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viernes, 19 de noviembre de 2010

La capilla de San Pedro Denxhi

Fachada principal de la capilla de San Pedro Denxhi, municipio de Aculco, Méx.

Hace cerca de año y medio, hablábamos en este blog de la cruz de la plaza del Pueblo de San Pedro Denxhi, construcción de interesante factura que es además uno de los pocos sobrevivientes de un tipo de monumento que debió ser abundante en los poblados de la antigua Provincia de Jilotepec. Esta vez volvemos a ese pueblo del municipio de Aculco para ocuparnos de su capilla, que como en tiempos del virreinato sigue siendo el inmueble más importante de la localidad.

Vista general de la capilla, desde la plaza del poblado.

Decíamos en aquella entrada sobre la cruz de la plaza, que "San Pedro Denxi es el pueblo más remoto del municipio de Aculco, pues se sitúa cerca de 25 kilómetros al noroeste de la cabecera municipal, en el extremo de esa especie de península que forma el mapa de esta entidad al introducirse en territorio del estado de Querétaro. De él lo separan dos grandes barrancas: la que lleva el nombre de Cañón de Aculco (que en esta zona alcanza su mayor profundidad), y el cauce del Arroyo Zarco. Al unirse las corrientes que avanzan por el fondo de estas barrancas, se forma el Río de San Juan, que da nombre a aquella ciudad queretana". La palabra otomí Denxhi, por cierto, se traduce normalmente como "cebolla" pero es posible que esté relacionada con el topónimo utilizado por dicho pueblo indígena para referirse a Jilotepec, es decir "Madenxhi", que quiere decir simplemente "el gran Denxhi".

Portada de la entrada principal de la capilla.

El poblado conserva aún un urbanismo disperso en el que la capilla dedicada a San Pedro ocupa un lugar principal frente a la plaza irregular y apenas delimitada. El edificio sigue fielmente el modelo parroquial carecterizado por una sola nave apoyada en contrafuertes con bóveda cañón, presbiterio que resalta sobre la nave cubierto por cúpula semiesférica sobre pechinas, fachada principal que mira al poniente, torre como sucesión de prismas escalonados de mayor a menor al lado izquierdo de la porrtada, y un gran atrio al frente adornado con su cruz atrial. Posee sin embargo ciertas características propias que difieren no sólo de la parroquia de San Jerónimo Aculco, sino del resto de las capillas de los pueblos de la jurisdicción. Entre ellas están la propia cantera en la que están labrados los adornos de sus fachadas -de un tono muy oscuro, semejante a la utilizada en los edificios históricos de la ciudad de San Juan del Río-, la ausencia de coro (que no sabemos si alguna vez llegó a existir)y ciertas peculiaridades de su fachada que detallaremos adelante.

Pila bautismal monolítica en el interior de la capilla.

Al interior de la iglesia destacan algunas esculturas de buena factura popular, entre ellos dos Cristos, así como un auténtico sillón frailero del que ya hemos dado cuenta antes. En el presbiterio se halla el altar mayor, un baldaquino neoclásico cuyas cuatro columnas jónicas con volutas angulares se desplantan sobre un cuerpo escalonado, todo elaborado en la misma cantera morena de la que ya hemos hablado líneas arriba. Tiene la peculiaridad esta capilla de contar con dos imágenes del santo titular, San Pedro, en este altar, ambos esculturas aparentemente barrocas, estofadas pero muy retocadas, cubiertas con algunas prendas de tela. La más hermosa de las dos imágenes muestra al santo con corona papal, un libro en la mano izquierda (que representa sus epístolas), báculo en la diestra y varias llaves de hierro colgantes de la muñeca.

Altar mayor de la capilla, con sus dos San Pedros. La fotografía tuvo que tomarse en este mal ángulo debido a que lo cubría una cortina, como es costumbre durante la Semana Santa.

La cúpula, aunque de intención hemisférica, resulta bastante achaparrada e irregular. En su cima se halla la linternila, de forma prismática abierta con arcos a los cuatro costados, cubierta por un cupulín que sirve de pedestal a una cruz y con sendos remates en los ángulos. Por sus formas y proporciones, bastante más esbeltas que la cúpula, se le podría considerar una pequeña torre.

Derrame interior del acceso, en forma de concha. Nótese la ausencia de coro sobre el primer tramo de la nave.

