lunes, 1 de agosto de 2011

Tercera de Capuchinas número 8

La casa de tercera de Capuchinas 8.

La casa numerada antiguamente con el número 8 de la tercera calle de Capuchinas (que después sería, ya con numeración corrida, Capuchinas 65 y actualmente Venustiano Carranza 65), en la ciudad de México, está profundamente ligada a la historia de Aculco a través de la hacienda de Arroyozarco. De sobrio exterior neoclásico -aunque hay algo en sus proporciones que parece revelar un origen anterior al del apogeo de ese estilo- se levanta sobre una planta baja de poca altura y tres pisos, el último de los cuales es seguramente un añadido del siglo XX. Lo más bello de esta fachada son los tres balcones del segundo piso que alternan frontones triangulares con el central curvo, así como las ménsulas en las que se apoyan las molduras que dividen cada cuerpo. Sus paramentos están enteramente cubiertos de cantera de chiluca.

Detalle de los balcones de la casa.

Probablemente era ya propiedad de don José Joaquín de Rozas cuando, junto con su hermano Manuel, adquirió aquella hacienda en 1858. Lo cierto es que en 1867 el Directorio de Comercio del Imperio Mexicano lo menciona como su domicilio. Al morir José Joaquín en 1872, Manuel quedó como tutor de su hija Dolores -de apenas 12 años de edad- y la cuestión de la propiedad de Arroyozarco se resolvió al transferirse toda ella a poder del hermano sobreviviente, pero reconociendo una hipoteca de la que era beneficiaria la niña. Sin embargo, al paso de los años quedó claro que Manuel no podría liquidar el adeudo, por lo que la situación se invirtió, quedando la hacienda de Arroyozarco en manos de Dolores Rozas en 1877 y reconociendo esta un tercio del valor de la propiedad a sus herederos.

Dolores nombró inmediatamente como administrador de la hacienda a su medio hermano Macario Pérez. Él, aprovechándose sin duda de la corta edad de Dolores (a quien le llevaba unos 15 años), abusó de su nueva situación y del ampkio poder con que le dotó la heredera, actuando en la finca como si fuera propia. En particular, le interesó el manejo de la fábrica de casimires y la comercialización de sus productos en una amplia accesoria de la casa familiar de Capuchinas. Ante todos, Macario aparecía como el dueño de ambos negocios.

Una parte del Plano del Directorio Comercial de la ciudad de México, de Julio Popper Ferry (1883), que muestra los comercios establecidos en el centro de la capital.

Detalle del anterior, que muestra el almacén de la fábrica de Arroyozarco.

Publicidad de la fábrica de casimires de Arroyozarco, cuando era dirigida por Macario Pérez.

Sin embargo, hacia 1885 María Dolores Rozas Sánchez contrajo matrimonio con el conocido abogado sinaloense Agustín Verdugo, hombre muy ilustrado, famoso por los juicios civiles que había llevado y con una notable obra escrita. Gracias a ello y por intervención de don Agustín, Dolores recuperó el control efectivo de Arroyozarco y, aunque después de un breve período Macario regresó como administrador, ya nunca volvíó a ostentarse como dueño. Precisamente en la casa de Capuchinas se estableció el matrimonio Verdugo-Rozas y en ella instaló don Agustín su vasta colección de libros, una de las más importantes bibliotecas privadas a fines del siglo XIX en la ciudad de México.

El Lic. Agustín Verdugo, esposo de la dueña de la hacienda de Arroyozarco.

Pocos años después llegó a establecerse en el mismo domicilio, bajo la protección de Dolores y Agustín, una hija natural de Macario, Sara Pérez Romero. A partir de entonces fue su hogar y sólo la estancia en el Colegio Notre Dame de San Francisco, California, en 1893, la alejó de él. En aquel instituto, la historia es muy sabida, conoció a las hermanas Mercedes y Magdalena Madero, y por medio de ellas a quien se convertiría en su esposo en 1903: Francisco I. Madero. El matrimonio civil se celebró en la casa de Capuchinas el 26 de enero de aquel año.

Retrato de boda de Francisco I. Madero y Sara Pérez. El matrimonio civil se efectuó en la casa de Capuchinas.

Capuchinas 8, sin embargo, también fue lugar de una terrible tragedia: la muerte por electrocución de Dolores, hija media del matrimonio Verdugo-Rozas, casada ya entonces con un señor de apellido Zubieta, cuando intentó encender un calentador eléctrico, según relata la revista El Mundo ilustrado del 28 de marzo de 1909:

Aristocrática dama fulminada.
Dolores Verdugo de Zubieta... desconociendo el manejo de un calentador eléctrico instalado en el baño de la casa materna... en ausencia de los miembros de la familia, decidió servirse de él. Los resultados no se hicieron esperar: habiendo chocado su brazo derecho con los hilos conductores de la corriente, sufrió la primera descarga a la cual, siguió la segunda, que verosímilmente se tiene como la causante de su muerte.


