jueves, 2 de octubre de 2008

Centro INAH Edomex oculta informe que lo inculpa

El 16 de agosto de 2007, como consecuencia de la denuncia presentada ¡un mes antes! por la destrucción de los Lavaderos Públicos de Aculco, se llevó a cabo una inspección que resultó sumamente desfavorable para el Ayuntamiento pues confirmaba la denunciado: se había destruido el monumento histórico.

Después vinieron las componendas presuntamente ilegales entre el Ayuntamiento y el Centro INAH Estado de México, que le permitieron continuar su lamentable obra. Extrañado por este giro de los sucesos, solicité a través del Instituto de Acceso a la Información (IFAI) copia de aquel primer informe que debió levantarse en la inspección que yo presencié. Me lo negaron. El INAH afirmó que, simplemente, "no existía". Con ello, el Centro INAH Estado de México intentaba ocultar su lamentable posterior actuación, en la que contravino todas y cada una de las recomendaciones expresadas en este primer informe.

Pero el documento sí existe y afortunadamente pude obtenerlo por otros medios. Lo presento ahora aquí, junto con las fotografías que lo acompañan, como prueba de que el Ayuntamiento destruyó los Lavaderos Públicos de Aculco y que el Centro INAH Estado de México se lo permitió negligente o... ¿corruptamente?


México, D. F., 20 de agosto de 2007
ASUNTO: Informe de la inspección
Municipio de Aculco, México.
LIC. HÉCTOR MARTÍNEZ SÁNCHEZ
RESPONSABLE DEL CENTRO INAH
ESTADO DE MÉXICO

A continuación presento el informe de la comisión (oficio no. 401-725-2/2048/2007) “para realizar una visita de inspección en predio conocido como Ojo de Agua, localizado en la cabecera municipal de Aculco, Estado de México, a fin de verificar si hay destrucción de vestigios arqueológicos, para atender denuncia del ingeniero Javier Lara Bayón.”

Informe:

Realicé la visita el jueves 16 de julio (sic pro agosto) de 2007 en compañía del ingeniero Javier Lara Bayón.
Los trabajos consisten en la remodelación de los lavaderos públicos. Este inmueble fue construido en el siglo XIX como lo señala una lápida en la que se apunta “AYUNTAMIENTO DE 1884”. No obstante que existe este registro, el edificio no está reconocido en el Catálogo de monumentos históricos de Aculco.

Años más tarde, en 1921, hubo una remodelación que fue registrada en una lápida en la que se inscribe “CON FONDOS MPALES EL H AYUNTAMIENTO DE 1921”. Ésta última fue removida de su sitio original y en el momento de la vista se encontraba en el área donde se acumula el escombro. Asimismo, presenta huellas de afectación de la cantera producidas por el desprendimiento de su lugar original.

En los años setenta, hubo otros cambios como resultado del Programa de Remodelación de Pueblos del Estado de México realizado por el gobernador Carlos Hank González. En esta época se la obra se orientó a cambios en la fachada del edificio, se eliminó una barda y se colocó una pequeña fuente; también se remozó la placita que se encuentra anexa a los lavaderos.



Lápidas con inscripciones que marcan fechas de construcción o remodelaciones.


Fachada remodelada en la década de los setenta

Los lavaderos están dispuestos en un espacio rectangular semisubterráneo, se distribuyen de manera longitudinal directamente sobre un piso de losetas de barro. Al centro se encuentra una pileta que se alimenta de un manantial. A los costados de las series de lavaderos se encontraban canales de desagüe que permitían el desalojo del agua empleada en el proceso de lavado, de tal forma que ésta se desalojaba sin contaminar el agua del manantial. El techo estaba formado por una cubierta de dos aguas, cuya estructura de soporte fue, originalmente, de madera, pero en las remodelaciones fue cambiando por trabes de concreto. El edificio tiene un acceso frontal –que da directamente a la calle– y dos laterales –hacia una pequeña plaza. En los tres se utilizan escalinatas ya que se encuentran en un nivel más bajo que la calle.

