
Aculco tiene la particularidad de resguardar, en tres de sus inmuebles históricos, sendos relojes solares de los siglos XVIII y XIX. Uno de ellos, el más elaborado, se encuentra en el Hotel de Diligencias de Arroyozarco (edificado entre 1786 y 1791, aunque el reloj parece ser de hacia 1850); otro, el más rústico, sobre la entrada al atrio de la capilla del pueblo de San Pedro Denxi, y el tercero, del que hablaremos esta vez, en el claustro del antiguo convento franciscano de San Jerónimo Aculco.
Si resulta notable la existencia de tres relojes de sol en un pueblo pequeño como Aculco, lo es más quizá su calidad, pues sin duda el de la parroquia de Aculco se cuenta entre los más hermosos relojes de sol dieciochescos construidos en toda la Nueva España.
Técnicamente, es un reloj del tipo meridiano, vertical, y consta de tres partes principales:
-El cuadrante, bloque cuadrangular de piedra con una cavidad en forma de medio cono trunco (troncocónica). En su borde semicircular se grabaron las cifras romanas de las horas del día, con el XII al centro. Al fondo de la cavidad surge el gnomon o estilete, varilla que proyecta su sombra sobre el cuadrante para marcar las horas.
-El pedestal, bloque también cuadrangular con una guardamalleta labrada al frente, sobre la que se talló la fecha de construcción del instrumento: "30 de abril de 1789 años", meses antes de que estallara la Revolución Francesa.
-El remate, que toma una forma de cabecera semicircular que complementa el círculo descrito por la cavidad del cuadrante y brinda unidad al conjunto. Lleva por adornos los relieves de una cruz sobre su pedestal al centro, y a los lados los monogramas de María y Jesús.
Aunque para 1789 había sido fundada ya en la cuidad de México la Academia de San Carlos y en el cercano Arroyozarco se construía el nuevo Mesón por arquitectos miembros de esa academia, el reloj de sol de Aculco es todavía ajeno a la "nueva" modas artística neoclásica y se adscribe todavía al barroco, como bien muestra su guardamalleta.
El reloj de sol fue colocado en uno de los contrafuertes del templo parroquial, mirando hacia el sur, lo que permite el mayor número de horas de iluminación solar y puede ser visto desde el claustro (aunque se le ve también desde el exterior del antiguo convento, en espcial desde la Plaza Juárez). En el año de su construcción era cura de Aculco don Luis José Carrillo, que lo fue por muchos años al final del siglo XVIII, y de quien se decía que era "tan aplicado al culto divino que hace algunos años que sólo toma de sus derechos para su precisa manutención, y todo lo sobrante lo ha aplicado para la reedificación de su iglesia, construyendo colaterales a sus expensas y solicitud" Seguramente el reloj formó parte de esas obras, que incluyeron también la actual campana mayor (de 1788).
Hoy, el interesante reloj de sol de la parroquia de Aculco está a punto de cumplir 220 años de existencia. Sirva este texto para que su "cumpleaños" no pase desapercibido.
Copia moderna del reloj de sol de la parroquia de Aculco, que se encuentra en la llamada Casa de Hidalgo. En lugar de la fecha del reloj original, lleva la de 11 de noviembre de 1810 en relación con la estancia de don Miguel Hidalgo y Costilla en ese inmueble, que sin embargo no ocurrió entonces, sino entre los días 5 y 7 de aquel mes y año.
ACTUALIZACIÓN 24 de octubre de 2011: Arriba, el reloj de sol entre el almenado de la parroquia en 1838, antes de la construcción de la bóveda y la cúpula del templo. Abajo, una vista parecida del reloj de sol desde el atrio parroquial en 1974.
Fachada suroeste del Jacal de Ñadó. Nótense los grandes guardacantonces en el acceso del muro perimetral, el portal destechado, la portada tapiada y los grandes hoyos en su tejado.