Quizá por influencia de sus otras hijas, María y Guadalupe, y fallecido también ya don Agustín Verdugo, doña Dolores abandonó la casa de Capuchinas para establecerse en la Colonia Roma, al parecer en la casa de estilo nouveau que poseía la hija mayor (casada con José, hermano del famoso general Miguel Henríquez Guzmán) en el número 39 de la calle de Orizaba, a un costado de la iglesia de la Sagrada Familia (Guadalupe y su esposo Enrique Landa Berriozábal vivían también muy cerca, en Jalapa 44). El viejo edificio neoclásico del centro de la ciudad siguió en manos de la familia, pero adquirió un carácter más administrativo y comercial. En él se establecieron, por ejemplo, las oficinas de la Bucio Timber and Railway Co., empresa fundada por Landa para la explotación de los montes forestales de Arroyozarco, y después multitud de otros negocios y despachos.

Boda de Enrique Landa Berriozábal con Guadalupe Verdugo Rozas, la hija menor de la dueña de Arroyozarco.

Actualmente, este histórico inmueble es propiedad del Banco Nacional de México y se encuentra anexo al más moderno de Plaza Banamex, construido en la esquinas de Venustiano Carranza e Isabel la Católica, frente al edificio central de esta institución bancaria.


ACTUALIZACIÓN 10 DE OCTUBRE DE 2011

Una fotografía de don Agustín Verdugo que se encuentra en su obra Discursos, alegatos y estudios jurídicos, publicada en la Tipografía de F. Barroso, Hermano y Cía. en 1894:



Su firma, que incluyó en el volumen I de los Principios de derecho civil mexicano, impreso en la Tipografía de G. A. Esteva en 1885:



Y algunos datos biográficos:

VERDUGO Y DE LA VEGA, AGUSTÍN

Nació hacia 1857 en Culiacán, hijo de Pomposo Verdugo y de Josefa de la Vega (difunta). Contrajo nupcias, el 19 de octubre de 1885, en el oratorio de una casa de la Cd. de México, con Ma. de los Dolores Rosas. Esta señora nació en la Cd. de México, tenía 25 años de edad y era hija de Joaquín Rosas (también Rozas) (difunto) y de Anastasia Sánchez. Los padrinos fueron Sebastián Peón y Guadalupe L. de Peón (80).

80. Part. 138, f. 145 fte., libro 37. Fue miembro de la Sociedad de Abogados de México (Estatutos: firmas mss. #198). Se recibió el 16 de agosto de 1878; en 1903 era postulante y se le encontraba la calle de Capuchinas #8 (Cruzado: sub voce). No figura en la Matrícula 1881. En Contribuciones 1892-1893 (p. 5) como en Ruhland 1896-1897 (p. 304) su despacho se encuentra en la citada dirección y, en la segunda fuente, se anuncia su horario: de 9 a 11 de la mañana y de 3 a 6 de la tarde.

TOMADO DE: Alejandro Mayagoitia, "FUENTES PARA SERVIR A LAS BIOGRAFÍAS DE ABOGADOS ACTIVOS EN LA CIUDAD DE MÉXICO DURANTE EL SIGLO XIX: MATRIMONIOS EN LA PARROQUIA DEL SAGRARIO METROPOLITANO". Publicación electrónica de la Latin American and Caribbean Law and Economics Association, enero de 1998, p. 496.

jueves, 14 de julio de 2011

Haciendas jesuíticas: un documental de Sergio Raczko



Hace poco más de un año tuve el privilegio de acompañar a un grupo formado por el documentalista argentino Sergio Raczko, el padre Ignacio García-Mata S.J. también argentino, a mi muy querida amiga Carmen Boone y al profesor Emilio Quesada de la Universidad Iberoamericana, en una visita a la hacienda de Arroyozarco, con el fin de levantar imágenes para la realización de un documental que ahora ve la luz: Las haciendas jesuíticas en la Nueva España, México. Sin duda fue un día excepcional: no sólo por la reunión de varios especialistas en la historia de la Compañía de Jesús en ese sitio que fue clave para el sostenimiento de su labor misionera en las Californias, sino porque las puertas se nos franquearon aún en sitios de la hacienda que no lo esperábamos, pero sobre todo porque todos salimos de ahí contando nuevas amistades.

JLB y Sergio Raczko. Al fondo, el edificio de El Despacho, de Arroyozarco.

Gracias a Sergio Raczko, han quedado registrados en video los tres principales edificios del Arroyozarco de tiempos jesuitas que subsisten: la casa vieja (actualmente destechada, pero no arruinada), la capilla y el edificio de El Despacho. El profesor Emilio Quesada y un servidor fuimos los encargados de hacer algunos comentarios a cuadro sobre la historia de la hacienda en relación con la Compañía de Jesús. Por supuesto, el documental no se limita a Arroyozarco, sino que incluye otras propiedades de importancia tanto en el Estado de México (el noviciado de Tepotzotlán, la hacienda de la Concepción, los Arcos del Sitio), como en la región de Puebla-Tlaxcala (el colegio de la capital poblana, la hacienda de San Miguel Atototepec, la hacienda de San José Ozumba y la hacienda de la Compañía, en Huamantla). Participan con sus comentarios, entre otras personas, Carmen Boone y don Miguel León Portilla.