Los lavaderos forman parte de un complejo hidráulico que permitía el aprovechamiento del agua del manantial para abastecer mediante sistemas de canales una alberca y unos baños.

Con los trabajos de la actual administración municipal se han destruido elementos arquitectónicos del inmueble original. Las afectaciones consisten en lo siguiente:

- Se desmanteló el techo de teja y actualmente el inmueble se encuentra sin cubierta.
- Hay remodelaciones en las bardas, se eliminaron los aplanados y se colocó un rejoneado que no corresponde a la arquitectura tradicional de Aculco.
- En la sección del fondo se eliminaron los lavaderos y el piso de losetas de barro.
- La mayor parte de los lavaderos que se conservan in situ tienen afectaciones (desportilladuras)
- Las escalinatas que conducen a la plaza anexa también presentan deterioros.
- Actualmente los trabajos consisten en rebajar las juntas del interior de la barda frontal para colocar las rajuelas.


Situación actual del inmueble


Detalle del rajueleado


Detalle del piso original


Area donde fueron levantados los pisos y lavaderos


Detalle de afectación de los lavaderos


Detalle de afectación de la escalera

Otro aspecto que debo resaltar es que la construcción es un complejo hidráulico que incluye dos canales laterales que servían para el desalojo de las aguas jabonosas (ver esquema de distribución), actualmente estos canales no están visibles, no sé si sólo están cubiertos o bien fueron eliminados.



Evidentemente, el edificio ha sido severamente alterado. Por lo que se deben suspender los trabajos. El día de la visita tuve oportunidad de hablar con el director de Turismo municipal, Jorge Uribe Lara, a quien le informé que los trabajos que están realizando no son los adecuados para un monumento histórico; asimismo, le solicité que se recuperara y resguardara la loza con la inscripción que señala las obras de 1921 para que sea colocada nuevamente en su sitio. El señor Uribe me comentó que hace tiempo personal del CINAHEM acudió al lugar y dio algunas instrucciones para la realización de las obras. Ignoro el nombre de la persona; pero de ser así habrá un expediente en el área de monumentos históricos del CINAHEM. Independientemente de esto, es indispensable que un arquitecto realice una inspección de campo.

Ahora bien, por mi parte, considero que se trata de un edificio de gran importancia; por un lado, se trata de un monumento histórico que dadas sus complejas características técnicas tiene un alto valor patrimonial. Es, al mismo tiempo, un testimonio de la vida cotidiana que debe ser conservado con sus características originales; es decir, no debe convertirse en un espacio escenográfico como se pretende.(1) De tal forma que deben restituir el piso y respetar los lavaderos que permanecen in situ. Además, deben volverse a aplanar los muros y cubrir el
rajueleado moderno que ni corresponde a la construcción original, ni es característico de la región. En la actualidad esta técnica es un recurso empleado para dar un aspecto rústico o antiguo a las construcciones. Por otro lado, en sentido riguroso como se señala en el Diccionario de la Real Academia española y en el Diccionario de arquitectura mesoamericana, el rejoneado o rajueleado no es una técnica decorativa, su objetivo es constituir una superficie áspera para retener los aplanados.(2)

Por último, le informo que están realizando obras de construcción en el centro de la cabecera municipal por lo que se habrá de verificar el tipo de obra y la cantidad de obras que se pretenden y además si éstas concuerda con la arquitectura propia de Aculco.(3) Este municipio es de los pocos del Estado de México que conservan una buena parte de su arquitectura histórica por lo que en su Plan de desarrollo se delimitó un polígono de protección que se fundamentó tanto en, la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, como en un decreto del Gobierno del Estado, de fecha 11 de diciembre de 19804 en donde se declara a la población de Aculco como “una zona cultural artística o de especial estilo arquitectónico general inmodificable.” Por lo tanto, se deben prevenir posibles modificaciones de estas construcciones derivadas de decisiones no suficientemente meditadas sobre el impacto o las consecuencias que estas nuevas obras tendrán sobre la imagen urbana y sobre el patrimonio histórico municipal.

