viernes, 27 de marzo de 2020

Un abogado inglés en Arroyozarco

Alexander Clark Forbes fue un abogado británico nacido en 1824, hijo único del famoso médico escocés sir John Forbes, médico de la reina Victoria de Inglaterra. Fue educado en el prestigiado Caius College de la Universidad de Cambridge. Entre 1849 y 1850 viajó por México y recogió sus impresiones en el libro A trip to Mexico; or Recollections of a ten-months ramble in 1849-50 (Londres, 1851), publicado con el seudónimo de "A. Barrister", que aludía a su nombre, Alexander, y a su profesión, barrister, que es un tipo particular de abogado en el derecho anglosajón. A su regreso a Inglaterra se estableció en el pueblo de Whitchurch-on-Thames y murió en 1901.

En su libro, Forbes narra así su paso por el mesón de Arroyozarco:

 

La diligencia estaba muy llena y casi todos los pasajeros, salvo nosotros, iban a la feria de San Juan de los Lagos, a la que iré luego. Dejamos el Valle de México por su extremo noroeste, viendo pocas cosas notables a lo largo de la mañana. Cerca de las once, tuvimos a la vista un precioso pueblito llamado Tula, donde nos detuvimos a desayunar. Al descender de la diligencia, creo que debimos habernos visto como ladrones, especialmente nuestro amigo ruso que portaba bajo cada brazo una pistola que parecía una pequeña carabina. Gracias a la previsión de un caballero inglés de México, nos hallamos bien provistos de vinos y licores muy aceptables. Las comodidades de ese tipo son excesivamente malas en las paradas de las diligencias. El camino que recorrimos ese día fue un poco mejor que lo habitual, más debido, creo, al estado natural de la superficie de la tierra que cualquier otra cosa, pues nuestra siguiente jornada nos presentó el peor espécimen que había visto.

Como a las seis de la tarde llegamos a Arroyozarco, donde nos detuvimos a pasar la noche. Entre este lugar y Tula pasamos a través de algunos tramos de campo muy hermosos, bellas praderas rodeadas de colinas boscosas que me recordaron mucho nuestros propios South Downs (*). Sólo hay una casa en Arroyozarco: fue construida por el empresario de las diligencias, su propietario y dueño de la extensa hacienda unida a ella. Es un buen y gran edificio de ladrillo, planeado con buen gusto y no muy distinto a una estación de tren inglesa. Todas las comodidades de los pasajeros son bien atendidas, y creo que es el mejor lugar de descanso en la línea de diligencia entre Veracruz y Guadalajara. Fue ésta la única casa en toda la República en la que vi una chimenea y encontramos bastante agradable el fuego en una tarde fría y húmeda, como la que pasamos.

Dejamos Arroyozarco a las cuatro de la mañana y, después de un recorrido polvoriento y caluroso por el camino más destrozado, alcanzamos Querétaro a las cuatro de la tarde, deteniéndonos a desayunar en San Juan del Río, un pueblito en el fondo de un valle profundo con una de las peores reputaciones de México.

* Los South Downs son una región de suaves colinas cercana a la costa sur de Inglaterra, que conforman un Parque Nacional.

 

Son tantos los testimonios del siglo XIX sobre el mesón de Arroyozarco que dedicarles una entrada en este blog puede parecer a veces una inútil repetición. Pero la verdad es que cada uno de ellos tiene algún detalle, una observación o descripción que lo vuelve único. En el relato de Forbes, por ejemplo, resulta curioso que compare las llanuras y montes entre Arroyozarco y Calpulalpan con el sur inglés, o que subraye que la única chimenea que llegó a ver en México estaba en Arroyozarco. Son pequeñas pinceladas que en conjunto con otras nos ayudan a imaginar un poco mejor el pasado de ese sitio.