sábado, 2 de julio de 2022

El derrumbe de la torre de Santa María Nativitas

Esta madrugada, durante la fuerte tormenta que cayó en nuestro municipio, la torre de la capilla de Santa María Nativitas fue alcanzada por un rayo y colapsó parcialmente. El daño es muy serio: el segundo y tercer cuerpo del campanario sufrieron la pérdida casi completa de uno de sus cuatro pilares y el cupulín del remate quedó partido por la mitad. Las piedras que cayeron tiraron uno de los pináculos neoclásicos de la fachada del templo y posiblemente dañaron también la bóveda. Tal como vi las cosas esta mañana que recorrí el lugar, es posible que esos dos cuerpos no tengan salvación y cuando se proceda la restauración del templo tendrán que demolerse para que después sean reconstruidos tal como eran. En todo caso, esa es una decisión que debe corresponder a personal técnico autorizado: no se debe proceder ahora a una demolición apresurada, pues no solamente se podría provocar una pérdida mayor para el patrimonio aculquense, sino también se podría incurrir en un delito federal.

Si bien es cierto que esta situación fue provocada directamente por un rayo, la torre -construida en 1856- tenía ya deterioros evidentes y cierta inclinación precisamente hacia el ángulo por el que ocurrió el derrumbe. Eso lo señalé en un texto publicado en este mismo blog hace ocho años. Esto escribí entonces:

Antes de emprender la restitución de elementos ornamentales faltantes y de su pintura, debieron atenderse por lo menos dos de los problemas que presenta esta capilla: el primero de ellos, las rupturas en las gárgolas que desaguan su bóveda y que producen escurrimientos que dañan y ensucian sus fachadas; el segundo, la falla estructural en la pilastra suroeste del tercer cuerpo de la torre, que provocó en tiempos anteriores que se cegaran los vanos del mismo para evitar su colapso, pero que aumentó la carga sobre los cuerpos inferiores. De hecho, la torre entera está inclinada en esa dirección.

La restauración que se llevaba a cabo por aquellas fechas (mayo de 2014) fue una oportunidad perdida para remediar esos problemas estructurales. Sin negar que el daño de este día lo causó directamente un rayo, tal vez estamos viendo también las consecuencias de no haber atendido el problema.

El templo de Santa María Nativitas tiene un gran valor, pues es el centro espiritual y material de este poblado. Conserva en su cruz atrial de 1678 uno de los elementos arquitectónicos fechados más antiguos del municipio. Su historia tiene además pasajes de gran interés e importancia que vale la pena recordar ahora y por eso copio aquí algunos párrafos que tengo publicados en otras entradas de este blog:

Viejas leyendas ligan con la fundación de Aculco a Santa María Nativitas (que recibía antiguamente también el nombre de Santa María Ximiní (probablemente del otomí xi'mini, cardón espinudo, o xaminí, un tipo de maguey). Un documento del Archivo Histórico Municipal fechado el 20 de octubre de 1923, afirma: "Por la tradición se sabe que el pueblo fue fundado por doce españoles que llegaron a lo que hoy es pueblo de Nativitas en donde pensaban fundar el pueblo de Aculco; pero que en vista de que carecían de agua se mostraban indecisos, y al ver una mañana que en punto de este lugar se levantaba una bruma, supusieron que debía existir agua, dirigiéndose en seguida al punto que les había llamado la atención encontraron un pantano. Que pretendieron fundarlo al lado norte del río; pero que, temiendo las inundaciones se decidieron por el lugar que hoy ocupa, habiendo encontrado bastante agua".

En efecto, crónicas mucho más antiguas parecen establecer una relación particular entre este poblado (al que se consideraba a principios del siglo XVIII barrio y no pueblo) y la cabecera. Incluso se le reconocía un origen simultáneo al de Aculco en la etapa de las congregaciones y la evangelización, como se puede entrever en el Expediente de composición de Tierras de Aculco, de 1712, que en copia de 1783 se conserva también en el Archivo Histórico Municipal: "No tenemos instrumento alguno más que la fundación de su asiento como pueblo formal donde fueron congregados muchos pueblos, o la cantidad de naturales de ellos para la educación de la Ley Evangélica en lo primitivo; por cuya razón este dicho pueblo con el barrio de Santa María, mediante el repartimiento que se les hizo de tierras por entonces, para sus labranzas y habitaciones, entrando las seiscientas varas que se asignan a los pueblos, tienen de longitud, como un [...] sitio de ganado menor y dos caballerías de tierra, sin tener demasías algunas".

En ese mismo documento se indica que Santa María Nativitas fue amparado en la posesión de sus tierras en tiempos del virrey marqués de Cerralvo (1624-1635) y que hacia la primera mitad del siglo XVII el "provisor de los naturales" don Manuel Bravo de Sobremonte mandó que sus vecinos reedificaran su iglesia y que ninguna persona se los impidiera. En la "vista de ojos" (es decir, una inspección presencial) llevada a cabo en 1712, la autoridad de la provincia de Jilotepec dio fe de sus condiciones por aquellos años: "... salí de este pueblo [de Aculco] el siete del corriente para efecto de reconocer este pueblo, con el barrio de Santa María, en compañía del Gobernador, Alcaldes y demás oficiales de República de este pueblo, Gerónimo de Medina intérprete, los testigos de asistencia y otras muchas personas, como a las siete de la mañana; y se fue reconociendo el pueblo todo bajando para dicho barrio que dista como media legua, y se llegó a él, donde hay como veinte ranchos de indios, y algunas milpas sembradas de maíz; y se reconoció lindar por el sur con tierras de una principala, por el norte con sitio de los mismos indios..."

Sobre su capilla, existe evidencia material y documental de por lo menos cuatro etapas constructivas: el templo original, que debió datar del siglo XVI, su reedificación en la primera mitad del siglo siguiente, la construcción de su cruz atrial, que lleva labrado el año de 1678 y la renovación neoclásica que le dio su aspecto actual en 1850, fecha que aparece en una lápida de la base de la torre.

En 1877, en el contexto de la agitación indígena en todo el Distrito de Jilotepec por la reivindicación de las tierras comunales (privatizadas en 1856) y bajo la influencia socialista de organizaciones como la Sociedad de los Pueblos Unidos y el Congreso Indígena, fue sorprendida una reunión de indígenas en la sacristía de la capilla de Santa María Nativitas. Tanto miedo causó, que el Ayuntamiento de Aculco llamó enseguida a los vecinos a la "defensa de la población en la sublevación que infundadamente están proyectando los indígenas".

En fin, ahora lo importante es presionar al INAH para que se evalúen y remedien los daños. Todos los monumentos históricos de propiedad federal de nuestro país cuentan con un seguro que asegura su recuperación en caso de desastre, por lo que en teoría no debe haber obstáculo económico alguno para su restauración y debería ser sólo cuestión de tiempo ver la torre reparada.

Si quieren leer más sobre Santa María Nativitas, aquí están las ligas para entrar a otros textos de este blog:

La cruz atrial de Santa María Nativitas.

De espaldas a la plaza: Santa María Nativitas.

De espaldas a la plaza: Santa María Nativitas.

De cómo joder una plaza.

Santa María Nativitas: algo de historia y una crítica a la restauración de su capilla.

Una cruz entre rejas.

Un ascenso a la torre de la capilla de santa María Nativitas.

Al tiempo: la afortunadamente desaparecida cancha de Santa María Nativitas.