Ya antes hemos comentado en este blog que el ex convento de Aculco fue en dos ocasiones distintas administrado por una orden del clero regular. La primera vez por la orden fundadora, los franciscanos, entre 1540 y 1759. La segunda, por los agustinos recoletos, que estuvieron aquí desde 1951 hasta 1964.
Fue precisamente en esta última ocasión en que operó como convento, que los frailes agustinos establecieron en este lugar el noviciado de su orden, es decir, la casa destinada al período de prueba anterior a que el postulante tomara formalmente los hábitos. Según el Código de Derecho canónico "el noviciado, con el que comienza la vida en un instituto, tiene como finalidad que los novicios conozcan mejor la vocación divina, particularmente la propia del instituto, que prueben el modo de vida de éste, que conformen la mente y el corazón con su espíritu, y que puedan ser comprobadas su intención y su idoneidad".
De acuerdo también con dicho Código, "para que el noviciado sea válido, debe realizarse en una casa debidamente destinada a esta finalidad". Fue por ello que los agustinos destinaron el ala sur del convento a dicho fin, construyendo sobre esa fachada y mirando hacia un patio secundario interior una galería de arcos de dos plantas en piedra blanca que siguió con muy buen sentido las dimensiones y proporciones aproximadas de la arquería del viejo claustro principal, sin pretender hacer una copia de ella. A diferencia de aquél, por ejemplo, los antepechos del piso superior no son calados en forma de arquillos, sino ciegos. Carente prácticamente de más ornato que la propia piedra, la viguería y los detalles de ladrillo, se alegró un poco su austeridad con una hilera de canales de concreto para desaguar sus azoteas, vaciadas en forma de pez de manera semejante a las grandiosas gárgolas de cantera que exornan la fachada principal del templo y que son uno de sus grandes atractivos. De tal manera, esta galería de novicios se integró perfectamente al antiguo edificio.
Actualmente, la galería de los novicios del ex convento de Aculco, aportación plenamente agustina al antiguo edificio franciscano, se mantiene en pie bien cuidada y con modificaciones menores. Entre éstas está la construcción de un arco perpendicular a la galería en la planta alta, pero cerrado con cristal, para unirla con la fea casa que se construyó en ese mismo patio hacia 1996. Con dicho añadido se perdió también uno de los canales de concreto en forma de pez, que encontré tirado en el escombro con el que se rellenó el terreno anexo a la capilla de Nenthé hace unos años.
Los padres agustinos inauguraron su casa-noviciado el 9 de diciembre de 1951. Dos días después, en solemne ceremonia, ocho novicios pedían al padre Fabián Otamendi, comisario provincial, ser admitidos a la Orden de Agustinos Recoletos. Sin embargo, el noviciado duró pocos años en Aculco, pues cerró sus puertas en 1955 al pasar los últimos profesos a Querétaro el 25 de julio de ese año.
Inaccesible normalmente para el común de los visitantes visitantes, como patio que es de la residencia del párroco, este rincón es sin duda alguna uno de los más bellos, evocadores y desconocidos del antiguo ex convento. Por la dificultad de visitarlo personalmente, creo que a muchos de ustedes les habrá encantado recorrerlo a través de estas fotografías.
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