viernes, 2 de octubre de 2009

Aculco y el Camino Real de Tierra Adentro

Mapa del Camino Real de Tierra Adentro en la zona de Aculco en 1828.

De la página "Camino Real de Tierra Adentro":


El Camino Real de Tierra Adentro es una ruta histórica de más de 2 mil kilómetros que se integró durante la Colonia. Después de más de 400 años, representa un testimonio de historia viva que pocos conocen.

Este sendero significa también uno de los puentes culturales más importantes que unen a México y los Estados Unidos, y una clara referencia de lo que significa la colonización a gran escala, así como de valores asociados con la temeridad, la capacidad de integración con la naturaleza y, sobre todo, la gran creatividad invertida para darle al sincretismo un valor cultural propio y unos valores estéticos.

Esta experiencia tan amplia y rica en expresiones humanas estuvo a punto de quedarse en el olvido de no haber sido por la iniciativa que impulsaron diversas instituciones de ambos países al destinar recursos financieros y humanos para conocer, investigar, proteger y difundir este patrimonio histórico y cultural.


La importancia de Aculco en el Camino Real de Tierra Adentro (CRTA) se da en dos vertientes distintas: la primera, a través del Mesón de Arroyozarco (construido entre 1786 y 1791), uno de los más importantes de esta vía y que se encontraba justo a la mitad de su primer gran tranco, entre las ciudades de México y Querétaro; la segunda vertiente es a través del propio pueblo, que en el siglo XVIII era uno de los que más arrieros y recuas de mulas proveían para la transportación a través de ese camino, y que se encontraba sobre el ramal que comunicaba a Tula, a través de Arroyozarco, con la ciudad de Valladolid, hoy Morelia.

El CRTA a su paso por Arroyozarco, en un mapa del siglo XVII.

Esta importancia ha quedado de manifiesto en publicaciones como Aculco histórico, artístico, tradicional y legendario (H. Ayuntamiento Constitucional de Aculco, Méx., 1996) y Arroyozarco, puerta de Tierra Adentro (Instituto Mexiquense de Cultura, 2003), en ponencias como El mesón de Arroyozarco: historia y arquitectura de un mesón en el Camino Real de Tierra Adentro, presentada en el VII Coloquio Internacional del CRTA celebrado en la ciudad de Aguascalientes en 2001, y sobre todo, en Aculco y el Camino Real de Tierra Adentro, de Javier Lara Bayón (autor también de los trabajos antes mencionados), texto inédito que sirvió como base a la sección histórica del Expediente Técnico elaborado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), presentado ante la UNESCO para la declaratoria del CRTA como parte del Patrimonio Mundial.

Foto antigua del Puente Colorado, uno de los hitos aculquenses relacionados con el CRTA.

En efecto, al realizarse el inventario de puntos del camino con la posibilidad de integrarse a dicha declaratoria, propuse al Arq. Edgar Urbán (encargado de la elaboración del expediente técnico para el INAH) la incorporación de Aculco y Arroyozarco. Desafortunadamente, los sitios seleccionados debían tener un razonable buen estado de conservación en su patrimonio arquitectónico y el Mesón de Arroyozarco, como todos lo sabemos, se está cayendo a pedazos por el descuido de los encargados del distrito de riego local, su actual custodio. De tal manera, solamente Aculco fue seleccionado para ingresar a la lista. Junto con Tepotzotlán, que alberga al maravilloso colegio jesuita convertido en Museo nacional del Virreinato, es el único lugar del Estado de México que fue considerado, aunque la ruta completa hasta Chihuahua contempla a más de 96 municipios de diferentes estados.

A principios de este año 2009, el expediente técnico fue entregado a la UNESCO, y el pasado mes de septiembre se realizó la visita de evaluación de esta organización a nuestro pueblo, con buenos resultados. La evaluación definitiva será entregada el próximo mes de diciembre y, si todo sale bien, el Camino Real de Tierra Adentro será incorporado a Lista del Patrimonio Mundial en la categoría de Itinerario Cultural (en la que está, por ejemplo, El Camino de Santiago de Compostela) a mediados del año 2010.