El documental Las haciendas jesuíticas en la Nueva España, México, será presentado en fecha todavía por ser determinada, en el "Encuentro internacional sobre la expulsión de los jesuitas" que se celebrará en el Museo Nacional del Virreinato de Tepotzotlán entre los días 10 y 13 de agosto de 2011.

Ojalá que a este trabajo las autoridades municipales de Aculco le den alguna difusión. Sería loable, por ejemplo, presentarlo también allá, adquirir copias para las escuelas, Casa de la Cultura y bibliotecas, o proyectarlo a una audiencia local. Pero sobre todo, espero que se den cuenta de que, si bien el municipio de Aculco ha sido y es una buena locación para comerciales, telenovelas, series y películas, lo es también, y de manera más destacada, para documentales tan importantes como éste.


Aquí, un adelanto del documental

miércoles, 6 de julio de 2011

¿No es esto un delito electoral?



Todavía no salgo de mi asombro. Al hojear las páginas de la versión electrónica (no sé si hay otra) del informativo El Periódico, que en otras partes aparece como El Periódico de Jilotepec, su lema "la voz que se lee", correspondiente al año IV, no. 112, del 30 de marzo de 2011, que se puede consultar en línea aquí, me encontré con esta curiosa inserción pagada firmada por el presidente municipal de Aculco, no a título personal, sino precisamente como cabeza del Ayuntamiento.

No soy ningún experto en leyes electorales, pero me parece más que evidente que esta inserción puede constituirse en un delito. ¿Por qué? Porque el alcalde de Aculco -utilizando el logotipo oficial de su administración, el glifo/escudo de Aculco cuyo uso reserva el Bando Municipal a las autoridades locales, firmando con su cargo y presumiblemente empleando recursos públicos- está apoyando al candidato de un partido político, lo que está expresamente prohibido en el Código Penal del Estado de México:



Título Quinto
Delito contra el proceso electoral
Capítulo único


Artículo 320.- Comete delito contra el proceso electoral, el servidor público que:
...
III. Destine fondos, bienes o servicios que tenga a su disposición en virtud de su cargo, al apoyo de un partido político o candidato;
...
Al responsable se le impondrá de doscientos a setecientos días multa o prisión de tres a seis años, o ambas penas.
...
Artículo 323.- Cuando el delito previsto en este capítulo sea cometido por un servidor público en ejercicio de sus funciones, será destituido definitivamente e inhabilitado por veinte años para desempeñar empleo, cargo o comisión públicos.
...
Artículo 327.- El delito previsto en este capítulo se perseguirá de oficio.


Tengo entendido que la Procuraduría General del Estado de México está ya en conocimiento de este posible delito. Pero, sabiendo quiénes mandan en nuestro estado y seguirán mandando de aquí a la eternidad, seguramente el asunto no pasará a mayores. Se disculparán diciendo cosas tales como que la inserción no le costó al erario, o que el tonto error de la fecha (11 de julio en lugar del 3, que fue el día de las elecciones) demuestra que no se refiere a las votaciones del estado de México. Pero por lo menos queremos que conste aquí, para memoria.

Ciertamente este asunto se aleja del tema principal de nuestro blog, que es el de su historia y la conservación de patrimonio. Sin embargo, estamos convencidos de que si se deja pasar una violación a la ley que, como en este caso, no nos afecta, más tarde se dejará pasar una que sí tenga que ver con nosotros y por ello debemos defender el esencial respeto a las normas del municipio, del estado y de nuestro país. No se trata de un asunto partidista, de igual manera me parecería inaceptable que el PAN u otro partido hicieran uso de recursos municipales para apoyar a su candidato.

domingo, 3 de julio de 2011

El balcón de tía Esther


El balcón de tía Esther, en su casa, hacia la Plaza Juárez.


¿Cuándo dejaré de extrañarte?; ¿cuándo aprenderé a sentir como un hogar cualquier otro sitio? ¡Ah, dichosa casa! ¡Cómo podrías saber lo que sufro al verte ahora desde este lugar, desde donde puede que no vuelva a verte! ¡Y ustedes, árboles que me son tan familiares! Pero ustedes, ustedes seguirán iguales. Ninguna hoja se marchitará porque nosotros nos vayamos, ninguna rama dejará de agitarse aunque ya no podamos mirarlas. No, seguirán iguales, inconscientes del placer o la pena que ocasionan e insensibles a cualquier cambio en aquellos que caminan bajo sus sombras.
Pero, ¿quién quedará para gozarlos?


Jane Austen, Sense and sensibility, cap. V.


Esta entrada con la foto del balcón de tía Esther y el texto de Jane Austen que lo acompaña la tenía escrita desde hace tiempo, pero había preferido dejarla sin publicar, más como una nota personal que como algo que quisiera compartir. Pero este fin de semana me lo he pasado recordando a mi tía, su voz, su ternura, sus canas, el amor irrestricto que demostraba a sus sobrinos, siempre en el marco incomparable de su hermoso caserón. Éste era, en realidad, como parte de ella misma, y no podría ser de otra forma si vivió ahí durante siete décadas.

