viernes, 21 de octubre de 2022

Cuatro cartas de amor en el Aculco del siglo XVIII

No es en realidad una historia hermosa. Es un relato de mentiras, engaños y reclamaciones entre dos amantes que llegaron a ocupar la atención de las autoridades civiles y eclesiásticas de Aculco. Quizá todo este asunto no habría llamado mucho mi atención si no fuera porque en el expediente judicial que se formó para el caso se transcribieron las misivas intercambiadas por esa pareja. Incluso algunas están en original ahí mismo. Escritas a en 1781, resultan ser las cartas amorosas más antiguas que se conocen en Aculco.

Trataré de reconstruir los hechos brevemente y de la mejor manera posible de acuerdo con los enredados testimonios, en los que por supuesto hay interpretaciones opuestas y hasta falsedades manifiestas.

Doña Rosalía Bárbara de Flores, viuda, criolla originaria de Jilotepec, llegó a mediados de 1780 con su madre y hermana a Aculco, donde abrieron una exitosa "vendimia de pulque y comistrajos". Cierto día que el lugar se hallaba lleno de clientes varones, ella voceó "que había de tener de todos, sin que ninguno llegase a su honor" (o, como señala otro testimonio, "que a cuantos iban a su casa los había de chasquear y dejar colgados").

Estaba ahí un mozo de 23 o 24 años, José Manuel Ruiz de Morales, también criollo, de oficio sastre, nacido en Tlalnepantla y avencidado de diez años antes en Aculco, quien ante aquella exclamación y "como hombre, por experimentar si era cierto lo que decía", según afirmó él mismo, decidió declarársele. Ella primero lo rechazó. Le respondió que "pusiera los ojos en otra persona", pues "era una pobre y no quería que le hiciera burla". Pero al cabo, y según ella con promesa de matrimonio (que "si se portaba con honra se casaría con ella"), aceptó sus requerimientos.

A Rosalía, sin embargo, la perseguía la mala fama. Se decía de ella que, casada en Toluca con Cristóbal Pérez, había "largado al marido", yéndose con otro a la Ciudad de México. Había viajado después a Santiago de Querétaro, "se infiere con otro", y de allí "en la misma forma" a Valladolid (Morelia), desde donde había llegado a Aculco. En este pueblo se divulgó que su marido era muerto, "más no que ella lo viera morir". Esto es, se dudaba de que en realidad hubiera fallecido. Pasado un tiempo, había "fraguado" casarse aquí con un hijo de don Francisco Saldívar, pero vista su "locura y desorden" (que mereció incluso la reconvención del cura del pueblo), y que su madre y hermanas no la podían "sujetar", el joven había desistido por consejo paterno.

Con todo, Rosalía y José Manuel iniciaron una relación e intercambiaron prendas -una forma en que en los viejos tiempos se mostraba el compromiso- según ella con la palabra de casarse, pero a decir de él sin que hubiera existido nunca ni promesa ni intención de ello. Él le entregó un relicario y ella correspondió con un rosario y un anillo. Pero, pasado el tiempo, cuando Rosalía se dio cuenta de que su José Manuel no se casaría con ella, decidió demandarlo ante el teniente de Justicia. La decisión de éste fue detener brevemente a José Manuel y colocar a Rosalía en depósito en una casa respetable del mismo pueblo en mayo de 1781.

Contra lo que pudiera imaginarse, José Manuel intentó acercarse nuevamente ella a pesar de la demanda y de las restricciones que le imponía el que se hallara vigilada en casa ajena. Le envió sentidas cartas, que son las que dan motivo a este post. Según él lo hizo como respuesta a las muchas misivas que ella le enviaba, pero no hay constancia de la existencia de éstas. La primera de las cartas de José Manuel dice:

Muy señora mía:

Me alegraré que esta halle a Vmd. [vuestra merced] con cabal salud. Señora, he tenido novedad el no haber tenido razón de Vmd. Parece que ya es poca la voluntad que me tiene. Yo, desde el domingo que vide a Vmd. no la he vuelto a ver, más no he tenido hora de gusto porque hasta tiricia [tristeza, melancolía] me quiere dar. De lo que me dice Vmd. lo que le haré mayor cuenta porque no me parece mal [es] la casa. Pero si ahí donde estás tienes gusto, ¿para qué te has de ir? Dios te me guarde muchos años para mi, deseo.

Tu criado que te estima y ver desea.

Yo.