Ahora bien, ¿qué significa todo esto para Aculco? En primer lugar, el compromiso de las autoridades municipales, estatales, federales y del INAH por conservar el patrimonio arquitectónico aculquense. No sólo sus edificios más importantes, sino el conjunto urbano del pueblo en un espacio de 13 manzanas que forman su núcleo histórico, y una manzana a la redonda de este núcleo como zona de amortiguamiento. Esta protección implica que toda intervención, remodelación, adecuación, etcétera realizada a las construcciones de esas manzanas deberá hacerse de acuerdo con los criterios técnicos establecidos por el INAH.

Es decir, que, en teoría (porque en México, ya lo sabemos, la ley no vale nada), no deberían presentarse nuevamente casos como la destrucción de los antiguos lavaderos públicos o la construcción del lamentable portal de la Casa de Hidalgo en 2008. Incluso, que algunas de esas "remodelaciones" sean demolidas o modificadas para restablecer la armonía urbana. También que, de ahora en adelante, no se permitirá la subdivisión de inmuebles históricos, como la que sufrió la Casa de los Terreros o la que amenaza a la Casa de los Lara Mondragón. Que ya no será posible construir en la zona declarada engendros como los que fueron edificados en la Calle Rivapalacio, y que las fachadas antiguas, como la mutilada de la Casa de don Epifanio Sánchez, deberán ser respetadas en adelante. En suma, un gran triunfo para quienes desde esta humilde tribuna del blog "Aculco, lo que fue y lo que es" hemos puesto nuestro empeño en la conservación del patrimonio arquitectónico e histórico de Aculco.

Plano de 1768 del antiguo Mesón de Arroyozarco, anterior al edificio de fines del siglo XVIII que es el que hoy existe.

Este puede ser el momento justo de un gran cambio para Aculco, gracias a esta declaratoria. A partir de este momento, la autoridad municipal contará no sólo con el apoyo, sino con la exigencia de otros niveles de gobierno para hacer cumplir las normas de conservación, de desarrollo urbano, reglamentos de construcción, de zonificación, etcétera, deteniendo el crecimiento anárquico que ya empieza a verse en las orillas de la población. Tendrá la posibilidad de acceder a asesoría de alto nivel para resolver los problemas de desarrollo o de imagen urbana que actualmente enfrenta el poblado, como son la circulación de automóviles, estacionamientos, zonas peatonales, cableado eléctrico oculto, parques y jardines, preservación y no urbanización de zonas ecológicamente importantes para el pueblo, (como el valle que se extiende entre Aculco y Gunyó), restauración de edificios notables, restablecimiento de la homogenidad arquitectónica en zonas degradadas, etcétera.

Es la oportunidad, pues, de agregar al ya reconocido valor histórico-arquitectónico de Aculco las mejores aportaciones para su conservación, un ejemplar desarrollo urbano en sus zonas modernas y el respeto a la ecología. Incluso, quedó planteada la posibilidad por parte del gobierno del estado de restaurar el Mesón de Arroyozarco, lo que sumado a algunas acciones de conservación en otros edificios que pertenecieron a dicha hacienda, pero sobre todo a la ordenación del lamentable urbanismo de ese poblado podría llevar a que en el futuro próximo también ese sitio sea incorporado a la lista como parte del CRTA.

El Mesón de Arroyozarco visto desde el CRTA.

Por ahora, somos optimistas y creemos que, por primera vez en muchos años, Aculco endereza el rumbo en lo que respecta a su conservación y urbanismo. Pero debemos advertir que si esta declaratoria no contribuye a la conservación de Aculco con sus valores de poblado histórico, seguramente ya nada lo logrará.

lunes, 28 de septiembre de 2009

De espaldas a la plaza: Santa María Nativitas

Cúpula de la capilla de Santa María Nativitas, Aculco.