Por ello, y aunque hace ya 22 años que tía duerme en en el sepulcro, ese lugar que su sola presencia convertía en un hogar para quienes tuvimos el enorme privilegio de conocerla y disfrutarla. nunca dejará de ser simplemente la "casa de tía Esther". Y hoy, al ver ese balcón, se me antoja imaginar que todavía me puede ver desde detrás del visillo, sentada en su silla de ruedas como en los últimos años, con la enorme dulzura de sus ojos opacos por la edad...

lunes, 20 de junio de 2011

¿Aculco, "Pueblo Mágico"?



Este fin de semana me llamó mucho la atención la noticia que bajo el título "Presentarán candidatura de Aculco para ser Pueblo Mágico" apareció en diversos medios electrónicos, y según la cual la Secretaria de Turismo del Estado de México, Martha Hilda González informó que la dependencia su cargo presentará "en breve" dicha candidatura.

En realidad no tiene nada de remarcable que ya pertenciendo al listado de Pueblos con Encanto de la propia Secretaría estatal de Turismo y a la muchísimo más alta categoría de sitios de la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, a Aculco se le incorpore a este grupo de localidades identificadas como poseedoras de "atributos simbólicos, leyendas, historia, hechos trascendentes, cotidianidad, en fin MAGIA que emana en cada una de sus manifestaciones socio - culturales, y que significan hoy día una gran oportunidad para el aprovechamiento turístico", según aclara la página de la SECTUR federal. Con las otras denominaciones debiera bastar para el cuidado, protección y difusión de su patrimonio. Pero sucede que muy probablemente una categoría excluye a la otra.



En efecto, cuando en 2008 la ciudad de San Miguel de Allende recibió su reconocimiento como sitio del Patrimonio Mundial, la SECTUR informó que sería retirada de la lista de Pueblos Mágicos a la que hasta entonces pertenecía, lo que en efecto sucedió. Las razones de fondo estaban en la propia designación ya que de haber permanecido en la lista estaría recibiendo recursos por duplicado de dos dependencias federales para fines similares (aunque aplicados con criterios distintos), lo que muy probablemente habría dificultado, más que ayudar, al ejercicio de los mismos, y resultaría notoriamente injusto para otras localidades que por ser ya Patrimonio de la Humanidad habían sido intencionalmente excluidas del programa de la SECTUR.



No faltará quien me diga que ya Tepotzotlán, en el mismo Estado de México, es al mismo tiempo Patrimonio Mundial y Pueblo Mágico. Pero esto sólo es parcialmente cierto: su declaratoria como parte de la lista de la UNESCO abarca sólo al colegio jesuita, no al pueblo, y por eso a éste tuvo que dársele otro tipo de protección para conservar y aprovechar el entorno de aquel edificio. En Aculco en cambio, es Patrimonio Mundial la mayor parte de su casco antiguo. Además esas denominaciones de Tepotzotlán determinaron que no forme parte del listado de Pueblos con Encanto del Estado de México.



¿Qué sucederá esta vez? ¿Que las autoridades estatales (y claro, las municipales) tengan al cabo que resignarse a no obtener dicho reconocimiento al hacerse extensiva la exclusión por "promoción" a un nivel más alto como sucedió con San Miguel de Allende? ¿O quizás existe ya el mecanismo para hacer convivir en este, nuestro pueblo, a tres denominaciones turistico-culturales distintas y que, por cierto, no logra ningún otro: "Pueblo con Encanto", "Pueblo Mágico" y "Patrimonio Mundial"?

Es difícil saberlo, pero personalmente me habría satisfecho más que el pueblo recibiera -junto con los sitios históricos de sus alrededores incluyendo el campo de batalla del 7 de noviembre de 1810, las haciendas de Cofradía y Arroyozarco- la mucho más valiosa declaratoria de Zona de Monumentos Históricos. Pero, más allá de reconocimientos y declaratorias, me satisfaría que se detuviera la a veces lenta y otras veces apresurada destrucción de este pueblo y su entorno, que prosigue bajo la mirada complaciente de autoridades y vecinos, a los que uno ve henchirse con inexplicable orgullo mientras acaban con lo que dicen admirar de su pueblo.

jueves, 2 de junio de 2011

Los festejos por la consumación de la independencia en Aculco (1821)

Una celebración neoclásica: festejo cívico en la Plaza Mayor de México (ca. 1821-1827), Acuarela de Theubet de Beauchamp, Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid (detalle del tablado en el centro de la plaza).

Muy pocos días después de la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la ciudad de México y de la firma del Acta de Independencia, la Regencia del Imperio Mexicano emitió el 6 de octubre de 1821 un decreto que dispuso el "juramento y solemne proclamación de la independencia, el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba" en todas las ciudades del país, lo que debería llevarse a cabo por los ayuntamientos con "toda la economía que no dañe acto tan gustoso".