Atentamente
Arqlga. Beatriz Zúñiga Bárcenas
Investigadora del Centro INAH Estado de México
C.c.p. Arq. Ana Luisa Elías Moreno. Subdirectora del CINAHEM.


NOTAS

(1) Extraoficialmente, el director de Turismo me comentó que tienen contemplado sustituir las unidades de lavado por unas de cantera.
(2) Veáse en el Diccionario de la Real Academia española y en Paul Gendrop, Diccionario de arquitectura mesoamericana. México, Trillas, 1997.
Rejonear. Colocar piedrecillas, en general de tezontle, en las juntas y, a veces en muros de adobe, para constituir una superficie áspera que retenga los enlucidos.
Rajuela. Piedra delgada y sin labrar que se emplea en obras de poca importancia para cuñar juntas o reparar grietas.
Rajuelear acción de meter rajuelas en muros, pavimentos, etcétera.
(3) El Ayuntamiento cuenta con recursos del gobierno estatal para realizar obras de remodelación debido a que el municipio de Aculco está integrado en el programa de Pueblos con encanto del bicentenario.
(4) Fue emitido en la Gaceta Oficial del Estado de México, Decreto no. 299, 11 de diciembre de 1980, citado en el documento del Plan de desarrollo municipal de Aculco, p. 117-118.

El claustro desollado

En la actualidad, el gusto estético predominante aprecia mucho que los edificios construidos en piedra muestren este material en su apariencia natural. Incluso, muchos consideran que el enlucido o las lechadas de cal, blanca o de colores, aplicados sobre muros de piedra, es un indicio de remodelaciones posteriores a la construcción original de un edificio antiguo y que en casos de restauración deben retirarse.

Sin embargo no es así: nuestros edificios coloniales estaban pintados en su época, a veces incluso con colores que hoy nos parecen chocantes. Aún los labrados de piedra más delicados se hallaban cubiertos con una delgada capa de pintura de cal. Esa coloración, esa forma de cubrir la piedra, son parte de su originalidad y deben en lo posible ser preservados. Un notable estudio sobre los acabados en los monumentos virreinales, escrito por David Charles Wright Carr puede leerse en "Los acabados de los monumentos novohispanos y la petrofilia al final del siglo XX".

Hace pocos meses, presenciamos un lamentable caso de la tendencia de "desollar" los edificios antiguos y dejar la piedra visible cuando el Ayuntamiento de Aculco dejó el interior del Ojo de Agua con esa apariencia ajena a su verdadera concepción. Pero hoy hablaremos de un caso más antiguo: el desollamiento del claustro del antiguo convento, realizado por los frailes agustinos recoletos durante su estancia al frente de la parroquia, entre 1951 y 1964.

En esta fotografía, puede verse el claustro cuando sus muros estaban aún cubiertos de aplanados tradicionales de cal y arena, y sobre ellos un diseño que simulaba sillares realizado en dos tonos. Los muros del fondo también contaban con una decoración parecida, aunque en este caso las falsas juntas de los sillares no están alineadas sino alternadas, de manera más realista.


Dos imágenes más del claustro en la década de 1950, con su decoración original.

Esta fotografía de la Plaza Alta de la ciudad de Badajoz, en Extremadura, España, nos permite apreciar en todo su restaurado esplendor un tipo de decoración semejante a la que tuvo el claustro del convento de Aculco.