El pueblo de Santa María Nativitas, que en la Colonia recibía el nombre de Santa María Ximiní y era considerado barrio de Aculco, posee un limitado pero valioso patrimonio arquitectónico del que ya hemos dado cuenta antes, al hablar sobre la cruz atrial de 1678 que existe en el atrio de su capilla. Aunque este patrimonio se encuentra en buen estado de conservación no sucede lo mismo con su entorno, que se ha ido degradando paulatinamente por la construcción desordenada de escuelas, viviendas y negocios que le dan hoy un aspecto que empieza a ser caótico.

Fachada de la capilla.

Hace todavía no muchos años era aún perfectamente distinguible la estructura original del poblado. Ocupaba el lugar principal, por supuesto, la capilla, con fachada que miraba al oriente como era habitual en los templos edificados en los primeros años del Virreinato. Frente a ella se extendía un atrio relativamente pequeño, más alargado que ancho, rodeado por viejas tapias ya desaparecidas y al que se accedía por un sencillo arco de medio punto rematado con una esfera de piedra. Además de la bella cruz atrial, se encontraban en el atrio algunas lápidas, sepulcros adosados a la capilla y un enorme fresno. En la década de 1980 una rama de aquel árbol se desgajó y destruyó el acceso al atrio y parte de la barda, que fueron reconstruidos con un fallido estilo "colonial".

Entrada al atrio que reemplazó a la original, destruida por la caída de una rama.

Ábside de la capilla, que mira hacia la plaza del pueblo de Santa María Nativitas.

Curiosamente, y como ejemplo único en el municipio de Aculco, la plaza del pueblo de Santa María Nativitas no se extendía también al frente de la capilla, ni siquiera a uno de sus costados, sino en la parte posterior. Quizá por esa razón, al convertirse por su ubicación en fachada visible, el ábside de la capilla tiene mayor importancia en ésta que en otras capillas aculquenses. Pero lo es, más que por su ornamentación, por sus volúmenes. Como se puede apreciar en estas fotografías, se trata de una cabecera rectangular que remata en un parapeto que se prolonga un poco más allá del plano de sus muros, casi como el matacán de una fortaleza medieval. Adosados a estos muros se encuentra un par de contrafuertes escalonados, rematados en talud y con sendas gárgolas de cantera labrada. Los contrafuertes que refuerzan los muros laterales de este ábside, similares a los que miran a la plaza, agregan aún más vistosidad a este juego de volúmenes. Remata toda la composición una cúpula hemisférica sobre un tambor con ventanas, adornada con una linternilla sobre la que se eleva la cruz.

Remate del ábside. Obsérvese el escalonamiento de volúmenes.

Al parecer, el muro testero de este ábside debió contar con la tradicional "estampa", adorno exterior -generalmente un relieve en piedra- que indicaba que tras esa pared se encontraba el depósito de las hostias consagradas. Sin embargo, en alguna época indeterminada esa "estampa" fue reemplazada por un vitral que representa a la Vírgen María rodeada por ángeles, en su advocación de la Inmaculada Concepción. Como vestigio del relieve que antes debió existir en su sitio, sobrevive, bajo el marco de cantera del vitral, una piedra burdamente labrada que parece representar la figura de un animal. Posiblemente se trata de un cordero pascual.

Vitral que adorna el muro testero. Debajo, puede apreciarse un gastado y burdo relieve que parece representar un animal.

Además de la capilla, rodeaban la pequeña plaza de Santa María Nativitas (plantada con fresnos) algunas sencillas casas porticadas con columnas de mampostería y cubiertas de teja. Al lado opuesto del ábside se levantaba la escuela del pueblo, que mostraba una fachada con remate mixtilíneo hasta que, al reemplazarse su techumbre de teja por una de concreto, se le "rasuró" perdiendo así toda su gracia. El resto de las construcciones antiguas de Santa María Nativitas eran sencillas casas de teja dispersas, casi siempre en medio de milpas, con excepción de algunas fincas de importancia relativamente mayor, como la Huerta de don Patricio Sánchez.

Gárgola que emerge del contrafuerte izquierdo.