Decreto de la Regencia del Imperio Mexicano del 6 de octubre de 1821.

No sólo las grandes y medianas ciudades mexicanas de la época acogieron con entusiasmo la realización de dicha ceremonia: aún pueblos como Aculco, con una población que no llegaba en toda su jurisdicción a los siete mil habitantes, de los que quizá sólo medio millar vivían en la cabecera, mostraron un especial empeño y regocigo en celebrar la independencia, acompañando lo ordenado en el decreto con peleas de gallos, corridas de toros, fuegos artificiales, bailes y serenatas. Todo esto, por fortuna, quedó referido en un documento que existe en el Archivo Histórico del Estado de México, que bajo el título "Juramento otorgado por esta jurisdicción" relata con detalle esta fiesta cívica celebrada en Aculco, que inició el 11 de diciembre de 1821 y terminó casi una semana más tarde:




JURAMENTO OTORGADO POR ESTA JURISDICCIÓN [DE ACULCO]

El 11 del corriente se anunció al público el Solemne Juramento que este Ilustre Ayuntamiento tenía dispuesto para el día siguiente, que fue el día de la Patrona Universal del Imperio Nuestra Señora de Guadalupe, con repique general de campanas a vuelo, en la tarde las solemnes vísperas por todo el venerable clero, y en la noche una lucida iluminación por todos los habitantes, quienes a porfía se dedicaron con empeño a solemnizar las vísperas de tan venturoso día.

El solemne juramento en la ciudad de México, el 22 de octubre de 1821, óleo del siglo XIX.

A la mañana del día 12 las campanas a vuelo, las bombas cámaras y cohetes anunciaron la gloriosa alba de día tan festivo. A las diez de la misma se reunió el Ilustre Ayuntamiento en cuerpo y, precedido de la música, de dirigió a la Iglesia Parroquial donde lo salió a recibir el Venerable Clero con sobrepelliz, cruz y ciriales, conduciéndolo a sus bancas que estaban adornadas al intento. Luego que pasó el Evangelio, subió el Señor Cura Párroco don Antonio Martínez Infante al púlpito, en donde explicó la grandeza del Plan de Iguala, la utilidad y beneficios de nuestra religión, independencia y unión, las admirables y nunca bien ponderadas virtudes de nuestro Serenísimo Señor Almirante de Mar y Tierra don Agustín de Iturbide, con otras exhortaciones anexas al día, en que brilló su celo y patriotismo a favor de la justa causa, concluyéndose la función de iglesia a las doce del día, saliendo el venerable clero a dejar al Ayuntamiento hasta las puertas del templo, desde donde se dirigió el Ayuntamiento a la casa del Alcalde de Primera Elección precedido de la música y con innumerable concurso de toda clase de gentes, que lo llevaban en medio de los vivas y aclamaciones con el mayor orden, la que estaba preparada al efecto, en donde se dio un corto refresco a los concurrentes por el mismo Alcalde.

El tablado real de los festejos celebrados por D. Felipe Bartolomé Ramírez, cacique de la Villa de San MIguel el Grande, con motivo de la proclamación del Rey Carlos IV el año 1791, Archivo General de Indias (detalle).

A las cinco de la tarde del mismo día se reunió al Ayuntamiento en la misma casa y con las puertas abiertas y a vista de todo el Pueblo, en las manos del Alcalde Primero prestó el Juramento, habiéndose antes leído el Plan de Iguala y Tratados de Córdoba como se previene en el Bando. Concluido este solemne acto que por los vivas y aclamaciones del Pueblo fue percibido de la torre [de la parroquia], se soltó el repique a vuelo que duró largas dos horas. Enarbolado el estandarte en manos del Primer Alcalde, se ordenó el paseo conforme a lo prevenido; al llegar a las puertas de la misma casa, ya estaba reunido el Venerable Clero esperándole allí para incorporarse. El Alcalde ofreció el estandarte al Señor Cura, quien lo admitió a nombre de la religión, y asido de el con la mano derecha y el Alcalde con la izquierda se continuó el paseo por las calles que estaban dispuestas al efecto, que son las nombradas Estación Mayor. Concluido se dirigieron a un tablado que al propósito estaba formado de antemano en la Plaza Mayor, en el que se distinguen cuatro frentes: en el primero, al oriente, se mira al Serenísimo Señor Almirante con una dama que demuestra la América encadenada y su Alteza rompiéndole las cadenas; al sur, un indio y un español estrechándose las manos en sus corazones demostrando la unión; al poniente, un mundo dividido y la mano del Señor Almirante con la espada desenvainada dividiendo un león de un águila, en demostración de que su Alteza dividió el Imperio Mexicano del Español; al norte, una estatua demostrando al Sumo Pontífice enarbolada una cruz, siginificando que es y será nuestra religión la católica apostólica romana. En lo alto se mira un nopal, en donde está colocada un águila real que tiene afianzado con el pie derecho el cetro del Imperio. Colocado en él el Ayuntamiento con todo el Cuerpo Eclesiástico, pronunció el Primer Alcalde estas palabras: Fiel Pueblo de Aculco, es llegado el día de nuestra felicidad, nuestro Almirante nos ha puesto en libertad, rompiendo las cadenas de la esclavitud que nos oprimían, en cuya vista prestó el Juramento el Pueblo con demasiadas demostraciones de Júbilo y con arreglo al Bando; lo mismo fue repitiendo en los cuatro frentes en los que se tiraron algunas monedas, pero el Señor Cura, después de haber tirado lo que traía, mandó traer de su casa platos de plata y en demostración de su júblio se los arrojó al Pueblo.