Y la siguiente:

Señora doña Bárbara:

Muy estimada señora de mi estimación. Me alegraré que al recibo de esta se halle Vmd. con salud que yo para mí deseo. Mi vida ten paciencia que el tiempo se ha de llegar en que puedas descansar de tanta melancolía. Pondrás una seña para que pueda llegar allá a platicar contigo al silencio de la noche contigo porque no hallo hora de g[..]. Y no soy más largo porque no tengo tiempo. Dios te me guarde por largo tiempo.

José Manuel Ruiz de Morales.

Con sigilo, José Manuel se acercaba al balcón de Rosalía para hablarle, "no con otro intento de entrar, pues aunque viera lugar para ello, no lo ejecutara por no atropellar el sagrado de la casa". Sin embargo, ella afirmó que la noche del jueves de Corpus, además de llevarle vino, le había pedido que la noche siguiente le abriera el zaguán, de lo que se excusó pues la señora de la casa guardaba las llaves.

Pero entonces sucedió algo que vino a trastornar aquel acercamiento. El día de san Juan, 24 de junio, Rosalía salió de la casa donde se hallaba depositada en compañía de otra mujer y se dirigieron al Calvario (capilla que se hallaba donde hoy está el panteón municipal). Ahí se encontraron con dos hombres, Ramón Ximénez y un tal Bernabel. José Manuel se hallaba por casualidad por aquel rumbo en compañía de su padre y, cuando los vio, tomaron ellos por una parte "como de huida", mientras que ellas se fueron a esconder a un rancho cercano. El padre le dijo a José Manuel -según su testimonio- que viera "el juicio que tenía la señora que de aquí en antes se había enamorado". Con sospechas de infidelidad, José Manuel le escribió entonces esta ofensiva carta:

Señora doña Rosalía:

Mi señora, apreciaré que ésta halle a Vmd. con mucho gusto en compañía de su querido y me haré fuerza el ver lo contrario de lo que Vmd. me había dicho en tan poco tiempo. Había de ver Vmd. más el modo como me he portado pues no pensé que tuviera tan poco juicio. Aunque me lo habían dicho, no lo había querido creer hasta que lo vi por mis ojos. Pues nomás puede agradecer a que iba mi padre ahí, que yo muy bien lo supe desde por la mañana. Que yo hubiera enseñado a Vmd. cómo se había de portar conmigo y viera cómo se me engaña. A ver si era hombre el que iba ahí para defender a semejante persona, pues no le echo la culpa a él, no conocerá la floja que Vmd. es. Pues no se resolvió mi padre nomás a decirme ni [...] para nada ni que me ha conocido diga, pues para la semana que entra se iba a meter mano a que nos casáramos.

La respuesta de Rosalía fue, en cambio, dolida y cariñosa:

Mi alma:

Recibí la tuya, aunque no con mucho gusto viendo lo que me escribías. Aunque me viste ir allá y aquellos fueron allá, bien lo sabe la Reina de los Cielos que no fue por mala y si te quieres satisfacer, pregúntales a ellos. Dime, mi vidita, sola yo y va de mujer [¿?] amor llevaban ellos, pues sabes que yo primero largaré la vida que dejarte de querer y hablar, que por ti padezco tanto. Y la causa de venir yo de allá fue haber visto a tu padre. Ya te digo, negrito, que no le debo nada a mi Dios. Si los buenos días te ofende, no los daré ya por causarte a ti enojo al que viste allá. Adiós, negrito, y por vida tuyita haz por vernos donde siempre. Y nomás te digo, negrito, yo doy lo que hay de mi a ti no más. Dios te guarde muchos años para mi amparo. Besa tu mano tu segura servidora.

Ya tú sabes quién.

Al final no hubo, naturalmente, matrimonio, pues quedó claro que José Manuel no quería contraerlo con Rosalía y ella desistió voluntariamente de exigirlo. Lo que sí consiguió la mujer fue que le devolvieran sus prendas -el anillo y el rosario- que antes su amante se había negado a entregar. Las autoridades ordenaron también que José Manuel saliera del pueblo y su padre lo vigilara para evitar toda comunicación subsecuente con ella.

 

NOTAS:

El expediente se encuentra en el Libro de informaciones matrimoniales 1759-1782 de la parroquia de San Jerónimo Aculco. Utilicé la copia digital que se encuentra en: México, México, registros parroquiales, 1567-1970," database with images, FamilySearch (https://familysearch.org/ark:/61903/3:1:9396-1QSZ-TN?cc=1837908&wc=MGX1-3TG%3A164300601%2C164305102%2C165945503 : 21 May 2014), Aculco de Espinosa > San Jerónimo > Información matrimonial 1759-1782 > image 581 of 591; parroquias Católicas, Estado de Mexico (Catholic Church parishes, Estado de Mexico).