Por los años de 1930 se comenzó a construir la nueva carretera que unió a Arroyozarco con Aculco, trazada mucho más al sur del antiguo "Camino de los Alcanfores" que por siglos había comunicado a ambos puntos. Esta carretera pasó justo por Santa María Nativitas, a un costado de la capilla y de la plaza del pueblo. Con el tiempo, sobre todo a partir de la década de 1970, se fueron construyendo a su vera nuevas edificaciones con distintos propósitos: primero la gasolinería (cerrado su antiguo emplazamiento en el Portal de El Triunfo), después alguna pequeña fábrica, más tarde un colorido Jardín de Niños -imprudentemente edificado, con riesgo para los infantes y en detrimento de la estética, muycerca de la carretera, entre ésta y la capilla- un restaurante con extraña forma de caracol que después devino en antro de mala muerte, etcétera. Todo ello le ha ido dando el aspecto de "pueblo calle", en el que el urbanismo se define por la carretera y no por una articulación racional de calles y manzanas.

Gárgola del lado derecho.


Aunque el poblado es todavía de dimensiones menores y aún podría hacerse algo por aminorar el desorden con el que crece y poner en valor sus edificios históricos, lo más probable es que continúe por ese mal camino. Pronto igualará, seguramente, el lamentable desarrollo urbano de Arroyozarco, el peor de todo el municipio de Aculco.

Ábside de la capilla. A la derecha se extiende la plaza, a la izquierda asoma la escuela construida junto a la carretera y adosada al muro del atrio.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Arquitectura vernácula en el Estado de México



Bajo este título, el Consejo Editorial de la Administración Pública del Estado de México publicó recientemente un volumen coordinado por Héctor Paulino Serrano Barquín, dedicado a la arquitectura de carácter popular en nuestra entidad. Según la propia obra esta arquitectura se define como "una expresión que carece de criterios académicos... un aspecto casi instintivo en términos de edificación".

El libro, que sólo hemos podido hojear hasta este momento en su versión electrónica, es eminentemente fotográfico, aún cuando contiene textos enfocados explicar qué es la arquitectura vernácula, lo difícil que resulta en realidad clasificarla y su acelerada destrucción (sustituida en muchísimas ocasiones por arquitectura moderna que también podríamos llamar vernácula, pero con un valor infinítamente menor). La selección de inmuebles incluidos en el libro, realizada por un grupo de alumnos de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma del Estado de México, resulta muy variada, tal vez demasiado variada (aunque afortunadamente no en número): abarca desde obras del Virreinato que denotan sabiduría constructiva, inteligencia en la disposición de espacios y volúmenes, acierto en el uso de materiales locales y calidad de la mano de obra, hasta obras contemporáneas que carecen de todos esos méritos y parecen haber sido incluidas sólo por su extravagente colorido o por su ingenuismo kitsch.

Como es natural, en este libro fueron incluidas también algunas fotografías de inmuebles de Aculco. Aunque este pueblo es ciertamente un excelente ejemplo de arquitectura vernácula acumulada por siglos, el enfoque hacia lo más popular dejó fuera lo que son sin duda las mejores construcciones del lugar, pero permite apreciar ángulos y construcciones rara vez fotografiadas o difícilmente tomadas en cuenta en otro tipo de investigaciones. La falta en Aculco del colorido chillante que algunos consideran propiamente mexicano (como la propia cubierta del volumen reseñado) seguramente decepcionó a los fotógrafos encargados de la investigación de campo, por lo que apenas se incluyeron nueve fotografías de este poblado (dos de ellas atribuidas a otros sitios), que ni siquiera podemos considerar entre las mejores del libro.

Esquina del atrio de la parroquia, torre del reloj y fachada posterior de la Casa del Portal de la Primavera.

La Casa de la Panadería de don Félix Herrera, en la Plazuela Hidalgo.

La Casa del Portal del 5 de Mayo, desde la Plazuela Hidalgo.



Tres aspectos de los lavaderos públicos, fotografiados después de la desafortunada reconstrucción de 2007.

