"Se luce como un logro lo que es una pérdida", escribí hace casi cinco años en este blog al criticar la construcción de una cancha de usos múltiples en la plaza del pueblo aculquense de Santa María Nativitas. La cancha en cuestión, cerrada por sus cuatro costados, ocupaba casi toda la superficie de esta plaza, dejando sólo estrechos callejones entre sus muros y las casas que la rodean y ocultaba el ábside de la capilla del lugar (que tiene la particularidad de darle la "espalda" a esta explanada). En los muros de esta cancha (con sus tabicones a la vista hacia el exterior y aplanados en el interior), grandes letreros anunciaban a los promotores de la obra: el Ayuntamiento 2009-2012, la Delegación Municipal de Santa María Nativitas y el Diputado Federal del Distrito I. Todo con una estética iztapalapense -pobre en el sentido material y de diseño, ramplona, barriobajera, abundante en tabicones, cemento y varilla, malla de gallinero, mal concebida y mal ejecutada- que tristemente y ante la complacencia de los mexicanos va inundando poco a poco todos los lugares del país.
Afortunadamente para Aculco, aquel bodrio arquitectónico que quiso quitar su sentido a esta plaza ha sido retirado ya, dejando nuevamente el sitio libre en toda su superficie, rodeado por los mismos fresnos de siempre, permitiendo la vista de la recién restaurada capilla de Santa María. No sé cuándo sucedió, tal vez hace ya un buen tiempo y apenas me estoy dando cuenta. Pero me congratulo pues el espacio concebido para estar abierto ha recuperado ese sentido esencial. Las plazas, aunque las autoridades de todas las épocas hayan querido utilizarlas para construir jardines, kioscos, monumentos, mercados cerrados y hasta canchas, pierden su razón de ser una vez que el espacio libre resulta menor que el permanentemente ocupado.
Supongo que la cancha se retiró por las reclamaciones de los propios vecinos que vieron convertida su plaza en un conjunto de callejones lamentables y sucios, y a los que estoy seguro ni siquiera se les preguntó si querían que se construyera aquello. Imagino que también tuvo mucho que ver en su remoción el buen sentido queha demostrado el actual Ayuntamiento. Espero que este elogio no sea tomado como lambisconería, pues hago notar que todavía falta ver el resultado de las obras que se realizan en la alberca municipal para juzgar si ese buen sentido será o no la marca de esta administración.
Y bien, la plaza ha sido liberada. Ha vuelto a ser un espacio de sosiego en un pueblito que vive todos los días el agitado tránsito de su carretera. Pero, ¿se quedará así?
Personalmente, creo que se le debe dignificar, pero esto no quiere decir que nuevamente se intente ocupar su espacio. Significa delimitar bien su superficie llana, sus banquetas y sus zonas ajardinadas (que no existen, pero podrían crearse al pie de sus viejos fresnos) con pavimentos adecuados para el lugar, no cemento ni estampados de concreto, sino piedra natural de los tipos que por siglos se han usado en Aculco. Crear banquetas y adecuar sus transiciones hacia las casas y calles por las que se accede al sitio. Iluminarlo. Crear con todo ello una plaza de belleza serena: nada de estridencias en materiales, colores ni letreros de políticos vanagloriándose de sus obras. Varias de las casas que rodean la plaza también deberían pasar por un programa de "mejoramiento de fachadas" que ayude a transformar el sitio. Incluso podría construirse un portalito, siempre y cuando no le robe espacio a la plaza sino que se levante en el terreno de los predios que lo rodean, un sitio ideal podría ser el de la escuela. Opinaría que hasta un kiosco le vendría bien al lugar, pero creo que el espacio es demasiado pequeño ya para admitir algo así.
Y quizá es ya mucho soñar, pero un proyecto de este tipo podría extenderse poco a poco al resto de Santa María Nativitas. Aculco está apostando casi todo su futuro desarrollo al turismo y las autoridades de todos los niveles deben actuar en consecuencia. No perdamos de vista que este pueblo sirve como puerta de entrada a la cabecera municipal y para los viajeros el anárquico conjunto de accesorias que lo han hecho crecer como "pueblo calle" en las últimas décadas no resulta nada atractivo, ni tampoco los vendedores ambulantes que ya habitualmente se apostan a orillas de la carretera. Pero, al mismo tiempo, Santa María ha experimentado las ventajas económicas de estar en el camino hacia un atractivo turístico mayor -el propio pueblo de Aculco- y tener un sitio de paso obligado para los transeúntes -la gasolinería, lo que no debe soslayarse. Santa María Nativitas tiene además una capilla del siglo XVII recién restaurada y digna de visitarse; en su atrio está el más hermoso pedestal de cruz atrial del municipio, que lleva la fecha de 1678.
Lo que Santa María necesita es sencillamente orden urbano y arquitectónico, convertirlo por una parte en un "vistazo" a lo que el turista encontrará en Aculco y a la vez en un sitio que pueda visitar por sus propios valores patrimoniales, lo que en conjunto con otros sitios "menores" del municipio puede estimular la pernocta, que es sin duda alguna la piedra angular del desarrollo turístico de Aculco.No esperemos a que el caos urbano de Santa María Nativitas sea tal que se vuelva irreparable.
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