La fiesta barroca: festejos celebrados por D. Felipe Bartolomé Ramírez, cacique de la Villa de San MIguel el Grande, con motivo de la proclamación del Rey Carlos IV el año 1791, Archivo General de Indias.

Concluido este solemne acto se dirigió el Ayuntamiento en la forma dicha a la Iglesia Parroquial, en donde se cantó un Tedeum en acción de gracias al Todopoderoso. De allí se dirigió -cosa de las ocho de la noche- todo el Ayuntamiento a la referida casa (habiéndose quedado el estandarte en el Templo), donde el referido Alcalde dio un solemne baile a toda la concurrencia y un refresco bastante amplio en cuanto lo proporcionó el País, el que duró hasta el día siguiente.

Alegoría de la Patria Mexicana, óleo del siglo XIX.

A las nueve del día trece, reunido el Ayuntamiento, se dirigió a la Iglesia para solemnizar la magnífica función que estaba preparada, la que se solemnizó con el famoso sermón pronunciado por el Bachiller Don Ignacio Ruiz Peña en la que sobresalió el patriotismo y afecto a nuestra causa de este venerable eclesiástico.
Concluida la función de Iglesia, se dirigió el Ayuntamiento al tablado que el Pueblo le había puesto y adornado para que con el golpe de música gustaran de los toros -que duraron cinco días las corridas con el mayor regocijo y sin el más leve desorden, cinco de música, tres de fuegos e iluminación y dos días de gallos-.

Todo lo que este Ayuntamiento participa a V.S. para que si fuere de su agrado, lo mande dar a la imprenta y para satisfacción de este fiel vecindario.

Dios guarde a V.S. muchos años. Juzgado Nacional de Aculco diciembre 17 de 1821.

[Rúbricas]

Victorino de Bulnes José Felipe de la Vega
Alcalde Primero Alcalde de Segundo Voto

José Estanislao José María Beltrán de la Cueva
Regidor Primero Regidor Segundo

Pedro García José Hilario García
Regidor Tercero Regidor Cuarto

Francisco Ronquillo Nicolás Sánchez
Regidor Quinto Regidor Sexto

José Mauricio González Félix de la Cruz
Regidor Séptimo Regidor Octavo

Cayetano Basurto José Tomás de Chávez
Síndico Primero Síndico Segundo

Luis Ronquillo
Secretario

Alegoría de la Independencia, óleo del siglo XIX.

Nota
El benemérito vecino de este pueblo don José María Álvarez, a quien este Ayuntamiento comisionó para que corriera con los gastos, desempeñó su comisión con tal desinterés y economía que sólo se gastaron trescientos veinticinco pesos en el lucido tablado, composición de la Plaza Mayor, calles del paseo, plaza de toros, banderillas de fuego y corrientes, juegos que estuvieron muy lucidos, música por cinco días que permanecía hasta las once de la noche en que se acababa la serenata, sin que por todo el trabajo quisiese recibir medio real por su paga a pesar de su mucho trabajo y pobreza, cuyo mérito recomendamos a V.S.

[Rúbricas]

Victorino de Bulnes

Francisco Ronquillo

Mauricio González Félix de la Cruz

José Tomás de Chávez
Síndico Segundo

Luis Ronquillo
Secretario




Fuente: Archivo Histórico del Estado de México. Intendencia de México. 1821, Caja 24. EXp. 24. Fojas 81-84v.


Este interesantísimo documento proporciona una gran cantidad de información para la historia de Aculco: nombres de calles, la aparente falta de casas de cabildo ya para ese entonces, usos festivos, emblemática local, la existencia de un estandarte (¿sería propio del pueblo o relativo al Imperio?), etcétera. Casi cada línea de esta narración podría glosarse entretejiéndola con otros datos interesantes: que el bachiller don Ignacio Ruiz Peña tuvo que ver en el caso del matrimonio de uno de los insurgentes del Fuerte de Ñadó; que el alcalde Victorino Alonso de Bulnes, por ser peninsular originario de San Vicente Barquera, Santander, estuvo contemplado en la Ley de expulsión de los españoles de 1827... Por ahora sólo tengamos a la vista este papel, que sin duda será de gran utilidad para otras entradas del blog Aculco, lo que fue y lo que es.

Festejo cívico en la Plaza Mayor de México (ca. 1821-1827), Acuarela de Theubet de Beauchamp, Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Encinillas: casi un pueblo fantasma

La capilla de Encinillas, uno de los pocos edificios antiguos que continúan en pleno uso.