La Casa de la familia Arciniega Basurto, en la Plaza de la Constitución, fotografiada antes de se le adhiriera un impresentable portal.

Vista posterior de la misma casa, tomada desde el Ojo de Agua.

La Casa de la familia Aguilar Sánchez, en la Calle Hidalgo.

La verdadera sorpresa para un servidor, al revisar este libro, fue el observar las fotografías de la hacienda de Buenavista, situada en el vecino municipio de Acambay. La finca, edificada en la típica piedra blanca de Aculco (oscurecida ya por la pátina del tiempo) con sus balcones, portones y ventanas, el frontón triangular de su remate y el torreón cilíndrico de su esquina, parece, en medio de esos campos amarillentos del invierno del altiplano, más un caserón de un pueblo castellano o extremeño que una hacienda mexicana.

Fachada principal de la hacienda de Buenavista, en Acambay.

Obsérvese el hermoso torreón cilíndrico en la esquina de la casa.

Acceso desde las azoteas al torreón cuadrado de la otra esquina de la casa. Al fondo se observan el cerro de Ñado y el cerro del Tifiní.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Casa y portal de don Alfonso Díaz

Los seis arcos de la derecha corresponden al Portal de don Alfonso Díaz, los de la izquierda a su modelo, el Portal de "Los Arcos".

El costado sur de la Plaza de la Constitución de Aculco está formado por tres casas contiguas conocidas tradicionalmente (de oriente a poniente) como "La Casa del Volcán", "Los Arcos" y la "Casa de don Alfonso Díaz". Esta vez hablaremos de esta última, la única de ellas que data de tiempos recientes, pues fue construida a mediados del siglo XX.

Las fotografías más antiguas que se conservan de la Plaza de la Constitución, nos muestran que en el sitio de esta casa existió anteriormente una edificación de pobre apariencia: apenas un muro manchado por la humedad con unas cuantas puertas y ventanas estrechas, sin marcos de cantera ni otra clase de adorno. A diferencia de las casas contiguas, ésta carecía además de la plataforma sobre la que se asientan, que permite salvar el desnivel entre la calle Allende, que queda a sus espaldas, y la propia plaza.

A mediados del siglo XX aquella pobre casa fue adquirida por don Ismael Martínez Arciniega, quien la demolió completamente para edificar en su sitio una vivienda de nueva planta. En su estructura, levantada ahora sí sobre una plataforma como las casas contiguas, la casa de don Ismael se desarrolló con un patio central rodeado por corredores a la manera de la arquitectura tradicional mexicana, aunque más tarde los corredores fueron cerrados con vidrieras para evitar el frío también tradicional en la región. Pero ese patio era el único elemento que la asemejaba a una casa aculquense típica: por lo demás, era un ejemplar característico de su época y por ello desagradablemente contrastante con las edificaciones vecinas: ventanas cuadradas y pequeñas, losa de concreto en sus techos (prolongada como marquesina hacia el exterior), herrería típica de la década de 1950 en sus vidrieras, etc. A su frente, aunque la plataforma continuaba el nivel del piso de los portales antiguos de las casas vecinas, no se le construyó un portal propio.

Al fondo de esta mala fotografía, se observa la casa construida por don Ismael Martínez, con su color amarillento original.

Tras el portal de los Terreros, asoma la casa de don Ismael. Nótese al fondo, bajo el letrero de "Hotel", el portal de "Los Arcos" cuando aún no había sido desollado, aunque ya había perdido su pretil original.

Curiosamente, en los años que siguieron a la edificación de la casa de don Ismael, las autoridades municipales utilizaron con mucha frecuencia su plataforma para realizar actos cívicos, como se aprecia en la siguiente fotografía, en la que don Napoleón Lara Rodríguez pronuncia un discurso un 16 de septiembre.



En la década de 1960, la casa fue adquirida por don Alfonso Díaz de la Vega, quien le dio nuevo nombre a la propiedad y en cuya descendencia se conserva hasta el día de hoy.