El claustro en la actualidad. Sus muros exteriores han sido desollados, mostrando una mampostería irregular de piedra blanca y ladrillo que no fue edificada con el fin de mostrarse a la vista. Otras modificaciones posteriores, como el rejunteo con cemento de las dovelas de algunos arcos y la reforma con ladrillos de tres pilares de la planta baja, complementan su imagen hoy en día, muy distinta del acabado que sus constructores quisieron darle en su origen.

miércoles, 1 de octubre de 2008

La Capilla de la Tercera Orden

Al observar hoy en día la fachada de la parroquia de Aculco, el liso y blanco muro a su izquierda, adornado apenas por un rústico nicho con una escultura de San Francisco, puede parecer intrascendente. Sin embargo, se trata de los restos de la fachada de la antigua capilla de la Tercera Orden de San Francisco, construida en 1742, que tras la secularización de 1759 se convirtió en capilla del Rosario.

Vista actual de la fachada de la antigua capilla de la Tercera Orden.

Esta capilla contó con un altar dedicado a San José que dotó el rico vecino Tomás Sánchez de la Mejorada en el siglo XVIII. Las fotografías de finales del siglo XIX parecen mostrarla todavía en regular estado de conservación, pero actualmente se encuentra totalmente arruinada. De hecho, el único muro superviviente es precisamente el de su fachada.

A juzgar por sus restos, pudo haber sido construida aprovechando los muros de una antigua capilla abierta, ya que desde el interior se advierte que la fachada tuvo tres vanos, aunque dos de ellos aparecen cubiertos con mampostería diferente de la que se utilizó depués para clausurar el acceso principal. Debió constar de una sola nave perpendicular a la de la parroquia. Su cubierta, a decir de las marcas en el muro del templo y de la torre, así como a una zapata que subsiste in situ, fue de techo plano de viguería y terrado. En su interior, los aplanados estuvieron pintados con un diseño que simulaba sillares, como también lo estuvieron el cubo de la torre de la parroquia y el claustro.

ACTUALIZACIÓN 24 de octubre de 2011: Fachada de la capilla de la Tercera Orden (entonces ya del Rosario) en un dibujo de 1838 que nos la muestra intacta.

Como puede observarse en esta fotografía, desafortunadamente muy poco clara, la fachada era un gran muro casi liso, con un remetimiento incomprensible en su extremo superior izquierdo, que se muestra además como el más dañado por los derrumbes. Al centro, una portada muy sencilla, que aparentemente sólo conservaba la parte superior de su enmarcamiento de cantería, con unas jambas que se alargaban hasta la cornisa. Ya para estas fechas, el acceso se hallaba cegado con sillares provenientes de las tumbas que llenaban el atrio. A izquierda y derecha, dos estaciones del viacrucis agregan algún interés. En la parte superior, el nicho de san Francisco, último resto visible de la portada en nuestros días.


A lo largo de los primeros tres cuartos del siglo XX, la fachada de la capilla de la tercera orden se mostraba en este estado ruinoso. Nopales, tepozanes y otras plantas crecían sobre el grueso muro. Fotografía de 1960.

La remodelación de 1974 pretendió dar pulcritud a esta área, y ciertamente lo logró aunque perdiendo para ello gran parte de su carácter histórico. El muro derrumbado fue arreglado, en lo alto se colocó una cornisa de tres hiladas de ladrillo, se aplicó un nuevo aplanado a toda la fachada y se cubrió por completo el antiguo acceso, los nichos de las estaciones del viacrucis desaparecieron y se construyó un jardincillo con buganvilias.


ACTUALIZACIÓN 24 de octubre de 2011: Vista del nicho de San Francisco en el dibujo de 1838. Ha perdido buena parte de su decoración, como se aprecia al comparar con las fotografías que siguen.

Así lucía en 1960 el nicho de la capilla de la Tercera Orden. Una tosca venera resguarda la escultura de San Francisco que se muestra decapitada, como tantas otras de la fachada de la parroquia. Un par de columnas con calaveras labradas en sus fustes se alzan a cada lado del nicho. Un enmarcamiento rectangular rodea toda la composición, rematado en la parte superior por una cornisa con la fecha 26 de septiembre de 1742 inscrita en ella, mientras por lo bajo corre la moldura que formaba parte de la portada del acceso.

