fuente principal para este texto es lo que escribí en mi libro Arroyozarco, puerta de Tierra Adentro (Instituto Mexiquense de Cultura, 2003), pp. 255 y 279-291. Además, usé otras fuentes que aquí se enlistan:
- Boletín del Departamento forestal y de caza y pesca, Tomo I, 1935, p. 78.
- Bucio Timber and Railway Company, Ltd., Sketch No. 7539. DeGolyer Library, Southern Methodist University.
- Diario Oficial de la Federación, sábado 23 de enero de 1926, pp. 318-320.
- Diario Oficial de la Federación, jueves 13 de octubre de 1927, p. 6.
- Diario Oficial de la Federación, sábado 25 de agosto de 1928, pp. 5-8.
- Diario Oficial de la Federación, viernes 15 de noviembre de 1929, pp. 1-3.
- Geneanet: Guillermo Enrique Landa Berriozábal, disponible en: https://gw.geneanet.org/sanchiz?lang=en&n=landa+berriozabal&oc=0&p=guillermo+enrique (consulta: 3 de noviembre de 2023).
- Railroad History Bulletin no. 160, primavera de 1989 (para la actualización de 2024).
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