En 1974, bajo el "Programa Echeverría de Remodelación de Pueblos", se quiso unificar la apariencia de este inmueble con el entorno arquitectónico y para ello se decidió construir un portal a su frente. Se tomó como modelo para ello el portal inmediato de la casa de "Los Arcos", pero bajo dos condiciones desafortunadas: la primera, que dicho portal de "Los Arcos" había perdido ya para entonces el singular y elaborado pretil que lo adornaba antiguamente, y que con una obtusa visión petrofílica sus dovelas de piedra blanca se habían dejado a la vista.

Vista de la plataforma de la casa de don Ismael, desde el portal de "Los Arcos", en la década de 1960.

La misma vista hoy en día, con el portal construido en 1974.

El portal visto desde el extremo opuesto.

De esta manera, el nuevo portal resultó no en realidad una copia del antiguo, sino una imitación de la apariencia que los arquitectos de ese programa de remodelación le inventaron a aquél. En favor suyo, debemos decir que la forma en la que se sobrepone a la casa resultó muy afortunada para adecuarla al entorno arquitectónico; también, que el uso de los materiales tradicionales -básicamente piedra blanca y viguería de madera- resulta agradable y que, gracias a la altura que alcanza y a pesar de lo grueso de sus arcos y pilastras, posee buenas proporciones y resulta quizá el más vistoso (ciertamente no el más bello) de los portales de la Plaza de la Constitución de Aculco.

Portales del costado sur de la Plaza de la Constitución de Aculco.

Sobre la casa, debemos comentar que hace relativamente pocos años comezó a sufrir nuevos cambios que han determinado su transformación de vivienda en un inmueble con uso combinado habitacional-comercial. Primero, una de las ventanas de su frente se convirtió en puerta y se instaló en ella una taquería. Más tarde, se abrió un par de accesorias en el muro poniente de su plataforma, adornadas con sendas portadas de cantera, que resultan obscuras, estrechas y, sobre todo, chaparras por las limitaciones que impone la propia plataforma. Este proceso no ha terminado aún: hace unas pocas semanas pudimos tomar la fotografía que aparece abajo, en la que se observa la apertura de una tercera accesoria que resultará escandalosamente baja en su altura, a despecho de lo que debería ordenar cualquier reglamento de construcción u algún otro ordenamiento municipal aunque, como todos sabemos, estas normas son en Aculco letra muerta.

Costado poniente de la casa, antes de 1974.

Apertura de nuevas accesorias en el costado poniente de la casa, en agosto de 2009.

La alteración ya consumada, en octubre del mismo año.

Como dato curioso, vale la pena señalar que, cuando en el año 2007 nació la idea de agregarle un portal nuevo a la Casa de Hidalgo, su intención original era la hacer una copia de este portal de la casa de don Alfonso Díaz. Al final, se optó por construir una mala copia del mucho más elaborado y hermoso "Portal de la Primavera", situado en la misma plaza.

Vista reciente del costado de la casa.

martes, 25 de agosto de 2009

Portes Gil y "Judas"



Esta curiosa fotografía, proveniente de la página de Internet dedicada al actor, director, productor y guionista cinematográfico Manuel R. Ojeda, fue tomada en la locación de una película filmada en el año de 1936 en la hacienda de Arroyozarco, del municipio de Aculco: "Judas". Como se menciona en la propia página, la fotografía fue incluida en el libro Carlos Villatoro, de Federico Dávalos Orozco y Esperanza Vázquez Bernal, publicado por la UNAM en 1999. Como telón de esta imagen, aparece el arco de acceso al jardín del Hotel de Diligencias de Arroyozarco, edificio construido entre 1786 y 1791 que ya para entonces servía en realidad sólo como casa habitación de esa hacienda.

Arco de entrada al jardín del Mesón u Hotel de Diligencias de Arroyozarco.