Interior del Jacal. Los grandes pilares de sillería de unos ocho metros de altura que dividen las naves se apoyan en basas de piedra maciza (al parecer, recinto). Obsérvese al fondo la portada con cerramiento curvo tapiada con sillares del propio edificio.
Otra vista del interior.


Capilla del pueblo de Santa María Nativitas. Sus volúmenes son muy semejantes a los de la parroquia de Aculco, no así su decoración que muestra una última renovación neoclásica de mediados del siglo XIX.
Cruz atrial de Santa María Nativitas, caras sur y oriente.
La cara poniente de la misma cruz atrial.
La cruz, "restaurada".
La capilla en su estado actual. Todas ellas fueron cerradas con rejas en la década de 1980, debido a que eran usadas con frecuencia como excusados. A través de una puertecilla bajo el arquitrabe de esta capilla, se tiene acceso a la escalera de la torre del reloj municipal
Capilla posa noroeste como estaba a principios de la década de 1960. Nótense los restos de encalado en la piedra y, al fondo, los arcos invertidos del muro del atrio, medio cegados por el edificio del portal de las carnicerías, construido a principios del siglo XX.
Capilla posa noroeste en su estado actual. Obsérvese que los arcos invertidos del muro del atrio fueron cercenados en la remodelación de 1974. Nótense también las piedras con relieves en forma de óvalo, procedentes de sepulcros desaparecidos que estaban en el atrio, colocadas como remate de los elementos en forma de S.
La capilla posa noroeste es quizá la más bella y mejor labrada. Sus capiteles difieren del resto de las capillas, pues muestran róleos al lado de palmas o acantos semejantes a los de las otras. Ésta es la única que muestra huellas de haber tenido una puerta, pues sus columnas presentan una acanaladura presuntamente realizada con ese fin.
No sabemos si quedaría algún resto de la capilla posa sureste original, pero en la década de 1950 los padres agustinos, entonces a cargo de la parroquia, decidieron completar el conjunto de capillas posas con la construcción de la faltante. Como se puede ver, al mismo tiempo que buscó asemejarse en estructura, dimensiones, etc., sus relieves y la estereotomía de sus canteras son de mayor precisión, lo que permite distinguirla de las antiguas.
Capitel visigodo de Recópolis.
Capitel visigodo de Segóbriga.
La entrada poniente del atrio hacia la Plaza de la Constitución ofrecía un aspecto muy semejante a éste (que corresponde a la entrada norte) hasta el año de 1974, cuando fue destruida. Junto a aquella entrada se encontraba la lápida desaparecida.
En esta fotografía se observan los restos del machón original de la entrada poniente del atrio, con la casa del Portal de la Primavera adosada a él. Esta casa, del siglo XIX, originalmente no contaba con la segunda planta, por lo que dejaba visibles los arcos invertidos de la barda atrial (ahora perdidos) y el remate neoclásico que adornó ese machón.
Este es el aspecto que muestra actualmente la entrada poniente del atrio. Por darle mayor vista a la fachada de la parroquia desde la plaza, el acceso ha perdido todo su interés artísticio, histórico y epigráfico.
Primer sepulcro del padre Canal, en el Panteón Municipal. Sus restos se encuentran actualmente en la parroquia.
Vista general de la casa del padre Canal. Nótense las ventanillas de las trojes que se ubicaban encima de las habitaciones.
Acceso principal a la casa.
Puerta de entrada al antiguo corral, sobre la calle de Matamoros.
Vista de la calle José Canal hacia el poniente. En su trazo original, abarca sólo una cuadra entre la calle de Matamoros y la calle Juárez.
La calle José Canal se prolonga, hacia el oriente, a terrenos que hasta mediados del siglo XX eran solamente milpas y en los que ahora se encuentra el Hospital Concepción Martínez.
La casa después de la Remodelación de Aculco efectuada en 1974.
Así se veía la fachada principal de la casa en los años 60, poco antes de que fuera modificada.