El mismo nicho en la actualidad. La escultura de San Francisco luce una nueva, lampiña y mal proporcionada cabeza repuesta. Nótese también que la gran moldura de piedra que corría entre la hornacina y el antiguo acceso ha sido recortada para que sólo sirva de repisón a la primera, perdiéndose así su sentido original.

Detalle de la inscripción con la fecha de construcción de la capilla.

Detalle de la calavera que adorna la columna del lado dercho del nicho.

Vista desde el interior del muro que subsiste de la capilla de la Tercera Orden. La entrada principal tapiada es aún visible desde este lado. Obsérvese que su dintel está formado por grandes vigas de madera. Nótese también que, a su izquierda y derecha, existen otros dos vanos tapiados con tezontle, lo que puede indicar que en su origen se trató de una capilla abierta con tres accesos. En el suelo se observan los trazos de algunos cimientos y, a la derecha, las pocilgas que se construyeron hacia 1960-1980.

En el ángulo de la capilla en que se unía al templo parroquial y su torre, se pueden observar algunos restos de lo que fue su techumbre: dos zapatas de madera que seguramente formaban parte de uná cubierta de viguería y terrado. Obsérvese también la marca del trazo de su azotea en estos muros.


Como se aprecia en esta foto y en la anterior, sobre los vestigios de la capilla de la Tercera Orden se construyó un cuarto destinado a albergar el bautisterio hacia 1960, actualmente transformado en capilla del Santísimo Sacramento. Este bautisterio aprovechó como entrada la portada del siglo XIX que comunicaba a la parroquia con la capilla de la Tercera Orden, y que durante muchos años estuvo tapiada.


ACTUALIZACIÓN 24 de octubre de 2011: Este remate exento que aparece en el dibujo de 1838 puede identificarse con la almena en forma de flor de lis que existe todavía en el sitio en el que se levantó la capilla (fotografía inferior).

Almena o remate en forma de flor de lis.

Remate adosado en forma de flor de lis en la capilla de la Tercera Orden de Huichapan, Hgo, una fundación franciscana muy cercana histórica y estilísticamente a la de Aculco.



Al comparar la capilla de la Tercera Orden de Aculco en el dibujo de 1838 y la capilla que tuvo idéntico uso en Huichapan aparecen de inmediato otras similitudes: parecida ubicación, volúmenes que coinciden y la profusión de remates variados y arcos invertidos que en la capilla hidalguense aparecen también en el remate de la fachada sur (abajo).

La panadería de don Félix

En el número 4 de la Plazuela Hidalgo (antes Plaza del 7 de noviembre, pero mejor conocida como Plaza del 5 de mayo), existe una bella casa en la que se ubicó la última panadería verdaderamente tradicional de Aculco, la de don Félix Herrera. De hecho, hace treinta años era la única panadería en el pueblo. La accesoria del frente de la casa, adornada con tres portadas de cantera con dinteles curvos, era el expendio del pan. Dentro del inmueble, en una pieza al fondo del patio, se encontraba el viejo horno de leña que todavía conocimos en funcionamiento.

ACTUALIZACIÓN 24 de octubre de 2011: Ésta es quizá la imagen más antigua que se conserva de la Plazuela Hidalgo y está tomada de un dibujo de 1838. La casa de la extrema izquierda es posiblemente la de la panadería.

En esta fotografía de los años treinta, se observa que la casa de la panadería tenía sólo una planta y abría hacia la plazuela frontera sólo una pequeña puerta y una ventanita. Muy pocos años después su fachada fue modificada como se observa en las siguientes fotografías.