La película "Judas", dirigida precisamente por Manuel R. Ojeda, con guión también suyo sobre un argumento de Gustavo Villatoro, era un filme de carácter propagandístico, realizado por el gobierno mexicano, que pretendía glorificar el reparto agrario cardenista y pintaba a los hacendados no sólo como acaparadores de tierras, sino como personajes absolutamente malvados. Como muestra de la importancia concedida por el gobierno a este proyecto (y a otros, que supuestamente serían filmados después), cabe mencionar que fue designado su productor ejecutivo el ex presidente Emilio Portes Gil, quien aparece precisamente al centro de la fotografía superior.

El Hotel de Diligencias de la hacienda de Arroyozarco, como estaba en 1995.

Sin embargo, este mensaje de revolucionario y agrarista no agradó al público y la película resultó un absoluto fracaso en taquilla, en contraste con otros filmes contempóráneos de tema revolucionario como "Vámonos con Pancho Villa", de Fernando de Fuentes. Es más, el verdadero éxito de la época fue la película "Allá en el rancho grande", que ignoraba del todo en su argumento la reforma agraria, pese a que se ubicaba en la actualidad mexicana. En los años posteriores, la filmación de numerosas películas de carácter rural en las que aparecían todavía patrones y peones confirmaría que el público prefería revivir en el cine los tiempos de las haciendas por encima de las historias de ejidos y campesinos sublevados.


FICHA TÉCNICA.

Título: Judas
Producción: REMEX, S. C. L.
Dirección: MANUEL R. OJEDA.
Argumento: Gustavo Villatoro, adaptación: Manuel R. Ojeda.
Año de producción: 1936.
Fotografía: Alex Phillips.
Música: Raúl Lavista.
Sonido: Roberto Rodríguez.
Escenografía: José Rodríguez Granada.
Edición: Manuel R. Ojeda.
Intérpretes: Josefina Escobedo, Carlos Villatoro, Víctor Urruchúa, Manuel Buendía,
Victoria Blanco, Carlos López Chaflán, Consuelo Segarra, Arturo Manrique Panseco,
Esther Fernández, Max Langler.
Filmada a partir del 4 de mayo de 1936 en los estudios México-Films. Estrenada el 4 de septiembre de 1936 en el cine Rex.

lunes, 17 de agosto de 2009

La cotidiana violación de la Ley en Aculco

Fotografía de la "Casa del Volcán" (del siglo XVIII), una de las edificaciones más notables de la Plaza de la Constitución de Aculco, tomada el 9 de agosto de 2009.


DEL BANDO MUNICIPAL DE ACULCO:

ARTÍCULO 131.- Queda estrictamente prohibido expender productos de cualquier tipo y clase en las banquetas y vías publicas. A los propietarios de comercios se les prohíbe sacar sus mercancías del interior, o colocar prendas de vestir en los exteriores de los comercios, reservar áreas para estacionarse frentes a sus comercios con diferentes objetos obstaculizando la libre circulación peatonal en las banquetas y alterando la imagen urbana. La autoridad municipal puede en cualquier tiempo resguardar la mercancía u objetos en tanto la Oficialía Conciliadora y Calificadora sancione esta infracción al presente Bando.

Mientras las autoridades municipales no hagan nada para que las leyes efectivamente se cumplan, de nada servirá el construir bulevarcitos, arcos de entrada, portales o blanquear fachadas, pensando que con ello se mejora este pueblo.

Pero, ¿qué político se anima a meter en cintura a sus propios votantes?

ACTUALIZACIÓN:

El Ayuntamiento ha cambiado, pero la observancia de la ley continúa igual. Aunque de manera menos ostentosa, se observa en esta imagen del 2 de octubre de 2009 que se siguen sacando las mercancías al exterior de la tienda.

lunes, 10 de agosto de 2009

La Casa de don Epifanio Sánchez

Portada de la accesoria y ventanas de los trojes de la Casa de don Epifanio Sánchez.

Don Epifanio Sánchez Ruíz fue presidente municipal de Aculco en 1925. Procedía de una familia de importante significación en el pueblo desde fines del siglo XIX. Su casa, situada a media carrera de la Calle Hidalgo, en su lienzo sur, era una típica vivienda aculquense: gran portón para el paso de carretas, un par de balcones de cantería en la sala, una accesoria comercial, trojes para el almacenamiento de semillas y pastura sobre las azoteas, patio rodeado por corredores y un gran corral para el ganado.

