miércoles, 12 de octubre de 2011

El rancho Decá, en venta

Portada del testimonio de la adjudicación de Decá a don Macario Pérez en 1888.


Cada vez que sale a la venta un edificio histórico de nuestra región tengo sentimientos encontrados: de alegría, pues siempre cabe la posibilidad de que sea para bien y con ello la propiedad conserve o recupere su valor histórico-arquitectónico, y de tristeza porque puede resultar que se ponga en riesgo ese valor o aún su misma existencia. Así, en algunos casos las compraventas han llevado a la restauración de edificios tan notables como la Casa del Padre José Canal y la Hacienda de Ñadó, o la conservación de los vestigios del Molino de Arroyozarco, en tanto que en otros casos el triste efecto ha sido su desvalorización, como en la Casa de los Alcántara Terreros, su lotificación, en el caso de la Casa de los Terreros o su destrucción, en el caso de la Casa de la Plaza José Ma. Sánchez.

La "hacienda Deka" en venta. En realidad nunca reunió las condiciones para calificarla más que como "rancho".

Ahora ha salido a la venta un edificio que no se encuentra precisamente en Aculco, sino en el vecino municipio de Nopala, pero que tiene algo que ver con la historia aculquense: el rancho Decá.

La palabra Decá (también se escribe a veces localmente como Deká), significa en lengua otomí "flor de cuervo", una planta medicinal y ornamental conocida más por su nombre náhuatl de cacaloxóchitl. A principios del siglo XVIII el rancho recibía el nombre de San Isidro Decá (1).

Detalle de un retrato de don Macario Pérez Sr. en su juventud.

Hacia 1888 Decá pertenecía a la señora Lucrecia Gómez de Vez, pero a finales de ese año don Macario Pérez Sr. consiguió que le fuera adjudicado por el juzgado de Huichapan en pago de ciertas deudas, aunque en rebeldía de la propietaria, es decír, sin su aceptación y firma (2). Así, Decá pasó a formar parte de un grupo de fincas menores que fueron siendo adquiridas por don Macario y que de alguna manera funcionaban como "satélites" de la hacienda de Cofradía, en Aculco, la más importante de sus posesiones. A este grupo pertenecían también los ranchos de Huminí y San José de la Escondida (o Buenavista), ubicados también en Nopala, el rancho de San Rafael y su potrero de La Venta, en Polotitlán, y el de Santa Rosa, en Aculco.

A la muerte de Macario Pérez Sr., este rancho productor de pulque pasó a manos de su hijo Macario Pérez Romero. En 1912 se le reconocía un valor de $4,300 pesos y sus linderos eran los siguientes: por el norte, terrenos de doña María Fuentes; al oriente, terrenos de Leandro Fuentes, terrenos de don valente Callejas y terrenos de don Pedro Rivera; al sur, terrenos de doña Trinidad Fuentes y doña María Guerrero; al poniente, terrenos de don Homobono y don Domingo Fuentes(3).

En esta imagen se observa el corredor que tenía la fachada de la casa y una troje o tinacal arruinado.

Dos fotografías del frente de la casa. Al fondo asoman los muros de la troje.

Según se puede ver en las fotos que acompañan al anuncio en el que se oferta esta propiedad, los gruesos muros de la casa de Decá no llegaron a tener grandes galas arquitectónicas y sus dimensiones son pequeñas, propias de un rancho de sus características. Sin embargo, conserva interesantes elementos que pueden datarse en los siglos XVIII y XIX, como algunas portadas de cantera rojiza, las canales que desaguaban sus azoteas, una fuertes puerta de madera en regular estado, el derrame de un vano en forma de concha barroca, su patio enlosado, una presita de mampostería y los características terrados nopaltecos de morillos y tejamanil en la cocina y el comedor, únicas áreas que conservan su cubierta.

Vista de una de las habitaciones que conservan su cubierta y detalle de un terrado de morillos y tejamanil.

Otra foto de la fachada y vista del patio en el que se observa su enlosado y una portada de cantera.

Ojalá el rancho de Decá, con las algo más de cuatro hectáreas de tierras que le restan, encuentre un comprador dispuesto a invertir algún -más bien bastante- dinero en remozar sus viejos muros y devolverle un poco de su sentido original. Pero desafortunadamente se encuentra en tan malas condiciones, convertido prácticamente en una ruina, que será en verdad muy difícil que ello suceda. Quizá, con un poco de suerte y algo de inteligencia, llegará a conservarse algunos de sus detalles más valiosos, aunque no sea más que como un recuerdo de lo que fue.

La concha barroca y la cortina de la presa.



NOTAS

(1) AGN. Tierras, vol. 1440, exp. 6
(2) JLB. Testimonio de la escritura de adjudicación judicial que en rebeldía de la Señora Lucrecia Gómez de Vez otorga el Juzgado de 1a. Instancia de este Distrito a favor del Sr. Macario Pérez del rancho de Decá y casa no. 1 de la calle de Zaragoza del pueblo de Nopala. Año de 1888.
(3) JLB. Escritura de adjudicación de los bienes pertenecientes a la sucesión testamentaria del Sr. Macario Pérez (senior). 1o de agosto de 1912.

1 comentario:

  1. Me parece una magnifica reseña, soy originario de la localidad de maravillas y estoy de acuerdo con usted, deberiamos de conservar todas esas edificaciones que han sido vendidas solo por dinero y no por el valor historico que tienen, me encantaria saber como es que conoce tanto de historia de ese municipio

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