En los años sesenta, la panadería se encontraba en pleno auge. La casa ya contaba con dos plantas, se habían abierto nuevas entradas en su fachada y dispuesto un par de balcones en lo alto. Se observa que, de manera notable, las modificaciones de los años treinta se hicieron de acuerdo a la tradición constructiva de Aculco, con proporciones correctas y materiales típicos. De tal manera, la casa no ha perdido su valor como parte del conjunto urbano.

La remodelación de 1974 trató benevolamente a la casa de la panadería y a su entorno. El empedrado original fue reemplazado por una combinación de adoquines y lajas colocadas de canto, uso este último que sí corresponde a la tradición aculquense pues se le hallaba en sitios como el piso del portal de la Casa del Puente. Nuevas plantas y árboles alegran el conjunto. Quizá sólo es de lamentarse la desaparición de la citarilla y las pilastras que limitaban el jardín al centro de la plaza y su sutitución por la reja y faroles enanos que aquí se observan.

Una vista más de la casa de la panadería en la actualidad. Afortunadamente, esta casa con valor histórico, urbano y vestigio de la cultura tradicional del pueblo, permanece en pie. Sin embargo, al interior su estado de conservación ha comenzado a decaer.

lunes, 29 de septiembre de 2008

El Hotel de Diligencias de Arroyozarco

Construido entre 1786 y 1791, cuando la hacienda de Arroyozarco había quedado en manos de la Real Hacienda después de la expulsión de los jesuitas, sus antiguos propietarios, en 1767, el Mesón de Arroyozarco (más tarde hotel de Diligencias), es el edificio de carácter histórico más importante de Aculco en lo que se refiere a la arquitectura civil.

Actualmante alberga las oficinas del Distrito de Riego 096 Huapango - Arroyozarco, de la Comisión Nacional del Agua. El área que ocupa esta dependencia es muy limitado, la mayor parte del inmueble se halla vacío. Hasta hace pocos años, todavía había oficinas en la planta alta del inmueble, pero luego las filtraciones provocadas por el deficiente mantenimiento comenzaron a dañar sus techos de viguería y terrado, incluso provocando el hundimiento de algunas de ellas, lo que motivo que, en vez de repararlos, fueran abandonados a su suerte.

Sin más recursos (intelectuales y materiales) para frenar el daño que amenaza destruir este edificio que un poco de pintura roja aplicada a parte de su cantería, el viejo Mesónd e Arroyozarco prosigue su camino hacia la ruina. Parece no importar que se trata de uno de los puntos más importantes del Camino Real de Tierra Adentro que ahora se quiere promover ante la UNESCO para su declaratoria como Patrimonio de la Humanidad.


El Hotel de Diligencias, en 1999.

EL edificio, cuando los desperfectoes empezaron a cubrirse inútilmente con pintura (fotografía de www.museojuarista.com.mx).


El Hotel de Diligencias de Arroyozarco, hoy en día, con sus elementos de cantería (y no todos) pintados de rojo, y su cornisa acusando las filtraciones de agua.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Balcones barrocos

La remodelación de Aculco en 1974, ya lo hemos dicho, provocó la pérdida de gran cantidad de elementos arquitectónicos de enorme interés, todo en aras de obtener una uniformidad y un carácter "colonial" que contradictoriamente borró detalles auténticamente coloniales. En esta ocasión nos vamos a ocupar de uno de ellos: los remates barrocos de los balcones de la casa de la familia Alcántara Terreros.

Esta casa constituye el ejemplar mejor conservado de vivienda rica aculquense de tiempos virreinales. Su descripción merecería un espacio muy amplio, por lo que en esta ocasión nos vamos a ocupar sólo de mostrar uno de los pocos daños (afortunadamente) que ha sufrido este edificio en sus más de 200 años de existencia: la pérdida de los remates barrocos de argamasa que adornaban los dos balcones del lado izquierdo de su fachada principal, que da hacia la Plaza Juárez.