La casa de don Epifanio Sánchez en la década de 1960.

Ya en manos de su descendencia, el primer signo de la decadencia de esta casa fue la pérdida de su gran portón de madera hacia fines de la década de 1970 o principios de la de 1980. Con el pretexto de ensanchar la entrada para que entraran mejor los automóviles, fue removido y vendido a una persona que lo colocó -nos cuentan- en una casa en Tlalpan, en la ciudad de México. Al mismo tiempo, se ajustaron nuevas dovelas de piedra en los extremos del cerramiento de esta entrada, que aunque realizadas en cantera rosa se les labró descuidadamente, de modo que se advertía inmediatamente que no se trataba de las originales.

Poco tiempo después, las cubiertas de viguería de la sala y otras habitaciones fueron retiraradas para sustituirlas por una losa de concreto.

Una nueva intervención al acceso principal, con el objetivo de permitir que ingresara ahora una camioneta de redilas, hizo desaparecer casi por completo el dintel de piedra de su portada. En esta situación, la casa permaneció hasta hace cerca de un año.

Casa de don Epifanio Sánchez en el año 2000. Obsérvese que la cubierta de viguería fue reemplazada por una losa de concreto que se prolonga más allá del plano de la fachada. Nótese también el deterioro por humedad entre los dos balcones. A la derecha, aparece la portada mutilada del acceso principal.

Al recorrer la calle Hidalgo hace algunos meses, nos pudimos percatar de que, a la vez que las casas de esta vía se mostraban recientemente blanqueadas y con sus portadas pulidas, seguramente como parte de los programas de "hermoseamiento" llevados a cabo por el Ayuntamiento, al ojo atento varios de esos inmuebles aparecían dañados en su integridad constructiva. Era precisamente la situación de la casa que reseñamos esta vez, que había perdido ya la mayor parte de uno de sus balcones.

Fotografía reciente de la casa de don Epifanio Sánchez. Obsérvese que las jambas y dintel del balcón de la derecha han desparecido. Sólo permanecen las ménsulas y la moldura del remate.

El objetivo de esta modificación fue convertir la sección correspondiente de la antigua sala (ahora dividida) en una farmacia. Por supuesto, esto podría haberse hecho de una manera más inteligente, respetando las proporciones y materiales del vano. Pero parece que sacrificar un poco de vista comercial por conservar una casa ya para nadie es importante en Aculco. Son nuevos tiempos. Es, sin duda, para los poseedores actuales de sus edificaciones históricas del pueblo, más importante que llegue el dinero, y sobre todo que llegue rápido. No interesa si, para lograrlo, tiene uno que arrasar con las piedras que cobijaron la vida de nuestros padres, abuelos, bisabuelos...

En fin, estoy convencido de que, algún día no lejano, las generaciones venideras añorarán lo que nosotros hemos destruido y continuamos destruyendo. Seguramente se preguntarán cómo pudimos ser tan estúpidos como para perder ese patrimonio.

ACTUALIZACIÓN, 22 de junio de 2014.

Hacia el poniente, la casa de don Epifanio Sánchez tuvo un anexo con una entrada en arco y dos accesorias en la que por muchos años estuvo instalada una pulquería. El propio don Epifanio vendió esta sección de su propiedad a don Justino Aguilar y más tarde fue derribada, construyéndose en su solar una fea casa moderna de dos plantas, de la que asoma una pequeña parte en la primera fotografía de este post. Por fortuna, hace pocos días encontré una fotografía en la que aparece esta parte desaparecida de la casa don Epifanio Sánchez, probablemente tomada en la década de 1970. Nótese que la accesoria tenía todavía sus puertas abatibles típicas de las cantinas.

ACTUALIZACIÓN, 1 DE OCTUBRE DE 2019:

Agradezco a Joel Becerril Alcántara por las fotos de don Epifanio y doña Anita.