Se va el estío como arena entre los dedos.
En una semana, poco más o menos, el verano astronómico habrá llegado a su fin y los campos de Aculco, que por unos meses se han vestido de intenso verde, comenzarán a languidecer hasta que las primeras heladas de noviembre conviertan el paisaje en un mar amarillo y reseco.
Pero aún le quedan algunas semanas de belleza, de flores y de frutos. Y quizás, como algunos años, si las lluvias no se prolongan y el invierno no se adelanta, octubre sea uno de los meses más hermosos en estas tierras, seco y tibio.
Pero el verano se nos va irremediablemente. Dentro de unos meses, en lo más frío del invierno, cuando los campos y tejados amanecen cubiertos de escarcha, cuando el agua se congela en los charcos, nos costará trabajo recordar la belleza de esta estación y creer que volverá, pero así será sin duda. Lo único malo es que entonces tendremos que restar un año a nuestra cuenta.
El verano se va.
Panorma de Aculco desde Las Conchitas.
La presa de Cofradía.
El Tixhiñú.
Ruinas del Jacal de Cofradía.
Los Planes.
Aculco y el cerro de Ñadó.
Borregos pastando en los Planes.
Sembradíos de maíz.
El barrio de San Jerónimo, desde el Carril de Cofradía.
Los ahuehuetes de la presa de Cofradía.
pero, como las golondrinas, volverá...
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