En la selección de sitios incorporados al proyecto del Camino Real de Tierra Adentro para su declaratoria como parte de la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, privó en muchos casos el criterio de la buena conservación de los vestigios y conjuntos urbanos por encima de consideraciones históricas e incluso de las magníficas posibilidades de rehabilitación de algunos de ellos. Así, sitios de importancia capital en esa antigua vía, como el Mesón de Arroyozarco, quedaron fuera de la declaratoria, aunque formando parte de una "lista tentativa" con vistas a su futura integración. Pero muchos más lugares no corrieron con tanta suerte. Fue éste el caso de Encinillas -antiguamente parte del territorio aculquense y actualmente ubicado en el de Polotitlán- uno de los puntos esenciales para el conocimiento del Camino Real de Tierra Adentro en esta región.

La loma en la que se asienta Encinillas, vista desde la autopista México-Querétaro.

La antigua ranchería de Encinillas (actualmente con el estatus eufemístico de "delegación municipal") se localiza a unos cinco kilómetros de Arroyozarco y diez de Polotitlán de la Ilustración, cabecera municipal. Hacia 1733 se le llamaba "Pedregal de las Encinillas" y justo ahí se colocó entonces la mojonera 81 de la hacienda de Arroyozarco, que delimitaba las tierras de esta propiedad hacia el poniente y las de Miguel Rodríguez Vaca del lado oriente.

Rodríguez Vaca era, además de poseedor de tierras, un próspero dueño de recuas y arriero él mismo. Con su hatajo de 130 mulas efectuó en 1725 un viaje para las misiones jesuitas de California desde Arroyozarco hasta el puerto de Matanchel (hoy Nayarit), cuya carga incluyó un órgano, un retablo y decenas de otros efectos que se detallan en el libro Antigua California: mission and colony on the peninsular frontier, 1697-1768 , escrito por Harry Crosby. Es muy probable que las instalaciones para resguardar sus animales, arreos y carga fueran el núcleo a partir del cual se desarrolló Encinillas a lo largo de los siglos XVIII y XIX. Con sus ventas, fondas y corrales pasó de simple punto de remuda a conocido y ajetreado paraje que competía con el antiguo mesón de Arroyozarco.

Construcción abandonada del siglo XIX en Encinillas.

Numerosos viajeros de los siglos XVIII y XIX dejaron testimonio de su paso por Encinillas. Uno de ellos fue Nicolás de Lafora, quien en su viaje hacia las provincias del norte de la Nueva España en 1766 escribió:

... en medio (de Arroyozarco y Ruano) se halla el ranchito de las Encinillas, donde se coge una corta porción de maíz, destinando a este fin una pequeña parte de tierra; toda la demás que se ve en los contornos sólo sirve para pastos (Nicolás de Lafora, Relación del viaje que hizo a los presidios internos situados en la frontera de la América Septentrional, Robredo, México, 1939, p. 37)

Años después, durante la Guerra de Independencia, Encinillas es mencionada con frecuencia como punto recurrentemente ocupado por los realistas y atacado por las tropas insurgentes de los principales cabecillas de la zona: el coronel José Rafael Polo, Magos, los Villagranes, Epitacio Sánchez, Joaquín Gutiérrez, Herrero y Quintanar. (González-Polo, Ignacio. Apuntes para la historia de un guerrillero. Boletín del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM. Segunda época, no. 6. 1992. p. 269).

Viejo portal que daba hacia el Camino Real de Tierra Adentro. El inconcluso agregado moderno de la parte superior no hace sino subrayar el abandono.

En 1852 el pueblo de Polotitlán obtuvo su separación política respecto de su antigua cabecera de Aculco. Unas décadas más tarde, en 1875, los habitantes de la ranchería de Encinillas, las haciendas de Arroyozarco y Cofradía Grande, así como los poblados de San Francisquito, Thastó, la Cañada, el Tejocote, Fresno, Loma Alta y la Soledad, elevaron a la Cámara de Diputados del Estado de México una solicitud para incorporarse a aquel nuevo municipio, argumentando que

El naciente municipio de Polotitlán ha dado siempre pruebas inequívocas de que atiende con verdadero escrúpulo los ramos que constituyen la vida independiente de los pueblos. Se afana por difundir la educación a todas las clases de la sociedad y con particularidad a la más pobre; sus fondos se administran con pureza y se emplean verdaderamente en el objeto de su institución y en general se empeña siempre en mejorar su porvenir.


Encinillas, anotado en el Manual de Geografía y Estadística de la República Mexicana, de Jesús Hermosa, de 1857.