La torre verdadera se desplanta sobre un basamento casi ciego que ocupa todo lo alto de la portada y que sólo es aligerado en su masividad por un pequeño relieve y un par de ventanas, la inferior cuadrangular y la superior lobulada. Una moldura marca sobre este basamento el inicio de un corto pedestal rematado a su vez por una moldura más gruesa sobre la que se desplanta el primer cuerpo del campanario, prismático como ya hemos dicho, con vanos arcados por cada viento. El segundo cuerpo del campanario es una réplica menor del primero, ligeramente más bajo en su proporción vertical. El último cuerpo, que parece ser un añadido posterior, intenta reproducir esta sucesión, pero ni el color de la piedra ni la calidad del labrado y ni siquiera la disposición dentada de los sillares de los ángulos es la misma. Remata la composición un cupulín cubierto con azulejos amarillos y azules seguramente recientes y sobre él el orbe y la cruz.

Cristo en la sacristía de la capilla. Aunque se encuentra dañado, en especial en su brazo izquierdo, es una obra de arte de gran calidad.

Podría decirse que la portada de la capilla de San Pedro Denxhi se distribuye en tres cuerpos verticales, si bien las molduras que lo dividen no cumplen propiamente con esa función de delimitación. El primero de estos cuerpos tiene como elemento principal el arco de acceso al templo, de un sencillo barroco entablerado apenas enriquecido por las curiosas basas de sus jambas, que aparecen como "fingidas" pues por encima de ellas no existen ni las pilastras principales que deberían estar dispuestas sobre ellas, ni las pilastras "asomadas" que insinúan, sino sólo una serie de róleos barrocos que quizá sugieren una ménsula invertida. Al interior, el derrame de esta entrada forma una gran concha. Una sencilla moldura se halla sobre la entrada, dando inicio al segundo cuerpo ocupado por un nicho de mampostería con una bien marcada venera que alberga un Cristo labrado en cantera. Sobre el nicho y en el tercer cuerpo de esta portada se abre la ventana que usualmente llamaríamos "del coro", pero que en este caso y por no existir tal ilumina directamente la nave. Esta ventana es sencillísima, de forma cuadrangular y limitada en la parte baja por un repisón y en la superior por una cornisa algo más gruesa. El remate de la portada es mixtilíneo, con una cruz de cantera en la parte central y un róleo en la parte derecha, elemento que no se repite al lado izquierdo pues ahí existe un elemento prismático.

Cristo (¿O San Dimas?) en la ventana sobre el acceso principal.)

La capilla de San Pedro Denxhi, monumento histórico catalogado por el INAH con clave 18003012, es uno de los edificios históricos de carácter religioso más importantes del municipio de Aculco y parte esencial de la serie de templos que sirvieron durante siglos de vínculo, de sitio de reunión, de elemento de identidad, de espacio propio para las fiestas tradicionales y hasta de objeto de ostentación e ingenuo lujo para los habitantes otomíes de esta región del actual Estado de México.

Habitantes de San Pedro sostienen una imagen de Cristo crucificado de carácter popular. Viernes Santo del año 2003.

viernes, 23 de mayo de 2008

El Aculco que se pierde

Este blog tiene una razón de ser: documentar la destrucción, a veces traumática y repentina, y otras muchas veces callada y lenta, piedra por piedra, de lo que hasta hace pocos años fue uno de los conjuntos arquitectónicos coloniales mejor conservados de México, el pueblo de Aculco en el estado de México.

¿Quiénes han sido los autores de esta destrucción? Los propietarios de las casas, las autoridades eclesiásticas y municipales, los gobiernos estatales y el federal... la lista es muy larga pero el resultado el mismo: la pérdida del patrimonio histórico edificado de este pueblo.

En los últimos meses este daño se ha acelerado debido a la inclusión de Aculco en el programa llamado "Pueblos con Encanto del Bicentenario", que ha dotado de recursos a un Ayuntamiento torpe en sus realizaciones, ignorante de la Historia, autoritario al imponer sus deseos e irreflexivo al para efectuar obras de supuesto embellecimiento que en su mayor parte sólo han provocado daños.

Es lamentable decirlo, pero el programa "Pueblos con Encanto del Bicentenario", que pudo haber detenido el deterioro de nuestro pueblo y propiciado el surgimiento de reglamentos, iniciativas y acciones para dignificar sus edificios, pasará a la historia como uno de los mayores destructores del patrimonio Aculquense.

Queden estas páginas como testimonio de lo que se pierde.