Hay calles de Aculco que parecen siempre haber estado allí y que sin embargo tienen un origen que podemos situar con precisión en el tiempo. Es el caso de la calle llamada Pomoca, que corre desde el Ojo de Agua hasta el santuario de Nenthé y más allá, alcanzando la que se conocía como Milpa del Bondote, hoy parque Estado de México. Su trazo es al principio una franca diagonal hacia el noroeste que luego toma, con cierta irregularidad, dirección al poniente. Se trata de una calle angosta, especialmente en su zona más cercana al centro del pueblo. Más allá debe su amplitud a la reconstrucción de la capilla de Nenthé en la década de 1940, pues se adquieron entonces fracciones frente al templo para desahogarlo un poco.
En los documentos más antiguos, esta vía aparece con los nombres de callejón del Ojo de Agua, callejón de Nenthé o, en ocasiones, simplemente como el callejón que va a Nenthé. Parece que esto últim describía su función casi única hasta principios del siglo XIX: permitir el acceso a la antigua capilla construida en el siglo XVIII en un terreno propiedad de la familia Ramírez. Fue hasta 1826 que su presencia en el entramado del pueblo comenzó a oficializarse y esto sucedió debido a que los propietarios de las fincas que colindaban con el callejón intentarion cerrarlo en alguno de sus tramos en junio de aquel año:
Algunos ciudadanos [...] no hallan por justo el que el callejón de Nenthé, división de las dos casas del finado padre señor don Ignacio Sánchez y del ciudadano Ignacio Zamudio, esté cerrada, y por esto se impida el tránsito que siempre ha sido costumbre y que por esta causa les es gravoso. (1)
Presentada la queja al Ayuntamiento de Aculco a través del síndico procurador, la corporación resolvió a favor del libre tránsito por el punto:
Dictaminamos se les franquée el paso de la calle ya cerrada, abriéndola en los mismos términos que siempre ha estado, sin agrandarla ni disminuarla [sic].
¿Cuando se le cambió el nombre a la calle de Nenthé para bautizarlo como Pomoca? Debió suceder hacia el último cuarto del siglo XIX, cuando casi todas las calles del pueblo recibieron nuevos nombres de personajes de la Independencia y la Reforma. Pero no porque Pomoca haya sido uno de estos héroes, sino que la palabra es el anagrama del apellido de Melchor Ocampo. Fue él mismo quien formó este anagrama y lo usó para bautizar a su fracción de la hacienda de Pateo en Michoacán. Allá en Pomoca, Ocampo fue capturado por el famoso guerrillero Lindoro Cajigas, que lo entregó para su ejecución en Tepeji del Río en 1861. Resulta así una curiosidad que en Aculco tengamos una calle de Pomoca en lugar de una calle de Melchor Ocampo.
El planito de Aculco de 1898 nos muestra la calle ya perfectamente definida en su recorrido de la Plaza del Ojo de Agua hasta un poco más allá de la calle de los Insurgentes, si bien entonces no se había abierto el tramo de la calle de Nicolás Bravo que hace esquina con Pomoca, de modo que el trayecto era entonces de una sola cuadra.
Hacia 1930 la ya nombrada calle de Pomoca seguía siendo en realidad un angosto callejón. Aunque contaba quizá con unas siete u ocho casas, parece que sólo dos de ellas eran habitadas en aquel momento, como muestra el Censo Nacional de ese año. En la marcada con el número 1 vivía el señor Donato Díaz, viudo y comerciante de 52 años, con su hija Paula y las criadas Carmen Díaz y Juana García, de 26, 20 y 25 años, respectivamente. Al lado opuesto de la calle, en el número 5, vivían Pascual (de oficio trapichero, es decir, molinero), Merenciana y Guadalupe, todos de apellido Tovar, de 55, 60 y 35 años.
En la década de 1940 la capilla de Nenthé se reconstruyó pues el templo de tiempos coloniales se había arruinado. La calle de Pomoca se ensanchó entonces frente al nuevo santuario, una ampliación en realidad menor, pero con el cual la calle pasa de los exiguos cuatro metros que tiene en su parte más angosta a unos ocho metros en ese tramo. Aunque el ensanchamiento absorbió sobre todo la orilla de unas milpas apenas cercadas con piedra, también mutiló o destruyó algunas casas cercanas al cruce con la calle de Nicolás Bravo. Una de ellas, aunque arruinada, se mantuvo en pie por muchos años y todavía alcancé a fotografiarla en la década de 1990. Era de dos plantas, construida en piedra blanca revocada y con balcones vacíos en lo alto. Hoy enh su lugar se alzan dos feas casas modernas.
A pesar de cambios, mutilaciones y recrecidos lamentables en algunas fachadas antiguas, la calle de Pomoca continúa siendo un lugar evocador del viejo Aculco.
FUENTES: 1. Archivo Histórico Municipal de Aculco, Estado de México. Fondo: Ayuntamiento. Actas de Cabildo, Volumen 1, Expediente 1, páginas 68-69.
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