El Congreso aceptó la petición, cambió el estatus de Polotitlán de municipio a municipalidad y le incorporó aquellas demarcaciones, incluso también la del pueblo de San Francisco Acazuchitlaltongo que no deseaba hacerlo. Los aculquenses, por supuesto, no se resignaron a perder esos territorios y tras algunas reclamaciones obtuvieron en 1877 que les fueran devueltas las haciendas de Cofradía Grande y Arroyozarco, pero no Encinillas, mientras Polotitlán recibía, casi como premio de consolación, el título de "villa" y el apellido "de la Ilustración" (González-Polo, Ignacio. Polotitlán de la Ilustración en el Estado de México, Gobierno del Estado de México, 1971, p.98). Encinillas quedó así del lado polotitleco pero justo en la frontera que delimita desde entonces ambos municipios. En 1931, durante la Reforma Agraria, cuando a los habitantes de Encinillas se les dotó con tierras ejidales, se les asignó una extensión de 868 hectáreas que formaban parte del latifundio arroyozarqueño. De tal manera, en nuestros días la comunidad de Encinillas está en Polotitlán, mientras que el ejido de Encinillas se encuentra en Aculco.

Mesón con características de los siglos XVIII y XIX.

A partir del siglo XIX se consideró a Encinillas y a su vecina Tenazat o Tenazdá como rancherías "unidas", quizá con el sentido actual de "conurbadas". En ambas se asentó una de las principales familias de esos parajes, los Romero, de los que ya en 1846 pudo escribir Domingo Revilla (de quien hablaremos en un próximo post), al referirse a los grandes charros de su época: "los inteligentes Romeros de Tenazat, en cuya familia desde el más grande hasta el de ocho años manganea, laza, colea y arrienda un caballo con destreza" (Rafael Álvarez del Villar. Historia de la charerría, México, Imprenta Londres, 1941, p. 136). A esta familia pertenció Velina Romero, madre de Sara Pérez, la esposa de Francisco I. Madero. Originarios de Encinillas y también emparentados con ellos estuvieron el coronel Antonio Romero, que peleó en la Revolución bajo el mando del general Francisco Murguía y su hermano Felipe, dirigiente agrario que convirtió el manejo del distrito de riego de Arroyozarco en una especie de beneficio familiar hasta hace muy pocos años.

Troje cuarteada, coronada por nopales.

Después de la Guerra de Intervención (1862-1867) el Camino Real de Tierra Adentro entró en franca decadencia. Muestra de ello es la carta que el administrador del mesón de Arroyozarco, don Miguel Tejada, dirigió en 1868 al Ayuntamiento de Aculco solicitando la reducción de impuestos con que habían sido gravados


... los establecimientos de tienda, hotel y mesón de esta Hda. que son a mi cargo, en la suma de cinco pesos cuatro reales, y siendo en la actualidad el comercio en este punto sumamente pasivo, no puedo por lo mismo reportar tal impuesto sin sufrir un gravamen que daría por resultado la ruina completa de dichos establecimientos, que a más de lo escaso del comercio, es muy limitado el capital que en ellos se gira, llegando a tal estado de miseria, que hay días y no muy raros que no transita un solo pasajero en la diligencia.


Aunque encarpetado, el Camino Real de Tierra Adentro mantiene su trazo al pasar por encinillas, bordeado por cercas de antiguos corrales.

Los parajes cercanos que habían prosperado (o por lo menos se habían sostenido) con el tránsito por el Camino de Tierra Adentro resintieron también esta situación. Tal fue el caso, por supuesto, de Encinillas. Julián Lara, auxiliar del Ayuntamiento de Aculco en el lugar, se dirigió al Alcalde comunicándole acerca de


... la escasez de recursos en que esta ranchería se encuentra a consecuencia de que, como siempre ha contado con el poco comercio que antes había con el camino carretero antes establecido, y hoy éste está cortado en su totalidad, y los vecinos de ésta están careciendo de todos recursos.


Pero la verdadera muerte del Camino en estos parajes llegaría sólo con el ferrocarril. Esto sucedió con fecha exacta: el 22 de marzo de 1882, cuando el primer tren del Ferrocarril Central Mexicano en su trayecto México–Querétaro pasó por las estaciones de Dañú y Polotitlán, las más cercanas a Aculco. El maltratado Camino Real no ofrecía mucha competencia a los tres trenes diarios de este ferrocarril (uno para 250 pasajeros, y dos de carga de 300 toneladas, todos en viajes de ida y vuelta), y éste se convirtió rápida e indudablemente en “el mejor medio de transporte”, como fue llamado ya en 1897.

Según se advierte, el dintel y lajamba derecha de este acceso fueron reconstruidos con alguna negligencia después de caer.

Acelerado por la Revolución y la emigración del campo a la ciudad, Encinillas cayó en un profundo abandono del que son muestra elocuente los vestigios de trojes, mesones, corrales y otras construcciones. Cierto es que en las décadas más recientes el poblado ha recuperado población y numerosas casas modernas dan testimonio de ello, pero por alguna razón que desconocemos, pocos intentaron reutilizar las viejas construcciones y éstas permanecen aún como arruinado testimonio de los tiempos idos: un pueblo fantasma al lado de un pueblo vivo.

El inicio del otoño en Encinillas.

Todas las fotografías ue acompañan a este texto (excepto la que corresponde a Google Street View) pertenecen a Víctor Manuel Lara Bayón.