Como puede observarse en esta fotografía, que incluyó Arturo Sotomayor en su interesante obra "Viajes al pasado de México" (1963), estos remates arrancaban de una cornisilla de ladrillo sobre el marco de cantera de los balcones. Tenían forma de triángulo con sus lados ligeramente curvados y rematados en la parte inferior por sendos róleos. El vértice se adornaba con una esfera. Aquí se muestra el balcón más cercano a la esquina de la calle Juárez.


En esta fotografía reciente, se observa que los antiguos remates que lucían los dos balcones del lado izquierdo ya no existen. La pérdida es lamentable, tanto porque quitó un detalle hermoso y auténtico a esta casa, como por tratarse del único ejemplar existente en Aculco de ese tipo de ornamentación barroca.

¿Nueva vida para Rancho Viejo?

La finca conocida como Rancho Viejo era en realidad una fracción de la hacienda de San José del Jazmín. Fue desligada de esta gran propiedad hacia 1880, cuando pasó a manos de Jesús María Monroy, hijo de don Ricardo Monroy, propietario de la hacienda.

Su casa principal, construida en sillería de tepetate, presenta características que la distinguen de otras haciendas cercanas, como Ñadó y El Jazmín. Se trata de un edificio compacto,con dos viviendas gemelas, que se yergue al pie de una loma muy cerca del extremo sur de la Presa de Ñadó, entre ésta y la Carretera Panamericana en su tramo entre Acambay y Aculco. Sus muros, sólidos y casi ciegos, se desplantan sobre un terraplén que sobresale en talud en sus lados norte y oriente, siendo este último viento hacia donde abre su fachada principal.

Las habitaciones principales se hallaban cubiertas de bóvedas aligeradas con elementos de cerámica, muy poco usuales en la región, mientras que el resto de las techumbres eran de teja. El aire austero del edificio se acentuaba con un par de torreones cilíndricos con aspilleras en el muro poniente.


Hacia la segunda mitad de la década de los 40, Francois Chevalier tomó esta fotografía de Rancho Viejo para incluirla en su libro "La formación de los latifundios en México". Se puede observar como única señal de deterioro la caída de una parte del lienzo de su muro poniente.


Cinco décadas más tarde, en 1992, Javier Romero Quiroz publicó esta fotografía en su libro "Acambay, fragmentos históricos". El edificio lucía abandonado, acusando el deterioro varias techumbres caídas y el derrumbe de una gran parte del muro sur.


Hace unos años, Rancho Viejo fue vendido y su actual propietario inició su recuperación. La muralla y los torreones lucen renovados, aunque a éstos últimos se les ha dado un poco más de altura. Las bóvedas se observan restauradas, pero los techos de teja han sido eliminados casi por completo. De igual manera, han desaparecido varios muros interiores y se han construido otras nuevas paredes, con lo que se ha perdido la evidencia de las dos viviendas gemelas.


Fotografía satelital que muestra la distribución interior original de Rancho Viejo, antes de las recientes modificaciones. Es difícil juzgar a la distancia, pero inquieta la duda. Con estas obras, ¿se está dando nueva vida a las piedras ruinosas de Rancho Viejo o se le está borrando parte de su historia?

ACTUALIZACIÓN, 22 DE MARZO DE 2014

Algunas fotografías de interiores y exteriores de Rancho Viejo, antes de la renovación por la que pasó hace unos años, procedentes del Catálogo de Monumentos Históricos del INAH.

Y acá el resultado de su transformación iniciada en 2008, en la que poco parece haberse respetado de la distribución interior, pese a tratarse de un Monumento Histórico Catalogado por el INAH.

ACTUALIZACIÓN: 3 DE FEBRERO DE 2015.

El misterio de Rancho Viejo se ha revelado: la finca es ahora un criadero de caballos de Pura Raza Española, la "Yeguada González Sánchez".

Pinchando aquí puedes leer algo sobre la historia de esta yeguada, y en Youtube puedes encontrar videos de algunos de los potros que han criado.